Si el coronavirus no hubiera irrumpido en nuestras vidas, la imagen de este fin de semana hubiera sido la de la Familia Real acudiendo a la tradicional Misa de Pascua en Palma de Mallorca. Los Reyes, Felipe VI y Letizia, y sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, lucirían una cara estupenda tras las también tradicionales vacaciones secretas que suelen tomarse en Semana Santa antes de acudir a la isla balear. El destino nunca se hace público y supimos que hace dos años estuvieron en Roma por casualidad y en 2018 en una estación de esquí de Suiza por la misma razón.
El posado delante de la Catedral de Palma ha ido menguando a lo largo de los años y ha quedado muy lejos la imagen en la que aparecían los Eméritos con todos sus hijos y nietos. Este año la puerta quedará desierta por culpa del virus, pero ya hacía bastantes que no se llenaba.
Es probable que la que menos lamenta que no pueda tener lugar la cita sea la Reina. A Letizia nunca le gustó esta obligación familiar y fue en ella donde tuvo lugar el hecho que provocó su mayor crisis de imagen, cuando en 2018 protagonizó su famosa trifulca con su suegra, la Reina Sofía, delante de las cámaras de televisión y de todos los allí presentes.
Aquella escena, que dio la vuelta al mundo, hizo caer la popularidad de Letizia llegando a ser descrita por muchos como “mala” y “manipuladora” (entre muchos otros calificativos) y haciendo poner en marcha dentro de Zarzuela un potente plan para intentar recuperar su imagen. A marzo de 2021, se puede decir que se ha conseguido el objetivo e incluso se ha superado con creces.
Hace unas décadas se puso de moda en España una frase que se escuchaba mucho entre la clase política y los grandes empresarios. Cuando alguien te preguntaba si eras monárquico, lo moderno y convencionaente admitido era responder: “No soy monárquico, soy juancarlista”. Fue la época dorada de Juan Carlos I en el trono. La década de los 90 fue la de los mejores años del padre de Felipe VI como Rey.
Ahora, situados en el 2021, ¿alguien ha acuñado una frase parecida con el actual monarca? Aunque ha tenido momentos complicados, y por mucho que fastidie a sus enemigos, lo cierto es que Letizia se ha convertido, con permiso de la Princesa de Asturias que acaba de comenzar su andadura, en la mejor embajadora de la Casa Real española. Es probable que acabemos escuchando decir: “yo soy Letizista” antes que “Felipista”.
En Zarzuela, han empezado a darse cuenta del potencial que tienen en la Reina como la mejor vendedora de su marca y han comenzado a hacer un cambio de registro en su figura. La esposa de Felipe VI es noticia en todos y cada uno de los actos que protagoniza, cosa de la que no puede presumir su marido Felipe VI, que ve como alguna de sus citas quedan solo reflejadas en la página web de la Casa.
La ex periodista es alabada por sus estilismos, que se comentan en las webs de medio mundo, algo que a ella le agrada pero que a la vez le molesta porque distrae la atención de su papel institucional. Las opiniones sobre su trabajo quedan minimizadas por el juicio al que se somete a diario su armario. Letizia Ortiz ha querido poner remedio a esto y en nombre de la austeridad en época de pandemia mundial, ha decidido no estrenar grandes diseños y repetir las mismas prendas una y otra vez. No es el momento de distraer y sí de centrarse en el contenido de su agenda oficial.
Sin embargo, la Corona vive un momento tan complicado en el que no puede permitirse desperdiciar el 'fenómeno fan' que rodea a la Reina, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Si los medios de comunicación ganan audiencia comentando los estilismos de Letizia, lo cierto es que son muchas las cuentas en redes sociales que siguen sus pasos a diario. Se trata de cuentas con miles de seguidores, a ambos lados del Océano Atlántico. Una de las más famosas es: “Letizia de princesa a Reina”, una cuenta de Instagram que puede presumir de tener 151.000 seguidores de todo el mundo.
Su fundadora poco tiene que ver con el periodismo o los medios de comunicación, se trata de una joven odontóloga valenciana de 28 años llamada Sara Escudero. Y como la suya hay varias con cientos de miles de seguidores. Hasta el punto de que una de ellas, llamada “Su Majestad La Reina Letizia”, tuvo que ser desmentida por Zarzuela como cuenta oficial de Letizia, ya que los post que publica en forma de imágenes y vídeos parecían salidos del mismísimo departamento de comunicación de la Casa, dirigido porel profesional Jordi Gutiérrez.
