El vídeo arranca con un bucólico arpegio de guitarra. Sale Pablo Iglesias agachado en un parque, acariciando a un perro y dirigiéndose a cámara: “Este perrito, este chucho tan lindo, apareció abandonado en Almagro en 2014 y lo encontraron unos amigos. (...) Se quedó con nosotros y es uno de los seres a los que yo más quiero y más feliz me hace. La forma en la que tratamos a los animales dice qué tipo de sociedad somos. (…) por eso creo que hay que poner las reivindicaciones de los derechos de los animales en primer plano”.
Corría diciembre de 2018 y aquel vídeo promocional de Podemos era una declaración de intenciones. Se grabó en una especie de mitin mixto para humanos y mascotas en Madrid. Una pancarta de Animalistas Podemos presidiendo el acto y un montón de gente con perretes que le daban la patita a su amo para el vídeo. Escuchaban a Pablo Iglesias y a un tipo con la cabeza rapada y un chaleco negro.
Poco más de un año después (enero de 2020), Unidas Podemos y el PSOE rubricaban el pacto que les permitía formar gobierno. Pablo Iglesias se sacó de la chistera un ministerio nuevo: Derechos Sociales y Agenda 2030. Y de él dependían varias secretarías y direcciones generales, todas también de nuevo cuño. La más llamativa, tal vez, la Dirección General de Derechos de los Animales.
Al frente puso a aquel hombre rapado que salía en el vídeo del mitin para mascotas. Su nombre es Sergio García Torres y es el líder de Animalistas Podemos. Él está a los mandos de este órgano que venía a dignificar la vida de los animales en nuestro país. A asegurar su bienestar, decían. Una iniciativa pionera en Europa. Sus grandes proyectos para 2020 eran dos: elaborar una ley de protección animal e implantar el DNI para las mascotas.
Ahora, un año después de que el Gobierno echase a andar, es momento de hacer balance. Ninguno de aquellos dos proyectos ha salido adelante. Por ello, Sergio García Torres se ha embolsado un sueldo de casi 80 mil euros. Unos emolumentos que se dividen en dos partes: la primera, un salario en torno a los 59.000 euros. La segunda, hasta llegar al total de 78.973 euros, un plus de productividad.
EL ESPAÑOL ha analizado las cuentas de este controvertido órgano, que dispone de un presupuesto de 4,6 millones de euros para 2021. Más de la mitad de ese dinero irá destinada a subvencionar a las organizaciones y entidades que ellos elijan. El resto del dinero es para pagar el sueldo de Sergio, de los otros 7 funcionarios que ocupan este organismo, y una serie de estudios e informes que detallaremos en este reportaje.
Segundo premio
“Para Sergio, ser nombrado director General de Derechos de los Animales fue una especie de premio de consolación que le otorgó Podemos. Él iba en las listas del partido y aspiraba a ser diputado autonómico de la Comunidad de Madrid, pero se quedó a las puertas. A cambio, le adjudicaron este cargo nuevo”.
Se lo cuenta a EL ESPAÑOL una fuente del entorno del partido morado. Habla de Sergio García Torres (Madrid, 1979), el animalista que dirige esta polémica dirección general. Un conocido activista antitaurino de los que se pateaba las plazas de toros haciendo la performance del baño de sangre.
Sergio estudió Bellas Artes y en su currículum dice haber desempeñado trabajos tan variopintos como escultor, pintor artístico, camarero, encuestador, marchante de arte o auxiliar de arqueología. Lo que sí es seguro es que fue empresario hasta finales de 2019: regentaba un restaurante vegano en el barrio de La Latina (Madrid). Allí fue denunciado por dos empleadas. Le acusaron de haberlas despedido estando de baja médica, aplicando así la reforma laboral que instauró el Partido Popular. En el restaurante, que regenta su antigua socia, nos han pedido que ni mencionemos su nombre en este artículo, porque ellos ya han cambiado hasta de nombre y ubicación (Sergio dejó de tener participación en ese restaurante en diciembre de 2019, poco antes de su nombramiento) y la vinculación con un personaje público como él les perjudica.
Más allá de su faceta empresarial y entrando en clave política, Sergio ha sabido pivotar tanto por los partidos de izquierda como por las entrañas de Podemos. Empezó en Izquierda Unida y de ahí se pasó a Equo, donde ‘se hizo un Albert Rivera’: protagonizó un cartel electoral en el que salía desnudo, en este caso abrazando a un perro que parece ser un Labrador o un Golden Retriever.
