Estar encerrado entre cuatro paredes no es fácil. La monotonía agobia. La sensación de falta de libertad crece a cada momento en tu propia casa. No lo notas, pero tu vista sí: incluso apenas miras a unos pocos metros el objeto más cercano. El lugar en el que vives se te vuelve insoportable y empiezas a pensar qué cambiarías. Podrías poner flores que den color y te recuerden a la naturaleza. Si pudieras reorientar la casa y hacer que diera un poco más el sol lo harías. Decorar de nuevo. Pintar las paredes. Todo lo posible por ver un cambio. Sin duda, sensaciones que hasta hace poco los españoles no habían experimentado. Hasta que llegó el confinamiento a causa del coronavirus. Era el momento de cambiar de casa o hasta de mudarse lejos de la ciudad.
Tras el final del estado de alarma, el pasado 21 de junio, fueron muchos los que pensaron en cambiar de aires. La gran ciudad dejaba de ser vista como un sitio de oportunidad. Si hay que estar encerrados, mejor hacerlo en un lugar con amplios espacios, donde la vista pudiera otear el horizonte sin tener que sortear altos edificios o estar subida en un noveno piso. Además, el coste de la vivienda es generalmente más barato conforme nos vamos alejando del núcleo urbano.
Los motivos para buscar una nueva localización son muchos. El teletrabajo es uno de ellos. Si no necesito llegar a tiempo a ningún lugar, ¿qué más da el lugar donde viva? Ahorro y comodidad son las grandes bazas de las zonas rurales. No hay atascos, ni ruidos, ni nada por el estilo. Comprar una vivienda en un municipio de menos de 5.000 habitantes en España es un 51,8% más barato que la media nacional, según un estudio publicado por Idealista a finales de julio.
El cambio es, sin duda, un quebradero de cabeza. No obstante, vistos los datos, el salto no parece que pueda tener una caída al vacío tan grande. El precio empuja, según Idealista. El mayor descuento se encuentra en la provincia de Barcelona, donde los pueblos tienen un precio un 69,1% inferior que la capital. Le siguen Madrid (68,5% más baratos), Sevilla (68% más baratos), San Sebastián (65,6% más baratos), A Coruña (63,3% más baratos), Salamanca (62,5% más baratos), Granada (-61%) y Zaragoza (-60,8%).
La economía es fundamental a la hora de buscar residencia, pero no siempre la disminución de ingresos juega a favor del ahorro. Sin nada en el bolsillo, es momento de arriesgar y jugarte las últimas cartas. ‘All in’ (todo dentro), que se diría en una timba de póker por el todo o nada. Por eso, Ferrant Font, Director de Estudios en pisos.com, cree que todo dependerá de cómo evolucione el mercado de trabajo. “Las grandes urbes suelen ser sinónimo de grandes oportunidades, habrá que ver si esto continúa siendo así. El paro jugará una carta”, opina. La coyuntura económica siempre marca tendencia en el mercado inmobiliario y en esta ocasión no iba a ser menos.
Buscando en Idealista se pueden encontrar auténticos chollos y comparaciones. Por ejemplo, EL ESPAÑOL ha realizado una búsqueda para saber dónde es más barato comprar una casa en Madrid. Una casa o chalet independiente en venta en calle de Vicente Aleixandre de Rivas-Vaciamadrid tiene un coste de 375.000 €. Son 219 metros cuadrados, tres habitaciones y cuenta con garaje. En el término municpal de la capital, una casa de similares características tiene un precio que asciende a casi un millón de euros.
La misma búsqueda en Barcelona te puede llevar casas de similares características. En el Passatge de Garcia Cambra del barrio de Guinardó encontramos un chalet por 720.000 euros. Algo más pequeña es una de las casas encontradas en Bajo Llobregat. En Cornellá, un piso de 3 habitaciones puede costarnos 273.000 euros.
