Marcelo Cornellá es el presidente de la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada.

Marcelo Cornellá es el presidente de la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada.

Reportajes

Los ancianos dispuestos a desheredar a sus hijos: el confinamiento, "la gota que ha colmado el vaso"

Los mayores con herederos legítimos que "les abandonan" piden asesoramiento para que no posean nada de ellos.

16 agosto, 2020 02:36

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“Quiero desheredar a mi hijo”. La frase es tan cruda como real. La pronuncia un padre de 83 años de edad. No quiere que su descendiente disponga de la herencia que le pueda dejar. “Mucho o poco, no quiero”, dice. Está harto. La pandemia del coronavirus ha sido “la gota que ha colmado el vaso”. No es el único. Como él hay otras cientos de voces. Son ancianos abandonados por sus familiares que han decidido decir basta y pretenden desheredar a sus legítimos herederos.

“Que no te atienden, que no existes, lo de siempre...”, narra sobre el problema, en conversación con EL ESPAÑOL, otro damnificado. Su voz no puede ocultar su enfado. Cientos de ancianos se están poniendo en contacto con la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada (Acumafu). Marcelo Cornellá, su presidente, asegura que 285 personas llamaron para ver cómo podían desheredar el pasado año. El 18% concluye un proceso que se torna muy complicado cuando son varios los miembros familiares en liza.

Durante el confinamiento, los casos de personas que decidieron desheredar a sus hijos aumentó. Según los datos manejados por Acumafu, entre marzo y julio contabilizaron 115 solicitudes. En el mismo periodo del año anterior sólo hicieron frente a 48 llamadas. Esto supone un incremento del 239%.

Imagen de uno de los trasladados de la residencia de San Marcos (Madrid).

Imagen de uno de los trasladados de la residencia de San Marcos (Madrid). EFE

Les llegan consultas de todo el territorio nacional. La forma de proceder es complicada. Sobre todo porque los pleitos familiares no son plato de buen gusto para nadie. La asociación realiza procesos de mediación para tratar de llegar a un acuerdo entre las partes. En caso de no conseguirlo, todo continúa hacia adelante por la vía legal.

Los servicios jurídicos de la asociación, encabezados por Felipe López, Grupo Alianza Gestión de Riesgos Legales, afirman que es muy duro reconocer que están abandonados. Explica que legalmente se puede llevar a cabo lo expuesto. El Código Civil recoge varios motivos por los que uno puede desheredar a los conocidos como herederos forzosos. La jurisprudencia del Tribunal Supremo les avala. “Está incluyendo el maltrato psicológico: menosprecio y abandono”, expone López.

Un proceso complicado y costoso

“Es un procedimiento donde vas al notario, le tienes que decir las causas, y cuando llegan los problemas es cuando los hijos impugnan el testamento”. Así resume el procedimiento para desheredar a los hijos Felipe López.

El problema es que sobre el papel todo parece muy fácil, pero aquí juega también el corazón. La eterna disyuntiva entre razón y pasión. Los sentimientos de un padre o una madre hacia sus hijos suelen ser incomparables. No los dejarían desamparados por casi nada. Sin embargo, la situación vivida por los progenitores es límite. Cuando toman la decisión es porque lo han pensado muchísimo. López afirma que aquí “se dan situaciones de auténtico abandono”.

Hasta ahora, el Código Civil estimaba que eran causas justas para desheredar a los hijos: “Haber negado, sin motivo legítimo, los alimentos al padre o ascendiente que le deshereda” y “haberle maltratado de obra o injuriado gravemente de palabra”. Además, también se recogen otros motivos, como aquellos que impiden a una persona los derechos de sucesión de otra.

Felipe López dice que existe inseguridad en este tema. Como se ha referido anteriormente, la mayoría de estos casos acaba en los juzgados y se aplica el Código Civil, que en la actualidad, por los casos dados, parece insuficiente. “Me gustaría resaltar que nos estamos moviendo dentro de una inseguridad tremenda. No puede ser que todo se gane en los tribunales y no en la ley. Las causas deben ser más claras y más extensas”, afirma el letrado.

Una madre y su hija se abrazan con una cortina de plástico en una residencia de Valencia.

Una madre y su hija se abrazan con una cortina de plástico en una residencia de Valencia. EFE

Uno de los participantes en este reportaje aún piensa si ‘ganará’. En realidad, la duda parece ser si merece la pena meterse en este ‘pleito’ o no. “Tú como periodista, ¿cómo lo ves?”, nos cuestionan. Sólo podemos mostrarle la misma luz que a nosotros nos dan los abogados consultados.

“Es tan gravoso que se deberían establecer criterios más claros y sencillos”, zanja el letrado de Acumafu.

20 años sin hablar con su hijo

“Hace cinco años que falleció mi mujer. Lógicamente, invité a mis hijos a que recogieran la herencia. Dividieron la mitad del capital que había y yo dispuse de lo mío y ellos de lo suyo. Mi hijo no está de acuerdo con la división. Él quiere poseerlo todo y darme a mí sólo lo que él crea conveniente”. La narración parte de un padre desesperado. No piensa ceder. “Mis amigos me dicen que no lo haga. Todo el mundo me aconseja que no, pero yo hasta lo pienso, al final no puedo disponer de nada. Tuve que volver a trabajar después de la jubilación porque no tenía para comer de lo que me había hecho antes. Pero esto ya...”, cuenta en conversación con EL ESPAÑOL.

Hace 20 años que no se habla con su hijo. Tuvo que acudir a los juzgados para poder ver a sus nietos. Tienen 12, 14 y 16 años. Antes los veía una vez cada dos semanas. Así lo estimó el juez. Cenaba con ellos y no tenía problemas con los menores. Desde que se decretó el confinamiento en España, en el mes de marzo, no los ha vuelto a ver. Sólo el mayor ha podido pasar a verle una vez en junio.

Técnicos de ambulancia trasladan a un anciano.

Técnicos de ambulancia trasladan a un anciano. EFE

Este padre relata que hace años que no ve a su hijo. Viven cerca, por lo que cuando se decretaron las salidas por franjas horarias se cruzó en la calle con él. “Se fueron a otra calle”, expone.

Los problemas venían de antes, pero el confinamiento ha sido “la gota que ha colmado el vaso”. Su hijo, en medio de una pandemia mundial, no le ha llamado ni para saber si sigue vivo. “Es muy duro esto”, repite.

Este viernes decidió llamar a Marcelo para que le aconsejara y desheredar a su hijo. Está a un paso de tomar la decisión. Cómo él, cientos de personas mayores quieren dar el paso definitivo.