Detrás de la apariencia de buen empresario de la restauración que Fernando E. C. intentaba pulir se escondía un presunto capo de la cocaína. Un conseguidor, el pegamento necesario entre proveedores y clientes a ambos lados del Atlántico. Detenido el mes pasado, ‘el Enano’, como le apodan, hace un par de años empezó a tirar de contactos y de conocidos aquí y allí, en Colombia y en Galicia, en Andalucía y en Portugal, para sostener un imperio del narcotráfico europeo.
Sin antecedentes penales a la espalda que a priori lo pusieran demasiado en el foco de los investigadores, con más de 50 años y con empresas de hostelería en Barcelona, Tarragona, Ciudad Real o Guadalajara, ‘el Enano’ se asoció con otro español y con un ciudadano de un país de Europa del este para provocar un cambio de paradigma en el negocio de la cocaína: la Policía sostiene que pretendían introducir grandes cantidades de esta droga por las aguas del Estrecho de Gibraltar usando un semisumergible de nueve metros de eslora, tres de manga y tres de calado -un híbrido entre un submarino y una lancha semirrígida-. La embarcación tiene una capacidad de carga de unas dos toneladas, según trasladaron los expertos de la Armada a los agentes al frente de la operación.
Pero los sueños de grandeza de ‘el Enano’ se vinieron al traste sólo un día después de su detención. Su arresto, en febrero de este año, se produjo en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona. Tenía previsto subirse a un vuelo con destino a Holanda. Probablemente, iba a asistir a una reunión de alto nivel con algún miembro de otra rama de su organización. En su maleta portaba documentación que le incriminaría.
Al día siguiente de su detención, la Policía Nacional le asestó un golpe definitivo a su banda criminal. Gracias a los seguimientos efectuados a sospechosos, los investigadores encontraron el semisumergible en una nave en Monda, un pueblo de 2.700 habitantes en la provincia de Málaga. Aunque en el interior, está a tiro de piedra de las aguas que bañan la Costa del Sol.
La banda de ‘el Enano’ había invertido en esa embarcación en torno a “un millón de euros”, explicó este viernes el comisario general de Policía Judicial, Rafael Pérez, durante una rueda de prensa en un desguace de San Roque (Cádiz).
“Pensamos que estaban a punto de realizar la botadura y las primeras pruebas de navegación y flotabilidad”, añadió. Una vez puesta a punto, los investigadores entienden que la habrían lanzado a alta mar en busca de “una nave nodriza” cargada de cocaína para hacer el trasvase.
Además de la detención del jefe de la organización, la Policía Nacional, coordinada por el Juzgado de Instrucción 3 de Tarragona y dirigida por el fiscal antidroga Ángel Villafranca, arrestó a otras 51 personas, en su mayoría españoles con residencia en Cataluña, aunque también hay colombianos y dominicanos. 16 de ellas tenían antecedentes policiales por narcotráfico. 30 se encuentran en prisión.
La investigación sobre esta banda internacional de tráfico de cocaína, que a su vez tiene subramas en distintos países europeos y con proveedores en Colombia, se inició hace año y medio en Cataluña. Los agentes que han participado en las pesquisas ubican el centro de acción de la organización entre Barcelona y Tarragona.
Precisamente, en esta segunda provincia los agentes desmantelaron una ‘cocina’ de coca. Se trataba de un “sofisticado” laboratorio clandestino preparado para la extracción y procesamiento de 'perico'. En él se encontraron 12.000 litros de precursores (compuestos químicos para la extracción de la droga), con una capacidad de producción de 750 kilos al mes de esta droga.
Tres toneladas
Los investigadores ubican a ‘el Enano’ -también apodado ‘el Cojo’ por una minusvalía que padece- en lo más alto de la organización en España. Ejercía de intermediario entre supuestos empresarios que importaban productos de Latinoamérica y los cárteles de la coca al otro lado del Atlántico. A la organización desmantelada se le han incautado más de tres toneladas de cocaína. “2.900 kilos de cocaína en Colombia, mientras que en España 400 y otros 700 kilos de hachís”, apuntó el comisario general de Policía Judicial.
Avanzadas las pesquisas, los agentes constataron que la organización criminal estaba asentada en el litoral del Levante español. En esta zona disponían de la infraestructura y la logística necesarias para transportar importantes cantidades de estupefacientes (embarcaciones, naves industriales, camiones...).
Entre los meses de abril y diciembre de 2020 se produjeron en Colombia sucesivas incautaciones de cocaína oculta y disuelta en mercancía legal – concretamente en sustrato de coco, torta del palmiste y yeso agrícola- cuyo destino final era distintos puertos de España, a través de otros en Reino Unido y Bélgica.
En todos los casos, gracias a la colaboración entre la Policía Nacional de España y la Policía Nacional de Colombia, se intervinieron contenedores que transportaban bultos cuya mercancía estaba contaminada con cocaína.
Días previos a la explotación de la operación en España, las autoridades interceptaron un camión en Lisboa (Portugal) que había salido desde Málaga. Su destino era Birmingham. Transportaba ocultos, en el interior de bañeras de hidromasaje, 100 kilos de hachís y 100 kilos de marihuana.
La explotación de la investigación en España se llevó a cabo en cuatro fases. La primera se realizó en noviembre de 2020, cuando los agentes localizaron los domicilios de los principales miembros de la organización en Tarragona. Se llevó a cabo un dispositivo policial simultáneo que concluyó con la práctica de seis registros domiciliarios y con 13 detenciones.
En la nota de prensa difundida por la Policía se explica que los agentes localizaron un primer laboratorio en una vivienda donde incautaron 15 kilos de clorhidrato de cocaína dispuestos en bloques y listos para su distribución al por mayor, así como 60 kilos de cocaína junto a diferentes precursores. También se intervinieron 13.000 euros en metálico.
L a segunda fase tuvo lugar el pasado mes de febrero, cuando los agentes detectaron otra rama de la organización asentada en la Costa del Sol. Observaron que su principal actividad consistía en el tráfico de estupefacientes a través del Estrecho de Gibraltar.
Interceptaron un envío de hachís con destino a Francia e Italia en el peaje de la AP-7 en Salou (Tarragona). Como resultado del dispositivo, los agentes incautaron 583 kilos de hachís, intervinieron 12.000 euros en metálico y detuvieron a cuatro personas.
Al día siguiente se produjo el hallazgo del semisumergible, primera embarcación con esas características localizada en España. Los investigadores no tienen claro si se fabricó fuera del país o no. Parte de las planchas metálicas y piezas usadas para cubrir la planeadora provienen de Bélgica.
Su fabricación fue artesanal. Los narcos utilizaron una quilla sobre la que se ha montado una estructura de cuadernas y refuerzos con paneles de contrachapado y fibra de vidrio. Cuenta con dos motores de 200 CV cada uno que se controlan desde una consola interior donde se encuentra el volante de gobierno y las palancas de embrague y aceleración de los motores.
Los investigadores estiman que tiene una capacidad para transportar hasta dos toneladas de estupefacientes. De haber funcionado durante su uso -este tipo de embarcaciones tienen tradición en países de Latinoamérica-, la lancha habría pasado desapercibida al llevar la mayor parte de su casco bajo el agua.
En los dispositivos policiales han participado más de 300 agentes y han contado con la colaboración de las autoridades policiales colombianas, holandesas, portuguesas, la NCA británica, la CBP de EEUU y EUROPOL.
En noviembre de 2019, frente a las costas gallegas, las fuerzas policiales intervinieron el primer narcosubmarino detectado en Europa. Tenía casi 20 metros de eslora. Había partido desde el Amazonas brasileño.