Si Sofía, la hija menor de los Reyes Felipe y Letizia, quiere hacer bien el papel que le ha dado la historia en su familia, los Borbón, debería mirarse en el espejo que puede ser para ella su tía, Su Alteza Real doña Elena María Isabel Dominica de Silos, Infanta de España, duquesa de Lugo.
La tercera en la línea de sucesión del trono de España va detrás de sus dos sobrinas Leonor y Sofía ha sido noticia esta semana porque, como ya viene siendo habitual, ella es el lazo de unión entre los pedazos que quedan de la familia Borbón y Grecia. Elena, que llevaba una temporada viviendo sola en el piso que su padre, el rey Juan Carlos, le regaló en el madrileño barrio del Niño Jesús, tiene ahora dos inquilinos nuevos: su sobrino Juan Valentín y su cuñado, Iñaki Urdangarín. No tienen problema de espacio, ya que el domicilio de la Infanta es de casi 500 metros cuadrados sin contar la terraza, con cinco habitaciones y tres baños. Ahora mismo, tanto Felipe Froilán como Victoria Federica no se encuentran viviendo con ella.
"La Infanta es así. Generosa como su madre Sofía. El marido de su hermana Cristina le ha pedido usar su domicilio para ponerlo en la solicitud del tercer grado y ella, por su puesto que no se ha negado. Su sobrino Juan Valentín no vivía con ella, pero una persona tan joven no puede ser referencia para un preso que pide el tercer grado, así que los dos se han mudado al ático de la infanta Elena. Y ella, feliz. Su hermana Cristina y ella tienen una relación muy estrecha y querida", aclara una amiga íntima de la hija mayor de los eméritos.
La duquesa de Lugo se cambió de casa tras su divorcio de Jaime de Marichalar, en 2007. Primero vivió en una casita en la zona madrileña de Fuente del Berro para luego mudarse de forma definitiva al Niño Jesús a unos 100 metros del Retiro. La hija de los eméritos obtuvo la custodia de sus dos hijos, por lo que vivían con ella para pasar con su padre los fines de semana alternos y la mitad de las vacaciones.
Su relación con su ex marido es buena en este momento, aunque no siempre ha sido así. Durante los primeros años de separación sus relaciones fueron tensas y llegaron a chocar incluso en la forma de educar a sus hijos. No mantenían apenas contacto y la aparente soledad del ex duque de Lugo contrastaba con una feliz Elena, dedicada a su trabajo y a recuperar a sus amigos de juventud, entre ellos el amor de su juventud, el jinete Astolfi.
Hace ya muchos años que 'don Jaime' (cómo él mismo pide que le llamen) pasó al olvido total en toda la zona de influencia de Zarzuela. Sólo había una persona en la Familia Real que le tenía cariño, la actual reina Letizia.
La invasión de los Urdangarín Borbón en su hogar no le ha afectado. De hecho, ha devuelto a la casa de Elena de Borbón el bullicio perdido tras la marcha de sus dos hijos. El mayor, Felipe o 'Pipe', como le llaman todos en la familia, ha regresado a Londres para terminar sus estudios.
La pequeña Victoria Federica vivía más fuera que dentro desde que comenzó a salir con el DJ Jorge Bárcenas. "Ahora es la que le está dando los dolores de cabeza a su madre. Medio vive con unos amigos pero, además, no para de dar problemas. El otro día, sin ir más lejos, subió a las redes sociales imágenes de ella con varias personas en casa de otro amigo, cenando y viendo un programa de televisión. No hubiera habido ningún problema si viviéramos tiempos normales, pero con las restricciones está prohibido y se estaban saltando las normas del Coronavirus. Está un poco sin control, cosa que a su madre le molesta porque ve que la niña, que ya no lo es porque tiene 20 años, da mucho que hablar y le da miedo que sea una gotita más en todo lo que últimamente se relaciona a la Corona", cuenta la misma fuente.
Gana 200.000 euros
Y son estos pequeños disgustos que le dan sus hijos las únicas noticias que protagoniza la hija mayor de Juan Carlos y Sofía. La duquesa de Lugo es una vecina más en esta zona privilegiada de Madrid. Cada mañana sale conduciendo su propio coche, y con otro detrás que lleva a sus dos escoltas, hacia las oficinas de la Fundación MAPFRE, donde dirige el Área Social, bajo las órdenes directas de su presidente José Manuel Martínez Martínez.
Si hace un buen día, la Infanta prefiere ir caminando desde casa. Es un trayecto de 40 minutos pero por el centro de la ciudad, lo que lo hace muy agradable. Elena trabaja allí desde 2008 y en un acto de transparencia, poco habitual en la Casa del Rey por aquel entonces, la Infanta no tuvo problema en que la empresa publicara su sueldo de 200.000 euros anuales.
La duquesa de Lugo juega un papel muy importante en la historia actual de la corona española. La infanta Elena lleva tiempo convertida en el nexo de unión de su familia. De todos, ella ha sido la que ha estado -y está- más cerca de Juan Carlos, no sólo en el último año, sino mucho antes acompañándole a sus viajes de placer. Junto han ido a Sanxenxo, a las jornadas de caza en las fincas de los amigos, se les ha visto comer juntos por Madrid…
Pero también han sido ella y su hermana las dos únicas de la familia que han ido a ver al emérito a Abu Dabi. La primogénita del anterior Jefe del Estado pasó unos días con su padre a finales de noviembre, aunque no es cierto que repitiera la visita por el cumpleaños de Juan Carlos, el pasado 5 de enero. La Infanta viaja siempre en línea regular y tuvo, como todos los demás pasajeros, que pasar la pertinentes pruebas y requisitos Covid.
