Conmoción en Logroño: muere Ángel, creador del ‘champis con gamba' de la calle Laurel
Fundó el bar Ángel junto a su esposa, Mercedes Alegre, en los años 60. Ha fallecido a los 89 años.
11 diciembre, 2020 13:47Noticias relacionadas
La calle Laurel, lugar de peregrinación para los amantes de las tapas en Logroño (La Rioja), está de luto. No sólo por la situación económica actual, en la que han tenido que asumir un duro golpe por las restricciones del coronavirus, sino también por la muerte de Ángel Villanueva, fundador del bar Ángel, uno de los clásicos de la localidad.
"Es un día triste para la Laurel por el fallecimiento de Ángel Villanueva, fundador del bar Ángel hace ya 60 años y artífice del imprescindible 'champi' con gambas. Mandamos un abrazo a toda la familia, y lo recordaremos siempre con cariño", lamentaba en su cuenta de Twitter la Asociación de Hosteleros de la travesía de tapas logroñesa a través de su cuenta de Twitter.
Hoy es un día triste para #lalaurel por el fallecimiento de Ángel Villanueva, fundador del Bar Ángel hace ya 60 años y artífice del imprescindible champi 🍄 con gamba. Mandamos un abrazo a toda su familia, y lo recordaremos siempre con cariño ❤️. pic.twitter.com/ZYZqoCPJ3Q
— Calle Laurel Oficial (@callelaurel_) December 10, 2020
Ángel murió en la madrugada del jueves a los 89 años -aunque no se ha precisado de qué-. Él fundó, en 1960, el bar Ángel. Lo hizo junto a su difunda esposa, Mercedes Alegre. Claro que, entonces, no pensaba que aquel local se iría a convertir en un clásico de las tapas en Logroño, uno de los que ha mantenido siempre la filosofía de: 'Un bar, un pincho'.
Ahora, ya ajeno al negocio, el bar lo seguían regentando su hija y su nieto Ángel. Su creación, por tanto, seguirá vigente mientras sus familiares puedan mantener el negocio familiar.
Pero esta no ha sido la única pérdida para la calle Laurel. Hace un mes también falleció José María Barrero Benito, fundador del también clásico bar Soriano. Sus conocidos 'champis' también eran una parada obligatoria para los miles de turistas que se agolpaban -y se agolparán- en la calle Laurel.