Juan Carlos tiene decidido volver a España estas navidades, si bien, últimamente, nada hay seguro en la vida del que durante 39 años fue un rey que dominó sobre sus tiempos y sobre los de los demás como Jefe del Estado.
Una fuente de la Casa Real expresaba a EL ESPAÑOL este viernes que de la misma manera que fue Juan Carlos quien decidió salir de España para buscar refugio en Abu Dabi, “después de más de un mes de reflexión sobre lo que debía hacer para no perjudicar más a su hijo”, ahora sucederá lo mismo con su hipotético regreso a su país: “Puede suceder que crea que como más ayuda ahora a su hijo es regresando a España”.
La monarquía, la institución más antigua en la Historia de España como sistema de gobierno, parece atrapada en el mito clásico de Escila y Caribdis en lo que respecta a la distancia del Emérito de su hijo. Escila y Caribdis eran dos monstruos situados cada uno en la orilla del río para devorar a las naves, según se aproximaran a un lado o al otro del cauce.
Si Juan Carlos permanece en la otra orilla del mundo, en Abu Dabi, en unas fiestas tan familiares como la Navidad y en vísperas, además, de su 83 cumpleaños, el próximo 5 de enero, podría acusarse a Felipe VI de ser un despiadado mal hijo al consentir o fomentar dicha distancia. Más aún al tratarse de un anciano, por muy rey que haya sido, con una edad de difícil pronóstico en términos de futuras navidades.
Pero si Juan Carlos abandona los Emiratos Árabes y regresa a la orilla de la Zarzuela, esto disparará la presión sobre Felipe VI por parte de quienes aprovechan las actividades de su padre para desgastar la figura del Rey y de la propia institución monárquica.
Sánchez, inesperado aliado
Tanto en un caso como en otro, poco más puede hacer Felipe VI, quien desde su coronación, en junio de 2014, ha mantenido un comportamiento constitucional escrupuloso. De hecho, su única salida de tono que dio mucho que hablar fue el 3 de octubre de 2017, con su discurso tras el referéndum ilegal en Cataluña en defensa de la unidad de España.
Fuentes de la Casa Real insisten en que así ha sido y así continuará siendo el comportamiento del actual Jefe del Estado, como garante de la Constitución.
¿Qué hacer, pues, con su padre? A Felipe VI le ha salido un aliado inesperado en la persona de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha defendido la figura del Rey y de la monarquía parlamentaria establecida en el llamado régimen de 1978.
Precisamente, un parte del Gobierno que preside Pedro Sánchez está actuando de punta de lanza contra la monarquía. Podemos, además de presentar en el Congreso de los Diputados por quinta vez una petición para la creación de una comisión parlamentaria que llame a declarar a Juan Carlos, ha publicado un video comparando a la Familia Real, de Felipe y de Letizia, con un clan de narcos.
Aunque no ha trascendido, es muy probable que en las últimas semanas Felipe VI y Pedro Sánchez hayan hablado más veces y con más proximidad que en todo el tiempo que el líder del PSOE ha ocupado la Moncloa, donde llegó en 2018 tras ganar una moción de censura contra Mariano Rajoy.
Precisamente es Sánchez quien tiene los resortes para deshacer el nudo gordiano que ata a Juan Carlos con la institución monárquica y que tanto daño le está causando.
Nadie en Zarzuela ni en Moncloa reconocerá que se ha sopesado desposeer a Juan Carlos del título de rey honorífico, concedido el 13 de junio de 2014 tras abdicar. Como se recordará, en agradecimiento por sus 39 años al frente del Estado, se decidió que Juan Carlos I usara vitaliciamente y de manera honorífica el título de Rey, con tratamiento de Majestad y honores análogos a los establecidos para el heredero de la Corona.
Así lo estableció el Real Decreto 470/2014, llevado al consejo de ministros por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y firmado, curiosamente, por el mismo interesado, Juan Carlos I.
Lo que un Gobierno, a través de un Real Decreto, otorgó a Juan Carlos convirtiéndolo vitaliciamente en Rey honorífico –emérito fue el invento de un edecán de Zarzuela-, otro Gobierno -el de Sánchez- a través de otro Real Decreto, puede quitárselo.
No existe una decisión al respecto, pero si la sangría para la monarquía continúa, esta reversibilidad puede producirse en poco tiempo. Se acabaría con una situación inexplicable y con fatales consecuencias: un país con dos reyes, uno de ellos envuelto en un armiño maloliente por sus escándalos sucesivos.
De ahí, la importancia de la postura de Pedro Sánchez al salir en auxilio de Felipe VI, en la semana en la que Juan Carlos ha regularizado su situación fiscal en la Comunidad de Madrid tras haber ocultado que recibió más de 800.000 euros de un empresario mexicano.
Un clavo saca otro
Nadie mejor que Juan Carlos sabe que un clavo saca otro clavo: precisamente el régimen franquista fue desmontado a la muerte de Franco por las Cortes del Movimiento Nacional. Una ley fundamental por otra ley constitucional. ¿Un Real Decreto por otro Real Decreto? Pedro Sánchez aprobaría la eliminación del título de rey vitalicio en consejo de ministros y Felipe VI lo firmaría.
Pero para completar la operación de borrar los honores que Juan Carlos detenta, haría falta un segundo Real Decreto. La Familia Real, en la que se concentra la institución monárquica, la forman Felipe VI, la reina Letizia (que ha sustituido al Jefe del Estado durante la cuarentena que aquél ha guardado durante las últimas semanas por el coronavirus), la heredera, Leonor, la infanta Sofía y los reyes honoríficos Juan Carlos y Sofía.
Precisamente, dentro de este clima de confusión al haber dos reyes -uno fake, visto lo visto, y otro de verdad-, los monarcas salientes han deseado a España Felices Pascuas y Año Nuevo en un Christma firmado por Juan Carlos y Sofía. Es lo que hicieron, navidad tras navidad, durante su titularidad entre 1975 y 2014. Bien es cierto que en el de este año al final de la rúbrica han eliminado la ´r´ de rey y reina. Para muchos lo deseable sería que fuera la última firma pública de Juan Carlos.
De la misma manera, se necesitaría otro Real Decreto para cambiar la constitución del Registro de Familia Real en la que sigue apareciendo Juan Carlos. Este Real Decreto fue aprobado en 1981 por el entonces presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo.
Juan Carlos puede disponerse a volver a España desde Abu Dabi, país al que llegó el pasado 3 de agosto. Partió de Oporto tras registrarse en el aeropuerto como Juan Sumer (Su Majestad El Rey), acrónimo atribuido a Bárbara Rey. La actriz, como es sabido, forma parte de la lista de amantes conocidas de Juan Carlos. Seguramente, en su viaje de regreso a España, si se produce en estos días, Juan Carlos no se ocultará ya bajo ningún alias. Eso sí, llegará aún como su majestad el rey honorífico. Toda una majestuosa losa para su hijo, Felipe VI, un Rey tan cabal y profesional como afligido por las graves circunstancias en los años finales de su padre.