Y este apoyo no es solo con su padre. El pasado verano, uno de los más periodos más difíciles para su madre, la reina Sofía, por culpa del exilio de su marido y las noticias que iban saltando sobre posibles negocios poco claros de Juan Carlos, quiso pasar con ella unos días en Palma de Mallorca. Tampoco se ha escondido nunca cuando ha ido a Ginebra (Suiza) a visitar a su hermana, a pesar de la condena y entrada en prisión de su cuñado, Iñaki Urdangarín, condenado por el Caso Nóos. "¿Por qué no lo iba a hacer? Elena lleva con orgullo el pertenecer a la familia que pertenece. Quiere muchísimo a su hermana y a sus sobrinos, y jamás los dejaría de apoyar", asegura con firmeza la amiga de la infanta Elena.
A cambio, la relación con su hermano, el Rey, ya es otra cuestión. La Infanta tiene demasiados roces en su cuenta con Felipe VI. El primero cuando el Jefe de Estado decidió que su hermana Cristina era persona non grata en Zarzuela tras la condena de su cuñado, Iñaki Urdangarin. Elena pagó en su día las consecuencias de historias que no le afectaban y no tenían que ver con ella. Dejó de formar parte del llamado núcleo duro, como en su día lo llamó Zarzuela a la hora de definir el organigrama.
"Eso le dolió mucho. Ella siempre está dispuesta a ayudar para lo que la necesite su hermano y la Corona, pero sabe que no la van llamar. Y el último gran disgusto, cuando el equipo del actual monarca empujó a su padre, Juan Carlos, a tomar la decisión de autoexiliarse en Emiratos Árabes. "Para ella ha sido durísimo. Es su padre y considera que está siendo injustamente tratado, una persona que ha hecho tanto por España… Y lo que todos decimos, es que todavía no le han acusado de nada. Es que como se ponga enfermo allí o algo peor, veremos cómo lo solucionan los que no le han dejado volver. Elena estaba dispuesta a pedirle a su hermano, el Rey, que permitiera el regreso de su padre, pero no sé si al final ha dado el paso", explica esta misma fuente.
Sin relación con Letizia
"Su relación con su cuñada Letizia, la actual Reina, no es ni buena ni mala, porque es nula. Así que tiene claro que no representa ya nada más que el buen nombre de los Borbón y Grecia, y eso no se lo va a quitar nadie", comenta la amiga de la hija mayor de Sofía.
Letizia y Elena poco tenían que ver ya desde el primer día que se conocieron: dos caracteres y dos educaciones completamente distintas que chocaron desde el minuto uno. "La duquesa de Lugo tiene la idea de que el servicio y el deber a La Corona -y lo que representa- es una cuestión de corazón más que de razón. Sin embargo, para su cuñada La Corona es trabajo: como la que es administrativa de una empresa. Esto Elena lo lleva fatal. Para ella es un honor y un deber servir a su hermano, el Rey. No entiende el concepto de Letizia. Le pone de los nervios", revela a este diario la misma persona.
Pero no es esta la razón que hizo estallar la guerra entra ellas. La disputa real comenzó con la muerte de Erika Ortiz, la hermana pequeña de la reina. Cuando en 2007 fallece la joven en tan terribles circunstancias, Letizia encuentra en su cuñado Jaime de Marichalar uno de sus mejores apoyos dentro de Zarzuela. Atento y educado, el ex duque de Lugo se comporta como un buen amigo con ella.
Eso provocó que cuando la infanta Elena anunció el "cese temporal de su matrimonio" con Marichalar, Letizia -todavía Princesa de Asturias- se posicionase al lado de Marichalar, devolviéndole el apoyo que él le había brindado solo unos meses antes. Su cuñada Elena, que nunca había sido amable con ella, no se lo perdonaría nunca.
El remate a esta mala relación tuvo lugar tras la llamada 'Crisis de las Reinas', el rifirrafe protagonizado por Sofía y Letizia a la salida de la Misa de Pascua de Palma de Mallorca en 2018. "Eso no se lo va a perdonar nunca, ¿te imaginas que alguien trate así a tu madre? Menos mal que Elena no estaba allí, sino sí que se hubiera liado de verdad", añade.
La vida de la Infanta Elena, que hasta que nació su hermano fue heredera al trono de España no es complicada. Se centra en su trabajo, en sus amigos de la hípica del Club de Campo, donde tiene sus caballos y los que son de toda la vida, como Rita Allendesalazar, en cuya finca pasa largas temporadas con su hermana la infanta Cristina.
La duquesa de Lugo pasó sola el confinamiento del mes del marzo, saliendo a aplaudir al balcón a las 20:00 horas por los sanitarios, como hacíamos todos los españoles, cosa que tuvo repercusión en casi todos los medios de comunicación del país.
"Es que ella se siente así. Una española de pro. Me sorprende mucho que la gente se asombre cuando España gana el mundial y se la encuentran por las calles de Madrid con la camiseta de la selección del fútbol y los colores nacionales. Se siente orgullosa de ser española", comenta la misma amiga.
Sin embargo, como todos los miembros de la familia del Rey, que no es lo mismo que Familia Real (sólo lo son los Reyes, sus hijos y los Eméritos), ella nunca expresa su condición política. "Si la tiene, no la conocemos. Es discreta en esos temas. Nunca da opiniones sobre partidos políticos o ideologías. Estoy segura de que no votaría a Podemos, pero, por razones obvias ¿no?", sentencia.