“Siempre que me levanto y me acuesto pienso que está siendo una pesadilla (...) Lo hecho, hecho está y estaré triste toda la vida (...) No era yo el que actuaba cuando pasó todo esto (...) Soy un enfermo mental y espero que me sirva para el juicio”.
Los pasados días 2 y 3 de marzo de 2021, Alberto Sánchez Gómez envió a un amigo dos cartas escritas a mano desde su celda del módulo II de la prisión madrileña de Alcalá-Meco. Allí, el joven, de 28 años, se encuentra recluido a la espera de juicio como presunto autor de la muerte de su madre, María Soledad Gómez, cuyo cadáver descuartizó después. Parte de él se lo acabaría comiendo.
Los hechos se conocieron sobre las 15.30 horas del jueves 21 de febrero de 2019, hace ya algo más dos años. Dos días después, ingresó en la cárcel.
“No paro de comerme el coco con lo que ha sucedido. Estaba mal hace mucho tiempo y me refugié en las drogas”, dice en una de las dos misivas a las que EL ESPAÑOL ha tenido acceso en exclusiva. “Llevaba mucho tiempo oyendo voces y teniendo alucinaciones. Todo esto me llevó a lo peor que me ha pasado en la vida”.
Cuando los agentes de la Policía Nacional accedieron a la casa del presunto parricida, situada en el número 50 de la calle Francisco Navacerrada del barrio madrileño de la Guindalera, muy cerca de la plaza de toros de Las Ventas, constataron que el joven y su perro se habían comido varias partes del cadáver. Alberto guardaba otras en táperes de comida repartidos por la casa.
“El perro y yo nos hemos ido comiendo a trocitos a mi madre”, confesó de manera espontánea cuando los efectivos policiales se presentaron en el inmueble, alertados por la llamada de varios allegados que echaban en falta a María Soledad.
15 años y 5 meses
La primera persona que echó de menos a la víctima fue una amiga íntima. Llevaba un mes sin verla, cuando ambas solían encontrarse casi a diario en uno de los bares del barrio para tomarse una cerveza y comer una tapa.
Uno de los policías que acudió a la vivienda tuvo que bajar a la calle a coger un poco de aire. Era la primera vez que contemplaba la obra de un caníbal. Descompuesto, vomitó.
El caso se investigó en el Juzgado de Instrucción número 53 de Madrid. Sobre el acusado pesaban una decena de órdenes de alejamiento por maltratar a su madre. El otro hijo de María Soledad, el mayor, casado e independiente, había tratado de mediar entre ambos, sin éxito.
Cuando a la mujer, nacida en 1949, le preguntaban por los moratones que a veces presentaba en el cuerpo, contaba que se había caído mientras paseaba al perro.
El próximo 21 de abril, el presunto parricida se someterá a juicio en la Audiencia Provincial de Madrid. Un jurado popular se encargará de declararlo culpable o inocente.
La Fiscalía solicita para él una pena de 15 años de prisión por un delito de homicidio y otros cinco meses más de cárcel por otro de profanación de cadáveres. En ambos, según el escrito de acusación fiscal, concurre el agravante de parentesco. También pide que indemnice a su hermano mayor con 90.000 euros.
Estrangulada y descuartizada
En el relato de hechos que hace el fiscal, se explica que “en fecha no determinada”, pero en todo caso "entre el 27 de enero y el 21 de febrero de 2019", el acusado, “tras un enfrentamiento verbal” con su madre, “se dirigió hacia ella sujetándola fuertemente por el cuello, y con el propósito de acabar con su vida, le presionó fuertemente con sus manos hasta lograr estrangularla, causando su muerte por asfixia”.
La Fiscalía continúa que luego Alberto trasladó el cadáver de su madre hasta la cama en la que ella dormía. “Con el propósito de ir haciendo desaparecer su cuerpo, procedió a su descuartizamiento”. Usó una sierra de carpintero y dos cuchillos de cocina que tenía en la casa.
“Una vez había comenzado a trocear el cuerpo, se fue alimentando en ocasiones durante unos 15 días de los restos cadavéricos, guardando otros restos en varios recipientes de plástico por la vivienda y en el interior de la nevera que había en el domicilio, arrojando también algunos de ellos a la basura dentro de bolsas de plástico”.
La echa de menos
En las dos cartas que le ha enviado a un amigo recientemente, el acusado hace un repaso a los años previos a matar a su madre y a su actual vida penitenciaria. Le explica que comparte celda con otro interno que también pegó a su madre y pide perdón por lo que hizo. "A todos vosotros [en referencia a varios amigos más a los que apela] y a vuestras madres", escribe.
Alberto Sánchez Gómez añade: "Os echo un montón de menos a todos, igual que a mi madre (...) Yo aquí no estoy a gusto. Espero que me lleven a un centro psiquiátrico después del juicio".
Este periódico no ha podido confirmar si, durante la instrucción, la defensa del acusado ha presentado algún informe pericial que indique que su cliente sufre una enfermedad mental.
La víctima del 'caníbal de Ventas' era viuda. Alrededor de 15 años antes de su muerte perdió a su marido, ebanista de profesión. María Soledad se quedó al cuidado de sus dos hijos. La pérdida de su esposo desestructuró para siempre a una familia que hasta entonces parecía normal, una más. Durante el juicio se conocerá si Alberto Sánchez padece una enfermedad mental grave, como él dice sufrir en sus cartas desde prisión.