“Hay un caos organizativo total, es un desbarajuste sin precedentes”. Con esas duras palabras resume un portavoz sindical de Comisiones Obreras del Ministerio de Derechos Sociales, capitaneado por Pablo Iglesias, la situación interna que vive el departamento. “El problema nació cuando se decidió sacar tres ministerios de lo que antes era uno solo. Debería estar resuelto ya, pero no, y eso ha creado mucha tensión y estrés en los trabajadores”, añade. El problema es sencillo: faltan trabajadores. Muchos.
Hace ya un año que, para atender al reparto de cromos ministeriales del actual Gobierno de coalición, se decidió que el otrora Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social se dividiera en tres carteras; la de Iglesias, la propia de Sanidad y otra de Consumo. Pero se hizo sin crear una estructura real y ahora los sindicatos denuncian que la Vicepresidencia del líder de Podemos ha asumido, en algunas áreas, la carga de trabajo de tres ministerios y que la situación es un caos absoluto, con aproximadamente un 40% de los puestos de trabajo sin cubrir.
Y ponen ejemplos concretos: “Cuando alguien entra a trabajar hace falta hacer un documento de toma de posesión elaborado por el departamento de Recursos Humanos. Pues este enero hay personas que han tenido que ir hasta tres veces, sin poder entrar a trabajar, porque los que les tenían que hacer el documento estaban teletrabajando, de vacaciones, o trabajando en otra cosa y no daban abasto. Como todo ha recaído sobre Derechos Sociales…”, comenta una de las fuentes sindicales.
Pero el caos interno no se queda ahí. Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL describen una situación de problemas con las nóminas, con la creación de los despachos de los altos cargos, desplazamientos sin previo aviso, falta de espacio, fallos en la promoción interna de los funcionarios, gente que, de tanto trabajo, se coge la jubilación anticipada y no es respondida o se intenta ir a otro ministerio. “El que puede, se va”, remarca la misma fuente.
Los sindicatos presentes en el Ministerio -Comisiones Obreras, UGT y CSIF- llevan todo 2020 intentando reunirse, sin éxito, con Pablo Iglesias para explicarle la situación. Finalmente, lo consiguieron a principios del pasado mes de febrero. Desde enero, ha comenzado a incorporarse personal para suplir las carencias, pero el problema aun está lejos de terminar.
Desde nóminas hasta despachos
El problema nació a la vez que el Gobierno de coalición que, con 22 ministerios en su haber, se ha consolidado como el más grande de la historia de España. Tras partir en tres el anterior Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y sin unos Presupuestos Generales del Estado que les permitieran operar de manera independiente, muchas competencias de las tres carteras recayeron en la Vicepresidencia de Iglesias.
Una fuente sindical del CSIF afirma que los tres subsecretarios de los ministerios llegaron a un acuerdo del que no informaron a las agrupaciones de trabajadores para que los servicios horizontales se mantuviesen en el Ministerio de Derechos Sociales, la cartera de Iglesias. Esto, hasta que no se cubriese el 67% de las plazas para los otros ministerios. Los servicios horizontales son las oficinas de Oficialía Mayor (responsable de labores de mantenimiento, por ejemplo), Recursos Humanos, Relaciones Internacionales y Comunicación Exterior, la Secretaría General de Economía y Finanzas y la Secretaría General de Tramitación de Expedientes.
De esta forma, todos estos servicios están bajo el manto de Derechos Sociales, pero con la función de servir a tres ministerios, cada cual más grande. La cartera de Iglesias cuenta con más de 3.000 puestos entre cubiertos y vacantes. En Sanidad, la cifra asciende a alrededor de 1.200 y en Consumo, a más de 500. En el departamento de Carolina Darias, por ejemplo, de 28 puestos previstos para Recursos Humanos y Gestión Económica, hay 26 sin cubrir.
El problema que persiste para que no se llenen las plazas es, según la fuente del CSIF, que Sanidad, entre otros asuntos, oferta las plazas con "los complementos más bajos de toda la Administración". Esto tiene enquistado el funcionamiento del personal de los tres ministerios con un caos que no queda ahí.
Lo que podría haberse vendido como una gestión con el ánimo de evitar duplicidades y más gasto público -aunque forzada por la ausencia de los Presupuestos- ha derivado en un desorden que afecta a cientos de trabajadores. Si a ello se suma un funcionamiento deficiente y las complicaciones inherentes que ha traído la pandemia, el resultado ha sido un caos total. Esta situación se debería haber solucionado con los Presupuestos Generales del Estado para 2021, ya aprobados, pero aún se ve lastrada.
Uno de los últimos problemas que se ha visto ha sido el de las nóminas. Normalmente, se empiezan a tramitar entre el día 10 y el 15 de cada mes, pero el pasado mes de enero costó sacarlo adelante. “Hay una persona responsable de las nóminas que estaba de baja y, aun así, ha tenido que saltarse su baja para dar directrices, firmar papeles, y sacar adelante las nóminas de enero y el papeleo correspondiente”, explica la fuente de CCOO. “Las nóminas de los tres ministerios las han tenido que hacer sólo tres personas, muy a última hora, y ha generado mucha tensión”, añade.
