Una mujer delgada completamente vestida de negro con una capa española, pero de firma alemana, se baja de un coche oficial el pasado jueves en el edificio central de la Ciudad de Telefónica, en el madrileño barrio de Las Tablas. Si no es por las fuertes medidas de seguridad y porque la plana mayor de la empresa de telecomunicaciones la espera en la puerta, casi nadie se hubiera fijado en ella. Pero es la reina Letizia.
La esposa de Felipe VI llevaba 15 días desaparecida. Entre las vacaciones de Navidad y el temporal de nieve Filomena que ha azotado la ciudad, la experiodista no ha salido, de forma oficial, de Zarzuela. El desánimo y la tristeza generalizada que vive el país, provocado también por los altos índices de contagios de la Covid-19, parece haberse instalado también en la Casa del Rey.
Los periodistas habituales que cubren las actividades relativas a la Jefatura del Estado viven en un verdadero 'agujero negro' informativo. Ninguno consigue que sus medios les compren alguna pieza sobre lo que hace el Monarca y menos sobre las actividades de su mujer. La agenda de Felipe VI está parcialmente congelada, como el tiempo que hemos tenido. Otros hablan de muerta. "Desde el departamento de comunicación se enfadan cada vez que alguien les insinúa algo así, pero si echas un vistazo a las citas de esta semana del Rey te da un espasmo. Lo mejor ha sido la visita a Cádiz para conocer el buque hidrográfico de la armada. De los que cubrimos la Casa a ese viaje han ido el de EFE y el de TVE pero no porque vayan a sacar nada en sus respectivos informativos, sino porque tienen un acuerdo con Zarzuela por el cuál se ven obligados, como servicio público que son, a cubrir todos los actos. El caso de la Reina es casi peor: lleva dos semanas sin aparecer y cuando lo hace, se viste de negro para una reunión aburridísima, informativamente hablando, a la que nadie presta atención. ¡Es un desastre! Muchos se preguntan dónde están los Reyes porque lo cierto es que no se les ve", analiza uno de esos habituales de la información royal.
En enero de 2020, antes de la pandemia, los Reyes protagonizaron 21 actos. En el mismo periodo del 2021, llevan nueve. No es que sea una bajada alarmante teniendo en cuenta la situación del país con el temporal de nieve y las cifras de coronavirus que estamos teniendo en este momento, pero el problema está en la importancia de los que han presidido. Después de tantos meses de anulaciones y cambios de planes en la agenda, lo normal es que los Reyes tuvieran en lista de espera muchos actos que no se han podido celebrar. Sin embargo, el ritmo de trabajo de la Corona está más tranquilo que nunca, es casi soporífero.
"Hay mucho trabajo de despacho que la gente no ve. Hay que tener en cuenta varios factores para explicar esto. El primero que estamos en la situación en la que estamos y los Reyes no pueden estar todo el día de acto en acto, mezclándose con gente, cuando a los españoles se les está pidiendo que se queden en casa para minimizar los contagios. Después, este no es el Gobierno más favorable a darle protagonismo al Rey. Todos conocemos el protagonismo inveterado del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el poco cariño que el vicepresidente, Pablo Iglesias, tiene hacia la institución".
"Y por último, no paran de desactivar una mina tras otra llegada desde Londres, donde reside ahora Corinna, y desde Abu Dabi, donde el Emérito está inquieto en el desierto. Así que tampoco hay que hacer mucho ruido", expresa una persona cercana al equipo de Felipe VI.
Si se pregunta en fuentes oficiales de Zarzuela para encontrar una explicación a la poca actividad de la Corona, rechazan hacer cualquier comentario sobre la "no presencia" de la figura del Rey en asuntos de gran actualidad. La estrategia de Felipe VI y su equipo es no contribuir a la creciente de unas relaciones inexistentes entre el Rey y el presidente del Gobierno. Más allá de si existe un distanciamiento entre Moncloa y Zarzuela, lo que parece evidente es que desde que el Gobierno de coalición llegó al poder, hay una decisión deliberada de restarle protagonismo a la familia real.
"Sin embargo, nadie está preocupado. De hecho, están contentos. Consideran que la estrategia de no protagonizar nada, ni bueno ni malo, les está funcionado. Y las últimas encuestas internas y externas han reforzado esta teoría", asegura la misma fuente.
