“Me voy a comer las uvas en el desierto”. Hace algo más de un mes, Juan Carlos bromeaba de esta guisa con uno de sus amigos navegantes de Sanxenso, también conocidos como los componentes de la pequeña corte gallega del rey emérito.
Un mes después, quien reinó en España durante 39 años, de 1975 a 2014, tiene la certidumbre de que, efectivamente, si no sucede un milagro en la Corte de España el padre del Rey despedirá este aciago año de 2020 en la más completa soledad, en Abu Dabi, lejos de las pocas personas que le quieren y de su país al que tanto añora.
La esperanzas de volver a casa por Navidad se han esfumado esta semana al filtrarse, arteramente, que el equipo de abogados del emérito se estaba planteando presentar una regularización fiscal del dinero recibido por el rey padre de manos del mexicano Allen Sanginés-Kraus, alrededor de 500.000 euros para gastos de tarjetas de crédito.
Detrás de la filtración, seguramente procedente de medios gubernamentales, se buscaba desactivar el regreso inmediato de Juan Carlos aprovechando las fiestas navideñas. Y el éxito del viaje frustrado se da por descontado, incluso en su corte gallega de Sanxenxo.
Uno de sus miembros, con el que Juan Carlos ha regateado asiduamente, iba más lejos, preguntado por EL ESPAÑOL: “Quería venir en estos días a España, pero su mayor problema es que no asume que cuando se marchó a Abu Dabi a principios de agosto pudiera tratarse de un viaje de no retorno”.
Y el cortesano amigo de Juan Carlos añadía algo más: “Y aquí nadie se atreve a decírselo”. Se refería al no retorno. “Él está obsesionado en no darle la razón a los de Podemos y demás, que se han tomado su exilio temporal como una fuga, como una huida precipitada de la Justicia. Parece que todo el mundo se ha olvidado de que no hay causa fiscal ni judicial abierta contra él en España”, dice de un tirón.
En Sanxenxo, la localidad pontevedresa que Juan Carlos ha visitado con asiduidad en los últimos años, ha sido el único lugar donde ha sentido momentos de felicidad en meses en los que el mundo se le ha venido encima.
Por eso, se extendió el rumor en el pueblo de que sus fieles amigos gallegos podrían desplazarse a Abu Dabi esta Navidad a pasar unos días con él.
"Nadie tiene pensado ir"
“No, que va. Nadie tiene pensado ir. Sería una locura. Ya todos somos muy mayores para meternos en un avión tantas horas”, aclara otra persona del círculo gallego de Juan Carlos. “Insisto, ninguno de nosotros lo contempla.
Ayer mismo –refiriéndose a este lunes- lo estuvimos hablando el Club, que si viene, pues le hacemos una cena de Nochebuena aquí, con buen marisco como a él le gusta”.
“Le aseguro que él lo que quiere es pasar estos días en familia”. Cuando el interlocutor habla de familia se refiere a sus hijas Elena y Cristina. “Si viniera aquí, a Sanxenxo, en caso de que regresara a España en los próximos días –posibilidad que descarta- pero si viene, bienvenido sea. Su tripulación está dispuesta”, finaliza.
El presente desesperado del padre de Felipe VI es un tema recurrente en el Real club Náutico ´Juan Carlos I´. Las llamadas desde Abu Dabi son muy frecuentes; si no diarias, sí semanales.
Pero en el club gallego donde Juan Carlos celebró su última cena en España, el pasado 2 agosto, antes de partir al día siguiente hacia Abu Dabi, también es recurrente especular sobre el futuro que aguarda al regio compañero de tripulación. Este mismo lunes parte de tripulación salió a navegar. Uno de ellos comenta a este diario que resulta un escarnio que se hable del previsible indulto de los condenados del procès, cuyo fin era separar Catalunya y romper España, y se sea tan extremadamente cruel con quien promovió el paso de la dictadura a la democracia, pese a tener todos los poderes heredados de Franco.
“A él nadie le va indultar, como a los del procès. Primero porque todavía no le han acusado ni condenado por nada, sólo le están investigando. Y, segundo, porque es un arma perfecta para atacar a su hijo, el rey Felipe, y a la Corona”, comenta la misma fuente. “Nada de esto es casualidad; por eso él preguntó primero al Rey y luego al Gobierno la posibilidad de regular su situación con Hacienda. Mal hecho, del Ejecutivo salió la filtración”, afirma.
La corte gallega de Juan Carlos, formada básicamente por sus compañeros de navegación, están convencidos de que nunca hubo un Gobierno en este periodo democrático con tanta animadversión hacia la institución monárquica, encabezado por el vicepresidente Iglesias.
“No le van a dejar volver en Navidad ni a saber…Puede que si vuelve en 2021 sea porque le reclame el Supremo para declarar; podría aprovechar entonces para quedarse en España, como quiere. Aunque quizás no le den ni esa oportunidad…”. Tras guardar silencio, repite en voz baja su frase apocalíptica de más arriba: “No asume que igual se trata de un viaje de no retorno. No contempla tal posibilidad”.
Volver a España
Juan Carlos, como es sabido, está empeñado en volver a España como sea: “Le hemos dicho que esté tranquilo, que tarde o temprano pondrá un pie en España porque la Justicia le requerirá y tendrá que venir. También le digo que esta vez no le valdrá con aquel 'lo siento, me he equivocado, no volverá a suceder'. Nadie va a salvarle del huracán, pero está empeñado en volver”.
Resulta paradójico que se esté hablando de la misma persona. Juan Carlos I, durante su reinado y tras su abdicación, con cualquier razón salía de España y se perdía por el mundo, y nunca mejor dicho. Precisamente, en los últimos años, tenía una cita obligada en Abu Dabi.
En noviembre de 2019 no faltó al gran premio de Fórmula 1 en el circuito Yas Marina, construido sobre la isla del mismo nombre. Su presencia, el año anterior, en 2018, desembocó en una gran crisis.
Los periódicos bautizaron la imagen como “la foto de la vergüenza”. En otro acto de imprudencia, que tanto molestó a su hijo, Juan Carlos aparecía campeñamente saludando al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, considerado ya en aquel momento autor intelectual del asesinato y descuartizamiento del periodista crítico Jamal Khashoggi.
Este domingo, 13 de diciembre, el circo de la Fórmula 1 vuelve al Yas Marina. Lewis Hamilton intentará superar su propio record con la vuelta más rápida de los 5.554 metros del circuito. Quien no se sabe si estará allí es Juan Carlos, habitual durante tantos años. Aburrido, abúlico, desesperado, hundido, probablemente no tendrá fuerzas ni se atreverá a hacer acto de presencia. Aunque también es probable que si pide permiso a Zarzuela, se lo denieguen.
Juan Carlos, obviamente, ya no está para muchas carreras ni tampoco para brillar haciéndose fotos divertidas en el circuito como en los años felices de su reinado.