“Usted es el hijo de un terrorista”. Aunque esa frase no conste en los diarios de sesión del Congreso de los Diputados, está en las hemerotecas y memorias de muchos. La pronunció la otrora portavoz del Partido Popular, Cayetana Álvarez de Toledo, contra el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, el pasado 28 de mayo en una sesión de control en la Cámara Baja. Lo que seguramente desconocía la defenestrada política es que ella no es la única con raíces nobles.
La polémica acusación de Álvarez de Toledo podría completarse —y matizarse— de la siguiente forma: usted es el hijo de un militante del FRAP, el nieto de un condenado a muerte al que se le conmutó la pena y acabó trabajando en un ministerio franquista, el sobrino-chozno de un exitoso escritor y descendiente —no se sabe exactamente en qué grado— de un capitán de la guardia de los Reyes Católicos. Ahí es nada.
Esto ha descubierto la web myheritage.es, un portal dedicado a construir árboles genealógicos, en su mayoría, creados por los propios usuarios para conocer mejor sus orígenes. "Nos encantó hacer este descubrimiento. Esta debe ser una rama de la familia que no estaba demasiado trazada, aunque estamos hablando de antepasados medianamente cercanos somos conscientes que no en todas las familias la historia familiar se preserva", asegura Sonia Meza, gerente de MyHeritage en España y América Latina.
Meza cuenta que MyHeritage siempre está buscando sorpresas de este tipo. Otros famosos tienen ya también su árbol creado, o mejor dicho, el árbol de familiares con los que comparten los mismos antepasados. Tras un par de semanas de investigación, esto es lo que han descubierto de la curiosa genealogía del vicepresidente Pablo Iglesias. Retrocedamos cinco siglos atrás.
El “valeroso capitán”
El vicepresidente es un republicano declarado, pero tiene un antepasado que estuvo a las órdenes directas de los Reyes Católicos, nada menos. Era Martín de Alarcón, capitán de la Guardia Real y progenitor de los Marqueses de Trocifal y los condes de Torresvedras.
Las hazañas del llamado “valeroso capitán” vienen recogidas en el cuarto tomo de las Relaciones genealógicas de la casa de los marqueses de Trocifal; condes Torresvedras; su varonía Zevallos de Alarcón, y por la casa, y primer apellido Suárez. El libro está firmado por Antonio Suárez de Alarcón e impreso en Madrid en 1656, es decir, casi dos siglos después de la toma de Granada, en la que Martín de Alarcón participó.
“Fue Martín de Alarcón uno de los insignes capitanes que se hallaron en las guerras y conquista del Reino de Granada (...) que tuvo en custodia al Rey Moro de Granada, y al Infante su hijo, y fue nombrado juntamente con el Gran Capitán Gonçalo Fernández de Córdoba para las capitulaciones y entrega de aquella ciudad como todo lo escriben muchos historiadores, de cuyo crédito me valdré luego”.
El “valeroso capitán”, amigo personal de Fernández de Córdoba, tenía a su cargo la fortaleza de Porcuna (Jaén), donde les fue entregado a Isabel y Fernando el último sultán del reino nazarí de Granada, Muhammad XII, también llamado Boabdil el Chico por los cristianos. Allí estuvo el sultán “cerca de nueve años” bajo la vigilancia de Martín de Alarcón, hasta que Fernando el Católico hizo un trato con él para que le ayudara a derrocar a su padre y tomar Granada.
Tras una guerra civil en el reino nazarí y un embrollado juego de tronos, Granada cayó en 1492. Así fue, en parte, gracias a un antepasado de Pablo Iglesias. Al capitán y al vicepresidente les separan unas 14 generaciones, siguiendo la secuencia lógica de las fechas.
Hay versiones dispares sobre lo que ocurrió con Martín de Alarcón tras la toma de Granada. Un autor sostiene que se lanzó a las guerras italianas junto a Fernández de Córdoba. Otros lo contradicen ya que al parecer ya había muerto cuando se cumplía el año 1497. Sea como fuere, en algo coinciden todos: “Fue Martín de Alarcón uno de los más celebrados Capitanes desta guerra [la de Granada] como se reconoce de los que dizen tantos autores”.
Aún no sabemos si Pablo Iglesias es conocedor de estos datos de su pasado y si le será de mucho agrado. En una ocasión, mucho antes de su vicepresidencia y moño, tachó de “patrioterismo rancio, inculto y reaccionario” que Esperanza Aguirre celebrara el aniversario de la toma de Granada.
