Conforme se apagó el pulso de la pequeña Alicia renacieron las vidas de otros dos niños que estaban en diálisis. Este sábado por la tarde, en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, Alicia Tudela López tuvo que tomar la decisión más dura de toda su existencia: autorizar la desconexión de la respiración asistida que recibía su “princesa”, de 9 años, tras haber sufrido un terrible accidente con su patinete, para que el personal médico del centro hospitalario comenzase con el protocolo de donación de órganos y así dar una oportunidad de vivir a muchas otras personas.
“Mi hija era una niña con muchos valores humanos y éticos, de hecho, ha donado todos sus órganos porque yo soy donante y ella una vez me dijo: ‘Mamá yo también voy a donar mis órganos, para qué nos los queremos llevar al cementerio si es mejor que podamos salvar vidas’”, relata con entereza Alicia mientras atiende por teléfono a EL ESPAÑOL desde el tanatorio de Mula donde hay un continuo ir y venir de vecinos que quieren dar su último adiós a la pequeña. “Era una cría con una calidad humana sobrenatural”, insiste su madre tratando en vano de contener las lágrimas.
La muerte de Alicia en un desafortunado accidente ha conmocionado a sus familiares y a los 16.883 habitantes de la localidad murciana de Mula. Y a la misma vez, la decisión de su madre de donar los órganos de su pequeña, de 9 años, ha salvado de la tragedia a dos matrimonios que ahora tienen la esperanza de poder ver crecer a sus hijos. “Sus riñones han sido donados a dos niños, más o menos de su misma edad, que estaban muy graves en diálisis y ahora esas criaturas podrán vivir gracias a mi hija”, subraya la madre de esta princesa cariñosa, risueña, amante de los animales, de la naturaleza y del yoga. “Era una niña que siempre veía más allá de lo que los demás podemos ver”.
Esta desgarradora historia arranca el viernes por la tarde, eran las cinco cuando Alicia y su hermano mellizo, Álvaro, salieron a jugar con un patinete. El sol bañaba las calles de El Niño de Mula, la pedanía donde residen y que está a menos de cinco kilómetros del casco urbano. Alicia se dispuso a lanzarse con su patín por la calle Hoya del Hurón: una vía con una cuesta tremendamente pronunciada, trufada de varios inmuebles y que está próxima a un mirador y a un depósito de agua.
Alicia se agarró al manillar de su patinete y con la inocencia propia de una niña, colocó un pie en la base y con el otro empezó a impulsarse hacia la cuesta. Conforme comenzó el descenso cada vez iba más rápido y más rápido. Álvaro contempló con impotencia cómo el viaje en patín de su hermana acabó de forma violenta porque colisionó contra una moto, de gran cilindrada. De inmediato, el niño comenzó a correr por la cuesta mientras no cesaba de pedir auxilio y de llamar a las puertas de las casas que se encontraba por su camino.
“Su hermano la vio estrellarse y empezó a pedir socorro”. Dos vecinos de la zona salieron a ver qué ocurría y al percatarse de que la pequeña estaba ensangrentada telefonearon al 112. Eran las 17.58 horas del viernes, cuando esa tarde de juegos infantiles se tornó en tragedia a causa del tremendo accidente que sufrió la pequeña. “Mi hija iba con el patín, se le giró una rueda, el patinete le hizo la tijera y su cuerpo salió disparado”, tal y como corrobora su madre, Alicia Tudela López.
La mala suerte hizo el resto: el cuerpo de Alicia impactó contra la moto y su ojo izquierdo quedó muy dañado. “Ahí, su cerebro perdió mucho oxígeno y en ese momento entró en shock”. En unos minutos la pedanía de El Niño de Mula se llenó de ambulancias, de vehículos de bomberos y de coches patrulla de la Policía Local y la Guardia Civil.
Una hora para liberarla
Durante una hora los efectivos del Consorcio de Extinción de Incendios y Salvamento de la Región de Murcia (CEIS) se emplearon a fondo para liberar a la niña de la motocicleta mientras que el personal sanitario del 061 mantenía sus constantes vitales. “Estaba inconsciente porque había perdido mucha sangre”, cuenta un testigo del siniestro. Alicia ingresó de urgencia en la UCI del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y fue entubada debido a la gravedad de las lesiones que presentaba.
“Los médicos no pararon de hacerle pruebas para encontrar una mínima posibilidad de salvar a Alicia”, apunta la madre para mostrar su agradecimiento a los múltiples esfuerzos que realizó el hospital murciano. Las horas posteriores fueron de tremenda angustia hasta que este sábado el personal médico informó a la familia de la menor del último parte clínico: “Me certificaron la muerte cerebral de mi hija y me explicaron que su cuerpo seguía estable por las máquinas”.
El mundo se le vino abajo a esta madre que hacía malabarismos para conciliar el trabajo sin dejar de pasar tiempo con sus tres hijos: David, de 16 años, y sus mellizos, Alicia y Álvaro, de 9 años. En ese mismo instante, Alicia tuvo que encajar la pérdida de uno de ellos y responder a la pregunta que le formuló el coordinador de donación de órganos de La Arrixaca: ¿Quiere donar los órganos de su hija?
La donación
Esta madre sabía que no había alternativas para devolver a la vida la sonrisa de su “princesa”, que lucía gafas de color rosa, y a la que le encantaba desfilar en la comparsa de los carnavales.
