En apenas tres años, las series turcas, que empezaron siendo simplemente un fenómeno curioso en nuestras pantallas, se han convertido en la principal apuesta de las cadenas de televisión más importantes del país en horario de máxima audiencia.
Antena 3 y Telecinco, por ejemplo, ya no compiten como antes con series patrias o programas de entretenimiento en prime time. Ahora, batallan por conseguir más audiencia ofreciendo al espectador un buen culebrón importado. Y no solo un día a la semana, sino varios. Antes, estos canales transmitían estas ficciones en espacios secundarios o temáticos. Pero, una vez llego la pandemia, todo cambió.
Y claro, si Paolo Vasile ve que su principal competidora bate récords de televidentes día sí y día también con una telenovela turca. ¿Qué va a hacer? Lo mismo, obviamente. Así que si usted enciende la televisión un lunes o un martes, sobre las 22:30 horas, podrá comprobar que las cadenas generalistas emiten los mismos formatos, pero con distintos apellidos.
Hasta el momento, la que se ha declarado como invencible es la ficción turca Mujer, con una media de 2,3 millones de espectadores y que se estrenó el pasado año en Atresmedia. Seguida de otras como Mi Hija o Love is in the air. Sin embargo, esto solo es el principio de la guerra por conseguir la telenovela que más enganche a los españoles. Ambos grupos de comunicación tienen puesto el ojo en el país otomano para no dejar escapar ninguno de los éxitos que salen de allí a ritmo desmesurado. Tanto que para cuando finalicen las series turcas que se televisan actualmente, los espectadores podrán seguir saciando su sed de drama y romanticismo con más. Sí, se avecinan nuevas series.
La hija del embajador y El hombre equivocado son dos de las ficciones confirmadas por las cadenas y que se estrenarán próximamente en la pantalla. Se trata de series cuya trama es distinta, al menos si las comparamos con las que hasta ahora hemos visto en televisión. Ante el éxito que están causando, la semana pasada analizamos de mano de un grupo de turcos afincados en España si series como Mujer o Mi Hija eran un fiel reflejo de la realidad del país turco. La conclusión, en líneas generales, fue que estaban bastante alejadas de ella, en cuando a costumbres, cultura o religión.
Con el objetivo de darles una segunda oportunidad y aprovechando el anuncio de los futuros estrenos, hemos repetido el experimento con otro grupo de turcos que, a continuación, examinará si estas dos nuevas ficciones se corresponden o no con la vida cotidiana en distintas zonas de Turquía. A diferencia de las anteriores, los participantes sí afirman que al menos una de ellas "refleja más en apariencia" a la sociedad turca. No obstante, la mayoría hace críticas aplastantes que van desde el "machismo con el que caracterizan a los protagonistas" al falso estereotipo del personaje "que lleva armas, protagoniza tiroteos y comete asesinatos".
Rasgos culturales incorrectos
La hija del embajador —que cuenta la historia de Sancar y Nare, enamorados desde niños pero cuyo amor será imposible por culpa del padre de ella, de alta posición—, es la que menos agrada a los turcos con los que ha charlado EL ESPAÑOL. Turquía es un país muy grande, con múltiples territorios, en el que conviven múltiples religiones, culturas y costumbres. Estas tres se desarrollan de un modo distinto, en cada territorio. Sin embargo, esto último no se representa de manera fidedigna en la serie.
Así lo asegura Bengisu Kuru (30), afincada en Barcelona desde hace varios años. "En esta serie muestran a personajes que se supone que son de la región del Egeo [la zona oeste y más europea del país]. Sin embargo, los rasgos culturales que muestran son absolutamente incorrectos. Muestran al protagonista con actitudes muy machistas y en mi región jamás he visto comportamientos de esta índole entre los hombres. Es mi opinión, diseñan a los personajes con estas conductas tan conservadoras para poder vender las series después a países de Oriente Medio", sostiene.
En palabras de esta turca, lo que hace la serie es disfrazar a los personajes de unos rasgos y conductas que no les corresponden por la zona en la que se desarrolla la trama. Sería más real, en cambio, si la ficción fijase sus escenarios en la zona central y oriental del país otomano donde, según Kuru, tienden más hacia rasgos culturales de oriente medio y tienen el islam más arraigado. "Yo soy de Esmirna. Allí somos más cercanos culturalmente a Grecia. Seguimos siendo musulmanes, pero somos mucho menos practicantes y no nos regimos por el islam más estricto en absoluto. También hablamos turco, como el resto del país", apunta.
Uysal Ozsarac (47), residente Sant Cugat del Valles (Barcelona), está en la misma línea que su compatriota. La hija del embajador "no refleja completamente la vida real de Turquía", pero tampoco la del lugar donde supuestamente se rueda: Bodrum. "La gente local de Bodrum es muy abierta y poco tradicional. En la serie se refleja, en cambio, a familias y estilos de vida muy tradicionales. La historia y todas esas teorías de conspiración que aparecen son demasiado exageradas", argumenta. A pesar de esto, continua, la serie sí que muestra como es la sociedad turca en personajes como la madre y los hermanos de Sancar [el protagonista]. "Tenemos ese tipo de personas en Turquía, gente típica de pueblo que se enriquece después y lo muestra en su forma de vestir o en los muebles que tienen en su casa", afirma Ozsarac.
Violencia
La virginidad en las jóvenes turcas como norma antes de contraer matrimonio también forma parte del guión en esta serie. Un asunto que, como tantos otros, no se corresponde con la realidad, al menos en la zona del Egeo. "Las familias no controlan la virginidad de sus hijas. Hay cierto conservadurismo sí, pero estas cosas se llevan con privacidad. Desde luego, no existe el concepto de que una chica queda mancillada por no ser virgen", aclara Benigsu Kuru.
