‘Cobi’, el coronel peleón: Diego Pérez de los Cobos, el guardia civil que a los 28 años se plantó ante Roldán
Su madre no quería que entrara al cuerpo, pero él pronto supo que era su vocación. Con su destitución esta semana el ministro Grande-Marlaska ha hecho estallar la tercera gran crisis en la historia de la Benemérita.
30 mayo, 2020 03:09Noticias relacionadas
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El exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán dio un respingo en el sofá de su casa este pasado lunes al leer en la prensa el nombre de Diego Pérez de los Cobos. En ese momento le vino a la mente aquel roce que tuvo con él hace ya casi tres décadas, cuando el ahora coronel recién cesado era un teniente de 28 años a punto de casarse con su novia, la hermana de un compañero del cuerpo. Mira que Roldán lo había visto decenas de veces en televisión el año pasado durante el juicio del procés, pero no fue hasta esta semana cuando recordó aquella anécdota.
“Sería el año 91 o 92”, explica el propio Roldán en conversación telefónica con EL ESPAÑOL. “Yo tuve el honor -comenta con ironía y entre risas- de ser el primero al que Pérez de los Cobos le dijo ‘no’. Luego, aquel joven teniente recapacitó y me pasó la información que le requerí [más adelante verán que no fue así]. No tuvo mayor trascendencia ni yo se la di, pero me llevé la impresión de estar ante un hombre íntegro hasta el extremo, tanto como para negarle el nombre de un posible confidente del entorno de ETA a su máximo superior en la Guardia Civil”.
Casi 30 años después, la nueva directora del Instituto Armado, María Gámez, de nuevo ponía en una tesitura similar a Pérez de los Cobos, ya convertido en coronel y a un paso de ascender a general. Gámez quería saber el contenido del informe enviado por la Policía Judicial de la Guardia Civil a la magistrada del Juzgado de Instrucción 51 de Madrid tras la investigación penal abierta por la manifestación del 8M.
"Es una investigación delicada para el Gobierno y tenemos que conocer lo que la Guardia Civil está entregando a la jueza”, le dijo Gámez al coronel, según las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL. Él contestó que la ley prohíbe que la Policía Judicial entregue el contenido de la investigación a cualquiera que no sea el juez.
"Ni yo, que soy el superior de esos agentes que trabajan como Policía Judicial para [la jueza] Rodríguez-Medel, debo saber qué investigan. ¿Cómo puedo informar de algo que desconozco?", añadió Pérez de los Cobos, de quien dependía el grupo investigador ya que ocupaba la jefatura de la Comandancia de Madrid.
Gámez le dijo entonces que estaba cesado por “no articular los mecanismos adecuados para que el Ministerio esté informado”. La directora del cuerpo -un cargo político- le explicó que la decisión había sido tomada por la “cúpula del Ministerio" del Interior.
De crío, Diego Pérez de los Cobos siempre fue más travieso que su hermano mayor, Francisco. Lo mismo era capaz de tirarle piedras a los pájaros que se ponía a corretear por la Placeta Ortega de Yecla, donde su padre, el pediatra Antonio Pérez de los Cobos Cuadrado, recibía a sus pacientes en la consulta que habilitó en su casa.
“Paco era más casero y estudioso. Diego, más vivaracho y alegre”, recuerda María Dolores Orihuel Gasque sobre el carácter dispar de sus dos hijos. A sus 95 años, a esta madre le invade el “orgullo” por todo lo que han conseguido Francisco Pérez de los Cobos Orihuel -presidente del Tribunal Constitucional de 2013 a 2017- y su hermano Diego -jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid hasta su cese el pasado domingo-.
“Yo no quería que Diego fuera guardia civil. Le decía de broma: ‘Diego, hazte arquitecto que de pequeño hacías casitas’”, explica María Dolores sin poder contener la risa. En aquellos años de adolescencia, a Diego le llamaban ‘Cobito’ y ‘Dieguito’ en su grupo de amigos. Era un diminutivo cariñoso para un joven que era un portento haciéndose largos en la desaparecida piscina de Los Rosales y al que también le encantaba jugar al tenis y hacer largas caminatas por el monte Arabí.
“Antes de acabar Bachillerato, Diego me dijo: 'Mamá, ya me he decidido. Quiero ser militar'”, explica María Dolores. De esa forma, el pequeño de la casa, en 1981, después de acabar sus estudios en el instituto Azorín de Yecla, hizo la maleta para ingresar en la academia militar de Zaragoza. “Estuvo un año preparándose para superar las pruebas", recuerda su madre.
