Le dicen la rebelión de los ricos, porque su epicentro se está dando en el corazón del barrio de Salamanca, la zona adinerada por antonomasia del centro de Madrid. Salen cada día con las cacerolas, a protestar por la gestión del gobierno, por la prolongación del estado de alarma y hasta por no poder ir a misa. Se concentran en la calle Núñez de Balboa, en la esquina con la calle Ayala y abundan los paraguas rojigualdas y las mascarillas con la cruz de los carlistas. Y cada día son más.
Aunque no aparezcan las siglas de ningún partido de forma implícita, sí que podemos determinar cuál es el color político de los manifestantes. Porque los que se vienen concentrando tarde tras tarde son los vecinos de esa zona. Y con los datos electorales en la mano, no hay otra interpretación posible: en ese área, el Partido Popular y VOX arrasan.
En el entorno de la calle de Núñez de Balboa hay un total de 13 colegios electorales, y solamente en dos de ellos bajó el PP del 50% por ciento de los votos. Pero en el tuétano de esta revuelta, que está casi en el centro geográfico de la calle, hay tres colegios donde las dos formaciones políticas de derechas arrasan: en los tres colegios, PP y VOX suman el 84% de las papeletas escrutadas.
Arde la calle
“Cuando la gente salga, lo de Núñez de Balboa va a parecer una broma”, advertía Isabel Díaz Ayuso (PP), presidenta de Madrid, refiriéndose a las concentraciones que se vienen dando en el centro de esta calle. Hace suyas de algún modo estas protestas, que tienen como objetivo principal al gobierno central. Nadie sale aquí a protestar por la gestión de Almeida en el Ayuntamiento ni por la de Ayuso en la Comunidad. Cacerolas, gritos y gente aporreando las señales.
El icono de esta revuelta es precisamente un señor que golpeaba una de ellas con lo que parecía ser un palo de golf. Las imágenes corrieron como la pólvora y le valieron un apodo en redes sociales: el ‘Pijo Mantecas’, rememorando así al ‘Cojo Mantecas’, un manifestante que en las protestas estudiantiles de Madrid en los años 80 usaba una de sus muletas (le faltaba una pierna) para destrozar el mobiliario urbano. Finalmente, el palo de golf no era más que una escoba, lo que le quitó gran parte del glamour.
Arde la calle, y esta vez no es “al sol de poniente”, como cantaba Radio Futura. Esta vez es en el centro mismo del país; los vecinos están movilizados a través de una organización llamada Resistencia Democrática de España, una organización que asegura no tener vínculos con ningún partido político. Sin embargo, los ciudadanos de esa zona han respondido a la llamada de forma masiva. Y su orientación política nos la dicen las urnas. En EL ESPAÑOL hemos analizado los datos de las últimas elecciones generales de los tres colegios electorales dispuestos en la zona más caliente de Núñez de Balboa, y esto es lo que se votó:
Los datos
En los tres colegios, la suma de porcentajes de votos de PP y VOX es idéntica: ambos acaparan el 84 por ciento de las papeletas. Y en uno de ellos, el PP bate su récord de porcetaje de todo el barrio de Salamanca. Es un colegio que agrupa 6 manzanas en el barrio y que va desde la calle Velázquez hasta Príncipe de Vergara. Su censo es de 1.072 personas Ahí, los populares obtuvieron un 62% de los votos. La segunda fuerza fue VOX (como en el resto de los centros electorales del barrio), que se hizo con el apoyo de un 22% de los votantes. La suma de ambos: 84%. Le sigue muy de lejos el PSOE, con el 6%, Ciudadanos con el 5%, 3% para Unidas Podemos y cierra con un 1% Más País, la formación de Íñigo Errejón.
