“Más países europeos anunciarán confinamientos la semana que viene”. Fueron las palabras del director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Kluge, la pasada semana. Y así ha sido. El coronavirus continúa avanzando, los contagios se multiplican cada día que pasa y algunos gobiernos ya han optado por el confinamiento domiciliario de la población para frenar al virus. Mientras, en España la incidencia acumulada sobrepasa los 500 casos por cada 100.000 habitantes y la idea del cierre de toda actividad no esencial sobrevuela entre los ciudadanos.
Las Comunidades Autónomas españolas están tomando, a cada momento, medidas más duras. El objetivo es luchar contra el ascenso de los contagios por coronavirus. Sin embargo, algunas ya piden que el Gobierno central tome el mando y las restricciones pasen a ser nacionales. El ejecutivo de Sánchez es el único que podría tomar, en la actualidad, la medida del confinamiento domiciliario.
Extremadura fue una de las primeras en actuar. Institutos y universidades no regresaron a la presencialidad después de las navidades. Madrid ha anunciado también que endurecerá las medidas. El ejecutivo regido por Díaz Ayuso adelantará el toque de queda a las 23 horas y cerrará los bares a las 22 horas, a partir del próximo lunes. Además, recomienda que sólo los convivientes pasen las noches juntos. Aragón ha adelantado el toque de queda a las 22 horas, las reuniones deberán ser de cuatro personas y los fines de semana la actividad no esencial cerrará a las 18 horas. También se ha decretado el cierre perimetral de sus tres capitales y otros seis municipios.
No es mucho mejor la situación en Andalucía. El presidente Moreno Bonilla instó al Gobierno central a ir pensando en medidas para todo el territorio nacional. Es decir, que pensara en una restricción de la movilidad total para las personas, la medida que sólo puede tomar el ejecutivo de Sánchez. Castilla y León y País Vasco también endurecerán las medidas. De hecho, el presidente castellanoleonés ha pedido medidas para que las Comunidades Autónomas puedan establecer confinamientos selectivos. “Pedimos una herramienta jurídica intermedia”, decía el regidor. Asturias ha solicitado una herramienta similar.
Y los gobiernos regionales españoles no son los únicos. Reino Unido ya lleva semanas en un confinamiento domiciliario. Portugal, por su parte, acaba de implantarlo nuevamente durante un mes. Irlanda y Países Bajos también. Alemania y Bélgica han cerrado la hostelería y limitan los contactos sociales, pidiendo a sus vecinos que se queden en casa.
A pesar de todos estos ejemplos, el Ejecutivo español sigue descartando el confinamiento domiciliario de la población. Sin acuerdo sobre las medidas a tomar, EL ESPAÑOL ha preguntado a un grupo de epidemiólogos españoles para saber qué medidas habría que tomar de inmediato frente al gran aumento de casos en España. Los profesionales que han respondido son expertos en Salud Pública en diversas áreas y, aunque no todos estudian la Covid-19, albergan formación profesional sobre el riesgo y propagación de enfermedades.
Resultados
El principal resultado que arroja este sondeo es que la mayoría de los epidemiólogos (62,5%) apuesta por un confinamiento de al menos dos semanas como única solución ante el aumento de contagios en todo el país. La mitad de ellos, no obstante, no propone un confinamiento en todo el territorio nacional, sino en aquellas comunidades autónomas más castigadas por el virus. Por ejemplo, lo que propone uno de ellos es que haya confinamientos domiciliarios en aquellas regiones que superen los 700 casos por cada 100.000 habitantes.
El resto de expertos encuestados, en cambio, dicen que un cierre como el de marzo sería bastante difícil de plantear, sobre todo por el coste en salud que puede acarrear en la población. Por tanto, la alternativa, según ellos, sería endurecer las medidas (toque de queda, reuniones, limitación de movilidad, etc.) y sobre todo, vigilar su cumplimiento. Algo que, admiten, no ha ocurrido en las últimas fiestas. Además, también apuntan a que un confinamiento intradomiciliario no aportaría nada más a las restricciones de movilidad que ya hay entre provincias y ciudades en muchas regiones.
El cuestionario
Para la obtención de los anteriores resultados, la encuesta se distribuyó por correo electrónico entre varios grupos de epidemiólogos con un total de tres preguntas:
1. ¿Habría que cerrar el país y volver a un confinamiento total?
