“Yo era un chico deportista. No fumo, no bebo, ni he tenido ningún problema de salud. Con decirte que no me he tomado un paracetamol en la vida… No tengo ni médico de cabecera”. Así era la vida de Carlos (nombre ficticio para preservar su intimidad) hasta mediados de marzo de este año. Este policía nacional de Valencia sufre ahora un tromboembolismo pulmonar y otro trombo en la pierna. Ha pasado de ser un hombre sano a tomar Sintrom, “como los abuelitos”, con solo 38 años. Y todo empezó tras recibir la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca.
Esta inyección ha dejado un reguero de problemas por toda Europa desde que se está usando. Desde principios de marzo han ido apareciendo casos de personas a las que la vacuna les ha provocado síntomas leves de fiebre, trombos como los de Carlos y, en algunos pocos casos, la muerte.
Este mismo martes, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ha admitido que existe un vínculo causal entre la vacuna de AstraZeneca y los casos raros de trombosis asociados con un bajo número de plaquetas registrados entre personas que han recibido esta inyección. Pese a esto, la EMA insiste en que los beneficios superan a los riesgos de efectos secundarios. Ahora, la decisión de aplicarla o no recae en los gobiernos de cada nación de la Unión Europea (UE).
Hasta mediados de marzo, en la UE se habían notificado unos 30 casos de trombosis surgida por la inyección del laboratorio anglosueco, habiendo sido administradas más de cinco millones de dosis. Carlos es uno de esos casos excepcionales. Y en España hay varios ejemplos que han acabado aún peor. Aunque es difícil saber con exactitud cuántos casos documentados hay, sí que hay varios que han trascendido. Estos son.
¿Otra dosis? "Ni regalada"
Carlos está de baja desde el pasado 13 de marzo a causa de los problemas arriba mencionados. El agente de policía no tiene ninguna duda del origen de sus males. “Estoy segurísimo de que esto es por la vacuna”, afirma en conversación telefónica con EL ESPAÑOL.
El susto fue enorme para él, que no había pisado un hospital en años. “Estuve bastante fastidiado y asustado. Ya estoy mejor”. Ahora la gran pregunta es si esto le dejará secuelas o no. “Los médicos no saben y tampoco se quieren mojar. Vamos viendo según ven cómo evoluciona esto. Lo que me plantean es estar de tres a seis meses con Sintrom para que la sangre esté fluida. Y luego, a los seis meses o así, me harán pruebas para ver si el trombo se queda ahí o ha desaparecido. No me adelantan nada. Me dicen que hay que esperar y ya se verá”.
Carlos tiene una cosa bien clara: no se pondrá la segunda dosis de la vacuna, “ni regalada”. Aún así, no duda de su efectividad. “Las estadísticas, evidentemente, no mienten. Si inyectan un millón de dosis y 100 personas estamos afectadas, pues es una vacuna que funciona. Pero si me preguntas a mí, es una vacuna que no es eficaz. He estado 15 días fastidiado de verdad”. Las estadísticas, además, arrojan unas cifras menos preocupantes de las que él expone.
La profesora de Marbella
Probablemente el caso más famoso de España y que hizo saltar las alarmas fue el de la profesora de 43 años que murió tras recibir la primera dosis de la vacuna. La mujer acudió a urgencias tras sufrir cefaleas y malestar horas después de la administración de la primera dosis. Los médicos achacaron eso a los efectos secundarios habituales.
Unos días más tarde, la mujer regresó al hospital al ver que empeoraba. Le hicieron un TAC y le descubrieron una hemorragia interna masiva que intentaron drenar con una intervención de urgencia. Ahí fue cuando le descubrieron un edema (acumulación de líquido en el cerebro). La mujer era madre de dos hijos y profesora en el Instituto de Educación Secundaria Guadalpín de Marbella. No tenía enfermedades previas.
Otros profesores también se vieron afectados, aunque de manera mucho más leve. Se han notificado casos en Andalucía, País Vasco y Madrid de docentes que no han acudido a su puesto de trabajo tras recibir la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca.
Fue lo que le ocurrió en Leganés el pasado 28 de febrero, cuando al menos 80 profesores faltaron a clase tras recibir la inyección. Ocurrió en los colegios Carmen Conde, Manuel Vázquez Montalbán, Constitución 1812, Gabriela Morreale, Víctor Pradera, Miguel Delibes y Francisco de Quevedo. Por fortuna, estos casos no pasaron de ahí.
No puede decir lo mismo una mujer de 50 años en Asturias que ingresó de urgencia en la UCI del hospital Álvarez-Buylla de Mieres con una trombosis cerebral. La paciente evolucionó favorablemente en el hospital. De inmediato, la Consejería de Sanidad asturiana procedió a investigar si había una causalidad directa entre la vacuna y el estado de la mujer. Ahora la EMA ha establecido esa relación entre casos de trombosis y la vacuna de AstraZeneca.
También está por determinar si la inyección de la discordia está tras la muerte de una mujer de 50 años en Tenerife. La fallecida trabajaba en una ONG de la isla y sí que presentaba diversas comorbilidades (varias enfermedades que precisaban de medicación), así como obesidad. Al poco de recibir la de AstraZeneca entró en el hospital y falleció.