De ahí, a Unidas Podemos, donde llegó de la mano de Tania Sánchez, de quien fue pareja antes que Pablo Iglesias. En el partido morado, Sergio se acabó arrimando a la lumbre que más calienta: “Es pablista hasta la médula”, cuenta una fuente. Aunque no siempre fue así. De hecho, fue en la lista de Íñigo Errejón en las primarias para las autonómicas de Madrid en 2019. Probablemente, impuesto como 'cupo pablista'. Si hay vídeos que envejecen mal, este en el que sale Sergio diciendo “Di Sí al equipo Íñigo Errejón”, aspira a entrar en esa lista.
También estuvo alineado con el bando de Ramón Espinar, pero se pasó al ‘pablismo puro’ cuando empezaron a volar cuchillos en Podemos: “Él era de la cuerda de María Espinosa (Comunidad de Madrid) y de Ramón Espinar. Cuando pasó lo de Errejón, ellos se quedaron en el pablismo. Hasta que María y Ramón cayeron en desgracia y se convirtieron en unos traidores también. Sergio supo saltar del barco a tiempo”. explican desde el entorno de UP a EL ESPAÑOL.
“La legislatura pasada trabajaba… bueno, cobraba, del grupo parlamentario autonómico. No digo que trabajaba porque no se le veía. Curraba más para el partido que para el grupo. Lo contrataron ahí. Fue candidato de Podemos a las autonómicas de 2019 pero no salió elegido, iba como octavo o noveno, pero se quedó a las puertas de ser diputado autonómico”, prosigue esa fuente, que lo califica de “sectario y difícil de tratar”
No entró de diputado, pero le buscaron un hueco en este ejecutivo superpoblado. El segundo más grande de la historia de España, con 22 ministerios. Precisamente del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, que dirige Pablo Iglesias, dependen dos secretarías, una subsecretaría y cinco direcciones generales. Entre ellas, la de los Derechos de los Animales, este premio de consolación para Sergio.
¿Para qué sirve?
Dos eran los objetivos de este organismo para 2020: la Ley Integral de Protección Animal y la creación de un DNI electrónico y obligatorio para todas las mascotas. Esta última iniciativa, sin embargo, también suscitó controversia. Por su dudosa utilidad, o cuanto menos su dudoso carácter prioritario. Porque muchas de estas cuestiones ya están resueltas con el microchip que están obligados a llevar todos los perros, gatos y hurones. Un sistema que permite a los veterinarios y los cuerpos de seguridad conocer el nombre del propietario y otros datos generales que son útiles en caso de pérdida o robo de la mascota. El DNI básicamente ampliaría esa información, pero se convirtió en la gran prioridad de Sergio y su equipo.
Sea como fuere, tampoco ha salido adelante. Entonces, ¿qué ha hecho esta dirección general durante todo este tiempo? Pablo Iglesias lo explicaba en el Congreso, en el contexto de la pandemia. Enumeró cuestiones etéreas como “trabajar con otros ministerios para que existiera la cobertura legal necesaria para que la gente pudiera cuidar a sus animales”, o “colaborar con veterinarios para que no se viera disminuida la atención a los animales por la pandemia”. El vicepresidente también se refirió a protocolos con animales para la protección de personas afectadas por la Covid y para las personas sin hogar, así como un plan de apoyo a mujeres víctimas de violencia de género con animales de compañía.
Además de eso, se dedican a hacer campañas y recomendaciones, dicen promover acuerdos de colaboración entre distintos gobiernos (autonómicos y locales) y presionar y coordinar para que los centros penitenciarios puedan hacer trabajos para la comunidad que también beneficien a los animales.
Los números
Para todo ello, disponen de un presupuesto total en 2021 que sube a los 4,6 millones de euros. De estos, 3 millones van destinados de forma íntegra a subvenciones a diferentes asociaciones, que todavía no han sido adjudicadas. Otro millón va destinado al proyecto del DNI Animal. El resto del dinero va destinado a diferentes estudios e informes, que tampoco han sido todavía adjudicados, pero cuyas partidas desglosamos a continuación y que fue enumerada por la misma dirección:
-Informe comparativo y jurídico de leyes de protección animal de países del entorno, valorado en 5.000 euros.
-Estudio comparativo de leyes autonómicas de protección animal y abandonos, dotado con 5.000 euros.
-Estudio técnico informático de creación de una base para coordinación de bases de datos de animales domésticos, con 5.000 euros.
-Estudio de un plan nacional contra el maltrato animal, de 2.000 euros.
-Estudio comparativo del impacto de la bajada del IVA veterinario de 3.000 euros.
-Estudio de la implementación de la campaña de Navidad contra el abandono animal de 50.000 euros.
-Estudio de apoyo a la ganadería y al lobo de 5.000 euros.
-3 millones para subvencionar entidades dedicadas a la protección y defensa de los derechos de los animales.
-11.200 euros para el pago de cuotas a organismos internacionales.
