Un clan ocupa con una fábrica en Fuenlabrada y monta una piscina gigante. En Barcelona desarticulan una mafia que ocupaba inmuebles para ofertarlos en Airbnb. En Alcalá de Henares traspasan casa okupa por 2.500 euros. En la localidad gallega de A Zapateira una familia instala cámaras de seguridad para vigilar el chalet de 800.000 euros que ocuparon... Cuando parecía que el fenómeno de la ocupación no podía deparar más situaciones surrealistas, unos comerciantes chinos de la localidad murciana de Alcantarilla le han dado una vuelta de tuerca al asunto patentando el ‘huerto okupa’.
Estos comerciantes han montado un minifundio agrícola, con una inversión a coste cero, después de ocupar unos terrenos privados que están situados en el Camino de la Voz Negra de Alcantarilla -junto a la vía del tren cercanías-. La parcela cuenta con una superficie de 584 metros cuadrados, pero lo de menos es el tamaño del ‘huerto okupa’, sino el fondo de la cuestión: cuatro familias chinas que cuentan con recursos económicos, puesto que regentan tiendas de comestibles y alimentación, se han repartido a su antojo una finca propiedad de una viuda y sus hijos.
La anciana no acude a los terrenos porque están alejados de su domiclio y como no están vallados, estos ciudadanos chinos se han aprovechado para emprender en el sector agrícola con un ‘huerto okupa’: explotan el suelo sin pagar un alquiler a su dueña.
El minifundio también les ha salido rentable a nivel administrativo. Desde Coag explican que para iniciar una producción agrícola a título particular, por muy pequeña que sea, hay que obtener un certificado de la Confederación Hidrográfica del Segura que acredite que el terreno tiene derecho a riego y que acote el perímetro regable, así como el volumen de agua asignado. No hay que olvidar que Murcia es una autonomía azotada por la sequía y los agricultores siempre andan justos de recursos hídricos, pero estos agricultores okupas han pasado de trámites con el organismo de cuenca y se han puesto directamente a regar.
EL ESPAÑOL ha visitado la parcela de 584 metros cuadrados, que en buena parte ha sido arada. También han trazado surcos para canalizar el agua con la que riegan y han dividido la finca de forma meticulosa, en pequeñas cuadrículas. En cada una de ellas han introducido distintos productos: tomates, pepinos, coliflores, distintas variedades de lechugas, flores...
“Un día un vecino vino a verme para decirme que unos chinos se habían metido en mi parcela a plantar verduras y hortalizas”, tal y como confirma Rosario a este diario. Esta viuda octogenaria es propietaria de la parcela que hace tres décadas adquirió su difunto esposo, Ginés, por medio millón de las antiguas pesetas.
“Mi marido compró aquello para montar una caseta de aperos para irnos al campo a pasar las tardes de verano”, detalla sobre esa inversión que realizó con parte del dinero que ahorró como carpintero. "Los chinos que se metieron en los terrenos ni los conozco ni me pidieron permiso para empezar a cultivar: yo creo que tienen que ser dueños de algún restaurante".
Cuando la anciana recibió el chivatazo del vecino le pidió a uno de sus tres hijos que fuese a la parcela a comprobar lo que estaba pasando. “Mi hijo se encontró a varias chinas cultivando, pero salieron corriendo, yo creo que huyeron porque se pensaron que era un policía”, reflexiona Rosario.
En aquella ocasión sólo había alguna tomatera y poco más. No quisieron darle importancia al asunto porque eso ocurrió hace cuatro años, justo después de que el Ayuntamiento de Alcantarilla modificase la calificación del suelo de su parcela de urbano a rústico de regadío.
“El cambio del uso del suelo nos obligó a echar abajo la caseta de aperos y aprovechamos para meter la pala limpiando todos los terrenos”, apunta Ginés, uno de los hijos de Rosario.
¿El huerto afecta a Adif?
La familia pensaba que el minifundio agrícola había pasado a mejor vida, sin embargo, se equivocaron. Hace año y medio descubrieron que los chinos se lo habían vuelto a ocupar durante una inspección que realizaron a la parcela porque está afectada por las expropiaciones del proyecto de llegada de la Alta Velocidad. “Descubrimos que habían vuelto a cultivar, pero entonces no hicimos nada porque estábamos moviendo el papeleo de la expropiación”.
La parcela está junto a la vía del tren cercanías Cartagena-Águilas, por donde se proyecta el paso del AVE, y el Ministerio de Fomento prevé expropiar a la familia 155 metros de los 584 que mide la finca. Para Rosario y sus hijos no tenía sentido acometer un doble gasto de dinero para volver a meter una pala a retirar los cultivos ilegales e instalar una valla perimetral, más que nada, porque en un futuro próximo Adif comenzará a obrar en parte de los terrenos.