2. Si no optamos por un confinamiento total, ¿qué medidas habría que aplicar de manera urgente para que dejen de aumentar los casos?
3. ¿Quién es el culpable de esta situación? ¿Los ciudadanos o el Gobierno o las CCAA por relajar las medidas durante las Navidades?
Estas han sido las respuestas de los epidemiólogos que accedieron a participar en el estudio.
Antonio Gutiérrez: "Buscar culpables no beneficia"
Epidemiólogo en la Unidad de Farmacia del Hospital Universitario Virgen de Valme, Sevilla.
1. Teniendo en cuenta los datos de incidencia que tenemos actualmente, los cierres perimetrales y los toques de queda son insuficientes. La únicas medidas de las que estamos seguros ahora mismo, también válidas para cualquier variante de las que tanto se habla ahora, son la limitación de la movilidad, de los contactos y las medidas de higiene mascarilla/lavado de manos/ventilación en espacios cerrados. En mi opinión, hoy por hoy, sin duda habría que instaurar un confinamiento y restricción de todo lo no esencial durante al menos 2 semanas hasta ver impacto. Por más que nos pese. Y seguir con la vacunación de la forma más intensa posible. Es la única forma de controlar la situación. Y por supuesto, cuando podamos pensar en desconfinar, testo de antígenos masivo antes de actuar. En Israel, el país que más vacunas ha administrado, aunque aún por confirmar, ya se ven datos preliminares de un descenso de los contagios a consecuencia de ello.
2. Si las autoridades descartan un confinamiento domiciliario total, al menos habría que instaurar una limitación de la movilidad a todo lo no esencial. Es imprescindible porque la pendiente de ascenso que tenemos es más acusas que en ninguna otra ola. Y esto al final son vidas.
3. Honestamente, creo que buscar culpables no es algo que nos vaya a reportar beneficios a ningún nivel ahora mismo. La subida exponencial que estamos observando sin duda es multifactorial y no imputable a una sola causa. Pero sí que el fenómeno pandémico es global, y se hace necesaria una pauta común de actuación porque el virus no entiende de fronteras ni territorios. Ahora mismo, pondría el foco en buscar soluciones de forma inmediata, ya vamos demasiado tarde de nuevo como para perder más tiempo. Es imprescindible una actuación coordinada y muy restrictiva además de una estrategia de vacunación intensiva.
Vicente Baos: "No hay más remedio"
Médico de familia y profesor de Patología Médica y Salud Pública en el Centro La Salle de la Universidad Autónoma de Madrid.
1. Ante el aumento de casos tan importante, dada la famosa curva, que ya no es curva sino vertical, vemos que estamos siguiendo el camino de Reino Unido, de Irlanda, que es una crecida exponencial de los casos en muy breve tiempo. Lamentablemente, en esta situación no debemos esperar al colapso, hay que anticiparse. Eso pasa por el confinamiento total, salvo por los servicios esenciales, al menos dos o tres semanas y evaluar los resultados.
2. No tenemos más remedio que hacerlo. Si no podemos por la economía, pues medidas muy radicales. Se cierra la hostelería, el comercio, todo espacio cerrado donde se junte gente... Casi igual que el confinamiento. Y, en mi opinión, también el transporte público. Que, claro, eso sería confinamiento total. Por mucho que los vagones del metro tengan un sistema de recambio, esas aglomeraciones de personas durante un tiempo y puede ser un factor en el contagio.
3. El confinamiento también es una manera de educar a la población, digamos. ¿Es culpa o no es culpa de ella? Cada uno es responsable de sus actos, pero también de lo que se permite. El famoso mensaje de salvar la Navidad no ha sido una idea muy acertada, epidemiológicamente hablando. Y todos los sanitarios entendemos los problemas económicos y que implican a la sociedad. Vivimos en ella, no estamos ajenos. Pero, realmente, que cada día, en las consultas de atención primaria. Yo ayer salí casi asustado, porque tuve 12 pacientes nuevos con sus correspondientes familias, que hay que evaluar, seguir y algunos son de riesgo, más los casos nuevos que se acumulan desde ese contacto, sabiendo cómo están los hospitales y las urgencias, viendo que la tasa de positividad es altísima 70% u 80%. Es decir, la inmensa mayoría que tienen síntomas son positivos. O cortamos de raíz o lo vamos a pasar muy mal.
