El narcotraficante gaditano Samuel Crespo, al que el 6 de febrero de 2018 unos encapuchados le ayudaron a fugarse del hospital de La Línea de la Concepción (Cádiz) cuando permanecía escoltado por una pareja de policías nacionales, vuelve a recobrar la libertad. Su proceso de reinserción social continuará en la calle, donde empezará a trabajar en una empresa de carpintería metálica. 

Fuentes judiciales consultadas por EL ESPAÑOL han confirmado que el pasado 25 de noviembre la juez de vigilancia penitenciaria María del Carmen Orenes le concedió el tercer grado en respuesta a un recurso presentado por su defensa y pese a contar con la oposición de la Fiscalía.

Este jueves, la junta de tratamiento de la prisión de Murcia II, donde se encuentra el reo, dio el visto bueno a su salida. En los últimos meses, Crespo obtuvo seis permisos temporales “sin incidencias negativas”, aunque no pudo disfrutar de varios de ellos a consecuencia de la pandemia.

Este periódico se puso en contacto con su letrado, Ricardo Álvarez Ossorio, que confirmó la inminente salida de prisión de su cliente pero declinó hacer declaraciones al respecto.

Samuel Crespo mantiene vínculos muy estrechos con el clan de los Castañas, liderado por los hermanos Francisco y Antonio Tejón. Ambos se encuentran en prisión con diversas causas pendientes de juicio por delitos contra la salud, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal. 

Cae de una moto

La tarde del 6 de febrero de 2018, Crespo sufrió un accidente de moto durante una persecución policial iniciada tras saltarse un control en el barrio linense de El Zabal. Durante la huida, el delincuente se cayó del vehículo en el que circulaba. En ese momento, los agentes consiguieron detenerlo. 

Sobre él pesaban tres órdenes de detención e ingreso en prisión debido a que, durante un permiso penitenciario anterior, no había vuelto a la cárcel. Le restaban aún por cumplir más de dos años de condena. Tras el accidente de moto, los agentes lo llevaron escoltado hasta el hospital de La Línea porque presentaba distintas heridas, aunque su vida no corría peligro. 

Una vez allí, mientras se encontraba en la sala de curas de Urgencias, en torno a una veintena de encapuchados se personaron en el centro hospitalario para liberar al detenido. Lo hicieron de manera violenta, con palos y navajas, dando empujones y manotazos a pacientes y personal sanitario.

Samuel Crespo. EE

Los policías que acompañaban a Crespo no abrieron fuego para evitar que la situación empeorara. Entre gritos de los testigos, el arrestado y sus compinches se marcharon en varios vehículos que aguardaban en la calle.

Después de ese episodio, Samuel Crespo alargó su fuga durante cuatro meses más. La Policía Nacional consiguió detenerlo finalmente el 27 de junio de 2018. Se encontraba en una casa en Jimena de la Frontera, una localidad del interior de la provincia de Cádiz. Estaba acompañado por David A., alias el Tinte, otro reconocido narco de la comarca gaditana del Campo de Gibraltar.

Ahora, dos años y medio después del arresto de Crespo, la magistrada del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Murcia ha estimado el recurso presentado por Álvarez Ossorio y deja en régimen de semilibertad a su cliente, que cumplía en prisión la parte final de la suma de tres condenas, una de ellas por un delito contra la salud (tráfico de drogas). Entre todas sumaban seis años, tres meses y 13 días de reclusión.

Buen comportamiento 

Crespo deberá dormir entre semana en el Centro de Inserción Social (CIS) Manuel Montesinos de Algeciras, ubicado junto a la cárcel de Botafuegos, a sólo 20 minutos de su casa.

La magistrada recoge en su auto la evolución “muy favorable”  de Crespo en la cárcel. El preso venía ejerciendo labores de “encargado del office” en el módulo de respeto de Murcia II, “figurándole en su expediente un total de 15 recompensas”. 

La juez recoge también, entre otros aspectos a favor del reo, la cercanía temporal para la extinción de la pena, la asunción plena de la responsabilidad delictiva y, además, que desde el 24 de julio de 2020 dispone de una oferta laboral para trabajar en la carpintería metálica Cacela Marín SL, ubicada en un polígono industrial de La Línea.

La fuga de Crespo del hospital linense supuso un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico en Cádiz. Tras un período previo de alrededor de tres años plagado de episodios violentos en contra de las fuerzas policiales, el Ministerio del Interior emprendió una lucha decidida contra los principales clanes de la droga andaluces y, en especial, los asentados en la comarca gaditana del Campo de Gibraltar.

Durante un tiempo se perdió el respeto hacia la autoridad por parte de una nueva generación de narcos. Alguno, como el propio Francisco Tejón, el mayor de los Castañas, incluso apareció en un videoclip de reguetón estando en busca y captura. Era una muestra más de la impunidad con la que se sentían. Al final, tanto él como su hermano Antonio acabaron encarcelados. 

De parto

En esa lucha contra el narco, familiares de Samuel Crespo salieron perjudicados a principios de 2020. En febrero de este año, la Policía Nacional detuvo a sus padres, Antonio y María, y a su pareja, Nadia, una joven de 25 años que nunca había trabajado pero que vivía en un chalet de lujo y se movía en un vehículo de alta gama.

Vivienda en la que residía la pareja de Samuel Crespo. CNP

 

Los progenitores de Crespo, según los investigadores policiales, eran los testaferros de su hijo. Tenían a su nombre cuatro viviendas de alto valor inmobiliario, así como vehículos de elevado de precio. La Policía les calcula un patrimonio de más de 500.000 euros sin capacidad de justificar. 

Dos de esas viviendas fueron adquiridas con dinero en efectivo. Pero, realmente, era Nadia la que gozaba de los beneficios de Crespo mientras él estaba preso. El día que se desarrolló el operativo policial coincidió con que Nadia iba a dar a luz, por lo que tuvo que retrasarse unos días el arresto por la salud del bebé y de la madre.

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