Sevilla es otra de las grandes capitales donde algunos eligen la periferia. Aquí, sin embargo, los precios son más baratos. En Los Bermejales podemos encontrar un auténtico chollo. Adosado de tres habitaciones y 298 metros cuadrados por 520.000 euros. Cuando nos trasladamos a la zona del Aljarafe, en busca de una vivienda similar, podemos encontrar un poco más bajos. No suelen tener tanta superficie, pero encontramos en Castilleja de la Cuesta, en la calle Tomares, una casa con tres habitaciones y garaje, de 170 metros cuadrados, por 150.000 euros.
Los lugares analizados son cercanos a las capitales y tienen una alta densidad de población. Cuanto más nos alejamos y más pequeño es el pueblo en el que buscamos, más chollos podemos encontrar. Un estudio de Idealista avanzaba hace un mes que habían aumentado las búsquedas de vivienda en pueblos de menos de 5.000 habitantes. En el mes de enero el 10,1% de las búsquedas de vivienda en venta que se realizaban en Idealista eran sobre municipios de menos de 5.000 habitantes, mientras que en junio ese porcentaje aumentó hasta el 13,2% del total.
Esta tendencia se vio disminuida una vez culminaron las restricciones. Como indicábamos anteriormente, si podemos tener libertad de movimientos, las grandes urbes son sinónimos de oportunidad. Por ello se estabilizaron las búsquedas en pueblos pequeños.
Fernando Encinar, jefe de estudios de Idealista, aseguraba en julio que los datos ponen de manifiesto que “una vez que se han relajado las medidas de confinamiento a las que hemos estado sometidos durante el estado de alarma, el interés de los españoles por abandonar las grandes capitales también ha decaído”.
“Habrá que esperar algunos meses para ver si el recuerdo de lo vivido y el soporte del teletrabajo mantienen este interés por el extrarradio o, por el contrario, la población vuelve a concentrarse en grandes núcleos urbanos”, decía Encinar por entonces. No le faltaba razón.
Consultando en decenas de inmobiliarias, EL ESPAÑOL se ha encontrado siempre con la misma respuesta: “Hay mucha gente con interés en buscar una casa fuera del núcleo urbano, pero es difícil que se materialice. Aunque exista el teletrabajo, también hay que seguir acudiendo a la oficina y los niños tienen que ir al colegio”.
“El tráfico y el contenido han aumentado”, aseguraba Ferran Font, de pisos.com en conversación con este periódico. “Cuando hablamos con inmobiliarias nos dicen que sí hay un interés por salir de la urbe, pero no acaba por materializarse”, indica en consonancia con lo ya expuesto.
Font explica que el cambio de paradigma se ha establecido en otra categorización. De esta forma, si antes los compradores se fijaban en el precio, las características del inmueble y la ubicación -por ese orden- para elegir una vivienda, ahora el lugar importa más que las características. No queremos tanto vivir en el centro de la ciudad, sino que preferimos la opción de irnos a un lugar tranquilo en el que pasar un posible segundo confinamiento. Nos dan más igual si tiene dos baños o uno, si tienen dos habitaciones o tres, queremos estar en un lugar que nos aporte un poco más de paz y naturaleza.
Esto no quiere decir que no le demos importancia a las características del inmueble que buscamos. Obviamente, se establece esta categorización dentro de pisos similares, con precios similares, en lugares diferenciados
Sin embargo, como ya se ha referido, alejarse de la urbe se hace harto complicado en multitud de ocasiones. Esto está haciendo que aumenten también las reformas. Hemos pasado tiempo en casa y nos hemos percatado de las deficiencias de nuestras viviendas.
El 61% de los hogares de España estaba dispuesto a hacer reformas en su vivienda tras el confinamiento derivado del coronavirus. Eso supone 10 puntos más que la media europea, según la patronal de la reforma Andimac.
La pandemia continúa al acecho. Los datos de positivos por coronavirus siguen al alza y se espera que en las próximas semanas las autoridades españolas tomen decisiones al respecto. Madrid, como urbe principal del país, ya tiene distintas zonas confinadas. Habrá que ver si finalmente se materializa un segundo confinamiento estricto. A partir de ahí, el mercado inmobiliario se volverá a mover. Si no, siempre quedarán las reformas.