Y por último, una parte a cubrir los sueldos de las 8 personas que trabajan en este organismo. Casi medio millón de euros en gastos de personal (concretamente 464.470 euros) que se desglosan de la siguiente manera: 59.300 van a parar a la nómina del alto cargo (Sergio). 73.710 euros son para pagar cuotas, prestaciones y gastos sociales a cargo del empleador. Y 331.750 euros están destinados a pagar los sueldos a los otros 7 funcionarios que conforman su equipo.
El dedazo excepcional
Curiosamente, para ser director general hay que ser funcionario. Pero Sergio es el único del equipo que no lo es. Se ha convertido en otra de las muchas excepciones de directores generales nombrados a dedo, figura que generalmente viene de Podemos. Lo explicamos en este artículo
La cuestión resumida es la siguiente: la ley del Régimen Jurídico del Sector Público, en su artículo 66, o la ley reguladora del ejercicio del alto cargo de la Administración General, en su segundo artículo, establecen claramente que las direcciones generales deben ser ocupadas por funcionarios de la categoría A1. Sin embargo, guardan un punto, diminuto, que establece que si entre el personal de la Administración Pública no se encuentra a nadie, entonces, y sólo entonces, se puede optar por alguien que no sea funcionario, justificándolo debidamente.
En total son 26 los altos cargos del Gobierno a los que se les ha eximido de esta obligatoriedad y que cobran entre los 80.000 y los 100.000 euros. Si multiplicamos lo que cobran, redondeado a 90.000 euros anuales, estos 26 cargos cuestan a las arcas públicas un total de cerca de 2,4 millones de euros que van para ellos y no para los funcionarios.
Sergio es una de esas excepciones. Su sueldo base es de 59.289. Sin embargo, en 2020 ha percibido un total de 78.973 euros. La diferencia radica en el plus de productividad que se ha aplicado. Un plus cuanto menos cuestionable. Procede del complemento que hay para todo el Ministerio que dirige Iglesias y que asciende a más de 6 millones de euros (6.140.020 euros) en concepto de productividad y gratificaciones.
No hay que olvidar que Unidas Podemos, como partido, percibe una parte importante de ese dinero, dado que todos sus cargos están obligados a donar entre un 5 y un 35% de su sueldo (en función del puesto que ocupen). Antes podían donarlo a quien quisieran. Ahora están obligados a dárselo al partido.
Hacerse un Echenique
Si estando en Equo ‘se hizo un Albert Rivera’, ya estando en Podemos y antes de asumir el cargo ‘se hizo un Echenique’. Esto es, someter su cuenta de Twitter a una limpieza profunda y borrar un montón de tuits pasados que le podrían perjudicar. Muchos de ellos atacando a la caza o a los toros. Diciendo que la leche no es necesaria, que somos el único mamífero que le roba la leche a otras especies, que obtener leche de las vacas supone maltrato animal, o que la caza es la responsable de los principales problemas del campo.
Son los profesionales de estos sectores los que están de uñas contra Sergio García Torres, precisamente por sus opiniones e intenciones respecto al sector, donde pretende, por ejemplo, regular el control de los mataderos. Su conocido activismo antitaurino le llevó a grabarse un vídeo en el que representaba a un toro de lidia explicando su dolor antes de la muerte. En el sector de la tauromaquia sentó mal su nombramiento como sentó mal ese vídeo, Publicaciones especializadas como Mundotoro le dedicaron columnas con titulares tan ilustrativos como “Sergio García: cuando la linde termina, el tonto se cree Tom Cruise”.
En las últimas semanas, diferentes ganaderías también se han dirigido a él para quejarse por la cantidad de buitres que están matando el ganado en los campos de la meseta, o para mostrarle el trabajo extra que han tenido que realizar durante la ola de frío. Creen que la creación de un organismo de este tipo debería traer consenso en el sector animal, pero no confían en que vaya a llegar con Sergio.
Desde el sector antitaurino, contra todo pronóstico, también se alzan voces que desconfían. Saben de la facilidad de Sergio para cambiar de chaqueta. Los que le conocen advierten: “Sabe ir afianzando temas y pisando los menores callos. Por ejemplo, no ha propuesto la abolición de la tauromaquia aunque es abiertamente antitaurino. Y no lo ha hecho porque sabe que es una lucha cultural más que prohibicionista”.
Sus proyectos siguen sin echar a andar, pero ya tiene los medios económicos para hacerlo. Lejos quedaron los tiempos de pasar frío con Pablo Iglesias en un mitin para perros. Ahora Sergio ya tiene su cargo, una silla cerca del ministerio y un largo camino por delante este 2021, para demostrar que merece ese polémico plus de productividad que se ha aplicado este año y que le ha puesto el salario anual casi en 80.000 euros, sin haber hecho aparentemente nada.