— A mi mujer le da pena en lo que se ha convertido el barrio -de Usera (Madrid)-. A mí ya te digo que me da asco. Hace mucho tiempo que la situación está muy mal y los que la tienen que arreglar, no sé por qué motivo, no lo hacen.
— A mí me da pena, no asco. Esto… De verdad que yo ya no salgo a partir de las 8 de la tarde, incluso antes del confinamiento, y no es por el coronavirus. Me da miedo. Antes esto era un barrio obrero; ahora, no lo sé. Deberíamos irnos a Castilla-La Mancha a estar tranquilos, pero él no quiere.
Habla un matrimonio que lleva varias décadas viviendo en el barrio de Usera, localizado al sur de Madrid. Primero él, luego lo hace ella. Acaban de pasar por la calle Mariano Vela, donde un corazón roto y la palabra Cuba están pintadas con grafiti sobre el asfalto. Tapan una enorme mancha de sangre situada junto a un Opel Astra que lleva sin moverse de ahí desde el pasado sábado. A menos de dos metros, en la acera, un altar con velas y flores culminan el recuerdo del último gran altercado del lugar: Johandres, cubano de 32 años, fue apuñalado presuntamente por un hombre de 38 y origen boliviano. Le cortaron en el cuello con un cuchillo.
No es novedad que el nombre del barrio esté rodeado por los delitos cuando se pronuncia. La última macrooperación policial en Usera se saldó con 49 detenidos. Antes, noticias como atraco a un banco a punta de pistola y aumento de bandas latinas también rodearon el barrio. Este sábado, un nuevo asesinato en las calles del barrio. No hacía tanto del último, en agosto un hondureño murió tras ser apuñalado en el corazón.
“A saber lo que ocurrió”, dice una vecina en la mañana de este lunes. Le contesta otra que llega: “Adivina adivinanza”. No son las únicas que se paran a comentar lo ocurrido en esta calle de Mariano Vela el pasado sábado, una de las perpendiculares de la arteria principal del barrio, Marcelo Usera, sino que hay más curiosos. La mayoría se detiene, saca el móvil y fotografía el altar o la pintada. Algunos se persignan.
La era de la tecnología favorece este tipo de situaciones. Precisamente un móvil y las redes sociales permiten a las señoras, al igual que la mayoría de viandantes, saber qué ocurrió; sólo desconocen el porqué. “He visto el vídeo del cuchillo”, pero no sé nada más. "Dicen que son bandas latinas", comentan erróneamente, ya que la policía lo había descartado.
La calle es estrecha, de un sólo sentido, y el Opel Astra ante el que fue asesinado Johandres continúa en el mismo lugar, a pesar de estar junto a unos carteles de prohibido aparcar. La mayoría de los que pasan por esta vía han visto el vídeo de un hombre que corría con un cuchillo en la mano y el desenlace.
En un bar responden a los reporteros: “Como para no verlo, está cada dos minutos en la tele”. No se habla de otro tema en el barrio. El coronavirus ha sido eclipsado. Al menos, durante unas horas. En otro bar, un cliente pregunta por la calle Mariano de Vela. Le dan las indicaciones y, cuando se marcha el hombre, las camareras dicen con sarcasmo: “Al final hacen famosa la calle. ¡Cómo está el barrio...!”.
La pelea precisamente comenzó en un bar. Se llama La Choza y estaba cerrado en la mañana del lunes. “Sólo abre los fines de semana”, indican conocedores del lugar. “Normalmente, vienen muchos bolivianos, pero no conozco a los que lo llevan”, dice una mujer que frecuenta la zona. La reja está echada. Sólo el nombre, pintado con grafiti con los colores de la bandera de Bolivia, da a entender que ahí hay un negocio.
“Normalmente, se escuchan muchos ruidos y hay broncas. No te puedo decir si peleas porque no me asomo, pero les escucho y los gritos son muy fuertes”, cuenta una vecina que no estaba en su casa en el momento de la pelea. “Cuando llegué ya estaba la policía... Nadie se merece morir por algo así, sea cubano, boliviano, ecuatoriano o español. Es una vida”, comenta apenada. Es la última tragedia en Usera.