Esta semana, con el cese de Pérez de los Cobos estallaba la tercera gran crisis en la historia reciente de la Guardia Civil. Tras el intento de golpe de estado del 23F a manos de Antonio Tejero (1981), la propia corrupción de Roldán -condenado en 1998 por malversación de fondos públicos, cohecho, fraude fiscal y estafa tras apropiarse de 435 millones de las antiguas pesetas procedentes de los fondos reservados y de otros 1.800 en mordidas-, ahora la polémica llegaba a través de la mano oscura de la política.
Un ministro, Fernando Grande-Marlaska, se interesaba por el contenido de un informe al que la propia jueza protegía con celo. A su vez, Grande-Marlaska desataba una purga sin precedentes en la cúpula de la Guardia Civil.
La amistad con Rubalcaba
Esa decisión que Diego Pérez de los Cobos tomó al finalizar COU de iniciar carrera militar en Zaragoza no fue la única ocasión que pilló en fuera de juego a sus padres, relata un vecino de Yecla muy amigo de la familia. “Cuando le tocó elegir arma [entre Ejército o Guardia Civil] para sorpresa de sus padres eligió irse a la Guardia Civil. Quiso irse al norte de España para estar en primera línea en la lucha contra el terrorismo de ETA”.
Este vecino de Yecla achaca esa decisión al carácter aguerrido que siempre mostró Diego Pérez de los Cobos frente a la tendencia a escribir poesía de su hermano mayor. “Paco era el intelectual de los hermanos y Diego, el impetuoso”, dice.
Durante sus primeros años en el País Vasco, el coronel cesado tomaba muchas medidas de seguridad cada vez que bajaba a tierras murcianas a ver sus padres. Una de ellas era cambiar las placas de matrícula de su coche para dar esquinazo a los etarras que le tenían en la diana. “Su madre le ponía velas a todos los santos porque eran los años del plomo de ETA”.
- María Dolores, ¿qué recuerda de los primeros años en los que su hijo luchó contra ETA?- pregunta un reportero de EL ESPAÑOL a la madre de Diego Pérez de los Cobos.
- Cuando se fue al País Vasco sufrimos mucho su padre y yo.
La carrera de Diego en el Instituto Armado trajo quebraderos de cabeza a sus padres, pero también buenas noticias a nivel familiar. Diego Pérez de los Cobos conoció a su mujer, Graciela, que era hermana de un amigo de una promoción anterior de la Guardia Civil. El noviazgo acabó en el altar y el matrimonio tuvo tres hijos. Paloma, Diego y Graciela.
- ¿Cómo lleva su hijo su cese como jefe de la Comandancia de Madrid?
- Diego está tranquilo, me ha llamado por teléfono y me ha dicho que no me preocupe. Estoy harta de la política. Yo no quiero opinar porque no quiero meterme en política a mi edad. He vivido la Guerra Civil y ahora esto es una segunda guerra peor.
- En todos estos años su hijo ha tenido la oportunidad de trabajar para ministros del PSOE y el PP, como Alfredo Pérez Rubalcaba o Jorge Fernández Díaz. ¿Qué le contaba de ellos?
- Mi hijo le tenía un gran aprecio a Rubalcaba y, a su vez, el ministro se lo tenía a Diego. Mi hijo me contaba que el ministro era una persona excelente, buena y muy inteligente. Cuando murió Rubalcaba, su esposa le dijo a Diego: 'Mi marido te apreciaba'.
El encontronazo con Roldán
Pero volvamos a aquellos primeros años de la década de los 90 del siglo XX. Aunque Roldán asegura a este periódico que Pérez de los Cobos le dio el nombre de aquella fuente -“un periodista cercano a Herri Batasuna (HB)”, el brazo político de ETA, que pedía 30 millones de pesetas y al que se le negó el acuerdo- la historia es bien distinta.
Mayo de 1992. Pérez de los Cobos, entonces teniente a sus 28 años, trabaja en la lucha antiterrorista como jefe del Grupo de Fuentes Vivas, dedicado a tapar (cubrir para evitar que se les descubra) a fuentes que la Guardia Civil tiene en ETA.
Pérez de los Cobos ha conseguido establecer contacto con una persona "de primerísimo nivel" de la banda terrorista. Con “muy buena información” y con “hilo directo” con la dirección de ETA, explican distintas fuentes que conocen los pormenores de los hechos.
Como se ha hecho siempre, una parte de las negociaciones con los confidentes es la 'tabla de pagos': “Tanto dinero si el confidente ofrece un comando de liberados, tanto dinero si es un comando de legales, tanto si es un dirigente”. Aquel soplón le ofrecía a Pérez de los Cobos un comando.
