Su comportamiento era el de cualquier otro vecino de la lujosa urbanización marbellí en la que vivía. Mario Halley, uno de los colaboradores históricos del cártel de Cali decidió mudarse a la Costa del Sol una vez que la Policía había estrechado el cerco sobre él en Países Bajos. La Policía Nacional, en una intervención nocturna ha dado este fin de semana con él y ha desarticulado su laboratorio de criptomonedas vinculadas al tráfico de cocaína.
En el mes de agosto este narco se había mudado a La Mandarina, una exclusiva villa con seis habitaciones y cinco baños. Allí residía junto a su mujer y su hija y pagaba aproximadamente 6.000 euros al mes por todos los lujos: pista de pádel, gimnasio y piscina exterior. Sin embargo, de puertas para fuera, no era ostentoso, utilizaba un Audi A6 con unos cinco años de antigüedad y no usaba ropa que llamase la atención.
Dentro de su villa manejaba todo un cuadro de mandos en el que blanqueaba dinero relacionado con el narco: más de seis millones de dólares en criptomoneda pasaron por sus manos. Tres ordenadores de sobremesa, dos portátiles y cinco teléfonos eran suficientes para procesar todo ese dinero.
La detención se ha producido en el ámbito de una operación conjunta entre la Policía Nacional, la Policía de Países Bajos y la colaboración de la Agencia Tributaria. Los agentes sabían de la presencia de Halley desde este verano.
Lo que parecía un retiro dorado para alguien que ya había pasado seis años en prisión en los 90, se ha convertido en su último servicio a los señores de la coca. Halley está muy vinculado a la historia del blanqueo de capitales. Las autoridades neerlandesas le seguían la pista desde 2018, cuando descubrieron que Halley gestionaba su propia tienda de criptomonedas a través de la que supuestamente había reclutado a antiguos socios en el negocio del narcotráfico con la intención de lavar el dinero proveniente de la cocaína.
Esta es, por tanto, una operación que ataca directamente a una de las más habituales formas de blanqueo. Halley ofrecía sus servicios a los narcos con la promesa de mover el dinero sin dejar rastro en la nube. Atrás quedaron las viejas prácticas como cuentas corrientes a nombres de terceros o movimientos en paraísos fiscales. El dinero se mueve a través de la red y puede comprarse y venderse en cualquier lugar del mundo.
Entramado financiero
En los 90, este holandés de origen colombiano había sido el director de un entramado financiero que ayudó a Curtis Warren, uno de los narcos más activos de Inglaterra en los últimos años del cártel de Cali, a blanquear decenas de millones de libras.
Cuando Warren entra en prisión en 1996, la Agencia de Recuperación de Activos Procedentes del Crimen del Reino Unido da con la figura de Mario Halley, que aparece como testaferro del narco. Su función de responsable financiero se relaciona también con los famosos cárteles de Cali o del Norte del Valle.
En sus tres meses en España, Halley ha estado dando soporte tecnológico para el blanqueo de capitales. Es decir, gestionaba billeteras electrónicas encriptadas, por eso, no necesitaba más apoyo que el de la tecnología: no tenía a gente a su cargo ni su casa era habitualmente frecuentada por otros sospechosos.
Además de lo incautado en España, la policía holandesa ha incautado más de 300.000 dólares en criptomoneda y un valioso material documental e informático. Sin embargo, desencriptar las billeteras de las divisas electrónicas es un trabajo especialmente complicado. En cualquier caso, puede ayudar a dar con la pista de otras piezas de la llamada Operación Ranger.
A Halley se le ha relacionado siempre con los escalones superiores de la distribución de droga en nuestro continente. En 2018 la Policía Nacional detuvo en España a Brian Charrington, el 'narco de la Wikipedia' y uno de los diez criminales más buscados en Europa. El detenido se exculpó afirmando que sus servicios sólo trataban de "lavar dinero para Mario Halley". Charrington actualizaba su propia página de Wikipedia con sus últimas fechorías.
Sus orígenes
La relación de Halley con el narco se enraíza en inicios de la década de los 90. Entonces, el cártel de Cali forjó una importante alianza con la mafia de Liverpool, que lideraba el citado Curtis Warren. Warren era, según la prensa británica, "un tipo trabajador, atractivo e inteligente" que mantenía relaciones y contactos con todas partes, incluso en Belfast o Dublín.
Los contactos personales de Warren le llevaron a dar con un joven sudamericano de origen holandés: Mario Halley, que actuaba como un 'concesionario' europeo de Cali en Ámsterdam. Aquella alianza se forjó a base de grandes operaciones, aunque no todas salieron bien.
Las autoridades británicas otorgaron a Halley la labor de responsable de las relaciones de distribución de la cocaína desde Colombia hasta Europa. El 19 de octubre de 1991, desembarcaron en Felixstowe, un pequeño pueblo pesquero del Mar del Norte, en las Islas Británicas, 500 kilos de coca con un valor de mercado de 80 millones de libras. Un año más tarde, en 1992, llegaron a las costas de Reino Unido 905 kilos de cocaína sellados dentro de lingotes de plomo.
Después de sufrir estas entregas frustradas, Warren fue absuelto de los cargos que la Justicia británica le imputaba. Fue entonces cuando la amistad y colaboración con Mario Halley se estrechó. Entre 1992 y 1996, Halley y Warren trabajaron juntos desde Países Bajos. La prensa irlandesa atribuía entonces a la pareja de narcotraficantes un vínculo directo con Arnaldo Botero, Lucho, uno de los más altos cargos del cártel de Cali.
Tras aquellos golpes, Halley siguió trabajando tanto para Cali, hasta su desaparición en los inicios de los 2000. Después pasó a trabajar para el cártel del Valle del Norte, que mantuvo el negocio de la coca tras la retirada de los capos caleños, los hermanos Rodríguez Orejuela.
Los contactos de Mario Halley en el mundo del narco y la reconversión de su negocio gracias a la tecnología le han mantenido activo hasta este fin de semana. Ahora, la policía de Países Bajos tiene en sus manos una gran cantidad de datos que analizar.