Vicente lleva grabado a fuego el día de San Juan de 2019: aquel 24 de junio este profesional del transporte no tenía que trabajar y organizó un viaje junto a su novia a la finca de La Romana en Tous donde fueron localizados los cadáveres de las tres niñas de Alcàsser —Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez—.
La visita a ese paraje recóndito se saldó con un sorprendente hallazgo: Vicente encontró unos restos óseos que el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses confirmó recientemente que pertenecen a Miriam reavivando un crimen que para algunos familiares de las víctimas sigue sin resolverse. “Yo no soy ningún friki; me gusta la criminología y lo paranormal: no hice ese viaje por morbo, solo quería realizar una ofrenda de flores a las niñas porque después de ver la serie de Netflix sobre el caso sentí mucha pena por sus familias”, tal y como explica este joven.
Este veinteañero, que reside en Piles y es localizado por EL ESPAÑOL, accede a reconstruir aquella excursión en una entrevista. De hecho, cuando este diario contactó con Vicente no quiso quedar en ningún lugar del citado pueblo valenciano. Tan solo trasladó unas instrucciones: “Te llamaré a las 14.15 horas y pasaré a buscarte donde te encuentres”.
Puntualmente llama al periodista, le pregunta su ubicación y le advirte de que pasará en moto por delante de su coche para que le siga hasta un parque a las fueras del término municipal. Una vez allí, lo primero que hace es mostrar la diligencia que levantó la Guardia Civil el 24 de junio de 2019, cuando este joven acudió al cuartel de Oliva a entregar los restos óseos que halló en la finca de la La Romana donde décadas atrás habían enterrado a las menores. “No quiero desvelar mi identidad porque la noticia no soy yo, sino los huesos”, remarca Vicente.
—Cuando se produjo el crimen de Alcàsser usted todavía no había cumplido un año de vida. Vicente, ¿por qué tiene tanto interés por este suceso atroz?
—Cuando Netflix anunció que iba a estrenar el documental sobre las niñas me despertó el interés por conocer aquel caso del que recordaba algunas cosas que había escuchado cuando era un niño. Al ser valencianos, en mi casa, como en la de tantas otras familias, durante años se habló de lo que había sucedido. Además, yo voy con el camión a cargar por almacenes de la zona donde ocurrió todo.
Con el mismo interés con el que Vicente ha devorado documentales o sagas enteras de películas de su género cinematográfico favorito, el terror, este joven comenzó a buscar abundante información antes de que el 14 de junio de 2019 Netflix estrenase la serie documental: El caso Alcàsser. De manera autodidacta, este profesional del transporte invirtió parte de su tiempo libre en buscar vídeos del juicio en Youtube y en leer múltiples informaciones periodísticas sobre Miguel Ricart y Antonio Anglés.
También visionó El lector de Huesos. Este programa de la televisión autonómica vasca ETB2 reconstruía los crímenes más escalofriantes ocurridos en España y en el mismo intervenía Paco Etxeberría: un antropólogo forense que en febrero de 2017 encontró un premolar en el paraje de La Romana de Tous donde localizaron los cadáveres de las adolescentes el 27 de enero de 1993.
“Esto no es cuestión de ver el documental de Netflix y plantarte en La Romana: aquello está en medio de la montaña y no puedes ir a ciegas, tienes que saber a dónde vas para no aparecer por otro sitio”, remarca este veinteañero con vocación militar, al que una lesión en su juventud le impidió acceder al Ejército y optó por reciclarse como profesional del transporte. “Por mi trabajo haciendo portes con el camión, manejo bien el GPS y contrasté con las coordenadas de Google Maps las imágenes que había en internet de aquella finca”.