‘Cobito’, tras hablar con su fuente, va a ver a su comandante. Éste le dice que han de valorar la posibilidad de trabajar con aquel confidente con el coronel Ángel López González, quien ya conoce a Diego Pérez de los Cobos porque en la academia militar ha sido su profesor de Información. Una de las enseñanzas que le transmitió fue que "las fuentes son personales e intransferibles".
“Creo que me van a cesar”
El 4 de mayo de 1992, meses antes de aquel verano glorioso para España con la celebración de los Juegos Olímpicos en Barcelona y la Expo de Sevilla, los tres -Pérez de los Cobos, su comandante y el coronel Ángel López- se reúnen en Madrid. El PSOE gobierna España. Roldán, socialista, dirige la Guardia Civil.
El coronel le dice a Pérez de los Cobos. "El nombre de este tipo, yo lo puedo saber, ¿no?". En ese momento, el comandante le echa un capote a Diego. "Mi coronel, no se lo he preguntado ni yo", dice. Ahí se zanja la conversación. Al menos, durante unas horas. Al día siguiente, el coronel Ángel López llama directamente al teniente Pérez de los Cobos y le pide que vaya al despacho del mismísimo director general de la Guardia Civil, Luis Roldán.
Antes de ir, Pérez de los Cobos se pasa por el despacho de su comandante y le anuncia una premonición: "Creo que me van a cesar, porque me van a pedir el nombre y no lo voy a dar". Pérez de los Cobos teme que se vaya a adoptar esa medida porque era absolutamente inusual que un simple teniente fuera a ver al director. Sabe que le van a presionar y que él no dirá nada.
Cuando Pérez de los Cobos se presenta en el despacho de Roldán, éste se encuentra sentado detrás de su escritorio. Pide a ese joven agente que se presente ante él. Cuando lo hace, lo invita a sentarse. El coronel y Pérez de los Cobos se acomodan en los dos butacones que hay enfrente de Roldán. El momento es tenso.
Roldán le dice a Diego Pérez de los Cobos que ha visto la tabla de precios de las fuentes y que le parece bien pagar a esta nueva los 30 millones de pesetas que pide. Pero necesita una cosa: saber quién es ese chivato.
Pérez de los Cobos empieza a divagar: "Esta persona está muy bien situada en el mundo abertzale, tiene muy buena información...". Roldán, molesto, le interrumpe: "Teniente, no le estoy preguntando eso. Le estoy pidiendo nombre y apellidos".
Pérez de los Cobos contesta a Luis Roldán que tiene un compromiso con esa fuente y que no va a revelar su nombre. "No puedo darlo", responde. Roldán se pone como un basilisco y le espeta: "Tenga en cuenta que está hablando con el director". Pero el teniente se reafirma en su negativa de dar la identidad de aquel confidente.
En ese instante, con los ánimos caldeados en el despacho de Roldán, el director del cuerpo y el coronel ordenan retirarse a Pérez de los Cobos. Antes de dejar la estancia, el coronel le dice: "Espérame en mi despacho". Mientras cruza la puerta, Diego Pérez de los Cobos se teme lo peor.
Minutos después, cuando Diego Pérez de los Cobos se ve de nuevo con su coronel en el despacho, éste le dice: "Te mereces dos meses de arresto y un par de hostias. Pero en atención a los servicios prestados sólo vamos a cesarte. Quedas disponible".
Pospone la boda
Diego Pérez de los Cobos llama de inmediato a su novia. Van a tener que retrasar su enlace matrimonial dado que de nuevo ha de concursar internamente para conseguir destino. "Hay que aplazar la boda, me he quedado sin destino, no sé adónde voy a ir". Pero pronto el guión de esta historia va a dar un nuevo giro.
Tras el cese del teniente Pérez de los Cobos, uno de sus confidentes llama a la Unidad de Fuentes Vivas preguntando por el seudónimo que éste suele usar. “Es muy, muy urgente”, dice aquel soplón.
Un compañero pide a Pérez de los Cobos que devuelva la llamada pese a que él ya está pendiente de concursar. Pese a su enfado mayúsculo, Diego llama a su fuente. "Vente para acá ahora mismo [al País Vasco] -le dice-. Me acaban de contactar los de ETA. Es un comando".
Los superiores de Pérez de los Cobos le piden que viaje a tierras vascas. Él les dice: "¡Pero si me habéis cesado!". Aun así, el teniente sube al norte, donde pasa 20 días. Finalmente, la Guardia Civil logra descabezar aquel comando, cuyos miembros son detenidos.
