En la Fontana es preciso demarcar dos recintos, dos hemisferios: el correspondiente al café y el correspondiente a la política. En el primer recinto había unas cuantas mesas destinadas al servicio. Más al fondo, y formando un ángulo, estaba el local en que se celebraban las sesiones... Quizás usted ya haya adivinado a qué novela corresponde este texto. Es La Fontana de Oro, de Benito Pérez Galdós. Este fragmento fue una de las preguntas de la Selectividad (o EBAU) en la Comunidad Valenciana. Todo normal, salvo porque al final ponía “Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales, La Fontana de Oro, 1870”.
Esto dejó descolocados a muchos alumnos, ¿desde cuando La Fontana de Oro está incluida en los Episodios Nacionales? “La Fontana de Oro se circunscribe a unos años concretos, que es el Trienio Liberal [1820-1823] y luego los Episodios Nacionales tratan todo el siglo XIX. Lleva a un equívoco bastante grande”, explica Marina Perruca, doctoranda en Historia. “Hay una comisión que realiza los exámenes. A mí me extraña que hayan cometido un error como este”.
Por si fuera poco haber hecho la Selectividad tras la crisis sanitaria del Covid y sin haber pisado un aula en los últimos tres meses, los alumnos han tenido que bregar con todo tipo de errores en los exámenes. Porque no, este no es el único.
Madrid también ha tenido. También en Historia, también en el siglo XIX. La pregunta principal de Historia de España —recordemos, una asignatura troncal y obligatoria en Bachillerato—, estaba mal redactada. Se pidió a los alumnos que analizaran unos años del reinado de Isabel II que, se correspondían con las dos regencias previas, la de Maria Cristina y Espartero.
Este error no afectó a los 43.000 alumnos que se enfrentan este año a la selectividad en Madrid, solo a los de letras, antes que los de ciencias. Los segundos se enfrentaron a otra pregunta que sí era correcta. El error ha provocado la queja de varios institutos, por ejemplo, el de La Serna, en Fuenlabrada.
El centro considera que es “un triple y tremendo error”. En primer lugar, el enunciado “no se corresponde con el dado por la universidad para preparar las pruebas”. El que recibieron los alumnos es “El reinado de Isabel II (1833-1868): la primera guerra carlista. Evolución política, partidos y conflictos. El Estatuto Real de 1834 y las Constituciones de 1837 y 1845″. Sin embargo, en el examen entregado a los alumnos, decía “el reinado efectivo de Isabel II (1833-1845). Evolución política. La Constitución de 1845″.
El enunciado del examen, además, resulta contradictorio ya que los años que se preguntan (1833-1845) se corresponden en su mayoría con las regencias de María Cristina y el General Espartero.
En tercer lugar, “hace alusión a un concepto que no existe ya en el temario, el de reinado efectivo”. Esa segunda palabra, efectivo, lo cambia todo. Isabel II fue proclamada mayor de edad, y por tanto reina de facto y no solo de iure, con 13 años en 1843 y los examinadores preguntaban por los años en los que reinó de verdad, pero el término “efectivo” ya no se usa y dio lugar a confusión. La pregunta generó todo tipo de dudas y los profesores que vigilaban no siempre supieron resolverlas, ya que las aulas las vigilan profesores de diferentes materias.
“Me parecen errores muy graves, porque un alumno de Bachillerato no tiene la capacidad para discernir entre una cosa u otra [respecto a los enunciados de las preguntas]. Y te estás jugando mucho, es entrar en la carrera que quieres”, aprecia Perruca.
Erratas en Latín
De vuelta a Valencia, otro examen que dio que hablar fue el de Latín. “Hasta los profesores de los tribunales estaban avergonzados de los errores que había”, se quejaba una alumna en redes sociales. Hubo erratas en uno de los textos propuestos, en el enunciado de uno de los ejercicios y errores en la hoja de léxico que acompaña al examen y que sirve de apoyo a los estudiantes, según informa el diario Las Provincias.
El error que se aprecia en uno de los dos textos propuestos a los estudiantes era la palabra possit. Se advirtió a los alumnos de que lo correcto es posset. En el segundo ejercicio se pedía al alumno que analizara morfológicamente cuatro de ocho palabras extraídas de los textos planteados. Entre ellas estaba clamore, cuando lo correcto habría sido plantear la forma clamor, tal y como se trasladó a los aspirantes durante la prueba. Y así varios ejemplos más.
Y en otros exámenes también ha habido errores menores. En un examen de Economía ponía 35.0 en lugar de 35.000 y fue detectada durante el reparto del examen; en Dibujo Técnico falló la nomenclatura de los ejes de una elipse y en Química se reflejó mal un reactivo (se omitió una letra). El problema en Griego se derivó de un error tipográfico en una nota aclaratoria.