Se vende vivienda en el sur de Valladolid: 90 metros cuadrados construidos, tres habitaciones, dos baños, muy luminoso y orientación oeste. Hasta ahí todo bien, todo normal, pero hay un detalle que hace este anuncio muy peculiar: el piso está okupado. Sí, con “k”. Y se vende y se compra, en efecto, bajo dos condiciones: la primera, que el comprador no vea la vivienda; la segunda, que una vez comprada eche al okupa. Uno de ellos, en la calle Caamaño (Valladolid) por 33.000 euros, un 'chollo'.
La empresa inmobiliaria tiene anuncios de tres viviendas okupadas en el mismo edificio. El inmueble en cuestión está en el número 107 de la calle Padre Manjón (Valladolid). Hay tres anuncios, pero las casas okupadas son seis en total. “Es todo el edificio. Todos los pisos están okupados”, afirma el comercial de la zona, encargado de gestionar ese edificio que viene con personas incluidas.
“Esto [el edificio] es de una familia que vivía ahí”, explica. “Como ya no vivía ahí nadie de la familia, los pusieron en explotación. Hicieron dos apartamentos por planta, que es lo que hay ahora. Son seis apartamentos. Antes de la okupación estaban con un lavado de cara perfectos para alquilar”.
Las fotos de los anuncios muestran pisos limpios y sin amueblar, con carpintería y parquet nuevos, baños recién reformados con muebles aparentemente nuevos y paredes pintadas con gotelé.
"Situado en un área residencial del centro comercial y financiero de la provincia con todos los servicios, esta luminosa vivienda de segunda y de 90 m2 ofrece muy buena conexión tanto por transporte público (autobuses línea 6, 9, 13,14, B2, C1, M3, P6, P13…) como privado y fácil acceso a las viviendas. Su cercanía a colegios, institutos, escuela de idiomas, parques, centros deportivos, supermercados, restaurantes, centro de salud y farmacias la convierten en una propuesta inteligente a un precio accesible", rezan los anuncios. Los tres anuncios que hay de ese edificio son idénticos, solo cambian ligeramente las fotos.
Pero claro, “llevan okupados unos meses. Desde octubre del año pasado o así”. A saber qué habrán hecho los inkilinos con la vivienda. En este edificio se da la situación que viven muchos propietarios: la pesadilla de no poder hacer nada cuando alguien se instala ilegalmente en su propiedad.
“Yo no sé las gestiones que está haciendo la propiedad para sacarles de ahí, pero seguro que se están haciendo”, asegura el comercial. También cuenta que desde que el edificio se okupó no lo han visitado, ni han tenido contacto con los okupas. Es probable que quienes lo habitan ilegalmente ni sepan que las viviendas están a la venta.
Una venta legal
Este caso lleva a la pregunta más lógica: ¿es legal vender un piso con okupas dentro? Pues todo hace indicar que sí. “Es legal. Lo que sería ilegal es vender una vivienda y no decir que está okupada. Tú no dejas de vender algo que existe ni estás engañando”, explica el comercial.
“Ahora pasa menos, pero yo que llevo 30 años en el negocio, cuando se vendían los pisos en la zona centro, se vendían con inquilinos [okupas]. Luego, al comprador le interesaba negociar. Sacaba a los inquilinos y hacía lo que le convenía con el edificio”, prosigue el mismo comercial.
La venta de pisos okupados creció durante la crisis económica, según pisos.com. Los propietarios se ven obligados a bajar notablemente el precio por vender casa con bicho incorporado.
Esto puede suponer una oportunidad para quien quiera comprar barato, pero no viene exento de riesgos: no se puede visitar la propiedad antes de comprarla ni se sabe exactamente cuándo se va a poder disfrutar de esa vivienda. Tampoco sabrá en qué estado se la encontrará. Es una apuesta arriesgada que, como todas, puede salir bien o mal.
Y aún así, una vivienda okupada tampoco tiene por qué tener un precio de chollo. Los pisos que encabezan este reportaje se venden por algo más de 73.000 euros, un precio que ronda la media del barrio Las Delicias, donde se encuentra.
"Ocupado", primera palabra
Otro piso, este en la calle Caamaño (Valladolid), incluye la palabra "ocupado" en la descripción, nada más empezar. Cabe recordar que si no se menciona esta circunstancia, sería ilegal poner la casa a la venta. No hay fotos. El comprador iría completamente a ciegas.
La descripción es la siguiente: “Ocupado. Piso situado en un edificio de cinco alturas sobre rasante, ubicado en la localidad de Valladolid, en la provincia de Valladolid. El edificio tiene una antigüedad de 56 años, construido en el año 1963, sin ascensor. La vivienda se distribuye en tres dormitorios, un baño, salón-comedor y cocina, sobre una superficie de 66.66 metros cuadrados construidos y 53.33 metros cuadrados útiles”.
El piso se encuentra también en el barrio de Las Delicias, en la capital castellanoleonesa, una de las zonas más pobres de España: ocupa el puesto 101 del ranking de los barrios más pobres del país. Aunque es claramente menor que el de la calle Padre Manjón, este sí que presenta un precio por debajo de la media del barrio: cuesta 33.000 euros, más lo que le cueste al comprador echar a los okupas.
Este segundo inmueble también está gestionado por una inmobiliaria que no responde al teléfono a menos que rellenemos un formulario con nuestros datos, así se aseguran que el que llame esté realmente interesado en comprar.
—¿Y habría posibilidad de llegar algún acuerdo con los okupas?
—Pues no sé. Una vez que se okupa ya no depende de nosotros la comercialización. No nos dejan ni tocarles, ¿sabes?
La agencia inmobiliaria del primer piso no ofrece lo que podría ser la solución a esta particular situación: pagar a los okupas para que se vayan. Esto podría suponer lo que en el mundo empresarial se llama win-win-win. Gana el comprador, el vendedor y hasta el okupa. Además, se ahorran los tribunales. Sin embargo, es ese edificio okupado de Valladolid han optado por el juicio. “Va a costar echarles”.
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