La Armada española ve cada vez más cerca la recepción del submarino S-81 Isaac Peral, el primero de los cuatro batiscafos de la serie S-80 que la empresa pública Navantia fabrica en su astillero de Cartagena (Murcia).
Este jueves se ha celebrado la ceremonia de puesta a flote del sumergible. Al acto, al que se le ha querido dar especial relevancia, han asistido, entre otras personalidades, la ministra de Defensa, Margarita Robles; Sus Majestades los Reyes Felipe VI y doña Letizia; sus dos hijas, Leonor, Princesa de Asturias, y la infanta Elena; el presidente murciano, Fernando López Miras, o el almirante general jefe del Estado Mayor de la Armada, Antonio Martorell.
Dicho sumbarino supone "un hito" en la historia de los astilleros españoles, ha explicado el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez. Por primera vez, esta empresa de capital público ha sido capaz de diseñar y construir un batiscafo sin la participación directa de ingenieros de terceros países. Hasta la fecha se había recurrido a ingenieros navales extranjeros para idear los submarinos que luego se construían con mano de obra española.
Si se cumplen los plazos, la Armada recibirá la primera unidad, el S-81, una década después de lo previsto, entre finales de 2022 y principios de 2023. Las siguientes tres entregas se harán de forma escalonada hasta 2028. La serie ha disparado la inversión hasta los 3.907 millones, cuando el presupuesto inicial era de 2.150.
La ministra de Defensa ha reconocido que el programa S-80 ha pasado por "momentos muy difíciles y complicados". Robles, tras dar las gracias a los empleados que trabajan en la fabricación de los cuatro sumergibles, al personal de la flotilla de submarinos de la Armada y a la ciudad de Cartagena, ha subrayado las posibilidades económicas que supone para Navantia la serie S-80.
"Este submarino es futuro. Una obra maestra. Un hito de este gran país que es capaz de todo", ha señalado la ministra, quien se ha mostrado "orgullosa y satisfecha".
Sólo diez países en el mundo tienen capacidad para competir de tú a tú en el exigente mercado internacional del diseño y fabricación de sumergibles. La mayoría tiene acceso a la energía nuclear. No es el caso de España, que actualmente aspira a adjudicarse un megacontrato de seis submarinos que India ha encargado para su fuerza naval.
La lista de países es corta. En ella aparecen algunos con una dilatada historia militar. Son EEUU, China, Japón, Alemania, Reino Unido, Suecia, Rusia, Corea del Sur y Francia. A ellos se ha sumado España.
En diferentes reuniones internacionales del sector celebradas en los últimos años se señaló que, en la próxima década, el mercado requerirá la fabricación de en torno a un centenar de sumergibles, con una inversión global de alrededor de 40.000 millones de euros.
El presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, ha señalado que el programa de submarinos de Navantia "es el mayor reto tecnológico" al que se ha enfrentado la industria naval española. "Este es el submarino convencional más avanzado en el mundo. Nos abre oportunidades en otros países".
El almirante general jefe del Estado Mayor de la Armada, Antonio Martorell, ha recordado que, antes de la entrega definitiva, el S-81 ha de someterse en los próximos meses a pruebas en muelle y en mar abierto. "Quedan aún retos por cumplir", ha señalado. "Este programa resulta vital para la defensa de España".
Las cifras del proyecto
Presupuesto: 3.907 millones de euros
Unidades adquiridas por la Armada (Ministerio de Defensa): 4
Carga de trabajo: 2.000 empleos directos + 7.000 indirectos
Eslora: 81 metros
Diámetro del casco: 7,3 m.
Desplazamiento en inmersión: 2.965 toneladas.
Autonomía: 50 días
Tripulación: 32 + 8 fuerzas especiales
Velocidad en superficie: 10 nudos
Velocidad en inmersión: 19 nudos
Capacidad de munición: 12 armas largas y 6 tubos lanzatorpedos.
Tipo de munición: Torpedos DM2A4, misiles Sub-Harpoon y minas navales inteligentes.
Otras características: registros acústicos muy reducidos; detección acústica pasiva de alto rendimiento; sistema AIP de propulsión (reformador bioethanol + pila de combustible).
Misiones internacionales
Este submarino tiene capacidad para desarrollar misiones en cualquier mar u océano del mundo, puede albergar una dotación militar de hasta 40 personas y jubila a las unidades que por el momento ha usado la Armada, los S-7O, de diseño francés.
El S-81, que durante lo que resta de año estará en puerto y en 2022 saldrá a mar abierto, ha de entregarse en febrero de 2023, aunque quizás se haga antes. La Armada recibirá el S-82 en diciembre de 2024. El S-83 Cosme García, en octubre de 2026. El S-84 Mateo García de los Reyes, en febrero de 2028.
El asunto de la disuasión armamentística y la inteligencia militar no es baladí. España cuenta con casi 8.000 kilómetros de costa, está bañada por el mar Mediterráneo y el océano Atlántico -dos hipotéticos escenarios bélicos- y tiene al sur el Estrecho de Gibraltar, por el que circulan alrededor de 82.000 buques al año y un gran volumen de submarinos, algunos de ellos nucleares.
Al poder armamentístico que la serie S-80 proporciona a la Armada se une la capacidad de estos submarinos en el terreno de la inteligencia militar. En su interior lleva integrados varios sonares ultrapotentes que permiten interceptar sonidos desde larga distancia.
Otro de los grandes avances de la serie S-80 es su sistema de propulsión anaeróbico AIP (Air Independent Propulsion), que permite períodos de inmersión de hasta 21 días sin necesidad de salir a flote. También se ha pensado en mejorar la habitabilidad de la instalación con respecto a los S-70. Cada militar tendrá su propia litera y se ha instalado un juego de luces que simulará de una manera más certera la noche y el día.
En julio de 2019, Navantia presentó una oferta al concurso abierto por India para adquirir seis submarinos. Se trata de un proyecto por el que se compraría el diseño del S-80, pero la construcción se dejaría en manos de los astilleros locales.
Según distintos medios indios, se trata de una inversión que ronda entre los 6.300 y los 7.000 millones de euros. En la empresa española cruzan los dedos para llevarse la adjudicación y comenzar a rentabilizar un programa que pareció torcerse a mitad de camino pero que ha situado a la ingeniería española en la cúspide del mercado internacional de batiscafos.
España ya pasó la primera criba que hizo India con los proyectos recibidos. Las condiciones de la siguiente fase se prevé que se den a conocer entre abril y mayo de este año. Ya sólo quedan cinco competidores, contando a Navantia: Francia, Alemania, Rusia, Corea del Sur y España.