Justo debajo (en dirección a la calle de Alcalá), encontramos un colegio electoral en el que estaban citados a las urnas 1.435 vecinos de, entre otros, las calles Núñez de Balboa y Ayala. Es, como hemos dicho antes, el auténtico centro de la revuelta. El lugar en el que más retumban las cacerolas. Aquí, los resultados de los últimos comicios son casi calcados al anterior colegio: el PP barrió, obteniendo un 61% de los votos. Le sigue VOX, con un 23%. Es decir: los mismos porcentajes, pero con la formación de Abascal arrebatándole un punto a los de Casado. Y la misma suma entre ambos: 84% de las papeletas. Aquí el tercer partido más votado ya no es el PSOE, sino Ciudadanos, que se ganó la confianza del 7% de los electores. Van después los socialistas con un 5%. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón se reparten el 4% restante: 2 para cada uno.
Eso, en la acera de los pares. Justo enfrente hay otro colegio que agrupa a los electores que viven en la calle Núñez de Balboa entre las calles Juan Bravo y Ramón de la Cruz. Es el más grande del barrio, donde votan 1.465 personas. Entre ellos, algunos vecinos de la calle Serrano, la milla de oro comercial de Madrid. Para muchos, el buque insignia del barrio. Allí, el PP también se impone con rotundidad, aunque pierda un poco de apoyo con respecto a los otros colegios analizados y obtenga “sólo” el 57% de los votos.
¿Dónde van esos votos? Seguro que al PSOE no, que sigue aquí abonado al 7%. Le sigue Ciudadanos con un 6% y cierran Más País (1%) y Unidas Podemos, que toca fondo aquí con otro 1%. Es evidente que aquí el subidón es de VOX, que obtiene en esa zona un 27% de los votos, siendo el segundo mejor porcentaje para la formación en el barrio de Salamanca. Así, 57% del PP y 27% de VOX vuelven a sumar la mágica cifra del 84%.
Solamente hay un colegio electoral donde los de Abascal sacan mejor resultado, y es precisamente el que está debajo de este último. Uno cuarto colegio ubicado en el corazón de las revueltas, en el que también votan vecinos de la calle Núñez de Balboa y de la calle Ayala. Allí se citaron a las urnas a 545 personas, de las cuales la mitad (50%) votaron al PP, y el 31% confió en VOX.
Manifestación con distancia
Hay más gente protestando en las calles de las que se imaginaban los mismos organizadores, que han acabado rogando al resto de manifestantes que se cumplan unas normas de distanciamiento físico, para evitar posibles contagios por coronavirus. Podría parecer una contradicción, manifestarse (entre otras cosas) para que se levante el confinamiento pero pedir normas de prevención contra el coronavirus. Podría parecer una contradicción y probablemente lo sea.
Por su parte, la improvisada rebelión sigue sirviendo de terreno de confrontación para que políticos de gobierno y oposición disputen allí sus contiendas personales Pablo Echenique calificó en su cuenta de Twitter las protestas de ridículas y habló de “clase alta golpeando señales de trafico con palos de golf y cucharas de plata”. El alcalde Almeida le contestó recordándole que Echenique también vive en Salamanca, aunque este extremo no es del todo cierto. Si bien Echenique reside en el distrito de Salamanca, su casa está en el barrio de Guindalera, que está al lado, pero el perfil de sus residentes es notablemente bastante más humilde que el de Salamanca. Un barrio en el que, en su origen, residía el personal de servicio de las familias más pudientes del barrio rico de al lado. Muchos de ellos llegaron de Aragón, donde era habitual plantas guindos en los jardines. De ahí el nombre del barrio en el que reside Echenique y que, aunque comparta distrito con el de Salamanca, no es el mismo.
En Guindalera no se concentran a protestar en la calle, como sí sucede en Núñez de Balboa, donde los críticos al gobierno siguen reuniéndose cada tarde, con banderas de España hasta en las mascarillas, y advirtiendo de que cada día son más los indignados con la gestión de Sánchez. Este barrio es, según dicen sus urnas, el bastión de la derecha española en Madrid. Y en esta crisis ha conseguido otra imagen que parecía imposible: a los conservadores saliendo a la calle para aporrear mobiliario urbano contra un gobierno en el que está, entre otros, Pablo Iglesias, el principal impulsor de las protestas callejeras desde que se metió en política. No cabe la pregunta de si este virus nos va a cambiar a todos: en Núñez de Balboa, la revolución pija ya lo ha hecho para siempre.