El calendario (de kalendarium, el libro de las cuentas en Latín) para Felipe VI en este 2021 recién estrenado no le es propicio, en principio. Tampoco lo era 2020 y salió a hombros como el líder político mejor valorado. Si hubiera elecciones para Jefe de Estado, sería el más votado por delante de personajes como Pedro Sánchez, Felipe González o José María Aznar.
Para la Corona, 2021 se presenta, pues, complicado. Diabólico, como veremos. Seguramente, porque siempre hay una buena, regular o mala excusa para que los enemigos de la Monarquía intenten desestabilizar a su máximo representante, el Rey.
El primer cuatrimestre no dará respiro a Felipe VI. A vuela pluma:
Enero: La Pascua y la coalición
El día 5, Juan Carlos, Rey honorífico de España por un Real Decreto de 2014, cumplirá 83 años. Probablemente seguirá en su autoexilio de Abu Dabi. Al no estar condenado por nada, es una situación desagradable para su hijo y afrentosa para el mismo Emérito expulsado. Tanto como lo pueda ser que tu padre anciano, por muy casquivano o delincuente que sea, esté solo y enfermo a miles de kilómetros.
Desde una parte del Gobierno de España habrá ese día declaraciones y tuits de los escribas oficiales en las redes sociales –el activo Echenique o el mismo Pablo Iglesias-. Apretarán con su índice en la espina que el Rey lleva clavada en el corazón debido a su padre.
Más que una espina en el corazón, para ser tan precisos como lo sería un cardiólogo del calibre del doctor José Zamorano, Juan Carlos se ha convertido para Felipe VI en una estrechez en su conducto para reinar que ya ha producido angina (dolor en el pecho) y, si progresa, derivará en oclusión, en infarto e, incluso, en la muerte futura del paciente; en este caso, de la institución monárquica.
El día 6, Día de la Pascua Militar. A Felipe VI, jefe de las Fuerzas Armadas, los de siempre le echarán en cara su silencio cuando semanas atrás un pequeño grupo de oficiales –tan atrabiliarios como retirados- del Ejército propugnaban un movimiento para “defender a España y al Rey” del Gobierno actual.
El día 7 se celebrará el primer aniversario del acuerdo de gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. Una de sus consecuencias ha sido que Pablo Iglesias, flagelo del Rey durante el año 2020, lo haya sido como vicepresidente republicano del Ejecutivo de su majestad.
Febrero: Catalanas y 23-F
Habrá dos acontecimientos señalados. Uno: la posible celebración de elecciones en Cataluña, el 14 de febrero. El independentismo, según las encuestas, obtendrá la mayoría. Puede ser que el gobierno catalán resultante sea totalmente separatista o medio 'pensionista', con una coalición entre los republicanos de ERC, los socialistas del PSC y la versión catalana de Podemos.
Salvador Illa, hasta ahora ministro de Sanidad, se ha convertido en una pieza clave inesperada al ser designado candidato socialista a la Generalitat. De la pandemia de la Covid-19 a la pandemia separatista.
En cualquier caso, aumentará la presión para el indulto a los presos del Procès, el cual tendría que ser firmado por Felipe VI, el mismo que el 3 de octubre de 2017 puso firmes a los golpistas con su famoso discurso. ¿Sentiría Felipe VI como una verdadera humillación tener que firmar? Un Rey, constitucionalmente, está para refrendar lo que ordene el Gobierno. Ser o no estar.
El segundo acontecimiento de febrero se deberá al 40 aniversario del 23-F, el golpe militar de Armada y Tejero que, para la mayoría de los españoles, paró Juan Carlos I. Sin embargo, los enemigos de la Monarquía utilizarán la fecha para airear teorías conspiratorias basadas en puntos no esclarecidos, suficientemente, de lo sucedido en aquellas fechas de 1981.
Marzo: El escándalo suizo
El 15 de marzo de 2020 fue cuando “implosionó” –según la expresión de Podemos- Juan Carlos al conocerse sus cuentas suizas, con 100 millones de dólares, y luego todo lo demás que se supo. La herida de ese día para Felipe VI, en el que tuvo que repudiar públicamente a su padre mediante un comunicado, no ha cicatrizado aún.
A falta de que no aparezca algún nuevo escándalo de Juan Carlos el 15 de marzo de 2021, con motivo del primer aniversario del suceso, una cosa es segura: tal día será utilizado contra la institución monárquica. Porque Juan Carlos I continúa siendo el rey segundo. Parece improbable que se le haya quitado para entonces esta condición concedida en junio de 2014 cuando abdicó.
¿Estará Juan Carlos en marzo en España o seguirá en Abu Dabi? Cualquiera de los dos escenarios será negativo y doloroso para Felipe VI.
Abril: ¡Viva la República!
Los grandes fastos contra la Monarquía se producirán este mes como ningún otro, con la exaltación de la idealizada II República. En abril de 2021 se cumplirán 90 años de su advenimiento. De entre todo lo que pasó de 1931 a 1936, brillarán las luces y se esconderán las sombras, con el final traumático conocido.
Pablo Echenique ya tiene preparado su tuit facilón: “¡Felipe, cuando las barbas de tu bisabuelo veas afeitar pon las tuyas a remojar…”. En realidad, Alfonso XIII no tenía barba, sí bigotillo, y Felipe VI se parece más en muchos valores al abuelo de Letizia, el taxista Francisco Rocasolano (conocido como Paco el comunista), que a su bisabuelo depuesto.
