Las alarmas han saltado en Sevilla. En este caso no se trata del enésimo rebrote de coronavirus, aunque sí que puede haber un virus detrás. Este martes hay 16 personas de Coria y Puebla del Río ingresadas por meningoencefalitis. Carmen es una de ellas.
Esta vecina de Coria, de 64 años, está ingresada desde el lunes en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y cuenta con enfermedades previas, un ictus y una angina de pecho. Su hijo Jesús cuenta a EL ESPAÑOL cómo se encuentra.
"Mi madre hace una semana perdió el apetito, unos días después empezó a vomitar y ya el fin de semana comenzó a encontrarse muy aturdida, con el cuerpo muy flojo, con fiebre, perdió visión y no podía controlar la orina", asegura su hijo. Ante esta situación la llevaron el domingo al hospital pero el lunes le dieron el alta.
Como la fiebre persistía, alcanzó los 39 grados, el mismo lunes por la noche decidió llevarla de nuevo al hospital, donde fue atendida de momento, reconoce, y sigue ingresada. Le hicieron pruebas de todo tipo y no relacionaban los síntomas con sus enfermedades previas.
Fue cuando el médico le dijo que tenía una infección del sistema nervioso y, posteriormente, de manera literal que los síntomas eran los de "la picadura del mosquito africano". Aún está a la espera de los resultados para conocer la etiología, que pueden tardar días.
Tuvo una picadura
Las dos últimas semanas esta mujer las ha pasado entre la localidad de Coria y la playa. Recuerda que justo hace ese tiempo le salió una roncha por una picadura de mosquito. "Le molestó un poco más de la cuenta, con un mayor picor, pero no le dio importancia", asegura su hijo. Tampoco se atreven a relacionarlo directamente.
"El martes empezó a mejorar, ya no tiene fiebre. Le han puesto medicación y le está funcionando", señala el hijo de esta paciente. Aunque aún se encuentra aturdida, al menos ya sí es capaz de mantener una conversación. Al cierre de esta edición aún se encontraba en observación, a la espera de que la pasaran a planta. "No había camas", asegura Jesús.
Este hombre conoce a otros pacientes ingresados por esta enfermedad porque algunos son vecinos suyos. La mayoría tienen entre 60 y 80 años y tienen patologías previas. Viven en una zona muy cercana al río Guadalquivir. Cita dos casos concretos, el de un hombre de 70 años que "ha perdido la cabeza" y otro de 77, que está en la UCI intubado y no responde, según le han contado sus familiares.
Jesús reconoce sentir miedo ante esta situación. "En el pueblo estamos con las puertas cerradas, en mi casa no tenemos mosquiteras y tenemos miedo de que nos pueda picar algo".
Llamada a la calma
Por su parte, el alcalde de Coria del Río, Modesto González, pide calma a los vecinos y que sean "cautos y precavidos". Hacia la Junta de Andalucía muestra su colaboración para que "este problema detectado se pueda mitigar cuanto antes", pero también le pide más información al respecto. "Sobre cualquier avance o retroceso, así como de cualquier incidencia al respecto".
En un comunicado, también solicita a la población que, en la medida de lo posible, cumplan las recomendaciones realizadas por la autoridad competente. Sobre todo a la hora de evitar las zonas de riesgo -zonas más húmedas- y protegerse de posibles picaduras.
El regidor coriano reconoce que los vecinos ya estaban muy sensibilizados por la situación derivada de la Covid-19 y esto viene a añadir "más preocupación" en el seno de la sociedad. No obstante, ha destacado la celeridad con la que han actuado los servicios médicos. El alcalde ha ofrecido también todo su apoyo a las familias afectadas y ha asegurado que seguirá de cerca la evolución de los casos de vecinos ingresados.
Está aún por determinar las causas de este brote tan repentino. Ahora bien, el hecho de que sea tan numeroso y que esté tan concentrado puede deberse a una infección vírica y por eso los expertos consideran que puede haberla provocado un mosquito. Una de las posibilidades que se baraja es que sea la enfermedad del Nilo Occidental.
Los mosquitos que hay detrás
Hace años que la OMS declaró la enfermedad del Nilo Occidental como “reemergente” en Europa. Es decir, que aparece cada cierto tiempo. Aunque se está hablando de la especie aedes japonicus como posible transmisor de este brote, en realidad hay muchos más mosquitos que transmiten esta enfermedad, como los del género culex, mucho más extendido y asentado en España que los aedes.
“La especie aedes se ha extendido mucho por el cambio climático”, explica Raúl Rivas, profesor de microbiología de la Universidad de Salamanca. “Pero el transmisor más habitual en España es el género culex, concretamente, el culex pipiens”.
Es más, el aedes japonicus “es un bicho que aguanta mejor las temperaturas frías”, explica Javier Lucientes, catedrático de Parasitología y Enfermedades Parasitarias. “Sería muy, muy raro que sea el caso de Andalucía”.
Tal como explica Lucientes, experto entomólogo, la especie aedes japonicus nunca se ha detectado en el sur de España. Solo ha sido avistada en el Cantábrico, en zonas “de bosques caducifolios y cercanas al ganado”, es decir, su hábitat natural.
Ambos expertos recuerdan que hay muchos virus, bacterias y hongos que pueden provocar este tipo de encefalitis. Por haber, puede hasta haber otros virus también transmitidos por mosquitos detrás de esto. “Hay otros virus transmitidos por mosquitos que pueden provocar meningoencefalitis, como el virus Toscana”, asegura Lucientes.
Resumiendo: los médicos tendrán que determinar el origen de estas encefalitis proviene de un virus. Y, de ser así, que el virus procede de un mosquito. Uno de los indicadores de que pueda tratarse de mosquitos es la incidencia en equinos y aves, víctimas habituales de los mosquitos y, por tanto, portadores (que no transmisores, calma) de estas enfermedades.
Hace dos días la Consejería de agricultura de la Junta de Andalucía documentó dos casos de fiebre del Nilo Occidental en un caballo en Jerez de la Frontera (Cádiz) y en otro en la localidad onubense de Gibraleón, los dos primeros casos declarados en lo que va de año.
De confirmarse que los casos de Sevilla son enfermedad del Nilo Occidental, cabe señalar que solo un 20% de los contagiados desarrollan síntomas que pueden ser fiebre, dolores de cabeza, cansancio, dolores corporales, náuseas, vómitos y, a veces, erupción cutánea (del tronco) y agrandamiento de ganglios linfáticos, tal como explica la OMS en su página web.
La mortalidad de esta enfermedad en humanos es muy baja: en torno a 1 de cada 150 pacientes. Esto es menos de un 1%. Cabe destacar también que los humanos son hospedadores finales, que en ningún caso pueden contagiar a otro humano ni animal. Por suerte, no estamos ante un segundo coronavirus.
Aunque, igual que el Covid, la enfermedad del Nilo Occidental no tiene vacuna. Se trata con cuidados paliativos a la espera de que sea el cuerpo el que venza al virus.