“Fue un abuso”
“Dicen que estaba ligando con una chica y por eso empezó la pelea”, afirma la camarera de un bar de Usera con un cliente. Ambos hablan de lo mal que está el barrio y las especulaciones crean una bola de lo sucedido. “El del cuchillo era el que mató al otro”, le cuenta erróneamente un chico a dos de sus amigos a la salida de clase. “Si no lo has visto, sólo tienes que poner asesinato Usera y te sale”, comenta a los jóvenes que le acompañan.
El vídeo crea confusión. Sólo se ve a un hombre correr con un cuchillo en la mano, una reyerta y a un hombre morir. Es viral, pero también demasiado interpretable sin contexto.
Johandres llevaba tres años en España. Vino con un permiso para trabajar: es albañil. Aquí sólo tenía a sus amigos y a su pareja. El resto de su familia está en Cuba. Tiene un hijo de 10 años en su país.
La noche del pasado sábado, según cuentan sus allegados, estaba en La Choza con otro amigo cubano que había venido a pasar el fin de semana desde Zaragoza. Afirman que estaban haciendo una videollamada y una chica interpretó que la estaban grabando. Les recriminaron por ello y ahí comenzó la pelea. “No conversaron, directamente la emprendieron a golpes”, narran los allegados.
“Fue un abuso”, dice Leandro, amigo de Johandres. Estima que eran 15 y relata: “Él consiguió escapar, pero seguían pegando al otro chico. Le estaban dando una buena y, para que lo soltaran, fue a su casa, a coger el cuchillo. Él vivía cerca de aquí”.
Efectivamente, Johandres es el hombre que se ve en el vídeo corriendo con el cuchillo, pero no mató a nadie. Según los amigos, regresaba al lugar de la pelea para que soltaran a su acompañante. Sin embargo, cuando llegó, el otro cubano ya había conseguido irse. Sus compatriotas cuentan: “Johandres llegó y entre cinco le quitaron el cuchillo. Había una mujer, que fue la que se lo quitó. Entonces, sacaron otro cuchillo de un coche y se lo clavaron. Tiraron los dos armas en la calle de aquí al lado, junto a los coches”. El agredido trató de levantarse, pero no lo consiguió: falleció casi en el acto.
Era un bar que el fallecido frecuentaba con sus amigos. Ellos, en la mañana de este lunes, le honran con velas, flores y una foto suya. Recuerdan que se juntaban en los bares de la zona. “Siempre estábamos por aquí”, cuenta su amigo Leandro, que se rompe por el dolor. Le queda una lucha por completar antes de descansar. Están haciendo una recaudación para poder repatriar a su amigo: “Aquí sólo nos tenía a nosotros. Allí está su familia y necesitamos 5.550 euros para poder enviarle a descansar con su familia a Cuba. Por favor, todo aquel que pueda ayudarnos, le estaríamos agradecidos”.
La policía siempre está aquí
El vídeo viral de lo ocurrido muestra la llegada de la policía segundos después del apuñalamiento. Los agentes detuvieron aquella misma noche a un hombre boliviano de 38 años como presunto autor de los hechos. Tras iniciar la investigación, otros cuatro hombres fueron apresados por los agentes. Los amigos de Johandres esperan que también se localicen pronto a otras dos mujeres que participaron en los hechos.
Algunos rememoran lo ocurrido en la fatídica noche del sábado. “Todo el mundo con los móviles grabando desde el balcón”, dice un hombre en esta calle de Usera. “¿Por qué nadie llamó antes a la policía? Si ellos siempre están por aquí…”, se pregunta una vecina que cree que la muerte se podría haber evitado.
Las 11 de la noche señalaban el final de la fiesta a causa de las restricciones por la pandemia en Madrid. También, obviamente, en la calle Mariano Vela. La calle cuenta con dos bares y mientras de uno nacía una pelea, en el otro trataban de contener dentro a la gente, cerrando la persiana, para evitar una riña mayor. La Comisaría de Usera está a 600 metros y los agentes llegaron con rapidez. Sin embargo, ya nada podían hacer por la vida de Johandres.
“Esto es muy fuerte”, dice un cubano que no conocía de nada al fallecido. Pasea por Mariano Vela. Explica a sus hijos y su mujer lo ocurrido cuando deja de hablar con el reportero, al que ha preguntado por lo ocurrido. “Nadie quiere mojarse pero todo el mundo lo vio”. ¿Qué tal el barrio? “Bueno, es conflictivo, pero esto no es un gueto”.
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