Un caluroso día de julio del pasado año sonó el móvil de Fernando García para remover una herida que jamás cicatrizará en la vida de este hombre: el crimen de su hija, Miriam, una de las tres niñas de Alcàsser. El número era desconocido, como la persona que estaba al otro lado del teléfono: Vicente, un joven de Piles, que le explicó a Fernando que el 24 de junio de 2019 se desplazó a la finca de La Romana en Tous, donde aparecieron los cadáveres de las menores, con el objetivo de dejar unas flores porque había visto El caso Alcàsser: la serie documental que Netflix había estrenado el 14 de junio.
“Me llamó para decirme que nada más llegar vio unos huesos”, tal y como relata Fernando a EL ESPAÑOL sobre el contenido de aquella llamada que ha reavivado uno de los episodios más tristes de la historia de este país: la muerte violenta de Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez.
“Ese joven encontró unos huesos en la misma fosa donde hace 28 años localizaron los cadáveres: lo que me dijo me pareció tan extraño, raro y sumamente rebuscado que no le di ninguna credibilidad a aquello”, confiesa Fernando García. “Era un hallazgo tan fortuito”, insiste con incredulidad. Todo cambió cuando tiempo después el padre de Miriam, junto a Rosa Folch, la madre de Desirée, fueron citados por el Instituto de Medicina Legal de Valencia: “Nos hicieron unas pruebas de ADN para verificar la procedencia de esos restos óseos”.
El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses concluyó que los cuatro huesos hallados el día de San Juan de 2019, por Vicente, en la finca de La Romana, pertenecían a la hija de este colchonero ya jubilado, de 68 años, que lleva media vida buscando respuestas para uno de los crímenes más atroces de la crónica negra española.
Aquel vecino del pueblo valenciano de Piles que halló los cuatro huesos, cuando visitaba ese recóndito paraje en compañía de su novia, los envolvió cuidadosamente en papel de aluminio antes de entregarlos en el cuartel de la Guardia Civil de Oliva para su posterior análisis. “Los resultados obtenidos son compatibles con la relación paterno-filial de Fernando García Mediano respecto a la persona de la que proceden los restos cadavéricos analizados”, según refleja el informe del 19 de septiembre de 2020 del Departamento de Barcelona del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses al que ha tenido acceso este diario. El mencionado documento precisa que uno de esos huesos se corresponde con una falange de Miriam: la hija de Fernando García Mediano.
La probabilidad de la coincidencia genética y de la paternidad es del 99,994%. “La ausencia de uno de los progenitores en el presente estudio, unido a la alta degración de la muestra ósea realizada, ha dificultado la obtención de un valor estadístico más elevado”, concluye el informe forense.
-Fernando, ¿qué piensa de este hallazgo?
-Alguien puso allí los huesos de mi hija para que alguna persona los encontrara, igual que en su momento alguien puso allí una mano que sobresalía de la tumba para que la encontrasen los colmeneros. Alguien tenía interés en que esto pasará y pasó.
-¿Usted qué recuerda de aquella misteriosa llamada que recibió de Vicente, el vecino de Piles que encontró los huesos de su hija?
- Parecía un chico joven. Me contó que fue a la finca de La Romana con su novia después del estreno del documental de Netflix. Me dijo que había encontrado unos huesos y que eran humanos. Me llamó muy nervioso, me dijo que estaba asustado, que no quería meterse en líos. Yo le dije: ‘No tienes por qué asustarte’. No quise indagar mucho en quién le había dado mi teléfono a esa persona porque sabía que no me iba a dar muchas explicaciones.
-¿Con este hallazgo se supone que ya están recuperados todos los restos del cuerpo de Miriam?
- Más o menos. Pero todos los restos no están en el cementerio de Alcàsser. Una parte del cráneo esta en la Universidad de Sevilla. No sé qué más partes faltarán de mi hija.
"Es una cosa extraña"
Fernando sostiene a capa y espada que esos cuatro huesos fueron colocados adrede en aquel paraje montañoso de Tous donde un truculento 27 de enero de 1993, unos apicultores localizaron los cadáveres de Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez. Una mano que emergía de la tierra reveló donde yacían las adolescentes -de 14 y 15 años- desde que el 13 de noviembre de 1992 fueron raptadas cuando hacían autoestop para ir a la discoteca Coolor de Picassent.
Nunca llegaron a la sala de baile donde su instituto celebraba una fiesta porque acabaron maniatadas en una casa en ruinas de La Romana. Allí fueron torturadas, violadas y asesinadas antes de ser enterradas en una fosa. “Esa fosa fue tamizada de forma minuciosa por orden de Rafael Vera (secretario de Estado para la Seguridad) y esos huesos no los encontró un equipo de especialistas”, subraya el padre de Miriam.
“Después de que un especialista hiciese todo ese trabajo y de que hayan pasado tantos años que llegase allí un visitante y encontrase unos huesos de mi hija: es una cosa extraña”, insiste remarcando que esos restos óseos fueron depositados intencionadamente sobre la fosa. De hecho, Fernando plantea una cuestión para que la resuelvan las Fuerzas de Seguridad y el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira -sobre el que recae el sumario del caso Alcàsser-: “Lo único que me pregunto es quién tenía los huesos de mi hija y con qué propósito los dejó allí para que alguien los encontrara”.
-¿Cómo se siente después de que hayan confirmado que esos huesos son de Miriam?
-Pues me siento como hace 28 años: defraudado de cómo se ha hecho todo. Es indignante. Le corresponde a alguien que esté dentro de la ley averiguar cómo han aparecido en el paraje de La Romana los restos óseos. ¿Esto qué es? Un cachondeo.
-¿Sus otros tres hijos qué le dicen?
-A ellos procuro dejarlos al margen porque han pasado lo suyo. Confían en lo que yo diga y haga.
-Fernando, en ese sentido, ¿usted piensa ejercer algún tipo de acción legal para tratar de reactivar la investigación?
- No. ¿Para qué? Hay un sumario abierto en los juzgados de Alzira. Yo sigo mi vida, porque tengo una vida también. Tampoco me voy a marear con esto. Eso ya le toca a otras personas. Yo ya hice en su momento todo lo que tenía que hacer. Y ahora, pues a esperar acontecimientos. Algún día se sabrá todo lo que pasó, de eso sí que estoy seguro, y alguno tendrá que enfundársela.
La investigación de la Guardia Civil del crimen de Alcàsser se saldó solo con la única detención de Miguel Ricart: alias El Rubio. A fecha de hoy se desconoce el paradero del otro autor de este truculento crimen: Antonio Anglés.
La Audiencia Provincial de Valencia condenó a Miguel Ricart a 170 años de cárcel por tres delitos de asesinato y cuatro de violación. El Rubio quedó en libertad tras cumplir una octava parte de su condena. En noviembre de 2013 salió del Centro Penitenciario de Herrera de la Mancha (Ciudad Real) con la cabeza cubierta con un pasamontañas y a partir de ahí empezó a dar esquinazo a los periodistas: los periódicos han ido informando de que Ricart estuvo por Cataluña, Francia... Del paradero de Antonio Anglés también se han publicado todo tipo de informaciones: desde su muerte a una operación para cambiar su rostro.
-¿Fernando cuál es su teoría sobre el crimen de Alcàsser?
-Mi teoría es que ni Miguel Ricart ni Antonio Anglés mataron a mi hija. Nunca la vieron ni estuvieron frente a Miriam. Jamás. Ellos no fueron. Eso lo tengo claro desde hace más de dos décadas.