La Brigada de la Policía Científica de Santander (Cantabria), tras 19 años, no ha podido resolver un caso: el de la Dama del Camello. Es su “obsesión” desde hace años. El cadáver de esta mujer, sin identidad, fue hallado en la madrugada del viernes 29 de junio de 2001 en la playa del Camello (Santander). Y nunca se ha sabido quién es. De hecho, este mayo, René Otero, hermano de Blanca, la mujer recién hallada con vida tras 25 años desaparecida, vio un retrato robot que había hecho una forense de Científica en 2013. Y se alertó… era muy similar a su hermana desaparecida en 1995. “Mi hermano vio el retrato robot y se parecía mucho a Blanca. Entonces avisó a la Policía”, explicaba José Luis, en conversación con EL ESPAÑOL.
Pero no lo era. Su enorme parecido, no obstante, llevaron a la gran confusión. Pese a ello, cuando la Policía Nacional escuchó las palabras de René el pasado 26 mayo se puso, nuevamente, manos a la obra. Quizá había llegado el momento, tras casi dos décadas, de esclarecer el misterio de la Dama del Camello.Y comenzaron los análisis. Pero, nada, otro chasco. Científica no pudo desvelar quién era la mujer encontrada en la playa del Camello (Santander) en 2001. Cotejaron los datos biométricos y los marcadores de ADN de la Dama del Camello y de Blanca y no coincidían.
El misterio de la Dama del Camello, de este modo, sigue vivo. Así, fuentes policiales informaban el pasado junio a los medios que descartaron que “una mujer desaparecida en la década de los 90” —Blanca Otero o Eva, su pseudónimo durante cuarto de siglo— fuese la enigmática mujer. Las pruebas realizadas por la Policía Científica eran irrefutables. El ADN revelaba que el cadáver encontrado en 2001 en la playa del Camello no se corresponde con “la mujer desaparecida en los años 90”.
Y así era. Es más, esta misma semana llegaba la confirmación. Blanca estaba viva, pero se llamaba Eva. Fue hallada cuando Policía Local de Pola de Siero (Asturias) fue a comprobar el estado de su vecina Eva, de 68 años. Llegaron a su domicilio, en la urbanización de La Fresneda y comprobaron que “el inmueble estaba cerrado con llave desde el interior”, según fuentes del Ayuntamiento asturiano. Procedieron a entrar porque, presumiblemente, la mujer estaba con “algún trastorno o enfermedad física grave”.
Al acceder al domicilio, los agentes encontraron a Eva “sin poder moverse y con un cuadro de deshidratación aguda”. Rápidamente, fue trasladada al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde “está ingresada y evoluciona favorablemente”, según ha confirmado Luisa María Benvenuty, jefa superior de la Policía en Asturias. Además, Blanca está acompañada de su hermano René, quien ha explicado al diario La Nueva España que “vivirá con él”, tras 25 años en paradero desconocido. Blanca no era ni Eva ni la Dama del Camello.
Un misterio sin resolverse
Y es que el misterio de la Dama del Camello ha marcado la historia policial santanderina todo este siglo XXI. Aún no se sabe nada de su identidad. Al parecer, un 29 de junio de 2001, apareció un cadáver en la playa del Camello, en Santander. Según las pesquisas policiales de la época, esta misteriosa mujer murió ahogada. De hecho, su cuerpo no presentaba signos de violencia, según explican algunas crónicas antiguas de El Diario Montañés.
Aquella noche, un grupo de personas avisaron a la Policía Nacional de que habían avistado un cadáver tirado en la playa. Se trataba de una mujer de entre 40 y 45 años. De ahí que, años después, se sospechara que podía ser Blanca-Eva, ya que había desaparecido en 1995 con 43 años. La Dama del Camello, en todo caso, tenía complexión delgada y medía 1,66 metros, una estatura idéntica a la de la recién aparecida. Pero, insistimos, se trataba sólo de mera casualidad, pues Blanca vive y se está recuperando en el HUCA.
La Dama del Camello, sin embargo, vestía un pantalón color beige, una camisa de flores y una chaqueta marrón, recién lavada y con una etiqueta de tintorería con un número: el 654730. Así lo afirman estas crónicas de archivo del citado diario cántabro. También, la mujer sin identidad lucía en su mano un reloj de pulsera de la marca Citizen.
Pero la mujer no fue hallada sola. A los pies de la Dama del Camello apareció su bolso y una bolsa de El Corte Inglés con una colonia y dos trapos de cocina. De hecho, la Policía Científica siempre ha pensado que es poco probable que haya muerto ahogada lejos de la playa santanderina, ya que sus pertenencias aparecieron muy próximas a la enigmática mujer.
Un retrato robot
La Policía Científica lleva desde entonces intentado resolver este caso. ¿Quién era la mujer? ¿Se ahogó por accidente o buscó el suicidio? ¿En qué tintorería limpió su chaqueta? Son muchos los interrogantes que acompañan a este capítulo de las investigaciones policiales sin resolver. Por ello, los agentes siempre han perseverado en su idea de esclarecer los hechos.
De hecho, según apuntan algunas hipótesis, se piensa que la mujer, por sus rasgos faciales, puede tener origen suramericano. De ahí que en 2013 los investigadores quisieran dar un paso más allá. Científica pidió ayuda al entonces jefe de la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia, Fernando Serrulla. Además, con las fotos del cadáver, la forense Marga Sanín elaboró el retrato robot que ilustra este reportaje.
Ése mismo que vio René y le hizo pensar que la Dama del Camello podría ser su hermana desaparecida Blanca. Los años de la desaparición y la edad de las mujeres eran próximos; la estatura de las dos, la misma y el retrato robot elaborado en 2013 era demasiado similar. Pero se trataba de un cúmulo de casualidades. El ADN lo desmintió en junio y el hallazgo de Blanca Otero —Eva, en Pola de Siero—, tras 25 años desaparecida, lo confirmó. Mientras tanto, la Policía sigue haciéndose la misma cuestión que hace 19 años: ¿Quién es la Dama del Camello?