Miguel Porras-Povedano: "El cierre es difícil de plantear"
Miguel Porras es epidemiólogo de Atención Primaria en el Área de Gestión Sanitaria Osuna (Servicio Andaluz de Salud).
1. Sin duda, un cierre total como en la primera ola sería la medida más efectiva para disminuir el ritmo actual de contagios, tal vez de entre 2 y 4 semanas. Pero entendemos que las medidas sanitarias se deben compatibilizar con las consecuencias, no solo en la actividad económica, sino también en aspectos operativos en el día a día de las familias (colegios, guarderías...) que pueden dificultar mucho la organización de la población. Por ello el cierre total sería difícil de plantear de nuevo.
2. Es fundamental aumentar las restricciones actuales, como mínimo al nivel previo a las fiestas navideñas, como se vio en noviembre cuando se consiguió doblegar la curva de la segunda onda epidémica. Pero lo fundamental, sin lugar a dudas, es aumentar la vigilancia del cumplimiento de dichas medidas, que como se ha visto en las últimas semanas, no basta con que se limiten a recomendaciones, sino que es necesario el establecimiento de medidas obligatorias y la vigilancia por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de su cumplimiento y las propuestas de sanción cuando no se cumplan, especialmente en determinados ámbitos donde por nuestra propia idiosincrasia y la naturaleza de las actividades tendemos a relajar las medidas (ocio, hostelería, restauración, celebraciones familiares...).
3. En este contexto no se trata de culpabilidad, sino de responsabilidad. El Gobierno y las CCAA tienen la responsabilidad de no haber establecido una medidas estrictas durante el último mes, a sabiendas de lo que sucedería, y especialmente de no haber velado por el cumplimiento de las que sí se establecieron, aunque fueran relativamente laxas.
Por otro lado, la población ha tenido, o hemos tenido, una sensación de seguridad con el descenso de contagios desde finales de noviembre, que unido a las ganas y la necesidad de reunirnos, salir y celebrar las fiestas han generado una situación que estamos sufriendo ahora.
Por último, el incumplimiento de las recomendaciones de aislamiento y cuarentena cuando se tienen síntomas o se ha tenido contacto estrecho con un caso confirmado, y en cambio el aumento de realización de pruebas diagnósticas fuera del ámbito estrictamente sanitario con resultados negativos (en personas que podrían estar incubando la enfermedad y transmitiendo a los pocos días), pero sin interpretación ni seguimiento por parte de profesionales sanitarios, han desencadenado la tormenta perfecta.
Por tanto, insisto en que no podemos hablar de culpables, pero sí de una responsabilidad compartida entre todos los implicados. El Gobierno y las CCAA no nos dijeron o no nos obligaron, pero de todas maneras nosotros no queríamos ni quisimos escuchar.
Lluis Serra: "Está justificado el cierre"
Es catedrático y director del Instituto de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias de la Universiad de Las Palmas de Gran Canaria.
1. Creo que en algunas comunidades autónomas estaría más que justificado hacer algún tipo de confinamiento durante algunas semanas. En otras, como Canarias por ejemplo, no. En algunas regiones, el confinamiento es la única solución si no se toman rápidamente otras medidas.
2. ¿Cuáles son esas medidas? Pues fundamentalmente toques de queda tempranos y controlar los espacios cerrados, sobe todo la hostelería. Los contagios se producen fundamentalmente en los domicilios y las reuniones sociales. El mensaje de que no había que reunirse con muchas personas en Navidad no ha sido suficientemente explícito. Debería haber sido más restrictivo.
3. La culpa es de todos. Del Gobierno, de las fuerzas policiales y del ciudadano. Del Gobierno por relajar las medidas, de las fuerzas policiales por no vigilar el cumplimiento y de los ciudadanos porque si se hubiesen cumplido las normas a rajatabla no habría habido tantos contagios.
Ildefonso Hernández: "La dinámica epidemiológica es distinta"
Ildefonso Hernández es epidemiólogo y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS).
1. Habría que reconocer con humildad que las bases científicas de las decisiones no son sólidas y que además debe de tenerse en cuenta, como en toda medida de salud pública los efectos sociales, particularmente en equidad. Dicho esto, hemos de aceptar que la dinámica epidemiológica es bien distinta según comunidades autónomas y que deben adoptarse medidas en cada contexto. Eso supone que no hay que cerrar el país ni hacer confinamiento total general.