Tres rosas: una por niña
Vicente organizó el intinerario del viaje para el 24 de junio y lo dividió en tres partes. El día de San Juan, a primera hora de la mañana, salieron de Piles y recorrieron en coche los 69 kilómetros que separan este pueblo de 2.685 habitantes de Alcàsser. “Lo primero que hicimos mi novia y yo fue desplazarnos al cementerio para llevarles tres rosas, una para cada una de las niñas. Cuando entramos allí se me puso el vello de punta y solo tenía un pensamiento: pobrecitas”.
La segunda parte de la expedición de la pareja consistía en reconstruir el intinerario que el documental realiza de aquel trágico 13 de noviembre de 1992 cuando fueron raptadas Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez. “Me vi dos veces la serie de Netflix porque siempre te puedes dejar algún cabo suelo. Hicimos el mismo recorrido que ellas: el tramo de Alcàsser a Picassent pasando por la gasolinera donde fueron vistas por última vez”. Aquella fatídica noche de la que este viernes se han cumplido 28 años, ninguna de las adolescentes —de 14 y 15 años— logró llegar a la discoteca Coolor donde su instituto celebraba una fiesta. “Ahora en lugar de la disco hay un supermercado”.
La tercera parte de la ruta comenzó a las 12.30 horas, cuando Vicente y su novia aparcaron el coche en un punto del término municipal de Tous que está situado exactamente a cinco kilómetros de la finca de La Romana. “Cubrimos la ruta a pie, con ayuda del GPS y de mi sentido de la orientación: lo tengo muy bien desarrollado porque de pequeño me crié en la montaña y jugando en el campo entre naranjos”. Pasada una hora concluyó la caminata al visualizar la lúgubre reja circular que rodea la fosa donde las menores yacían bajo tierra y donde ahora crecen tres pinos.
—Vicente, ¿qué hicieron usted y su novia al llegar a la fosa donde enterraron a las adolescentes?
—Lo primero que hicimos fue dejar otras tres rosas para cada una de las niñas.
—¿Después de ver el documental que impresión le transmitió pisar el paraje de La Romana?
—Aquello es espeluznante porque mires para donde mires no hay nada. Cuando llegamos arriba, el aire que recorre la zona transmite soledad.
—¿Llegó a entrar en la casa donde las tres niñas fueron maniatadas, torturadas y violadas?
—Sí. Nunca me ha invadido una sensación tan mala como aquella cuando entré en esa casa en ruinas.
—¿Cómo descubrió los restos óseos de una de las víctimas de este crimen?
—Me acordaré toda la vida. Mi novia y yo nos pusimos a comer un sándwich de sobrasada y queso. Ella estaba sentada sobre una piedra que le acerqué y yo estaba de pie. Entonces vi una colilla que estaba a un metro de la fosa donde encontraron a las niñas. Llevábamos una bolsita para no dejar basura en el suelo y me acerqué a por la colilla pensando que la persona que la dejó allí era un guarro. Pero justo antes de recogerla me fijé y le dije a mi novia: ‘Cari, mira, esto parece un hueso’. De ver el programa El lector de Huesos aprendí que hay una zona de la falange, con unos puntitos donde va el cartílago, y lo que vi era igual. El hueso no estaba enterrado, estaba en la superficie, con un palo retiré la tierra de alrededor y sobresalieron otros tres trozos más: eran pequeños y oscuros. No sabía qué hacer. No tenía cobertura en el móvil. Me quedé tan impactado que cogí los huesos y los envolví en papel de aluminio. Yo me quería ir porque tenía una sensación muy fea: una mezcla de miedo, pena y rabia.
La sorpresa de la Guardia Civil
Este joven no daba crédito a lo que le había ocurrido. A pesar de que estaba curtido en las historias paranormales que cada semana veía narrar a Iker Jiménez en Cuarto Milenio, lo cierto es que a Vicente le acompañó una mala sensación todo el camino de vuelta de Tous a Piles mientras custodiaba con celo los restos óseos que metió en el papel del sándwich. “Se los enseñé a mi familia”.