Tal situación de impase administrativo en el que se encuentra la parcela, unido al estallido de la pandemia de coronavirus, hizo que la familia dejase de acudir por allí y permitió que los comerciantes chinos acudiesen a los terrenos a seguir ampliando el huerto okupa. Con nocturnidad y alevosía fueron roturando nuevas cuadrículas de cultivo para plantar verduras y hortalizas. “¡Ya se ocupará el AVE de echarlos”, clama Rosario, molesta por la ocupación de sus tierras.
La viuda, probablemente no ande equivocada, puesto que del trazado del tren cercanías a la plantación hay unos cinco metros de distancia. "A lo mejor están infringiendo la distancia de seguridad que debe haber a ambos lados del eje de la vía", apunta Ginés. También es posible que la plantación afecte a los 155 metros que Adif reserva para la llegada del AVE.
“Mi padre quería montar allí un huerto”, recuerda Ginés. Ese sueño al final lo han cumplido los chinos y por la cara.
“Nosotros seguimos pagando el IBI rústico, si fuese una familia necesitada no nos importaría que le diesen uso a esos terrenos, pero siendo gente con negocios vamos a estudiar la situación para ver qué medidas adoptamos: se han metido allí sin contrato de alquiler”. Las opciones son denunciar la ocupación de la parcela o cerrar un acuerdo con los agricultores okupas firmando un contrato de arrendamiento.
Problemas con los regantes
El ‘huerto okupa’ ha causado problemas al Heredamiento de la Rueda de Alcantarilla debido a que de forma paralela a la parcela, discurre una acequia de riego para los agricultores de la zona, pero a su paso por el Camino de la Voz Negra se filtraba en los terrenos ocupados por los chinos porque carecían de un portillo. En la práctica, esto les permitía contar con agua gratis en un territorio como Murcia, donde los agricultores deben pagar elevadas cuotas para regar debido a la escasez hídrica.
“En el bancal pusieron unas piedras y se perdía el agua de riego: les tuvimos que llamar la atención a los chinos”, afirma un procurador del Heredamiento de la Rueda cuyo cometido es supervisar la acequia. “Les obligamos a que pusieran un portillo porque les veíamos trabajando por allí y pensábamos que el dueño de los terrenos se los había alquilado”. Nada más lejos de la realidad.
Este viernes, pasados unos minutos de las dos de la tarde, EL ESPAÑOL se desplazó a la finca y se encontró a dos ciudadanos chinos, que regentan tiendas en Alcantarilla, supervisando el minifundio agrícola. Esta fue la conversación:
- Periodista: Disculpen, ¿el huerto es de su propiedad?
- Comerciantes: No entiendo español.
Uno de los empresarios le hace un gesto al periodista para que espere porque va a llamar a un familiar que habla castellano. Este familiar hace de interlocutor traduciendo las preguntas que formula este diario.
- Periodista: ¿Alquilaron la finca del Camino de la Voz Negra para montar el huerto?
- Familiar del comerciante: No, son unos terrenos que estaban abandonados y nos pusimos a cultivarlos.
- Periodista: ¿Que cultivan?
- Familiar del comerciante: Pepinos, tomates, coliflores, algunas variedades de lechugas de China y cosas así.
- Periodista: ¿Ustedes venden en sus tiendas los productos que cultivan?
- Familiar del comerciante: No los estamos vendiendo. Somos cuatro familias que tenemos comercios en Alcantarilla, pero sólo estamos cultivando las tierras para consumo propio porque pensábamos que no eran de nadie.
- Periodista: ¿Han cogido el agua de la acequia sin pagar para regar?
- Familiar del comerciante: Sí, lo hicimos durante un tiempo hasta que un día vinieron unos agricultores a quejarse. Desde entonces ya pagamos por el agua.
- Periodista: ¿Podría decirme cómo se llama la comunidad de regantes con la que han firmado un contrato?
- Familiar del comerciante: No lo sé.
En el Heredamiento de la Rueda que supervisa la acequia dudan de que estén pagando por los recursos hídricos. Un dato que induce a sospechar sobre la procedencia del agua que utilizan, son las decenas de garrafas de plástico acumuladas alrededor de la parcela. Algunas de ellas están llenas para regar tomates, pepinos, lechugas... para así seguir produciendo en su 'huerto okupa'. En todos estos años sólo han invertido 11 euros para un portillo de riego como les exigió el procurador de la acequia.
Un portavoz de la organización agraria Coag asegura que "en la Región de Murcia nunca habíamos tenido conocimiento de una situación así". En caso de que los dueños de la parcela no hagan nada para revertir la situación, este miembro de Coag pide que al 'huerto okupa' de los chinos se le aplique la 'ley del campo': "Cuando alguien invade unas tierras se le mete el tractor y se labra todo: ¡Los agricultores solucionamos así las cosas!"