Repercusión internacional
Tras la pausa inexplicable que vivieron las agendas tanto del Rey como de la Reina durante el confinamiento del año pasado por culpa de la Covid-19, en el que nos hartamos de verles sentados en sus despachos haciendo videoconferencias, Letizia se tomó el serio sus posibilidades y ha protagonizado tantos actos públicos este 2021 como su marido, titular de la jefatura del Estado. Entre ellos, un viaje al extranjero en solitario, algo que Felipe VI no ha hecho. Puede que Letizia se haya convertido en la mejor embajadora de la Casa del Rey española, título que se le otorgaba en sus buenos tiempos a su suegro, Juan Carlos.
Desde luego, la Reina no puede tener mejor prensa fuera de nuestras fronteras. Un último y claro ejemplo ha sido el reciente Viaje de Estado a la vecina Andorra, donde se ha llevado todos los halagos de la prensa del pequeño país vecino. Pero no es algo extraño. La esposa de Felipe VI ha protagonizado diez visitas al extranjero desde 2014. Unos viajes que han despertado el interés de todos los medios de comunicación.
“Aunque nadie le dio suficiente importancia, lo cierto es que el punto de inflexión en el éxito internacional de Letizia se produjo durante la visita oficial de los Reyes a Reino Unido, en julio de 2018. La prensa británica cayó rendida a los pies de la Reina. The Times le dedicó la foto de portada en la que aparecía vestida de rojo y luciendo una espectacular tiara”, cuenta a EL ESPAÑOL una fuente cercana al equipo de Felipe VI. “Aunque los alemanes siempre han hablado bien de ella, fue aquel viaje a Londres el que abrió los ojos en Palacio sobre las muchas posibilidades de la Reina como embajadora de la Casa y de España. Y, visto lo visto, parece que tenemos razón”, añade.
Desde luego, aquella visita a la Familia Real inglesa se llevó todos los titulares de la prensa británica, pero no solo por su aspecto. The Telegraph aseguraba que “La Reina Letizia, que durante años ejerció como periodista, sabía de la importancia de este viaje y la repercusión que tendría a nivel internacional. No solo ha cumplido con las expectativas que todos los medios de comunicación ingleses tenían sobre ella, sino que las ha superado estos días”.
Pero esta fascinación británica no es compartida en su totalidad por toda la prensa extranjera. Tras su visita a París acompañando a Felipe VI en un viaje de Estado, Le Monde tachaba a Letizia como “La Reina de hierro”. El periódico francés aseguraba que es “fría y distante en su afán por obtener la perfección”. Suavizaba la crítica añadiendo alabanzas a los estilismos que lució durante aquellas lejanas jornadas de junio de 2015 en la capital francesa.
Con el tiempo esta imagen ha cambiado. Carla Bruni, de la misma nacionalidad que el periódico que criticaba a Letizia, la alababa hace unos días en una entrevista concedida a RTVE con motivo de la condena de su marido, el ex primer ministro francés, Nicolás Sarkozy. La cantante y nuestra Reina se conocieron en 2009 cuando visitaron Madrid y ella se reunió con la todavía Princesa de Asturias.
“Los Reyes hacen una pareja preciosa. Obviamente, están muy enamorados. Mi sensación fue que almorzamos con una familia normal, no con reyes y reinas… No debe de ser fácil en absoluto estar en su posición, pero creo que la reina Letizia está haciendo un gran trabajo. Es guapísima, elegante, generosa y discreta. Ella era periodista, así que ha tenido que aprenderlo todo. No pertenece a una de esas familias habituadas a contar con una reina entre sus miembros. Es noble por naturaleza”, sentenciaba la ex modelo.
Con su suegro a más de 8.000 kilómetros de distancia desde que se 'exilió' en Abu Dabi el pasado mes de agosto, y con una reputación completamente destrozada, Juan Carlos ve cómo ha encontrado una heredera al título de mejor embajador de España que tantos años ostentó.
Lo que nunca pudo imaginar el Emérito es que la ganadora de ese título iba a ser justo la persona que él mismo había vaticinado como la causante del fin de la Monarquía. Menos mal que el tiempo pone a todo el mundo en su lugar y la historia ha termina retratando todo.