“Tú eres muy especial y yo noto algo entre tú y yo (al menos, de mí hacia ti). Si necesitas mi ayuda, aquí sigo y seguiré. (Y si me tengo que afeitar la barba para gustarte un poquito, dímelo, que yo por ti, lo que sea). El corazón nunca se equivoca, eres un sol, grande, precioso y que da calor”. Ése es uno de los mensajes que Andrés P. (60 años), profesor de la universidad pública madrileña Rey Juan Carlos, le profirió a una de sus alumnas en la última etapa de sus 14 años como docente. Pero, lo más grave, es que era algo sistémico y hasta cuatro alumnas han decidido publicar los mensajes de acoso que el profesor les escribía. Este miércoles, el centro universitario ha movido ficha: Andrés P. ha quedado suspendido de empleo y sueldo durante los próximo 13 meses.
Quizá, a priori, pueda parecer una sanción leve, ya que el profesor no se cortaba un pelo a la hora de bombardear a sus alumnas con e-mails y WhatsApps con frases que las estudiantes, en ningún caso, querían leer. “Me gustas mucho, de todas las formas posibles, incluida la que tiene que ver con el erotismo ‘las cosas sexuales...arrr’”, le decía el profesor P. a una alumna a través del correo electrónico. Pero los servicios de Inspección de la URJC saben que 13 meses de suspensión no resarcen a la estudiantes acosadas. Así, fuentes de este organismo informaban a Europa Press que, realmente, la sanción implica la expulsión de facto de la universidad, pues su contrato expira antes de que se concluya la inhabilitación. Y no será renovado.
Otro ejemplo del incesante flujo de mensajes que el profesor de Narrativa Audiovisual, Procesos de Comunicación o Cine y Artes Estéticas en la Facultad de Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos lanzaba a una de las víctimas se ejemplifica con una conversación-monólogo de WhatsApp que se mantuvo durante varios días. Sábado: “Emoticono del corazón”. Domingo: “Aylofyú” (Te quiero). Lunes: “No sabes cómo lamento no ser joven. Emoticono triste”. El profesor no paraba, día tras día, a pico y pala. La estudiante no le contestaba. Nunca, siempre le dejaba en visto, hasta que se hartó y junto a las demás afectadas sacaron a la luz los indecentes mensajes en una plataforma de Twitter.
El mensaje de aquel lunes del profesor P. a su alumna, sin embargo, continuaba: “Mi esposa se va dos días de vacaciones porque ya no le doy lo que quiere. Estoy muy jodido, necesito cosas que no se pueden pedir, ni comprar. Yo lo que quiero es que me quieran, nada más; y acabar un ratito con esta soledad terrorífica que me mata”.
“Te trataré como a una amiga sexy”
Andres P. llega a incluso a decirle que le gustaría ser “un hombre” para ella, y no “un profesor o un padre” por su edad. “No quiero parecer un viejo rijoso y verde porque no lo soy, pero me temo que, sin remedio, terminaré pareciéndolo (...) También te quiero decir que no te preocupes, ni te sientas acosada o avergonzada, yo me comportaré notablemente y te trataré como a una amiga y buena persona (aparte de guapísima y sexy: pero creo que ya somos mayorcitos para entenderlo todo). Eres muy especial”, escribe el docente suspendido por la URJC.
Esta alumna seguía ignorando tales whatsapps. Pero Andrés P. llegó a desesperarse hasta el punto de cuatro horas más tarde le suplicaba “por favor, contéstame si quieres o puedes, con toda sinceridad”, le dice. Algo que ella, según los chats, nunca hace. Las conversaciones del docente con sus alumnas eran monólogos, sin filtros, y han servido como prueba para que la Universidad Rey Juan Carlos resolviera que el profesor no volverá a impartir clases en su facultad.
“Yo te echo 32… polvos”
Al comenzar este año académico, otra alumna asegura que, un día, el André P. se quedó hablando con varios alumnos cerca de la universidad, según explica El País. “Salió el tema de la edad. Él dijo que tenía 60 y yo le dije que aparentaba 32”. La respuesta del docente les sorprendió tanto que supieron cómo reaccionar: “Yo te echo 32… polvos”, le dijo. Ella se quedó paralizada en ese momento y el pasado mayo aseguraba al citado medio que se arrepiente de no haberlo denunciado.
Pese a todo, el pasado octubre los escandalosos mensajes comenzaron a ser investigados por las autoridades universitarias competentes a raíz de una denuncia presentada al decano por parte de los representantes estudiantiles de los alumnos. Un mes antes cogió el profesor cogió la baja. El proceso de instrucción, no obstante, se paralizó por la declaración del estado de alarma. Hasta ahora.
El pasado 12 de mayo tuvo lugar el Consejo del Departamento de Comunicación y Sociología, dirigido por Carmen Caffarel y al que pertenecía el profesor P., donde se trataron las renovaciones incluidas las del expedientado. Al inicio de la sesión, la directora informó a los integrantes de que el profesor mencionado había sido separado del bloque, por lo que su votación no se haría finalmente. Esto significa que el contrato visitante del docente no se renovaría este verano, tal y como ha ocurrido. Por tanto, no seguirá en la universidad.
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