Esa misma tarde del 24 de junio, Vicente llamó al cuartel de la Guardia Civil en Picassent para informar del macabro hallazgo y un agente le instó a acudir a las dependencias de la Benemérita de Oliva porque son las más cercanas a Piles. “El guardia civil que me atendió en el cuartel se quedó flipado al enseñarle los cuatro trozos de falange que había encontrado cerca de la fosa de las niñas de Alcàsser, no sabía qué hacer y llamó a su superior”. A las 20.29 horas le tomaron declaración y metieron los huesos en una bolsa para su posterior análisis forense.
Este joven salió del cuartel de la Benemérita con la intuición de que los restos pertenecían a una de las tres víctimas de este truculento crimen que marcó a toda la sociedad española. “Tenía un presentimiento de que eran de las niñas después de haber visto en el programa El lector de Huesos que el doctor Etxeberría había encontrado un premolar en la finca de La Romana”.
De hecho, Vicente telefoneó a ETB2: “Llamé a la televisión vasca y pedí el contacto del doctor Francisco Etxeberría, pero me dieron el correo electrónico del presentador Dani Álvarez: le escribí contándole todo lo sucedido y le envíe unas fotos del hallazgo”. El 25 de junio recibió un mail del prestigioso antropólogo forense que literalmente le confirmaba sus sospechas: “Saludos Vicente. Los huesos son humanos, se trata de cuatro falanges humanas sin duda alguna. Esta vez sí se va a conseguir ADN (...)”.
El 19 de septiembre de 2020 el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses confirmó a los familiares de las víctimas que aquellos huesos eran de una de las adolescentes: Miriam García. En concreto pertenecían a una falange que presentaba una probabilidad de coincidencia genética y paternidad del 99,994% con Fernando García. Esta semana este hombre denunció en una entrevista a EL ESPAÑOL que esos restos óseos fueron colocados intencionadamente en La Romana porque hace más de dos décadas la fosa fue tamizada por un equipo de especialistas y no encontraron nada.
“Lo único que me pregunto es quién tenía los huesos de mi hija y con qué propósito los dejó allí para que alguien los encontrara”, aseguró Fernando a este diario antes de afirmar que los asesinos de Alcàsser siguen libres: “Mi teoría es que ni Miguel Ricart ni Antonio Anglés mataron a mi hija”.
Anglés en busca y captura
En la Policía Nacional no opinan lo mismo porque confirman que sigue activa la orden internacional de busca y captura sobre Antonio Anglés como autor de los delitos de rapto, violación, asesinato, inhumación de cadáver y tenencia ilícita de armas. “Es un objetivo prioritario del Grupo de Fugitivos”, tal y como remarcan fuentes de la investigación. En la actualidad la citada unidad de élite sigue llevando a cabo pesquisas para tratar de dar con el paradero de Anglés, informa Brais Cedeira.
En estos años se le llegó a buscar en Brasil: se estuvieron siguiendo unas pistas, pero al final no condujeron a nada. La última información que se recibió fue la supuesta presencia del prófugo en el barco City of Plymouth: al parecer viajaba como polizón para tratar de dar esquinazo a las Fuerzas de Seguridad.
“El juzgado recibió un informe policial donde se solicitaba nuevos interrogatorios a testigos, miembros de la tripulación del barco desde el que supuestamente huyó el fugitivo”, tal y como explican fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Valencia. “La titular del Juzgado de Instrucción 6 de Alzira acordó en noviembre pasado la emisión de una orden europea de investigación para solicitar la colaboración de las autoridades del Reino Unido y Escocia".
Mientras siguen aumentando las especulaciones sobre si Antonio Anglés está vivo o murió en aguas del Atlántico tras escapar del buque City of Plymouth, de momento el único que ha cumplido condena por el crimen ha sido Miguel Ricart: alias El Rubio.