De hecho, EL ESPAÑOL encargó, a finales del mes de diciembre tras el discurso de Navidad de Felipe VI una encuesta sobre la Monarquía a SocioMétrica en el que se reflejaba que si mañana hubiera un referéndum, el 66,9% de los españoles votarían por la Monarquía, frente al 28,3 % que lo haría por la República.
"Aunque las encuestan salen mejor cuando el Rey se mueve. Es decir, cuando viaja y tiene actividades interesantes, porque ocupa espacios en los informativos, aquí se ha decidido que para contrarrestar el efecto corrosivo que está teniendo en la institución el goteo de titulares sobre Juan Carlos, lo mejor es estar quietos. Las últimas encuestas que se han hecho dentro de la Casa parecen dar la razón a este planteamiento. El discurso de Navidad ha calado bien entre la ciudadanía y los datos del Rey han sido muy buenos. Al igual que el resultado de la reina Letizia, sorprendentemente bueno. Creo recordar que el mejor desde que llegó a Zarzuela. La Emérita sigue en su nota habitual, la gente la quiere muchísimo, lo que dice Pilar Eyre en su libro no ha influido para nada. Y claro, el que cae estrepitosamente es el Emérito, pero eso era lo esperado. Así que seguirán igual", confirma la misma persona cercana a Felipe VI.
Desde que el actual Rey llegó al trono el 19 de junio de 2014 el equipo que rodea al Monarca ha tenido una misma obsesión: demostrar su valía como Jefe del Estado, intentando dejar de lado todo el ‘glamour’ y la pompa que conlleva la figura de Rey, rodeada de tantos cuentos y leyendas. Sus decisiones a lo largo de estos casi siete años han ido en esa dirección con una política que decidieron llamar de perfil bajo.
La idea es trabajar como hormiguitas sin hacer mucho ruido. Una línea a seguir trazada por el Jefe de la Casa, Jaime Alfonsín, que describe con ella, de forma perfecta, su propia personalidad. Esta decisión funcionó bien durante el Gobierno de Mariano Rajoy, ya que la Corona no perdió ni un ápice de protagonismo, pero no parece que en la de Pedro Sánchez vaya a salir así. Las encuestas dan buenos resultados pero la figura de Felipe VI se diluye.
No se puede negar que la mayor o menor visibilidad de los Reyes, el reforzamiento o debilitamiento de su agenda tanto nacional como internacional, responde inevitablemente a la voluntad de Zarzuela, pero también a la del Gobierno. En un momento en el que el país, sumido en una pandemia terrible que está acabando con la economía y el ánimo de todos los españoles, necesita una figura unánime. Son muchos los que echan en falta una presencia más notable de Felipe VI, más allá de las visitas a fragatas y a recibir a gente en audiencia. Son muchos los que están preocupados, tras casi dos años de notable ninguneo por parte del presidente Sánchez a la institución, en que esto se traduzca en una legislatura de invisibilidad para la Monarquía en uno de los momentos más duros de la historia moderna de España.
"Y justo en este momento, cuando está a punto de comenzar la batalla por la nueva Ley esa de la Corona que se han sacado de la manga. Todos somos conscientes de que Podemos quiere convertir esa norma en una forma de arrinconar al Rey, pero tenemos pesos pesados del PSOE completamente en contra de que Iglesias se salga con la suya", insiste la misma persona.
La futura Ley de la Corona, a la que alude nuestra fuente, pretende regular el comportamiento habitual y las funciones de la Casa del Rey. En principio, algunos barones del PSOE como Emiliano García-Page, o ministros como la de Defensa, Margarita Robles, no son contrarios a incrementar los mecanismos de control de la Monarquía, pero sí a que no se convierta en un ataque continuo a la figura del Rey como pilar en el esquema constitucional español.
"Dentro de la Casa ya hay un control interno que regula las actuaciones de todos, incluido las del Rey. El problema es que esta ley de transparencia interna se instauró en 2014 en cuanto Felipe VI llegó al trono; lo que se hizo en la anterior etapa todos lo sabemos y estalla encima de la Casa cada cierto tiempo manchando todo y haciendo que se meta en el mismo saco a padre e hijo. Veremos a ver qué ocurre cuando regrese porque amenaza con hacerlo muy pronto", sentencia un interlocutor de este diario.