Visp es una ciudad suiza a los pies de los Alpes que no llega a los 8.000 habitantes. Uno de cada tres trabaja para Lonza, el gigante farmacéutico suizo encargado de fabricar la vacuna de Moderna contra la Covid-19. En concreto, su principio activo. La biotecnológica estadounidense, con sede en Massachusetts y cuya vacuna acaba de ser autorizada en Europa por la Comisión Europea, firmó con la helvética un acuerdo para 10 años.
Lonza con más de 15.000 empleados en todo el mundo, tiene, además de estas factorías alpinas plantas en Estados Unidos y en una treintena más de países, incluido España, con una en Porriño, Pontevedra.
El laboratorio gallego, en principio, no entra en el engranaje de la vacuna de Moderna en el que sí juega un papel fundamental otra farmacéutica española: Rovi, una compañía con 80 años detrás y un apellido que ya ha hecho historia: los López-Belmonte. Con sede en Madrid, 1.370 empleados y varias plantas en toda España, la que tienen en San Sebastián de los Reyes va a encargarse de rellenar los viales, es decir, de preparar las dosis para la segunda ola de vacunaciones.
Este pasado 6 de enero, precisamente el día de los Reyes Magos, la Comisión Europea autorizaba a Moderna a distribuir su vacuna anti covid en la Unión. Es la segunda tras la de Pzifer, que ya se está inyectando. El Ministerio de Sanidad ha anunciado que a España llegarán –el reparto lo hace la Unión Europea que la que negocia con Moderna- unas 600.000 dosis en dos semanas. Y unos 16 millones en total. Como la de Pfizer, es una vacuna que necesita dos dosis. Entre sus diferencias, que no requiere temperaturas tan bajas para su transporte: 20 grados bajo cero, frente a los menos 70 de la de Pfizer. Y además, ese sello español en su acabado.
La planta de San Sebastián de los Reyes de Rovi es una de las joyas de la corona de la farmacéutica española. Cuenta con dos líneas de producción de viales de alta velocidad y tiene una capacidad de rellenar 80 millones de unidades al año. Ahí, una vez recibido el principio activo, ROVI se encargará de envasarlo, etiquetarlo y distribuirlo. Son 35.000 metros cuadrados, 10.500 de producción. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la visitó el pasado noviembre.
A la planta de San Sebastián le darán apoyo el resto de las que tienen en España. No obstante, Rovi ha sido elegida para poner en el mercado 600 millones de dosis a nivel mundial -salvo EEUU-. Es el último gran hito de una empresa familiar que nació de una huida: la de la España interior asfixiada por la postguerra Civil. Pero tuvo más. De la penicilina a la heparina, la historia de Rovi es la historia de la introducción en España de los grandes avances farmacéuticos, capitaneada por una familia que ya en los años 40 apostó por la importación.
La familia de Albacete
En 1939 tres hermanos salen de Albacete para intentar ganarse la vida en Madrid. Detrás dejan una ciudad de provincias, con poco más de 64.000 habitantes, totalmente devastada –fue bombardeada hasta 10 veces- por la Guerra Civil. Son tres de los ocho hermanos López-Belmonte. Los tres tienen carrera, son abogado, un farmacéutico y un ingeniero, algo poco habitual en la época, y un espejo en el que mirarse: su padre. “Mi bisabuelo ya era un emprendedor: introdujo Ford en España, y un montón de cosas más, pero le fue fatal”, recordaba a EL ESPAÑOL Javier López-Belmonte, vicepresidente y director financiero de Rovi. La firma cotiza en Bolsa desde 2007. En julio pasado, al conocerse que sería socia de Moderna para la distribución de su vacuna, se disparó un 7% en Bolsa.
Rovi, que figura entre las 10 primeras fabricantes de componentes farmacéuticos de España, está valorada en 1.700 millones de euros. De hecho, Juan López-Bermejo, segunda generación y actual presidente de la firma, aparece en la lista de los más ricos de España. A sus 73 años se calcula que es la 18º fortuna de Madrid y la 58 de España según un informe de El Mundo. Y Forbes le sitúa también entre los más ricos de España.
En la nota en la que se comunicó en verano el acuerdo entre Moderna y Rovi, Juan López-Belmonte Encina, hermano de Javier y consejero delegado de la compañía española daba las gracias al Ministerio de Sanidad y a la Agencia Española del Medicamento por “su cercanía y apoyo durante todo este proceso”.
En conversación con EL ESPAÑOL, Javier López-Belmonte, reconocía la alegría de la compañía por poder “aportar en un momento tan duro” y recordaba que es algo “muy positivo para España”. Por supuesto también para la firma familiar, con más de 80 años de historia y en la que ya ha desembarcado la tercera generación. Como los tres hermanos que salieron de Albacete, hoy son tres también los hermanos quien junto a su padre, lideran el barco. Además de Javier y Juan, Iván López-Belmonte es directivo de la firma. Ocupa una de las vicepresidencias y se encarga de Marketing y negocio internacional.