2. Restringir la oferta de todos los ámbitos donde se producen las interacciones con mayor riesgo de transmisión. Por ejemplo, donde las personas se quitan la mascarilla y hablan cerca sin ella. Esto puede hacerse mediante restricciones de diverso tipo de negocios o con toques de queda algo anticipado o con ambos. También debe de intensificarse la supervisión de cumplimiento de las medidas en vigor. Debe evitarse por todos los medios la interacción con personas no convivientes.
3. En todo hay responsabilidades compartidas. Desde las administraciones por no haber fijado como objetivo llegar a enero con la incidencia más baja que a principios de diciembre a fin de facilitar la vacunación y el resto de actividades sanitarias.
Joan Caylà: "Confinamientos cortos"
Joan A. Caylá trabaja como epidemiólogo en la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis, en Barcelona.
1. Aplicar una medida uniforme en todo el país no tiene sentido. Por ejemplo, las incidencias en 14 días oscilan entre 1.100 por cada 100.000 habitantes en Extremadura y 150 casos en Canarias. La incidencia está subiendo en todas partes.
2. Cada CCAA debería aumentar medidas y vigilar que se culpan. En las que tienen una incidencia mayor de 700 casos deberían proceder a confinamientos cortos de tres semanas.
3. No hemos tenido buenos programas de control, nuestra mortalidad por 100.000 habitantes está entre las más altas del mundo. Deberíamos tomar nota de las medidas tomadas en diciembre en Italia, Francia, Alemania, etc. Ellos están bajando del pico de la segunda ola y nosotros escalando hacia el pico de la tercera. Vamos lentos en tomar medidas, el virus corre más que los políticos.
Javier García León: "Los ciudadanos son víctimas"
Javier es investigador del Grupo de Investigación "Ciencia, tecnología, sociedad y racionalidad práctica" de la Universidad de Sevilla.
1. Ante una situación grave, el impulso inmediato es hacer algo, pero hay que pensar los efectos de ese hacer. No soy partidario de un confinamiento total. No cambiaría substancialmente la dinámica epidémica y el daño social sería enorme. En una pandemia de estas características, es necesario tomar medidas lógicas de prevención, yo por supuesto que las tomo, pero es muy difícil que medidas como el confinamiento cambien el rumbo de la epidemia. Tendrá que pasar mucho tiempo para que la investigación independiente nos diga que es lo que realmente ha funcionado. Pensemos por ejemplo que todavía no tenemos explicación a la distinta afectación territorial de la gripe del 18.
2. Los casos aumentarán hasta que se alcance el pico de esta onda, después bajarán y volverá a haber otra u otras ondas. Por tanto, hay que asumir que los casos subirán. El decir que esto lo paramos, es una expresión si cabe prepotente, somos un pequeño mamífero que se ve dañado por un microscópico, que no nos destruirá como especie, pero que crea y crear´mucho sufrimiento. Después d este microorganismo vendrán otros, como otros han venido antes, y nuestra capacidad de respuesta inmediata será igualmente limitada. Nuestra inteligencia es la que puede hacernos aprender para reaccionar mejor y buscar soluciones eficaces. Ante esto lo más importante es ayudar a los más débiles, tanto sanitaria como socialmente, e igualmente cuidar a quien nos cuida y a quienes son esenciales para mantener la dinámica social.
3. Ninguno de ellos. La curva ya estaba subiendo cuando llegaron las Navidades. Me parece inaceptable culpar a los ciudadanos por algo externo de lo que son víctimas. Ya ocurrió en verano esa victimización, y parece que vuelve a ocurrir ahora.
Andrea Burón: "Cerrar no añade nada"
Andrea Burón es epidemióloga y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS).
1. Implantar un confinamiento total habría que pensarlo muy bien. Con las restricciones que hay ya en muchas comunidades, no creo que un confinamiento intradomiciliario pudiese añadir mucho más. Y tendría un coste en términos de salud muy altos.
2. El problema qué tenemos es que no tenemos evaluadas las medidas que se han tomado hasta ahora para conocer el beneficio y el coste de ellas. Y esto es una limitación importante.
3. Yo no hablaría de culpables. Tras la Navidad, y el aumento de interacciones, las tasas de incidencia están subiendo en todos los países. No hay que buscar culpables sino ponerse a trabajar y estudiar el impacto de las medidas que se han tomado en el pasado y cuáles pueden ser las mejores ahora.