El caso por la muerte de Dana Leonte, la joven rumana desaparecida el 12 de junio de 2019 en Arenas (Málaga), ha dado un paso más en su resolución. Una nueva prueba autorizada por el juzgado instructor involucra en el crimen a su pareja, Sergio Ruiz. Se trata de un informe que señala directamente a su entonces novio como la persona que se envió así mismo una serie de mensajes desde el móvil de la víctima en la franja horaria en que a la mujer se le pierde la pista. Tenía 31 años y era madre de una niña de 10 meses fruto de una relación sentimental con el principal sospechoso.
Un dictamen pericial lingüístico realizado por la prestigiosa doctora Sheila Queralt Estevez, directora del Laboratorio SQ-Lingüistas Forenses, con sede en Barcelona, determina que “la probabilidad de que el autor de los mensajes dubitados (los analizados en la franja temporal en que desapareció Dana Leonte) y el señor Sergio Ruiz García sean la misma persona es +4”.
Esa cifra es la más alta según la escala de la International Association of Forensic Linguists, que establece la mayor probabilidad en el +4 y la menor en el -4.
La citada perito, experta en lingüística forense, concluye en su informe que los mensajes que recibió en su móvil el principal y único sospechoso de la muerte de Dana Leonte coinciden en un 95,3% con la forma de expresarse del propio acusado. Se interpreta que él se los envió a su teléfono desde el terminal de la joven para obtener una coartada.
Sergio Ruiz se encuentra en libertad con cargos desde el 30 junio de 2020. Ese día recibió el auto que le permitía abandonar la prisión. Pocas horas antes había abonado los 8.000 euros de fianza que se le exigía para salir de la cárcel.
La Sección Octava de la Audiencia de Málaga argumentó su decisión en que “los indicios, por argumentados que aparezcan, permiten una sólida sospecha pero no una aceptable seguridad sobre la autoría de la muerte”.
Ahora, a petición de la acusación particular, que ejerce la familia de Dana Leonte, se ha realizado dicho estudio. La Fiscalía se adhirió a la solicitud de la abogada Antonia Barba. El juzgado la autorizó.
Los 36 sms
La lingüista Sheila Queralt ha analizado 2.405 mensajes enviados por el acusado en los días previos a la desaparición de Dana Leonte. También ha estudiado 1.767 mensajes de la propia víctima. La suma de ambos, 4.172 mensajes, supusieron la “muestra indubitada”, sobre la que no existen dudas de su autoría.
Una vez sometidas a análisis la forma de escribir y de expresarse de ambas personas en la aplicación de mensajería instantánea Whatsapp, la experta las comparó con los 36 mensajes que se enviaron desde el móvil de Dana Leonte entre las 19.53 horas y las 22.35 del 12 de junio de 2019. A esa muestra se le llamó “dubitada” ya que no se tenía certeza de su autoría.
“En conclusión, descarto a la señora Dana Leonte como autora de los mensajes dubitados (probabilidad alta)”, señala el informe al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL y que adelantó el diario Sur de Málaga. Consta de 54 páginas, aunque el documento completo es de 191 porque se adjuntan todos los mensajes analizados.
Entre las coincidencias que la perito encuentra entre los mensajes enviados por Sergio Ruiz a Dana Leonte antes de su desaparición y los que recibe el propio acusado desde el teléfono de su pareja en la franja horaria en la que a ésta se le pierde la pista, Queralt señala que Ruiz no tilda el adverbio ‘más’, que siempre deja un espacio antes de una coma o que comete yeísmo (usar ‘y’ cuando lo correcto es ‘ll’).
En cambio, Dana Leonte sí solía tildar correctamente la palabra ‘más’, posicionaba la coma de manera correcta y escribía llamar en vez de yamar, errores que la lingüista subraya que aparecen tanto en los mensajes indubitados de Sergio Ruiz como en los dubitados que salieron del terminal de Leonte.
Sheila Queralt también destaca la existencia de “la representación gráfica de algunos aspectos fonéticos característicos (...) del habla andaluza, como son la pérdida de la 'd' intervocálica en los verbos en participio", que finalizan en -ado.
Dana Leonte, según dicha prueba pericial, los escribía siempre correctamente, mientras que Sergio Ruiz usaba la terminación -ao. En el 100% de los mensajes dubitados -recordamos, sobre los que había dudas acerca de quién los escribió- aparecen verbos como “tirao”, “amenazao” o “dejao”.
El informe destaca otras formas de expresarse que coinciden tanto en los mensajes indubitados de Sergio Ruiz y los 36 sms cuya autoría era dudosa. La perito resalta que en ambos casos la persona que los escribió omite la 'h' (he) antes de un participio; que usa la letra 'k' como forma para acortar la conjunción 'que'; que utiliza términos como “palante” en lugar de “para delante” o “ma” y “mas” en lugar de “me ha” o “me has”. En otras ocasiones, directamente, escribe “saver” o “ablar”, formas erróneas.
Pelo en un palo
Este informe pericial viene a coincidir con la tesis que mantienen los investigadores de la Guardia Civil. Los agentes policiales sostienen desde el principio de la investigación que fue Sergio Ruiz quien usó el teléfono de Dana Leonte a partir de las 19.59 horas del 12 de junio de 2019. El acusado lo habría hecho para buscar una coartada que le desvinculase de la desaparición de la joven.
El abogado del presunto homicida ya presentó un informe pericial elaborado por otra experta en lingüística forense que, a diferencia del aportado ahora a la causa, señalaba que los mensajes dudosos los escribieron tres personas distintas, pero que ninguna de ellas eran Sergio o Dana.
Durante la instrucción del caso se ha concluido que el ADN de los restos óseos hallados por perros en las batidas por el monte que se realizaron tras la desaparición de la joven coincide con el rastro genético de la víctima. Se trata de piezas óseas correspondientes a extremidades o a la columna.
Sin embargo, todavía resta efectuar la autopsia para aclarar la causa de la muerte de Dana Leonte. El cráneo, que nunca ha aparecido, determinaría si la joven fue golpeada con el palo de madera de 80 centímetros intervenido en la casa de Sergio Ruiz. Los investigadores hallaron pelo de la víctima “incrustrado” en dicho objeto.