Al alza en las encuestas
Así se presenta el primer cuatrimestre para el Jefe del Estado. Cuenta con la ventaja del campeón: haber ganado por goleada en las encuestas de finales de 2020. Pese a la pandemia que han representado para él su padre y una parte del Gobierno de la nación, Felipe VI ha acabado el año con una extraordinaria valoración, con unas notas muy superiores a las de que cualquier político en activo. La valoración de la Monarquía que representa también ha crecido.
Otra buena noticia para Felipe VI es que cuenta con el apoyo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En las últimas semanas, Sánchez ha contrarrestado con sus declaraciones los ataques de su vicepresidente, Pablo Iglesias.
La pregunta siguiente es: ¿se puede el Rey fiar de una político como Pedro Sánchez, epítome del “no es no pero mañana puede ser que sí”? ¿Puede Felipe VI dormir tranquilo con Sánchez, como prometía el líder socialista que haría a pierna suelta no pactando con Pablo Iglesias?
En términos históricos, las decisiones del PSOE a lo largo de estos últimos 100 años han marcado la Historia de España. Sucedió con la llegada de la II República, con episodios concretos y desastrosos dentro de ella como la Revolución de Asturias, luego con la llegada de la democracia tras morir Franco o en situaciones como el referéndum de la OTAN, en 1986, en el que el PSOE se desdijo al apoyar Felipe González el sí a la permanencia.
¿Cuál sería la postura del líder socialista si cobrara fuerza la necesidad de emprender una reforma de la Constitución que pudiera desembocar en una votación para elegir monarquía o república? Celebrar un referéndum requiere un procedimiento constitucional muy complicado. Indudablemente, los socios de Pedro Sánchez como Unidas Podemos, ERC, PNV o Bildu se volcarían con fragor y alegría a favor de todo aquello que supusiera el cambio de régimen.
"Proceso constituyente"
Ya el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, habló en junio de 2020, en sede parlamentaria, de la apertura de un proceso constituyente.
Felipe VI ha leído a Unamuno y conoce bien una de sus frases: “Dios ciega a los que quiere perder”. El escritor vasco se refería así a esas personas que se caracterizan por un optimismo desmesurado e ingenuo, como Panglos, el personaje de Voltaire. Felipe, por la fuerza de los hechos, ha dejado de ser un cándido.
Se fía, por tanto, lo justo de Pedro Sánchez. Y nada, desde luego, de Pablo Iglesias, el vicepresidente de un Gobierno que el Rey puede convocar y presidir cuando lo crea conveniente, de acuerdo con el artículo 62 de la Constitución.
El año 2020 nos ha demostrado que es más fácil que te toquen los Euromillones que acertar en la previsión de lo que sucederá el nuevo año.
En el caso de Felipe VI, sí sabe que no perderá el empleo en 2021, pronóstico imposible para cientos de miles de españoles. En cambio, en Zarzuela ignoran cómo se desarrollará el reinado durante este año, un palacio rodeado de pocos amigos y de muchos enemigos.
Ley de la Corona
No es descartable que Felipe VI tenga que firmar, finalmente, el Real Decreto por el que su padre dejará de ser Rey honorífico, un Juan Carlos cuyo estado de salud tiende, inexorablemente, a deteriorarse. Cuando fallezca, el lugar de entierro se convertirá en un gran debate sobre la institución. En el Panteón de los Reyes, de El Escorial, ya no tiene sitio.
Jaime Alfonsín, el Jefe de la Casa Real, que entra en edad de jubilación, gestionará mientras tanto la llamada 'perestroika' de la monarquía de Felipe VI. Esta pasará, necesariamente, por una Ley de la Corona, como desarrollo del Título II de la Constitución.
En esta Ley de la Corona se resolverán aspectos que en 45 años de Monarquía no se han querido o sabido abordar, como la transparencia en las cuentas de la Casa Real, en los viajes privados del Rey, en las funciones del heredero, en lo que puede hacer el Jefe de Estado con su dinero y sus amistades… Como sugiere el catedrático Jorge de Esteban, de haber existido esta ley, escándalos como el caso Noos, la cacería de Botswana o los viajes de Juan Carlos desde países árabes con maletines podrían haberse evitado.
Pablo Iglesias y Unidas Podemos, cada día con menos votos pero más influyentes en la vida nacional en proporción con la debilidad del presidente Sánchez, sueñan con un cambio de Constitución y de régimen, donde el Ejército no aparezca en el artículo 8 como garante de “la soberanía, independencia, integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. Tampoco que Felipe VI, como Rey y Jefe de Estado, sea “el símbolo de la unidad” ni esté “al mando de las Fuerzas Armadas” (artículo 62).
Pero ni Zamora, donde vive el padre de Pablo Iglesias, se ganó en una hora, ni la eliminación de estos artículos de la Constitución tan decisivos para Felipe VI y para la España actual están tan al alcance de cambios en 2021.
La Carta Magna necesita un lifting, para eliminar situaciones inexplicables como la inviolabilidad del Rey o la preferencia del varón sobre la mujer, pero abrir el melón constitucional entraña los peligros constituyentes, vividos ya en España entre 1931 y 1933.
Felipe VI no está acorralado, al menos aún, ni sitiado, ni mucho menos acogotado. Aunque no cuenta con el equivalente a la Agrupación al Servicio de la República (ASM), surgida en 1931 y promovida por intelectuales como Ortega y Gasset, Marañón y Pérez de Ayala, posee el reconocimiento y apoyo de una mayoría de españoles, según las últimas encuestas. ¿Qué sorpresas guarda 2021 para Felipe VI? ¿Qué se piensa realmente en Moncloa sobre la Monarquía? Es sabido que los principios fundamentales de Pedro Sánchez se cuentan en votos.
El futuro de este año está por escribir. ¿Dios salve al Rey? Más que Dios, a su Majestad le salvará su trabajo, si se lo dejan hacer.