La Audiencia Provincial de Valencia condenó a Miguel Ricart a 170 años de cárcel por tres delitos de asesinato y cuatro de violación: El Rubio quedó en libertad en noviembre de 2013 tras cumplir una octava parte de su condena. Esta semana en uno de los grupos de Facebook creados sobre el crimen de Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez, su administrador ha actualizado la imagen con un duro eslogan: Alcàsser, un caso sin resolver 28 años. El montaje ha generado un reguero de comentarios de internautas: “Ni olvidamos, ni perdonamos”, “Seguiremos en la lucha”, “¡Qué pena Dios mío!”, “¡Pobrecitas, pobres padres!”....
—Vicente, ¿después de haberse informado tanto sobre el crimen y de haber visionado el reportaje del Lector de Huesos y el documental de Netflix qué conclusión saca usted del crimen?
—No puedo opinar nada. Los únicos que pueden hablar son los familiares de las víctimas.
—¿Cuándo se enteró de que los huesos que encontró pertenecían a Miriam García?
—El pasado domingo 8 de noviembre a través del periódico Las Provincias. Lo primero que hice fue pensar en Fernando: pobre hombre. También recordé que de primeras algunos dijeron que eran huesos que pertenecían a una alimañana, pero el doctor Francisco Etxeberría me dijo desde el principio que eran de un ser humano y así se ha demostrado.
—¿Qué reflexión hace usted de su hallazgo en la finca de La Romana?
—Yo considero que allí hay más restos. Es una opinión, no tengo una certeza. Creo que deberían revisar la zona y hacer un buen cribado de la tierra de aquella finca para que Fernando (el padre de Miriam) se quede tranquilo. Si yo me he encontrado allí cuatro trozos de falange 28 años después, me da que pensar que puede haber más restos.
—¿Cree que los restos óseos de Miriam García que usted encontró cerca de la fosa llevaban 28 años allí o que alguien los colocó intencionadamente en 2019 como sostiene el padre?
—Eso se lo debería preguntar a cualquier experto en ese campo.
Disculpas a Fernando
Después de aquel hallazgo que Vicente entregó con civismo y mucha diligencia a la Guardia Civil para que analizasen los restos óseos, con la esperanza de que los resultados ofrecieran nueva información que ayudase a los investigadores en sus pesquisas para esclarecer el crimen, este joven no se conformó y se puso a investigar para localizar a Fernando García. Este veinteañero necesitaba darle una explicación sobre su visita a la finca de La Romana. “Conseguí su teléfono y le llamé”.
—En el verano de 2019 fue cuando usted telefoneó a Fernando para decirle que era la persona que había encontrado los huesos en la fosa de las niñas de Alcàsser. Imagino que la llamada fue difícil...
—Me puse nervioso y me impuso escuchar por teléfono la voz de Fernando. Le expliqué que fui a hacerle una ofrenda de flores a las niñas, que yo no quería líos y que no había ido a la finca de La Romana por morbo ni por hacer ningún ritual ni a escarbar. Él me agradeció que subiese allí a recordar a las niñas con esa ofrenda. Me dijo: ‘Puedes estar tranquilo’. En la conversación noté que es un hombre al que la vida le ha quitado lo que más quiere: su hija. Me dio la imprensión de que no estaba dando crédito a lo que estaba escuchando (el hallazgo de los restos óseos). Yo admiro mucho a Fernando por el coraje que tuvo como padre para echar adelante en esas circunstancias y tratar de averiguar lo que ocurrió.
—Vicente, ¿se arrepiente de haber ido aquel 24 de junio a la fosa de La Romana a dejar unas rosas a las niñas de Alcàsser y terminar encontrándose unos restos óseos de una de ellas?
—Del viaje no me arrepiento. De lo que me arrepiento es de haber causado dolor a las familias. Por eso llamé a Fernando para pedirle disculpas porque me sentía mal. Una vez fui consciente de lo que había hecho me arrepentí mucho de haber vuelto a reanimar todo.
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