Cuando Jesús Encinar estaba rumiando el negocio que querían montar, en los últimos compases del año 99, en plena expansión de internet, al borde de un cambio de siglo -y de mundo-, se topó con el pragmatismo y la contención castellana. Enfrente, la madre de Encinar, que le quiso quitar la tontería.
-Cómo vas a montar una empresa. Vaya panda de idealistas. Sí, idealistas punto com, adujo la señora.
Y, de repente, bingo. Nacía Idealista. El primer gran éxito tecnológico español. Una idea muy sencilla: volcar en internet el trabajo que se hacía a pie, recorriendo barrios, preguntando a porteros. Todo, detrás de una pantalla.
Era noviembre de 1999 y mucho ha llovido desde entonces. Lo que nació siendo una pequeña empresa fundada por Jesús a la que posteriormente se incorporó su hermano Fernando y su compañero de universidad, César Oteiza, ha terminado esta semana como una de las grandes operaciones en el mundo tech en la historia de nuestro país: la mayor operación de compra de una empresa digital española.
Origen: Ávila
Pero todo comenzó en Ávila. En esta ciudad castellanoleonesa, de algo menos de 60.000 habitantes, vivían los Encinar. La familia, emprendedora, regentaba un pequeño hotelito a las afueras del municipio. Era un coqueto establecimiento de 22 habitaciones, en la zona de la Rivilla.
Ahí, entre esas paredes, danzando entre los pasillos y la recepción, se criaron los hermanos. Jesús (1970) y Fernando (1969), lo tenían claro desde bien pequeños. Querían ser sus propios jefes. Volar por libre. Tener el menor número de ataduras posibles. Lo explicó el propio Jesús en una entrevista con PRNoticias: "Cuando éramos niños vivimos un desahucio y nos quedamos sin casa. Por eso, una de las cosas que teníamos claro era que no queríamos ninguna deuda en nuestra vida".
Así, tras mudarse ambos dos a la capital de España con 17 añitos para iniciar la universidad, el primero dio el salto a las Américas para estudiar tras licenciarse en Administración y Dirección de Empresas en ICADE. Se fue a Boston a cursar un MBA en Harvard, donde vivió la explosión de internet. Se quedó un par de años danzando por el país y, finalmente, volvió a España tras conocer al que posteriormente sería su marido, Daniel Calamonte. Pero ya con la idea de montar algo en internet.
Con el nuevo milenio cambió todo. El 21 de enero del 2000 se constituyó la empresa. Pero, ¿cuál fue el origen, la chispa que prendió la mecha del exitazo? Internet. La efervescencia digital que se vivía en aquellos instantes. La burbuja que pronto estallaría. Todas las grandes empresas de hoy ya estaban entonces: Ebay, Amazon, Yahoo. Todo estaba por delante.
No existía Google. Tampoco Facebook. Por no hablar de WhatsApp. En aquel momento, sólo había 4 millones de usuarios que pagaban dinero para navegar unos minutos por internet.
El sueño americano
De hecho, fue en EEUU donde Jesús conoce la red. Allí tuvo su primera cuenta de correo electrónico, en 1995, la que tenía asociada como estudiante de Harvard.
Pero entre que Encinar funda la empresa y saca la web, estalla todo. Ese exceso de dinero se terminó. El pinchazo de los valores económicos vinculados a la especulación con las empresas de internet [lo que se conoce como la burbuja de las puntocom] no son el único terremoto que ha sufrido idealista. También estalló, claro, la burbuja inmobiliaria en nuestro país. Y, ahora, tras las oleadas de la pandemia generada por la Covid-19, el mercado vuelve a ser sinuoso.
Sin embargo, el gesto se ha integrado dentro de la rutina del español medio. ¿Hay que cambiar de casa? Click: me meto en idealista. ¿Quiero vender o alquilar la mía? Click: me meto en idealista.
Cuando nació idealista tan sólo tenía 4.300 anuncios subidos. Se circunscribían, únicamente a Madrid y eran exclusivamente inmuebles de segunda mano. Poco o nada que ver con la empresa que es ahora.
Para muestra, la operación que su empresa acaba de vivir. Aunque, de hecho, para Jesus y sus socios, Fernando y César no cambia casi nada. Continuarán siendo accionistas y gestionando la compañía, ahora con EQT. Quieren continuar sus vidas como hasta ahora, dirigiendo idealista y guardando un perfil bajo. Nada de exponerse. Nada de cometer excesos ni comprarse un yate ni irse a las Maldivas. Jesús siempre dice “a mi me mandas a una playa y me matas”. Su máxima aspiración es seguir dirigiendo idealista.
1.000 millones
Pero lo cierto es que los 1.000 millones de euros que EQT Partners pagará, si la CNMC da su visto bueno, a Apax por su participación en Idealista se ha convertirán en la mayor operación de compra de una empresa digital española.
Se trata de la primera que supera los nueve ceros en el cheque, ya que las siguientes en la lista quedaron en ocho. Su nombre no es muy conocido para el gran público, pero en 2018 el gigante norteamericano AT&T puso encima de la mesa entre 700 y 800 millones de euros por AlienVault. La compañía de ciberseguridad fundada en 2007 en Madrid por Julio Casal y Dominique Karg dio el salto a Estados Unidos en 2010 y desde entonces no dejó de crecer hasta caer en las redes de AT&T.
Mucho más lejos queda la sonada compra de ya.com en el año 2000. En plena burbuja de las puntocom, Deutsche Telekom desembolsó 550 millones de euros por el portal propiedad de Jazztel. Siete años después, la operadora alemana comunicó la venta a France Telecom (Orange) por 320 millones de euros.
Es uno de los portales españoles que más ropa vende en la actualidad. Privalia facturó 215 millones de euros en 2018. El gigante y competidor francés Vente-Privee pensó que para qué luchar contra ella si puedes comprarla y desembolsó más de 450 millones de euros en 2016. Por aquel entonces se convirtió en la mayor operación de venta de una startup respaldada por capital riesgo en España.
Encinar, mientras, continua su camino hacia el éxito. Él, que compartió piso hasta los 26 años con sus amigos, que se compró su primera vivienda -a tocateja- a los 40, que es un defensor acérrimo del alquiler, es uno de los grandes iconos del empresariado español. Todas las fuentes consultadas para este reportaje apuntalan su imagen de hombre respetado y valorado en el ámbito inmobiliario.
Las sonrisas son una constante en Encinar. Del sueño de un puntocom a un imperio valorado en 1.321 millones de euros, en cifras de El País. Y con una gran influencia: el germen abulense de esta gran empresa made in Spain. Casi nada.