Así es la mochila del alcalde Almeida para sobrevivir si llega 'el fin del mundo' a Madrid
El Ayuntamiento elabora un plan de emergencia para que las familias estén preparadas. Viendo los últimos acontecimientos, no es descabellado.
22 enero, 2021 19:15Noticias relacionadas
Quizás lo recuerden. A finales de 2020 -es decir, hace tan solo unas semanas- una de las felicitaciones navideñas más habituales era la que deseaba que el año entrante fuera infinitamente mejor que el saliente. No parecía difícil. Bien. Si usted vive en Madrid, ya se habrá dado cuenta de que 2021 ha empezado con ganas y la pregunta ya no es si este verano habrá festivales de música; sino directamente si este año llegaremos vivos a junio o, en cambio, terminará de producirse la catástrofe definitiva.
La noche del pasado viernes 8 de enero empezó una nevada histórica, resultado del temporal Filomena, que afectó principalmente a Madrid, con varios muertos, y cuyos estragos aún no han dejado de notarse. El pasado miércoles estalló un edificio en la calle Toledo, dejando una imagen de auténtica zona de guerra o atentado. Desde entonces, las cifras de coronavirus alcanzan picos récord y, la madrugada de este jueves, una gran bola de fuego atravesó el cielo de la capital. A ello hay que añadir los fuertes vientos que ya se han empezado a notar y la fuerte tormenta que vendrá y que amenaza con inundar las calles repletas de basura.
Es difícil de saber, pero el Apocalipsis debe parecerse a todo esto. Pero usted no está solo. El Ayuntamiento de Madrid, regido por José Luis Martínez Almeida, tiene en su página web todo un plan detallado por si llega el día en el que, como temían Asterix y Obélix, el cielo se nos acaba cayendo encima. Bajo el poco tranquilizador nombre de ¡Prepárate Madrid!, el consistorio da una serie de consejos sobre qué hacer en un auténtico caso de emergencia.
Para estar preparado ante la catástrofe definitiva hay que elaborar un plan de emergencia, preparar una mochila por si hay que salir corriendo y tener listo un módulo, que en lenguaje llano significa tener una caja con cosas para la supervivencia. Todo ello en caso de que haya “inundaciones, tormentas, apagones o cortes eléctricos, explosiones de gas, derrumbes, incendios, vientos fuertes” o “olas de calor, olas de frío o quedar atrapado en un túnel”. ¿Les suena? Casi todo aquello ya ha pasado en lo que va de enero.
Aunque está elaborado por el Ayuntamiento de Madrid de Martínez Almeida, en realidad, los consejos son útiles para cualquier situación en cualquier lugar de España. Nunca se sabe, hay que estar preparado. Puede correr el riesgo de parecer uno de esos locos de las películas americanas, con el búnker lleno de conservas, pero nadie podrá decir que no se avisó. Analicemos todo lo que hace falta tener en cuenta por si la catástrofe definitiva llega a Madrid, analicemos la mochila de Almeida para esas situaciones.
Un plan, lo primero
Aunque la mochila, con el kit de supervivencia, es lo más llamativo, lo primero que en realidad hay que preparar es un plan de emergencia. Es algo que hay que hablar con la familia y los convivientes, para que todos estén al tanto de lo que hay que hacer y existan unas guías comunes en caso de que que se produzca una emergencia.
El principal elemento es el de elegir “un lugar de encuentro para toda la familia en caso de desastre”. En realidad, hay que elegir dos. Uno inmediatamente cercano al domicilio, por si la emergencia se produce en el edificio que ocupa la vivienda, y otro fuera del barrio, preferiblemente en un lugar destacable y público, como puede ser un museo o un centro comercial.
Cuando el miércoles estalló el edificio de la calle Toledo, junto a una residencia de ancianos, el caos tras la explosión preocupó a muchas familias que no sabían cómo ni dónde encontrar a sus familiares. En caso de que se hubiera seguido el ejemplo de esta simple guía, el susto habría durado mucho menos en el tiempo.
Tras establecer el lugar de encuentro, hay que asegurarse de que todos los miembros del hogar conocen la situación de las llaves de paso de luz, agua y gas; identificar las rutas de acceso y salida de su casa y barrio y elegir a un familiar o amigo que sirva como contacto de referencia en caso de separación. Esta persona debe vivir fuera de la localidad, ya que la emergencia, como se ha visto en los últimos días, puede afectar a una ciudad entera.
La mochila, después
Los dos siguientes pasos, una vez establecido el plan, son tener una mochila y un módulo, por si hay que salir corriendo o se corta el acceso a bienes básicos, como puede ser la comida. “En caso de evacuación de nuestro edificio, debemos tener una mochila con artículos de utilidad y supervivencia. La mochila deberá estar en un lugar fácilmente accesible y siempre en el mismo sitio”. Aunque huelga decirlo, cada miembro de la familia debe tener la suya propia.
¿Qué hay que meter en la mochila? Lo siguiente: una copia de la documentación y en una bolsa de plástico hermética; una botella de agua de 1,5 litros; una linterna con pilas de repuesto pegadas con cinta adhesiva; una radio también con pilas; una relación de teléfonos y direcciones de contacto; ropa, donde hay que incluir una muda, calzado cómodo y un impermeable; útiles de aseo; un botiquín (con paracetamol, solución antiséptica, dos vendas anchas y dos pequeñas, tijeras, esparadrapo y un envase de cada una de las medicaciones que se usen habitualmente); un juego de llaves de la vivienda y el coche; una tarjeta de crédito y dinero en billetes pequeños; un teléfono móvil y una tarjeta de prepago; y, por último, mapas de la ciudad y de la región.
Tras preparar la mochila, la página web del Ayuntamiento de Madrid alerta de una nueva amenaza: “Una situación de emergencia puede impedir la accesibilidad a productos esenciales y/o suministros generales. Por ello, debe mantener en su hogar un acopio de provisiones que le permita subsistir al menos durante tres días”, reza la página.
Por último, el módulo
Esos suministros hay que meterlos en un módulo, un pequeño contenedor o caja. Los más sencillos son los siguientes: cinco litros de agua potable por persona, alimentos enlatados y un abrelatas, un silbato, linterna, radio, artículos de higiene y una relación de teléfonos y direcciones de contacto. Además, hay que meter artículos para el cuidado de los niños, en caso de tenerlos.
A todo ello hay que añadir un litro de lejía, sin olor, y un cuentagotas. Este elemento puede llamar la atención, pero es fundamental. En caso de que no se pueda acceder a agua potabilizada, se puede lograr que sea apta para su consumo si se utiliza lejía. Pero hay que tener cuidado para evitar una intoxicación. Aunque la web no lo especifica, se deben usar seis gotas de lejía por cada dos litros de agua y hay que esperar 30 minutos hasta que se pueda beber. Otra opción es ir al Decathlon y comprar pastillas de cloro. El efecto es el mismo y, ahí, ya según la aventura que quiera correr cada uno.
El último artículo que hay que meter y que se hace difícil de imaginar, sobre todo para los más jóvenes, es un teléfono que no necesite enchufarse a la corriente eléctrica. Con todos esos elementos -el plan, la mochila y el módulo-, uno estaría preparado para lo que sea que venga. Y viendo cómo ha arrancado 2021, no es mala idea ir poniéndolo en marcha.