Las máquinas de respiración asistida eran las que mantenían artificialmente el pulso de esa niña amante de los animales que en cada recreo, siempre buscaba al conserje del Colegio Santo Domingo y San Miguel de Mula para ayudarle a dar de comer a los peces del centro. “Animal que veía en la calle, animal que se traía a casa: me iba a montar un zoológico”, apunta emocionada Alicia. La última mascota de su hija era un gatito callejero, al que adoptó y le colocó un cascabel tras bautizarlo como Sigiro. El nombre era un guiño a El viaje de Chihiro: una de las películas de anime japonés que tanto le gustan a su hermano mayor, David.
Todos estos recuerdos golpeaban la mente y el alma de esta madre mientras tenía que responderle -‘sí’ o ‘no’- al coordinador de donación de órganos de La Arrixaca. “Tenía un bloqueo mental muy importante porque teníamos que desconectar a Alicia y mi primo Alfonso me despertó con una frase: ‘Piensa que el corazón de la niña puede seguir vivo en el cuerpo de otra persona’. En ese momento me acordé de una conversación que mantuve con mi hija”.
Tal conversación se produjo hace tiempo de manera casual cuando Alicia escuchó a su madre hablar por teléfono con una amiga sobre la Fundación Josep Carreras de la que ella es miembro y que lucha contra la leucemia. “Tengo 45 años y desde que tengo la mayoría de edad soy donante de órganos, de sangre y estoy dentro del banco de donantes de médula ósea de la fundación: mi hija era una cría muy atenta y servicial y me decía que ella también quería donar sus órganos”. De forma que finalmente autorizó que se llevase a cabo la donación: “Como madre tenía mucho dolor, iban a desconectar a mi hija porque no se podía hacer nada por su vida, pero aunque ella tenía nueve años, yo he querido respetar su voluntad: Alicia siempre ha tenido grandes valores”.
Esta técnico de atención al paciente de la Clínica Eva de Murcia aclara que ha accedido a hablar con EL ESPAÑOL para que se sepa que la donación de órganos de su hija ha permitido salvar otras vidas. “A última hora de la tarde del sábado la bajaron al quirófano porque ya había un donante esperando”, detalla esta madre, de 45 años, sin poder evitar emocionarse y romper a llorar.
Los mellizos
Esta es la última lección que ha dejado Alicia: una niña que era tremendamente madura a pesar de su corta edad. “Muchas veces cuando llegaba tarde a casa y estaba cansada por el trabajo, ella se ponía a ayudarme con la lavadora, con los platos...”. En el domicilio familiar disfrutaba jugando con su hermano mayor, David, de 16 años, y siempre estaba dispuesta a jugar con su mellizo, Álvaro, con el que en uno de los carnavales se disfrazó de la película: 101 dálmatas. La pareja de mellizos se hizo una completa sesión de fotos de ese día, ambos luciendo manchas negras y blancas, y posando sonrientes con un collar de perro en el que figuraban sus respectivos nombres.
“Es una familia muy querida y conocida en Mula”, apunta el alcalde, Juan Jesús Moreno. El regidor ha sido uno de los primeros vecinos que este domingo se acercó al tanatorio para mostrar sus condolencias a la familia y poner a su disposición los servicios del Ayuntamiento.
En la localidad no dejan de sucederse las muestras de dolor por tan triste pérdida. En el perfil de Facebook del centro educativo donde la menor cursaba tercero de Educación Primaria, la plantilla docente ha colgado un comunicado mostrando su tristeza por la muerte de la alumna: “El CEIP Santo Domingo y San Miguel de Mula despide hoy, con el corazón encogido, a un ángel, Alicia Ruiz Tudela. Nuestro más sentido pésame a su familia y a la comunidad educativa. Alicia, has sido una persona especial, muy joven, pero siempre más responsable de lo que te correspondía, comportándote como una madre en pequeño. Tus maestros te guardaremos siempre en nuestro corazón”.
Los docentes no olvidan cómo Alicia en el colegio siempre estaba pendiente de su hermano, Álvaro, porque es hiperactivo. “Era muy mamá, muy cuidadora de sus hermanos: me ayudaba mucho”, recuerda destrozada Alicia.
Salvar más vidas
También ha mostrado su dolor toda la plantilla de la Policía Local porque el viernes varios agentes acabaron muy tocados, debido a que fueron movilizados cuando Alicia sufrió el accidente con su patinete en la cuesta y presenciaron con impotencia las terribles heridas que presentaba la menor: “Desde La Policía Local de Mula solo podemos mostrar nuestra más profunda tristeza por el fatal desenlace del accidente, ocurrido en la pedanía de El Niño de Mula. Nuestro más sincero pésame a familiares y amigos. Descansa en paz pequeña”.
El estado de alarma que provocó la pandemia de coronavirus impidió que Alicia pudiese celebrar su comunión esta primavera, junto a sus amigos, en la iglesia de Santo Domingo de Mula. La noticia de su deceso ha sido también un duro golpe para el párroco del mencionado templo, que no ha dudado en ponerse en contacto con la familia para encargarse de oficiar la misa de córpore in sepulto que el domingo por la tarde recibió la menor en la capilla del tanatorio.
Hasta las instalaciones funerarias de Mula no dejaban de acudir vecinos a despedirse de la pequeña durante un velatorio presidido por imágenes de momentos felices de Alicia, como su graduación en Educación Infantil en el Colegio Santa Clara. Ninguna de las múltiples muestras de cariño que recibía su madre eran capaces de mitigar el dolor que sentía por la pérdida de su “princesa” y que la obligó a enfrentarse a la decisión más dura de su existencia: autorizar la donación de los órganos de su hija para ayudar a otras personas de todo el país. “Me consta que se van a salvar varias vidas”.