Los Alarcón de Guadix
Los primeros antepasados del vicepresidente de los que se conocen fotografías son Pedro de Alarcón Carrillo y Joaquina Teresa Ariza Ferrer. Él fue regidor perpetuo de Granada y escribano de número de la Ciudad de Guadix. A ella no se le conoce oficio.
De este matrimonio nacieron nueve hijos con nombres muy elaborados. El más notable de ellos fue Pedro Antonio Joaquín Melitón de Alarcón y Ariza, escritor, periodista, poeta, político, dramaturgo y diplomático. De joven fue un liberal exaltado -en 1854 azuzó la rebelión de la Vicalvarada- y posteriormente se convirtió a un conservadurismo moderado. Una de sus obras más famosas fue El sombrero de tres picos, llevada al ballet de la mano del compositor Manuel de Falla y al cine hasta en tres ocasiones.
También la pareja de este, Enriqueta Lozano, fue una notable autora del romanticismo tardío. Sin embargo, esta relación no terminó en matrimonio debido a incompatibilidades de fe. Ella, devota creyente; y él, ateo confeso. No ha lugar. Posteriormente, Enriqueta tuvo 12 hijos con Antonio Vílchez. Él tuvo cinco con Paulina Contreras.
De la vida del hermano mayor del escritor, Pedro Joaquín Víctor de Alarcón, se conocen muchos menos datos. Sabemos que se casó con María de los Dolores Roquier y Gómez, de la que enviudó en 1890. De ese matrimonio nació Joaquina de Alarcón Roquier, quien continúa la saga familiar que desembocó en el líder de Unidas Podemos.
En las siguientes dos generaciones el apellido Alarcón se disuelve en el árbol genealógico de Pablo Iglesias al haber dos mujeres en la línea temporal. El primer apellido del vicepresidente viene por parte de su abuelo paterno, protagonista de una curiosa historia que ya contó este periódico.
Condena y absolución
Manuel Revertino Benito Iglesias Ramírez, el abuelo de Pablo, nació en Villafranca de los Barros (Badajoz) en 1913. Estudió Derecho en Sevilla y, al terminar la Guerra Civil, fue apresado y condenado a muerte. Estaba acusado de haber participado en el rapto y asesinato del marqués de San Fernando, Joaquín Dorado y Rodríguez y su cuñado Pedro Ceballos, ocurrido en Madrid al poco de estallar la guerra. Eso, unido a haber sido un destacado miembro de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), era una invitación directa al otro barrio.
Las pruebas contra él eran muy cuestionables y, para su fortuna, varios falangistas y curas de su pueblo natal intercedieron por él y le salvaron la vida. No solo fue absuelto, también consiguió un empleo en el ministerio de Trabajo regido entonces por el falangista de línea dura José Antonio Girón. Durante aquellos años fue escalando socialmente y llegó a trabajar en la llamada Casa Sindical, en el madrileño Paseo del Prado, el mismo edificio donde ahora tiene un despacho su nieto.
Del padre de Iglesias, Francisco Javier, poco hay que decir que no se haya dicho ya. En su juventud fue miembro del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), algo que la derecha ha usado como arma arrojadiza en varias ocasiones contra el actual vicepresidente.
Antes incluso de que Cayetana Álvarez de Toledo formulara la frase que abre este reportaje, el eurodiputado de Vox Hermann Tertsch fue condenado a pagar 15.000 euros a Francisco Javier Iglesias por “intromisión ilegítima y una vulneración del derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen”.
Esta condena le fue impuesta por escribir el siguiente tuit: “Del nombre de este policía tampoco se acuerda nadie. José Antonio Fernández Gutiérrez, asesinado por el FRAP, grupo terrorista comunista, el 1 de mayo de 1973. Entre los miembros detenidos después estuvo el padre de Pablo Iglesias. Como llegó la amnistía, nunca fue acusado nadie”.
Posteriormente Tertsch intentó matizar sus palabras, pero de nada sirvió. La acusación, además, era falsa. Al padre de Iglesias le detuvieron por repartir propaganda sobre el Primero de Mayo y no por un delito de sangre. Es más, para cuando fue detenido, el asesino de José Antonio Fernández Gutiérrez llevaba tiempo en la cárcel.
Llegados al día de hoy, la saga de Martín de Alarcón, aquel “valeroso capitán” que ayudó a tomar Granada, continúa con dos apellidos que constantemente copan titulares: Iglesias y Montero. Los pequeños Aitana, Manuel y Leo siguen engrosando un árbol genealógico que, a su manera, es un reflejo de la historia de España.