Por su parte, la fuente del CSIF, dice: "Hubo problemas con las nóminas de Sanidad porque Derechos Sociales sacó las suyas, pero no ayuda con las demás, o lo dejan para el final, a pesar de que también son su responsabilidad".
El conflicto se ha extendido a otras áreas, como la de mantenimiento y los encargados de elaborar las reformas en los despachos. Se han visto sobrecargados para remodelar los despachos de los numerosos altos cargos y no han sabido bien cómo gestionarlo. “No se ha sido todo lo eficiente que se puede ser. Un ejemplo tonto: cada vez que se hace un nuevo despacho, hay que ponerle una placa. Pues no había gente para hacer las placas porque, el que las hace, no tiene personal suficiente. Esto, aunque es un ejemplo pequeño, genera mucho malestar entre los trabajadores, porque están hasta arriba”, explican desde CCOO.
La solución es relativamente sencilla, bastaría con incorporar a gente nueva. Pero eso también se ha complicado. Las fuentes sindicales aseguran que han entrado funcionarios del nivel C1, pero que la semana pasada ya deberían haber entrado los del nivel C2 y los del nivel A2. Aseguran que ya han entrado algunos cargos que son veterinarios, farmacéuticos o médicos, que eran los que no podían tomar posesión, pero que aún queda mucho por hacer.
La "planta noble"
No todo queda ahí. La fuente del CSIF asegura que la división de los ministerios y el desorden en la distribución de personal ha provocado conflictos como que "funcionarios de Sanidad se queden sin despacho de la noche a la mañana porque se lo quitaba personal de Derechos Sociales".
El icónico edificio de Sanidad, situado en el Paseo del Prado número 18, de 16 plantas, ha vivido una reorganización sin ningún tipo de orden con la aparición de Consumo y Derechos Sociales como departamentos independientes. En la planta cuarta están los despachos de los tres ministros y de algunos secretarios de estado. Todas las fuentes preguntadas por este periódico coinciden en llamarla la "planta noble".
"Todos quieren irse a la planta noble o estar cerca de ella y eso ha provocado el desplazamiento de funcionarios de Sanidad que ocupaban tradicionalmente el espacio", asegura la fuente sindical. Esta también hace hincapié en que Iglesias ha desembarcado en el edificio del paseo del Prado con 500 trabajadores externos contratados, que producen situaciones como que haya espacio inservible. La mayoría de externos y de personal eventual -"asesores a tope", dice la fuente del CSIF- teletrabajan pero al mismo tiempo tienen asignados despachos que antes usaban empleados públicos.
La planta quinta también la ocupan otros secretarios de estado. En la sexta, es donde se concentran los servicios horizontales que tienen que asistir a las tres carteras, las cuales se han visto obligadas a desperdigarse por edificios por todo Madrid por la centralización de la dirección de los tres ministerios en una sola sede.
"Te sacan y meten a los nuevos", asegura. También denuncia prácticas como que a empleados públicos se los ha trasladado de sede sin preguntarles o que se les ha dado de baja y de alta en la Seguridad Social por un cambio de ministerio sin previo aviso. "El cambio de funcionarios implica que incluso muchos hayan tenido que volver a concursar por su plaza", añade.
Iglesias en la "jaula de cristal"
“Esto está generando un malestar descomunal entre los trabajadores”, aseguran desde CCOO. “Porque las cosas no salen bien. La gente no está motivada, se cansa. Date cuenta que, en la Administración, salvo que tengas un nivel alto, no tienes un salario bueno. Y ves que solo entran jefes y se triplica el trabajo. Pues muchos lo que quieren hacer es irse a trabajar a otros ministerios”, añade la fuente.
A lo largo de 2020, los sindicatos intentaron reunirse con Pablo Iglesias para alertarle de la situación hasta en dos ocasiones. La primera, al principio, en enero. No pudo ser. La segunda, ya con la desescalada de la pandemia, en septiembre, pero alegaron que no cuadraban la agenda. Ahí, los sindicatos aseguraron que si no conseguían una reunión dejarían de ir a la mesa de negociación y la situación se activó un poco. Finalmente, los tres sindicatos presentes en el Ministerio lograron reunirse con el vicepresidente segundo el pasado 9 de febrero.
"Nos dijo que él está metido en una 'jaula de cristal' y que desconocía la problemática, pero que tomaba nota", apunta la fuente del sindicato CSIF en referencia a Iglesias.
Otros asistentes a la reunión aseguran que fue, en términos generales, cordial y positiva, aunque están alerta porque aún no han visto que la situación se haya solucionado del todo, aunque sí hay algunos cambios en positivo. Mientras tanto, el hartazgo y el cansancio se han ido apoderando de los trabajadores. No es sólo que muchos pidan cambiar de destino a otro ministerio, sino que muchos hasta piden la jubilación anticipada. “Visto el percal que hay, que cada vez está más saturado y no hay refuerzo, el que puede se va”, comenta. Ahora miran a los Presupuestos Generales como agua de mayo.