“Pasé un calvario. Imagínate, que te digan que tienes cáncer sin tenerlo. Pensé en la muerte. Pensé que esto se acababa”.
El 19 de mayo de 2010, Manuela, paciente con la enfermedad de Crohn -inflamación del tubo digestivo- ingresó en el Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga para someterse a una radiografía de tórax preoperatoria. A los médicos no les gustó lo que vieron. La mujer, por entonces de 51 años, tenía una mancha en un pulmón. Tras varias pruebas más, le diagnosticaron tuberculosis pulmonar.
Pese a que la señora estuvo en tratamiento durante nueve meses para contrarrestar la enfermedad, la mancha no desaparecía. En agosto de 2011, más de un año después de esa primera prueba, le diagnosticaron un cáncer de pulmón (carcinoma pulmonar no microcítico) en estadio IV -avanzado-. Además, sufría metástasis. Las posibilidades de que Manuela muriera eran muy altas.
Los facultativos decidieron que Manuela debía someterse a quimioterapia. Como consecuencia de las distintas sesiones, la mujer sufrió una reagudización de la enfermedad de Crohn. La medicación prescrita para esta afección era incompatible con la quimio.
Manuela perdió mucha calidad de vida. La mujer tuvo que ingresar varias veces en un hospital y se le transfundió sangre en numerosas ocasiones.
- Perdí 25 kilos. Me quedé sin masa muscular. Iba en silla de ruedas. Era un muñeco de trapo. Fue cuando noté que la vida se me iba.
- ¿En ningún momento notó mejoría?
- No. Al contrario. Iba a peor. Los médicos no me decían que me iba a morir, pero era evidente que tenían pocas esperanzas en que yo siguiera con vida.
Como la quimioterapia no surtía efecto, los médicos decidieron extirparle a Manuela una parte del pulmón afectado para analizarlo. La biopsia señaló que la mujer no había tenido ni padecía cáncer de pulmón. Los médicos volvieron a la casilla de inicio: la paciente estaba enferma de tuberculosis pulmonar.
La mujer cayó en depresión. Sentía una fuerte angustia vital. Manuela puso su caso en manos del abogado Damián Vázquez, especialista en derecho sanitario y adscrito a los servicios jurídicos de El Defensor del Paciente. El letrado pidió que se le indemnizara con 120.000 euros.
El caso llegó a juicio. En 2019, casi diez años después de empezar su calvario, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Málaga sentenció que los médicos que diagnosticaron el falso cáncer de Manuela no habían cometido mala praxis, pero que sí habían incurrido en una pérdida de oportunidad.
“Las pruebas diagnósticas realizadas permitieron alcanzar a los especialistas implicados la conclusión de estar en presencia de un cáncer de pulmón, mostrándose su actuación adecuada al estándar exigible y explicándose de manera razonada el por qué de las pruebas diagnósticas (y no otras) y su conclusión (...) Pese a la realidad del daño padecido, los medios de diagnóstico utilizados y las conclusiones alcanzadas no muestran un proceder que incurra en una mala práctica médica generadora de una responsabilidad patrimonial sanitaria”.
"Me callan"
La sentencia determina que la mujer no ha de ser indemnizada por el falso diagnóstico, aunque sí “por el daño que integra la incertidumbre en torno a la secuencia que hubieran tomado los hechos de haberse seguido en el funcionamiento del servicio otros parámetros de actuación”. Por ello, el juzgado obliga al Servicio Andaluz de Salud (SAS) a indemnizar a Manuela con 10.000 euros.
- Parece una broma. No hay dinero para pagar lo que yo he sufrido, pero me callan con 10.000 euros. Me quitaron un trozo de pulmón y me hicieron pensar que estaba muriéndome.
- ¿Cómo se siente ahora?
- Sigo muy dolida. Esto no se me va de la cabeza. Lo pasé muy mal por mis tres hijos.
- ¿Qué le decían.
- ‘Mamá, tú no te vas a morir, venga’.
La presidenta de la asociación El Defensor del Paciente, Carmen Flores, explica: “Es inadmisible que el juzgado no valore el sufrimiento de la paciente y maquille lo que es una clarísima mala praxis amparándose en una pérdida de oportunidad terapéutica”.
Manuela ya ha cobrado la indemnización.