La intuición de madre de Maimouna Faye acabó por darle la razón. La mujer, de origen senegalés, se barruntaba lo peor, pero hasta este pasado jueves aún guardaba la esperanza de que le sonara el móvil y que al otro lado del teléfono estuviera la voz de su hijo para decirle mamá, estoy vivo. Pero no. Maimouna ya da por muerto a Zale Wade, del que no sabe nada desde hace tres semanas.
A principios de noviembre -se desconoce la fecha exacta-, el chico, de 28 años, se subió a bordo de una patera que partió desde Dakar, la capital de Senegal, en dirección a las Islas Canarias.
EL ESPAÑOL contó hace unos días su historia y la búsqueda que había iniciado su madre para dar con él. Ahora, su progenitora, con la que ha vuelto a contactar este medio, asegura que su hijo ha desaparecido en las aguas del océano Atlántico.
La mujer reside en París desde 2015. Trabaja en un restaurante de la capital francesa. Explica que la patera en la que viajaba su hijo se desvió hacia Cabo Verde tras poner rumbo a las Canarias.
Cuenta que a bordo iban en torno a 200 personas. Probablemente, la embarcación quedó a la deriva por algún problema en el motor. Las corrientes la habrían lanzado de nuevo hacia el sur, frente a las costas de Senegal.
Efectivos del Sistema Nacional de Búsqueda y Salvamento de Cabo Verde lograron encontrar con vida el 16 de noviembre a 66 migrantes "con destino a España que procedían de Senegal", explican a EL ESPAÑOL fuentes oficiales del citado organismo. El rescate se produjo sobre las 22.30 horas.
Las alrededor de 150 personas restantes habrían muerto. Maimouna ha conocido el final de su hijo, del que no se ha podido recuperar el cadáver hasta el momento, a través de una amiga que reside en la república caboverdiana.
Esta mujer, según explica Maimouna, ha logrado contactar con uno de los tripulantes rescatados. Se encontraba entre los supervivientes y le confirmó que Zale iba a bordo de la embarcación y que había fallecido.
Según los pocos datos que va conociendo Maimouna, la patera habría estado entre diez y 15 días en el mar. “Es muy probable que los supervivientes lanzaran al agua a los que iban muriendo”, explica la madre del senegalés desaparecido.
“Mi amiga está haciendo gestiones en la Embajada de Senegal en Cabo Verde, aunque yo ya no tengo esperanzas de recuperar el cadáver de mi hijo. Le dije mil veces que no se subiera a una patera. Él siempre me decía: Tú lo hiciste, ¿por qué yo no puedo hacerlo?”
"Un infierno"
Maimouna Faye se enteró de la partida de su hijo a principios de noviembre. Una llamada telefónica de su otra hija, que está en Dakar, la puso en alerta. “Mamá, el hermano se ha marchado a Europa. Se ha subido a un cayuco con destino a las islas Canarias”.
A Maimouna, de 45 años, se le cortó la respiración al escuchar aquellas palabras de su hija. Ella llegó en patera a las Canarias desde Marruecos en 2014. Al año siguiente, emigró a Francia, donde vive gracias a un permiso de trabajo.
La mujer sabe que esa ruta de migrantes es “un infierno”. Dejó Dakar, donde vivía junto a su pareja y sus dos hijos, en 2011. Viajó hasta Marruecos cruzando el Sáhara. Allí pasó tres años. Se ganó la vida como pudo, aunque siempre con el sector de la restauración como faro laboral.
En 2014, la mujer decidió dar el salto a la UE, aunque no a territorio continental. Se subió a bordo de una rudimentaria patera que partió desde una playa del Sáhara Occidental. Ella y una veintena larga de tripulantes más alcanzaron la isla de Gran Canaria. Allí pasó nueve meses. Cuando pudo, se mudó a Francia.
“El quería venir conmigo. Hablábamos mucho, casi a diario. Siempre me decía que quería viajar a Europa, trabajar, llevar una vida mejor”, confiesa Maimouna. “Yo le decía que no se montara en una patera, que era muy peligroso. No tengo fuerzas para seguir adelante. Me cuesta hablar, no puedo comer ni dormir… Mi vida ya no va a ser la misma”.
La madre de Zale cuenta que su hijo era tractorista. Trabajaba en el campo en la misma empresa que su padre. “Soñaba con venir a Europa y trabajar en lo que fuera, aunque le encantaba la agricultura. Su deseo era ése. Estar junto a mí y emprender una vida juntos”.
A Zale Wade le apasionaba el fútbol. En su perfil de Facebook colgaba fotos de sus jugadores favoritos. Zidane, Messi, Xavi, Iniesta… Soñaba con llegar a Francia y ver jugar a Kylian Mbappé con el PSG en el Parque de los Príncipes.
A última hora de este jueves, Maimouna publicaba un pequeño texto en su muro de Facebook tras haber conocido la desaparición de Zale ese mismo día. "Hijo mío, la carne de mi carne, dejaste este mundo, te fuiste y nunca vas a volver. El sufrimiento que estoy viviendo no se lo deseo a nadie. Nadie podrá medir cuánto sufro. Sólo Dios el todopoderoso sabe que me pregunto por qué, por qué, por qué...".