“Visca Catalunya, Puta Espanya i Puta Policía”.
Así concluye el manifiesto fundacional de ‘El Barri Resisteix’ (Barrio Resiste) el grupúsculo independentista y antifa que ha reivindicado el atentado del fin de semana contra la estatua de Colon en Barcelona. Al almirante, sin comerlo ni beberlo y más de 500 años después de morir, le está cayendo la de dios en este último mes. Especialmente en América, donde se están derrocando varias de sus estatuas para protestar por la colonización española. En Barcelona, la idea parte de las CUP y de sus satélites adyacentes de la “cata borroka”.
El incidente se registró la madrugada del sábado 28 al domingo 29 y ha sido calificado por fuentes de la Guardia Urbana a EL ESPAÑOL como “algo insignificante”. El conato de incendio se dio en la parte baja del monumento y fue cuestión de segundos sofocarlo. Una sola dotación de Bombers fue necesaria para su inmediata extinción. Y es que la estatua de Colón no puede arder porque es de bronce. Eso lo ve cualquiera, incluso los que provocaron el fuego. Básicamente fue una llamada de atención. Una especie de acto simbólico de ‘El Barri Resisteix’ para darse a conocer.
En el contexto del independentismo radical, hay un sector partidario de emplear la violencia contra el estado español. De adoptar “la vía vasca” (fundar otro grupo terrorista como ETA, y con más tino del que tuvo la desastrosa Terra Lliure). Esta facción crece por momentos y se da a derecha e izquierda. Del primer caso es muestra el partido Força Catalunya, una nueva formación indepe que aboga por abandonar la resistencia pasiva y legitimar el uso de la fuerza. Por la izquierda, las CUP. Arrán… y estos nuevos actores que tratan de quemar el bronce. ¿Quién hay detrás?
Atropellos, violaciones y Alsasua
“Buenos días a todo el mundo. En “El Barri Resisteix” estamos hartos: Atropellos, Malas praxis policiales, falsedades en la prensa, injusticias, represaliados, mujeres violadas sin justicia, guardia civiles que ganan en Alsasua por el simple hecho de ser guardia civiles, y como estos muchos más casos”. Así arranca esta especie de batiburrillo a modo de manifiesto fundacional de este nuevo grupúsculo radical de extrema izquierda. Desde violencia machista hasta Alsasua, todo cabe en este cajón de sastre. Un manifiesto que no es más que un mensaje de Telegram, la red social por la que este grupo independentista violento se comunica con sus seguidores.
Creado a finales de enero, su primera acción conocida fue el corte de la calle Dublín, intentando llevar a cabo un corte permanente como el de Meridiana. Ya entonces advertían de que su misión era “hacerle entender al pueblo catalan que el pacifismo no es la única vía”. Porque tienen claro que la vía propuesta es la violenta. “Estamos hartos, queremos hacer una llamada ya de una vez a todos, abrid los ojos, se ha terminado, se nos están riendo en la cara y nosotros todavía contestamos con el “Som gent de pau” mientras nos pegan los putos perros (en catalán gossos, en alusión a los Mossos d’Esquadra) del estado.”, prosigue su declaración de intenciones.
“Necesitamos salir a las calles, que abramos los ojos, se acabó el somos gente de paz, que empiece a retroceder la policía, que comenzó la revolución del pueblo estamos en el límite entre que una vez más se pare el proceso o que muera el estado y salga el pueblo” concluye el mensaje, con una sintaxis cuestionable incluso en catalán. Todo ello rubricado con el “Visca Catalunya, Puta Espanya i Puta Policía”.
CUP, Arrán y los okupas
Fuentes policiales han explicado a EL ESPAÑOL que se trata de elementos habituales en las manifestaciones independentistas violentas del pasado mes de octubre. Mayoritariamente jóvenes de Barcelona, vinculados a las CUP, a Arrán y a casales okupas, pero también a movimientos antiglobalización del resto de Europa. Están radicados en Ciutat Vella, el casco histórico de la ciudad condal. Y es ahí donde han desarrollado su primer golpe de efecto: fuego a Colón.
Porque Colón es una vieja obsesión de la nación cupera y un tema muy recurrente en el último mes. Tras el asesinato de George Floyd en Minneapolis y la consiguiente ola de protestas antirracistas en todo el mundo, la “lucha racial” ya ha trascendido del ámbito afroamericano y ha entrado en el de la colonización española. En decenas de ciudades estadounidenses se han cometido atentados contra estatuas de Colón, siendo Denver y New Haven las últimas en sufrir estos ataques.
Las CUP, aprovechando las manifestaciones antirracistas, el agotamiento de la violencia callejera independentista (que pasa por sus momentos más bajos) y que el Pisuerga pasa por Valladolid (ciudad en la que precisamente también se atacó a una estatua de Colón), decidieron hacer bandera anticolonizadora y recuperar una antigua reivindicación: sacar el icónico monumento de Cristobal Colón del puerto de Barcelona. Lo propusieron por primera vez en un pleno del Ayuntamiento de Barcelona en 2016. Se quedaron solos. Volvieron a la carga en 2018. Tampoco consiguieron nada.
Ahora, las CUP se han subido a la ola antirracista que viene de Minnesota para volver a atacar la figura del almirante. El pasado día 19, su portavoz Eulalia Reguant y su concejal en Barcelona Natalia Sánchez convocaron una rueda de prensa en la base del monumento para volver a exigir la retirada de la estatua “por sus connotaciones racistas y colonizadoras”. Dieron su discurso en el mismo lugar en el que se declaró el fuego reivindicado por 'El Barri Resisteix' el domingo.
“Son los mismos”
“Están muy vinculados. Comparten línea de pensamiento”, explican a EL ESPAÑOL fuentes de la Urbana, relacionando a esta nueva organización con ls CUP. Los contenidos que distribuyen oscilan entre la cartelería antifa, las protestas por desahucios en Barcelona, la manifestación independentista que cortó la Meridiana hasta que llegó la pandemia o la obsesión por Cristobal Colón. Una formación de extrema izquierda que ya convocó una contramanifestación como respuesta a una concentración de VOX, precisamente con Colón como elemento de la discordia.
'El Barri Resisteix' llama a la violencia, pero no son los únicos. Otros grupos similares como 'Lliris al foc' (Lirios al fuego, haciendo alusión al término despectivo “lirio” para referirse a los independentistas no partidarios de la violencia) han sido fundados al auspicio de este rebrote del virus de la violencia callejera, que el pasado mes de octubre provocó graves destrozos en Barcelona. La nostalgia de Urquinaona (el enfrentamiento más violento entre policía y radicales) es el carbón que mueve esta máquina.
La forma de moverse es la misma: grupos en Telegram donde se comparten manuales de resistencia, de violencia callejera. Directrices acerca del atuendo y el arsenal que han de portar los integrantes de una manifestación de este tipo, así como convocatorias de concentraciones y actos violentos. Por el momento, su carta de presentación ha sido hacer el amago de pegarle fuego a una estatua de piedra y bronce, aunque se espera que se sucedan las acciones de este tipo (más efectistas que efectivas) en los próximos meses.