Si alguien sabe lo que significa la palabra exilio, esa es la reina Sofía. La madre de Felipe VI ha tenido que convivir con este término en muchas etapas y relaciones de su vida. Con la invasión alemana en Grecia durante la Segunda Guerra Mundial, la esposa de Juan Carlos, tuvo que abandonar su país junto con toda su familia viviendo años duros en Egipto y Sudáfrica. Después decidieron trasladarse a Londres, donde la familia real británica les dio protección para pasar allí el resto de la contienda. El 1 de septiembre de 1946, los griegos decidieron mediante plebiscito devolver a su tío, el Rey Jorge II, el trono. Durante los años de exilio, tanto ella como su familia conocieron de primera mano los sinsabores de ser reyes sin trono.
Años después, casada ya con su marido, conoció de cerca el exilio de su familia política, los Condes de Barcelona, que residieron en Estoril (Portugal) cuando el Emérito vivía ya en España bajo la tutela del régimen franquista.
Pero su relación con la huida no había terminado ahí, porque luego fue su propio hermano, Constantino de Grecia, el que tuvo que huir del trono griego tras el golpe de estado de los militares.
Así que sí, si alguien sabe algo sobre exilio en este país esa es Sofia de Grecia. Y tras casi tres meses de la marcha de su marido a Abu Dabi las vacaciones empiezan a sonarle ya a la Emérita las mismas notas que escuchó en el pasado, los compases de un exilio anunciado.
A su llegada la pasada semana a Oviedo para asistir a la entrega de los Premios Princesa de Asturias, uno de los periodistas que la esperaban a la reina Sofía a las puertas del Hotel Reconquista, le preguntó si mantenía contacto con su marido, Juan Carlos. Asombrada por la osadía del reportero de LaSexta, la Emérita le contestó: "¡Ayy, qué preguntas!".
"Es que en esto también te das cuenta de que se ha perdido el respeto por la institución. Hace unos años nadie se hubiera atrevido a preguntarle a la Reina algo así, jamás. Además, claro que mantienen contacto, casi a diario. Siguen estando casados. Es que para mucha gente es difícil de entender, pero son un matrimonio, son compañeros con vidas separadas, pero compañeros. Además, él se debe aburrir muchísimo allí y se pasa el día colgado al teléfono, así que habla con la Reina casi todos los días lo mismo que con su hija mayor y con la Infanta Cristina", cuenta una persona muy cercana a Sofía.
Su regreso
Y parece que es cierto. Así lo confirma una persona que coincidió hace pocos días con la madre de Felipe VI y con su hermana La Princesa Irene durante la entrega de los Premios BMW de pintura que tuvieron lugar en Madrid. "No está nada feliz. Está deseando que vuelva su marido, lo echa de menos. Así lo comentó ella el otro día a las pocas personas que estuvimos cerca", aseguran.
El caso es que las vacaciones de su marido en Emiratos Árabes ya han pasado a ser un exilio en toda regla, palabra que a Sofía no le gusta nada. "Para ella son recuerdos muy duros del pasado, así que para la Reina, el Rey sigue de vacaciones, como en las otras muchas ocasiones", aclara la misma persona.
El padre de Felipe VI sigue en el Emiratos Árabes y de esto hace ya casi tres meses. Lo que, en principio, parecían unas vacaciones se han convertido en una retirada a largo plazo. "Se muere por volver. Está aburridísimo", cuenta un amigo del Emérito.
Las jornadas transcurren tranquilas en su hotel, el Emirates Place. El padre de Felipe VI pasa el día entre sus habitaciones y el gimnasio. Su rutina en Abu Dabi es sencilla: no hace nada distinto a lo que hacía en sus últimos tiempos en Zarzuela, cuando la pandemia le obligó a quedarse dentro del recinto y su soledad se hizo más patente que nunca.
Concienzudo con su recuperación de la movilidad, continúa con sus sesiones diarias de fisioterapia. "A los amigos nos ha contado que está a tope con su trabajo para poder volver a llevar el timón del Bribón. Que se está dando verdaderas palizas de entrenamiento, programadas para su edad y estado, para poder volver al barco y navegar", cuenta.
Juan Carlos no ha estado solo del todo, ya que ha recibido alguna visita de amigos que tiene en el país el Golfo Pérsico y habla mucho por teléfono, tanto con sus conocidos más íntimos como con sus familiares. Al que más llama es a su abogado, Javier Sánchez Junco. "Necesita volver, así que quiere que se aceleren las cosas y por eso está al habla con él todo el día para tener una excusa para pisar España. Una cosa es estar fuera por vacaciones y otra porque no te dejan regresar. Pero ya te digo que en Zarzuela no tienen ninguna prisa. Saben que en cuanto pise Madrid otra vez estarán de nuevo en el punto de mira", confiesa una fuente cercana a Juan Carlos.
Fecha marcada
En la agenda del padre de Felipe VI había una fecha marcada en rojo: el 10 de octubre. Ese día quería pisar suelo español para llegar a Madrid y marcharse rumbo a Sanxenxo (Pontevedra) para participar en la siguiente regata con su equipo del ‘Bribón 500’. Sin embargo, su peor fantasma del pasado, Corina Larsen, frustró su intento. "Él tenía mucha esperanza en poder estar en España ya para esa fecha, pero la entrevista de ella con OK Diario hizo que desde Zarzuela le aconsejarán o, mejor dicho, le insinuará que mejor que no, que no era muy buena idea, que era mejor que se quedara. El otro día bromeaba diciendo que se iba a comer las uvas en el desierto y como siga así la cosa va a ser real", añade la misma fuente.
Pero, aunque el emérito bromea con los amigos -es parte de su carácter socarrón que tanta fama le ha dado-, lo cierto es que está desesperado por volver. "A su abogado lo debe tener frito porque necesita una excusa, la que sea, para volver. Pero es que no es el momento para Zarzuela con la que está cayendo. Le insinúan que el tema del coronavirus es un riesgo para él y como saben que tiene pánico a la enfermedad y a la muerte, pues se queda en Emiratos. Pero no creo que vaya a durar mucho más, Otra cosa que le da miedo es morirse fuera de España. Después de todo, tampoco sería justo ¿no crees?", apuntala un amigo del emérito.
Si Juan Carlos está ya deprimido por no poder volver la semana pasada recibió una noticia que le ha hundido un poco más, la muerte de su amigo, Fernando Falcó, Marqués de Cubas. "Tiene un buen disgusto. Ha supuesto un choque de realidad para él ya que se ha dado cuenta de que ni si quiera puede acercarse a darle el último adiós a su gran compañero, otro más del célebre grupo de Las Jarillas, que se le ha ido", comenta.
Fernando Falcó y Juan Carlos I compartían vivencias desde su infancia. Fueron compañeros del colegio que Franco organizó para Juan Carlos cuando se trasladó a España tras un acuerdo entre su padre Don Juan y el dictador. El pequeño de 10 años fue instalado en una finca cerca de Colmenar Viejo, ‘Las Jarillas’, propiedad del Marqués de Urquijo, a 18 kilómetros de Madrid. El dictador seleccionó para el primer curso a ocho niños de la nobleza fiel a Don Juan sin ser problemáticos para Franco. Los guardias civiles José Velasco y Antonio Jodrá se encargaron de la protección de la finca. "Es que este 2020 está siendo tremendo para él, recuerda que su hermana se murió en enero. Sólo ve pérdidas y desierto. Es normal que esté desesperado por volver a casa, aunque ahora no sea Zarzuela sino Sanxenxo y su familia no sea la Borbón y Grecia sino los Campos", sentencia el amigo del padre de Felipe VI..