A día de hoy Rovi cuenta con seis plantas de producción en España de las que ya salen millones de dosis, por ejemplo, de la vacuna contra la gripe.
Su planta de Madrid y la de San Sebastián de los Reyes están dedicadas a la fabricación de inyectables: alcanzan una capacidad de 270 millones de jeringas al año. En Alcalá de Henares fabrican formas orales: es decir, las pastillas, comprimidos, cápsulas duras y sobre. De nuevo, con cifras con muchos ceros: 3.000 millones de comprimidos, 300 millones de cápsulas duras y 30 millones de sobres.
El almacenamiento de Rovi
En un mundo en el que las empresas juegan a mantener poco stock para agilizar cuentas y movimientos –es una de las razones por las que era difícil comprar mascarillas al principio de la pandemia- Rovi es ejemplo de lo contrario. Cuentan con una amplia capacidad de almacenamiento, hasta 9.000 palés, lo que les permitió doblar sus cifras de beneficio en el primer trimestre de este 2020: tenían suficiente despensa para abastecer mercados durante la pandemia.
Plantas en Madrid, gran capacidad de almacenaje y una amplia red internacional de proveedores son tres de las características de la farmacéutica que tiene en Granada uno de sus principales cuarteles generales. Allí instalaron la planta en la que fabrican la heparina de bajo peso molecular, la estrella de la casa, que viene tocada además con un toque cuasi romántico. Porque decir heparina en Rovi no es sólo hablar del producto que supone cerca del 50% de las ventas de la farmacéutica, también hay que hablar de la abuela de los López-Belmonte.1
La heparina en España
La mujer sufría de tromboflebitis, un problema de coagulación de la sangre, contra el que precisamente luchan las heparinas. Hablamos de la mujer de Juan López-Belmonte, de los tres hermanos que salieron de Albacete, el que acabaría siendo el líder de lo que hoy es Rovi. Juan, que viaja por el mundo, ha visto que en España no hay tratamiento, pero sí lo hay fuera. Y así decide traer la heparina a España. Estamos en los años 50… Setenta años después, este anticoagulante universal ha situado a los López-Belmonte en lo más alto de la investigación farmacéutica. Pero comenzar a comprar heparina no fue fácil al principio. Hay que volver a la España de los años 40 para entender cómo fue la aventura de los López-Belmonte.
Nuestros tres hermanos ya instalados en Madrid quieren traer a España productos químicos para vender a farmacéuticas. Pero no es tan fácil como salir a comprar. La debilidad de la peseta no lo permite, y la banca española no tiene fuerza en el extranjero. Hay que tener divisas, dólares, para ofrecer solvencia fuera. Así que necesitan una estrategia.
Y los López-Belmonte lo primero que van a hacer es eso: desarrollar un plan para conseguir divisas. “En este país no había de nada, pero había cosas de España que se vendían fuera”, recuerda hoy Javier López-Belmonte, tercera generación de la familia. Su abuelo y sus hermanos lo que hicieron fue “empezar muchos negocios a la vez”, señala. Vendían fuera desde naranjas hasta vino de las Bodegas Real Tesoro de Jerez, mantillas, ajos a EEUU, a Inglaterra, a Alemania, productos typical spanish de ida, para traer desarrollo de vuelta.
Pioneros en importar penicilina
Y con las divisas de vender fuera el producto español fundan Pan Química. Es el germen del imperio de hoy. ¿Primer paso? Traer productos químicos del extranjero para venderlos aquí. Así se convertirían en los primeros importadores de penicilina en España. El éxito fue tal que la gente hacía cola en la vivienda familiar en Madrid para comprarla. En 1945 nace Rovi. ¿El nombre? Proviene de Robert y Vidal, dos de los fundadores junto a Juan López-Belmonte con el que se asociaron también sus hermanos. En 1952 llegaron a un acuerdo con el gigante farmacéutico estadounidense Pzifer. Y de nuevo, marcarían otro hito: trajeron a España la terramicina, otro antibiótico de amplio espectro. Tanto que Pzifer decide independizarse y se lleva una parte del negocio y de los empleados.
Pero Rovi continúa. Seguimos entre los años 50 y los años 60. Los hermanos ya son expertos en el negocio químico farmacéutico y con ayuda de los empleados que se quedaron a su lado vuelven a ser pioneros. Aquí entra en juego la heparina de la abuela. Con su importación a España los López-Belmonte vuelven a consolidarse en el mercado. Y así, en 1966 Juan López Belmonte compra todo Rovi, incluyendo la parte de sus hermanos y se incorpora la segunda generación. La maquinaria empieza a despegar. Y lo hace con fuerza.