Nacido en Gandía, yeclano de corazón
Diego Pérez de los Cobos se crió en Yecla (Murcia) pero nació en el hospital de Gandía (Valencia). Vino al mundo el 13 de diciembre de 1963. Cumplirá 57 años a finales de 2020. En los años 60 del siglo pasado, su padre, Antonio, pediatra de profesión, se mudó de Murcia a Yecla junto a su esposa, Lola, natural de la citada población valenciana.
Por aquel entonces en Yecla, que linda con las provincias de Alicante y Albacete, no había ni ambulatorio ni centro hospitalario, sólo tres consultas en unos bajos alquilados en la calle San Pascual.
“Paco nació en Murcia (1962) y Diego en Gandía porque en Yecla no había hospital. Como yo soy de Gandía -explica la madre de ambos- pues nos lo llevamos allí. Pero mis dos hijos se sienten yeclanos”.
Ese sentimiento es fruto de la infancia feliz que ambos pasaron estudiando la educación primaria a caballo de los colegios Las Herratillas y La Paz. Luego, cursaron Bachillerato en el Instituto Azorín. Los dos fueron buenos estudiantes, pero hasta en la preferencia por las asignaturas se plasmaba una vez más la diferente personalidad que atesoraban los hermanos: el mayor era más de letras; el pequeño, de ciencias.
El padre de Diego Pérez de los Cobos inculcó a su hijo pequeño la importancia de ayudar a los demás. En su consulta privada en ocasiones recibía a hijos de agricultores con pocos recursos y no les cobraba. El pediatra también fue presidente de la Asociación Española contra el Cáncer de Yecla y organizó numerosas recaudaciones benéficas.
“Diego siempre estaba muy pendiente de sus amigos. Si no tenías dinero para entrar a la discoteca Jumbo, él te pagaba la entrada”, detalla uno de los amigos íntimos del coronel cesado. Eran tiempos de partidas de ajedrez y escapadas en coche a la sierra.
En esas caminatas y en las clases de gimnasia del instituto, Diego siempre mostraba “su espíritu castrense”. También sacaba a relucir una fuerza que contrastaba con su físico de juventud: “Yo le llamaba ‘Cobito’ porque era muy delgado, aunque era muy fuerte”.
Diego Pérez de los Cobos viaja varias veces al año a Yecla a ver a su madre, Dolores, y aprovecha para quedar con sus amigos de la infancia para disfrutar de los arcabuceros de las Fiestas de la Virgen de la Inmaculada y de las carrozas de San Isidro. Diego no faltó a la cena de la promoción 1980-1981 del Instituto Azorín.
Cesado cuando ha de ascender a general
Este pasado domingo, cuando María Gámez le comunicó su cese a Diego Pérez de los Cobos, el coronel al mando de la comandancia de la Guardia Civil de Madrid ya tenía la mente puesta en un próximo ascenso. Sólo faltaba su nombramiento tras ser sometido a deliberación en Consejo de Ministros.
A principios de 2018, Pérez de los Cobos hizo el curso de habilitación para el desempeño de los cometidos de oficial general en la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas, ubicada en Madrid. Allí acudió todas las mañanas durante tres meses. Al tener destino en la capital de España, por la tarde atendía el trabajo de su comandancia.
“Con su brillante trayectoria y su dilatada carrera, con este curso queda sobradamente habilitado para ascender a general”, dice un alto mando de la Guardia Civil. “Pero con este Gobierno ya uno se puede esperar cualquier cosa. Como su nombramiento ha de pasar por Consejo de Ministros, y ahí dentro tiene a mucha gente que no lo mira con buenos ojos, ya no es descartable nada”.
Las distinas fuentes consultadas explican que en aquel curso coincidió con Manuel Sánchez Corbí, el por entonces coronel al mando de la Unidad Central Operativa (UCO), con quien mantiene una buena relación. Ambos esperan desde entonces que se haga efectivo su nombramiento. Son de la misma promoción.
Año y medio después, en agosto de 2019, Corbí fue cesado por el ministro del Interior, Grande-Marlaska, aunque algunas fuentes atribuyen la decisión última a la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella Gómez. En 2008, Sánchez Corbí había salvado a Marlaska de ser asesinado por ETA.
Sea como fuere, con la destitución de Corbí comenzó la purga entre la cúpula del Instituto Armado. Corbí presentó un recurso a su cese ante la Audiencia Nacional. Se encuentra a la espera de sentencia. Pérez de los Cobos no ha tomado ninguna decisión sobre si va a seguir o no los pasos de su compañero.
