Puede que la promoción de 1987 de Medicina de la Universidad de Zaragoza sea la que pase a la historia reciente de nuestro país. No sólo porque en ella estaba la flamante consejera de Sanidad de Aragón, Sira Repollés Lasheras, sino porque, dentro de su grupo de amigos, y no sólo de carrera, estaba el epidemiólogo y director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón.
Pero no sólo en aquellas aulas coincidieron ambas figuras, a cuya orla de graduación ha tenido acceso este periódico. El escenario de su infancia es el mismo: el pequeño Poblado de Pescadores de Caspe, situado a algo más de una hora en coche de Zaragoza, en pleno Bajo Aragón.
En este pequeño núcleo, una urbanización algo alejada del centro del municipio -de apenas nueve mil habitantes-, se criaron felices, verano tras verano, los Simones. Y no sólo ellos, sino también los Repollés. Fernando y Sira -ambos nacidos en Zaragoza, ambos de 1963- formaban parte de la misma pandilla estival. “Se han criado en la misma piscina”, ríen fuentes de su entorno en conversación con EL ESPAÑOL.
Compañeros de veraneo
Así, los caminos de ambos se separaron tras esa foto de su orla, cuentan las fuentes a este diario. Sira optó por la ginecología después de su paso por la universidad pública. Fernando, como es por todos sabido, se decantó por la epidemiología. Pero, coronavirus mediante, se han vuelto a cruzar. Lejos de las aulas y el agua de sus veranos, con miles de vidas dependiendo de sus decisiones.
Quizás, por eso, las reuniones que ahora habrán de mantener de manera semanal gocen de una mayor cuota de confianza. Porque han compartido más de una década el uno al lado del otro, aunque, según rememoran amigos cercanos de Simón, no era una miembro habitual del grupo.
Todo tuvo su origen a principios de los años setenta. Concretamente, en 1969. Fue cuando se construyeron los primeros chalés a orillas del mar de Aragón. Uno por familia, pero lejos de lujos y ostentaciones: poco o nada que ver con una urbanización tal y como la conocemos hoy.
Familias paralelas
Los Simones aterrizaron en Caspe por el trabajo de su padre, el reputado doctor Antonio Simón, que se hizo cargo del psiquiátrico de la zona, dependiente de Diputación Provincial. Fernando tiene tradición sanitaria familiar, sí, pero su colega vive una situación similar pero desde una óptica política.
Los Repollés enraízan de manera más profunda con la localidad. Siempre ligados al PSOE, el abuelo de Sira fue uno de los redactores, como secretario local, del primer Estatuto de Autonomía de Aragón de 1936, pero cuya tramitación fue abortada por la guerra civil.
No sólo se queda ahí: su padre, Florencio Repollés Julve, fue concejal de Caspe y presidente de la Diputación de Zaragoza desde 1983, y falleció en el cargo, en 1986. Del mismo modo, su hermano, también llamado Florencio, fue concejal y alcalde del municipio, así como diputado provincial. Todos, como ella, socialistas.
También la tragedia marcó a Sira, como a su amigo Fernando Simón. Ella perdió a su padre de bien joven, y, posteriormente, a su hermano. Él sufrió la muerte de su madre, a causa de un cáncer, a una edad muy temprana. Pero ambos se apoyaron en los suyos, puesto que son miembros de familias numerosas.
Las familias de ambos mantenían -y continúan teniendo- una relación muy estrecha. Es habitual ver a la madre de Repollés y al padre de Simón, que ya residen únicamente en Caspe en verano, y hacen vida habitual en Zaragoza, en conciertos matinales los fines de semana, disfrutando de las comodidades que ofrece la capital aragonesa.