Rovi conquista el mundo
Pero, además, la con la heparina ha abierto otras puertas. Aunque no todos los avances han sido en línea recta. Así lo explica Javier López-Belmonte. “Con la heparina hemos investigado mucho, hemos trabajado mucho, hemos invertido mucho y también hemos fracasado muchas veces”. Según sus datos oficiales, en 2019, Rovi invirtió más de 29 millones de euros en I+D. La idea que se ha buscado durante años es transforma la inyección en una pastilla: la heparina oral. Lograr un sistema de dosificación más cómodo que el pinchazo en la barriga. No se ha logrado, de momento. Pero las investigaciones no han sido en vano. “De todo se aprende y con el gran conocimiento que ahora tenemos sobre inyectables hemos podido desarrollar otro sistema”, explica el directivo.
El sistema es el contrario: poder pasar de tratamientos de pastilla a inyectables. Por ejemplo, transformar la dosis.
diaria en una inyección cada seis meses. ¿Beneficios? Muchos. No sólo para el paciente, que no tiene que estar pendiente. También para el médico y para la familia que tiene la tranquilidad de que el paciente está perfectamente medicado. En este sentido trabajan en varias líneas y tienen una muy avanzada en el tratamiento contra la esquizofrenia.
“Al paciente mental muchas veces le cuesta medicarse, se ganaría mucho por ejemplo con una inyección al mes”. En Rovi le llaman el sistema DORIA y actualmente están en fase de registro: es como la última revisión por las autoridades sanitarias antes de dar luz verde a su aprobación.
La venta de los supositorios
En el camino focalizado en la heparina, Rovi se desprendió de uno de sus buques insignias hasta entonces: los supositorios de glicerina. Los hay para adultos, para niños e incluso para lactantes. Para luchar contra “el estreñimiento ocasional”, sigue recordando la web propia de este producto que no necesita receta desde 1982. Hoy mantienen el nombre, y hasta la misma caja que hace 40 años. Pero desde 1994 ya no pertenecen a los López-Belmonte. Ese año, Juan López-Belmonte los vendió a Pzifer. Asegura que nunca se ha arrepentido.
Aunque los López-Belmonte no son directivos que gusten de aparecer mucho en público, en los últimos años juegan un papel importante en el mundo asociativo. De hecho, Juan López-Belmonte, cuarto de los siete hijos del fundador, y actual presidente de la firma, llegaría a ser presidente de la Cámara de Comercio de Madrid de 2016 a 2018.
450 patentes, 40 productos
Rovi suma en su cartera más de 450 patentes, comercializa más de 40 productos y tiene 1.370 empleados. Para el desarrollo de la vacuna del Covid-19 han ampliado plantilla.
España, de la mano de Rovi está en el tablero de la lucha contra el Covid-19, la pandemia del siglo XXI. La del siglo XX, la mal llamada gripe española, debió pillar a los tres hermanos fundadores muy niños. Hoy su legado se topa con un problema mundial. “España y el mundo han cambiado mucho”, recordaba el nieto López-Belmonte en un foro de empresarios hace unos meses. E incidía en que su abuelo no había sido sólo emprendedor y visionario con la química farmacéutica. También con las vacas.
“Fue un emprendedor innovador, fue el primer criador de ganado charolés –originarias de Francia”, desgrana. Tenía una finca en Extremadura y le apasionaba el campo. Entonces el abuelo traía cosas del mundo a España. De hecho, según la Asociación Española de Ganado charolés, en los años 50, España era deficitaria en carne de vacuno. “Hoy España tiene recursos y tecnología para enviar al resto del mundo”, señala orgulloso el nieto. “Es lo que está haciendo Rovi ahora”.
Mantener la herencia y hacerla crecer. Bien podría ser el lema de los López-Belmonte. El actual director financiero, Javier, tercera generación, siempre supo que se iba a dedicar al negocio familiar. “No, la verdad es que nunca se me pasó por la cabeza dedicarme a otra cosa”, bromea. Como sus hermanos. Como lo supieron antes otros miembros de la familia. Porque Rovi es una empresa familiar.
El ejecutivo asegura que a la hora de tomar decisiones en la casa, como buen conocedor de los tiempos de la ciencia, en los que la paciencia es una herramienta indispensable, no piensa a corto plazo. “En Rovi, a la hora de tomar decisiones, siempre miramos cómo va a afectar en 10 años”. Y apunta a que también hay que tener en mente siempre a la plantilla. Sus más de 1.300 empleados.
Una plantilla que Rovi ha reforzado para el nuevo reto: el acabado de la vacuna contra la Covid-19 de Moderna desde su planta de San Sebastián de los Reyes. Desde hace una década, las instalaciones y su personal están especializados en la mezcla, llenado y envasado de inyectables para jeringas y viales precargados. Un proceso totalmente aséptico que puede alcanzar las 20.000 unidades a la hora. De alguna manera, aunque ahora con la más alta tecnología, los López-Belmonte vuelven a seguir la estela de sus antepasados: traer a España los fármacos más punteros.