“Que haga lo que considere oportuno”, dice otro alto mando de la Guardia Civil que ha mantenido contacto con Diego Pérez de los Cobos en estas últimas horas. “Él ya ha salido con la cabeza alta. Diego considera su cese injusto. Y cuando no haces nada malo, así es. Por una decisión política te alteran la proyección de tu carrera, te la cortan. Lo asumes como asumes una enfermedad. Pero Diego ha de pensar que ha salido reforzado de esta situación”.
Al frente del operativo del 1-0
El nombre del coronel Diego Pérez de los Cobos comenzó a escucharse con mayor frecuencia entre la sociedad española en 2017. La Fiscalía, y luego el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, le pidieron que coordinase el dispositivo para intentar que no se celebrara el referendo soberanista ilegal del 1 de Octubre. Se convirtió, en la mente del nacionalismo, en la cara visible de esa supuesta "represión" del Estado.
La consulta de autodeterminación acabó celebrándose. Sus principales organizadores acabaron detenidos, sentándose en el banquillo de los acusados y encarcelados. A excepción de Carles Puigdemont y los consejeros Lluis Puig y Clara Ponsatí, que siguen huidos de la justicia española.
Durante el juicio al procés soberanista, Diego Pérez de los Cobos compareció como testigo. Dijo que el Gobierno activó "el escenario B" el 1-O, el cual la Policía ejecutó "de forma exquisita" ante el "insuficiente, inadecuado e ineficaz" dispositivo de los Mossos, que más que impedirlo, facilitaron un referendo que se desarrolló con graves episodios de violencia, murallas humanas y niños como "parapetos". Algunos medios han sugerido esta semana que su cese guarda relación con aquella consulta.
Pérez de los Cobos es diplomado en Estado Mayor. En 1992 fue uno de los seis guardias civiles procesados por la tortura a Kepa Urra, detenido por su supuesta vinculación con el comando Vizcaya de ETA. A Pérez de los Cobos se le acusó de haber tapado la nariz y la boca del detenido. En su caso, resultó absuelto. Tres de los guardias civiles implicados fueron condenados, aunque recibieron un indulto y no entraron en prisión.
Tras unos años como agregado de seguridad en la Embajada española en Quito (Ecuador), desde 2006 y durante cinco años fue asesor de confianza de Alfredo Pérez Rubalcaba en el Ministerio del Interior.
En 2011, todavía con José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa, el coronel fue nombrado director del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad, y mantuvo el cargo cuando Mariano Rajoy llegó a la Presidencia. Aunque de él se ha dicho que participó en la liberación de Ortega Lara, Pérez de los Cobos lo niega a todo aquel al que le escucha decirlo.
Marlaska reabre viejas heridas
El cese de Diego Pérez de los Cobos por parte de Interior ha provocado que en la localidad yeclana se reabran viejas heridas de una España en blanco y negro. “La gente está dividida. Para unos vecinos Diego es un orgullo por todo lo que ha conseguido. Pero otros le reprochan el pasado ideológico de su padre”, resume un vecino del pueblo.
Unos se dedican a recordar que el padre de Pérez de los Cobos fue líder de Fuerza Nueva en Yecla y concurrió como número 4 del partido de extrema derecha por la circunscripción de Murcia en las elecciones generales de 1977. Otros se solidarizan con el guardia civil compartiendo una foto suya, luciendo tricornio y condecoraciones, que va acompañada de una frase: 'Yo también apoyo al coronel Diego Pérez de los Cobos'.
El cese de Diego Pérez de los Cobos se ha convertido para un grupo de vecinos en la oportunidad perfecta para rendir un tributo público a uno de los yeclanos más ilustres. Han iniciado una campaña de firmas para que sea declarado hijo adoptivo del pueblo.
El régimen de honores y distinciones del Ayuntamiento establece que para la apertura del expediente se necesitan 1.000 firmas de vecinos. “En sólo 48 horas llevamos más de 250 rúbricas”, apunta el letrado Felipe Ortuño, al que un grupo de personas que promueven esta iniciativa le han encomendado los trámites administrativos.
Donde Pérez de los Cobos ya tiene el reconocimiento es en su casa. Su hija Paloma escribió una entrada en su perfil de Facebook tras el cese de su padre. Decía de él que era un "ejemplo de valentía".
"Gracias una vez más por darnos ejemplo de valentía, sentido de Estado y por desempeñar tus funciones con esa dignidad y prudencia que te caracteriza (...) Siempre defendiendo a España y a la Guardia Civil por encima de todo. No puedo estar más orgullosa del padre que tengo y de su impecable trayectoria profesional (...) Ojalá existieran más valientes como tú".