Tampoco la violencia o el uso de armas que, según coinciden las entrevistadas, están creando un falso estereotipo sobre los turcos. "En la ficción, se ve continuamente a hombres portando armas, protagonizando tiroteos... Eso es imposible en Turquía. Hay un control estricto con las armas, la gente no va armada, no son los Estados Unidos", critica Bengisu. "Hay secuestros, torturas, asesinatos, esto no es normal en mi país. No tenemos ese tipo de actos infundados", añade Uysal.
El hombre equivocado, por otro lado, cuenta la historia de Özgür, un joven adinerado que tiene una vida alocada y ha perdido la fe en el amor, y de Soner, que harta de que sus relaciones no salgan bien, pedirá consejo a Özgür para encontrar a su hombre ideal. Pero finalmente (sorpresa), entre ellos acabará surgiendo una historia de amor.
En esta ficción, explican Bengisu y Uysal, los personajes se comportan de manera más a acorde a la región del Egeo. "Son más abiertos, se visten como nos solemos vestir...", dicen. Pero no ocurre lo mismo con Estambul. "La ciudad nunca puede ser representativa de ninguna cultura local porque es muy cosmopolita. Allí viven familias procedentes de todas las regiones de Turquía que se han mudado para ganarse la vida. Hay una enorme mezcla cultural", explica Bengisu Kuru.
Religión
La religión es otra de las cuestiones que estas telenovelas apenas incorporan en sus tramas. Es más, podría decirse que incluso se ignoran. Algo notable, cuando en el país turco conviven múltiples religiones como la musulmana, la judía o la cristiana. Esta ausencia, no obstante, no sorprende en absoluto a las turcas con las que conversa este periódico. En primer lugar, porque la religiosidad del país, dicen, varía mucho dependiendo de la procedencia interna de cada familia.
"Aquí, en Barcelona, he visto más mujeres llevando el velo que en mi ciudad natal, Esmirna. La inmensísima mayoría de las mujeres en la Turquía occidental e incluso la oriental no llevan velo. Solamente se pueden ver mujeres llevándolo en ciudades como Konya o Bursa, en la zona oriental, que son mucho más religiosas que otras zonas. En occidente, solo en Estambul se ve una cantidad apreciable de mujeres llevándolo, pero porque proceden de zonas más conservadoras", explica Bengisu.
Merve Savun (26) habla en primera persona sobre este tema. "El país no tiene religión oficial, aunque la mayoritaria es el islam. Se practican múltiples religiones. Yo me considero musulmana pero no llevo velo. Es algo muy normal. Si viese en una serie en la que dijesen vamos a la iglesia que hoy es domingo, podría pensar que están haciendo propaganda o que la serie es demasiado conservadora", sostiene.
Uysal Ozsarac va más allá e incluso aporta datos. En Turquía, solo el 20% de las mujeres usa turbante y menos del 0,1% lleva velo. "Esto no es nada común en Turquía. Por favor, no se debe mezclar Turquía con otros países islámicos. Es el único país islámico que todavía es administrado por la república democrática y la gente es libre de hacer lo que quiera", sentencia. Sea así o no, lo cierto es que la ausencia de religión en las series es evidente. Como también lo es la censura de algunas escenas de índole sexual o amorosa.
— ¿Por qué se censuran o se limitan escenas de amor y sexo?
— (Bengisu) Mi teoría es que se hace para poderlas vender en países de Oriente Medio donde sí que no se toleran esas cosas. La prueba es que en Netflix también hay series turcas y tienen escenas picantes.
Para Uysal, sin embargo, es algo que se ordena directamente desde el Gobierno, presidido por Recep Tayyip Erdoğan. "Turquía se está volviendo cada vez más conservadora por el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), que está imponiendo ese tipo de restricciones a los programas de televisión. Antes de que gobernase este partido, en las series había muchas escenas de sexo. Ahora, es distinto".
RTÜK
El ente regulador de los contenidos televisivos en Turquía, cuenta la académica Carolina Acosta, que lleva veinte años estudiando las telenovelas y, desde hace tres, se enfoca en las turcas, se llama RTÜK. Y, como en cada país, tiene reglas específicas. Por ejemplo, el alcohol sí está presente, pero difuminan las imágenes de botellas, copas y vasos. Lo mismo ocurre con la sangre, producto de las muchas escenas de violencia que sí aparecen en estas series.
En cuanto al sexo, directamente no aparece, solo escenas de besos que son, en palabras de Acosta, bastante castos en comparación con los de las telenovelas latinoamericanas. Respecto a la aparición de las mujeres con la cabeza o el rostro tapado, esta experta insiste en que hay series que las muestran, pero todo depende de la historia que están contando. "Si en España solo compran dramas turcos en los que la historia se desarrolla en Estambul, tienes menos posibilidad de ver a mujeres con turbante o velo, pero si compran un drama en el que la historia se desarrolla el interior de Turquía, inmersa en la cultura de clanes y tradiciones, verás mujeres con la cabeza rapada", explica Carolina Acosta, en una entrevista con EL ESPAÑOL.
Lo cierto, prosigue, es que muchas personas tienen una idea "algo equivocada de cómo es Turquía". "Es un país complejo, difícil de simplificar. La mayoría de sus habitantes de religión musulmana, pero aún bajo las tendencias islamistas de Erdoğan, es una república civil todavía. Es un país que está literalmente entre dos continentes y también entre la modernidad y la tradición. En Estambul, en el mismo vagón del metro puedes ver una mujer tapada con una burka y otra en minifalda, camisa escotada y con tatuajes. En la ciudad es donde ocurren muchas de las historias que cuentan estos dramas". Y tal vez ese sea el secreto de su éxito en España, una ciudad que esconde otras muchas en su interior y la mayoría desconoce.