Entres los muros del Palacio de la Zarzuela se han vivido, de una u otra manera, tres momentos que han cambiado la historia de la Corona -y, en buena medida, de España: el Golpe de Estado del 23F, la abdicación de Juan Carlos I y la renuncia de Felipe VI a su herencia personal -eliminando, a su vez, la asignación oficial (194.232 euros durante 2018) al propio Juan Carlos I.
Esto último se produjo en una tensión creciente, con el Emérito haciéndose el 'harakiri' a través de un comunicado de la Casa Real emitido este domingo por la tarde y con la cúpula del Palacio Real recordando, en sus reuniones, aquel triste episodio del Golpe de Estado. Según ha sabido EL ESPAÑOL, Juan Carlos I insistió, con toda España confinada, en que se destacaran al menos los tres puntos siguientes que reproducimos:
1. Que de las dos Fundaciones (Lucum y Zagatka) anteriormente citadas (en el comunicado) en ningún momento (Juan Carlos I) facilitó información a S.M. el Rey (las dos fundaciones, según The Telegraph, habrían sido creadas para administrar 100 millones en forma de donación para Felipe VI).
2. Que ha designado para su representación al Abogado D. Don Javier Sánchez-Junco Mans que, en el ejercicio del derecho a la defensa, será a partir de este momento quien proceda a dar cuenta públicamente de las informaciones que le puedan afectar y se consideren procedentes.
3. Que, tras su abdicación en junio de 2014, el 27 de mayo de 2019 anunció que en junio de ese año ponía fin a toda actividad institucional u oficial, retirándose completamente de la vida pública.
De estos tres puntos, Juan Carlos I quiso poner especial énfasis en el primero. El Monarca quería, por el bien de la institución, que toda posible responsabilidad cayera (y caiga) sobre él y no sobre su hijo. De hecho, fue el propio Emérito el que convenció a su equipo -que no le daba tanta importancia- de la necesidad de resaltarlo. Su intención era que quedara claro que nunca le contó nada a Felipe VI de este tema.
Con los otros dos puntos, lo que quiso mostrar Juan Carlos I es que, a partir de ahora y desde el pasado mes de junio, todo lo que haga y lo que le ocurra a partir de ahora será cosa suya y de su abogado, que la Casa del Rey queda al margen de todos sus problemas -como quería y pretendía, por otro lado, el equipo de Felipe VI.
Tensión en Zarzuela
Este domingo no fue un día tranquilo en la Casa Real. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, antes de enviar el comunicado, se produjeron varias reuniones de la cúpula mayor de la Zarzuela dentro de los despachos del complejo situado en El Pardo. Todos eran conscientes de que el anuncio se iba a producir en el peor momento posible por la situación que vive España.
De hecho, aunque se llevaba tiempo barajando adoptar este tipo de medidas, justo desde el pasado 12 de abril de 2019, cuando el Monarca acudió al notario para manifestar que desconocía cualquier dinero que tuviera su padre en paraísos fiscales, no se había hecho en pos de elegir correctamente el momento. Sin embargo, las últimas informaciones de The Telegraph han acelerado todo. Felipe VI no quería dejar ni un resquicio a la duda sobre su persona. Tenía miedo de que si no reaccionaba la sombra de su padre sobre él fuera perenne.
Felipe VI ha decidido tomar medidas para evitar que otro virus se colara entre las rendijas del Palacio de la Zarzuela. Llevaba mucho tiempo dándole vueltas, tratando de calcular cuándo y cómo hacerlo, el tema llevaba trasegando por las habitaciones de la Casa Real desde el 21 de marzo de 2019, cuando el tabloide británico, por medio del despacho de abogados Kobre&Kim (el que defiende a Corinna), informó de que el Rey aparecía como titular de una cuenta bancaria en la fundación offshore llamada Lucum, donde se ingresó una donación de 65 millones de euros desde Arabia Saudí para su padre.
Ese fue el motivo por el que Juan Carlos I anunció su jubilación anticipada el 27 de mayo, varios meses después de conocerse la información, despidiéndose de la vida pública el 2 de junio, en la tradicional corrida de San Fernando, en Aranjuez, donde se rinde homenaje a su madre, María de las Mercedes de Borbón. Allí, pasó a ser Emérito, limitándose tan solo a participar en actos privados y exento de citas oficiales. De alguna manera, en la Casa Real se cercó al monarca en un cordón sanitario que se acentúa a partir de ahora.
Por qué este abogado
La elección de abogado tampoco ha sido casual. De hecho, ha requerido el consenso de ambas partes. Juan Carlos I se ha decantado por el fiscal anticorrupción en excedencia Javier Sánchez-Junco, muy famoso en la década de los noventa por encabezar la causa contra Mario Conde en el caso Banesto. Precisamente, el propio Mario Conde siempre estuvo muy vinculado a la Casa Real. Por un lado, con Don Juan, el padre del Emérito, al que pagó toda la asistencia sanitaria en la clínica de Navarra. Y, por otro lado, como consejero económico del propio Juan Carlos -confirmando aquello de que nunca ha elegido bien a sus consejeros.
Por todo eso, Sánchez-Junco será ahora el que dé cuenta pública de cualquier información que le pueda afectar al Emérito. Su despacho, fundado en 2001, está especializado en “en el asesoramiento de empresas y particulares en el ámbito socio-económico” y en “la defensa jurídica en el ámbito del derecho penal-económico”.
Entre sus clientes más 'ilustres', Javier López Madrid, yerno de Juan Miguel Villar-Mir, que, en pleno escándalo de las tarjetas black, en otoño de 2014, y fruto de su buena relación con Felipe VI y Letizia, con la que practicaba yoga, recibió un mensaje de apoyo de la Reina: "Te escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de LOC [revista de El Mundo] y ya sabes lo que pienso Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso compi yogui (miss you!!!)".
Aquellos mensajes trataron de ser borrados por el propio López Madrid entonces, pero fueron recuperados por la Guardia Civil. No obstante, el yerno de Villar-Mir no es el único 'ilustre' defendido por Sánchez Junco. En el caso Lezo, interviene como codefensor de Martín de Nicolás y en la pieza del caso Tándem -referida al BBVA- como abogado de Eduardo Arbizu.
Juan Carlos lo habría elegido a él, según ha podido saber EL ESPAÑOL, por recomendación de su amigo y consejero en temas legales, José Manuel Romero Moreno, Conde de Fontao, que forma parte de su corte gallega cuando se marcha a Sanxenxo. Una corte que también cuenta con otros amigos como Pedro Campos, sobrino del expresidente Calvo Sotelo; y en la que han estado presentes José Cusí, presidente del Real Club Naútico de Sanxenso y armador del Bribón; el banquero venezolano propietario del gran banco gallego, Abanca, Juan Carlos Escotec; el banquero gallego Francisco Botas, vinculado a la misma entidad; o el economista César Elízaga.
Pero, de entre todos estos, José Manuel Romero Moreno ha sido el que le ha aconsejado de que contrate a este letrado para enfrentarse a una compleja investigación en Suiza —sobre la que la Audiencia Nacional ya ha pedido también detalles—. Los investigadores del país helvético siguen la pista a cerca de 100 millones de euros ingresados en una cuenta y que, según Corinna Larsen, se corresponden con una donación que el Emérito le habría hecho. Además, el diario inglés The Telegraph ha publicado este fin de semana que el antiguo jefe del Estado creó dos fundaciones para administrar ese dinero y que Felipe VI consta como beneficiario. Información que ha propiciado el consiguiente comunicado de la Casa Real.