Juan Antonio de Castro, en la entrevista con EL ESPAÑOL.

Juan Antonio de Castro, en la entrevista con EL ESPAÑOL. Quique Falcón

Reportajes

El autor De Castro vuelve contra Soros: “No soy conspiranoico pero su virus lo invade todo”

Su primer libro Soros, rompiendo España ha alimentado todo tipo de teorías sobre poderes invisibles. Ahora publica la continuación. En la entrevista admite que donde no llega el dato aporta deducciones.

25 abril, 2021 02:09

Cuando uno va a conversar con un conspiranoico, no sabe bien qué esperar. Si acaso, un ‘iluminao’, un Miguel Bosé de la vida algo pasado de rosca que ha picoteado esto y aquello de blogs en internet que defienden que el terraplanismo es una opinión como otra cualquiera. Basta con ir a una manifestación negacionista, que desde la desescalada del confinamiento ha habido unas cuantas, para dar cuenta de ello. Juan Antonio de Castro, sin embargo, rompe con el paradigma. Aunque él no se considera conspiracionista, muchos sí le enmarcarán ahí. Y en esas aguas se mueven sus libros, siempre polémicos.

Nacido en Madrid en 1955, Juan Antonio de Castro es profesor de la Universidad Complutense de Madrid en el campus de Somosaguas. Ahí se desempeña como doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y como profesor titular en el grado en inglés en Economía Internacional y en Organización Económica Internacional. Todo esto, tras haber sido durante 25 años funcionario permanente de la ONU para el Comercio y Desarrollo y después de haber trabajado como consultor para gobiernos internacionales.

Hace unos años, De Castro publicó Soros, rompiendo España, libro en el que relataba las presuntas relaciones entre el magnate húngaro y el movimiento independentista catalán. Según él mismo cuenta, el resultado de su investigación fue aportado a la UDEF y al juez Llarena y fue tenido en cuenta, llegándose a registrar después algunas sedes de empresas a las que apuntaba. El libro vendió 16.000 ejemplares, nada menor para ser una publicación de análisis, y ahora vuelve a la polémica con No sólo es Soros.

De Castro, durante la entrevista con EL ESPAÑOL.

De Castro, durante la entrevista con EL ESPAÑOL. Quique Falcón

Según denuncia, George Soros es el principal financiador de muchas ONG que se reparten por el mundo y que buscan implantar el marxismo cultural. Junto a él figuran Bill Gates -fundador de Microsoft- como un supuesto controlador de la OMS y del negocio de las vacunas y Mark Zuckerberg -creador de Facebook- como gran controlador de las redes sociales en las que nos movemos. Entre todos, dice, están privatizando la res publica, controlando asuntos troncales para la sociedad -como la sanidad, la salud, etcétera- pero sin pasar por el control parlamentario que tienen las democracias.

Si bien es indiscutible que estos personajes acumulan un poder inmenso -bastó con ver a Zuckerberg en el Congreso de Estados Unidos admitiendo que vendió los datos personales de 87 millones de usuarios sin su consentimiento- la acusación de conspiranoico llega cuando se relatan copiosas reuniones con el objetivo de controlar el mundo y la población y, así, instaurar el marxismo cultural. El discurso, sin embargo, ya ha llegado al Congreso de los Diputados español de la mano de Vox.

Soros: el gran malo

Para aquellos que aún no sepan nada de George Soros, la suya es una de las mayores fortunas del mundo y se dedica a labores de filantropía de corte progresista y prooccidental. El problema está en qué destina el dinero, y se ha convertido en un enemigo a batir por la mayoría de líderes populistas y totalitaristas que se muestran contrarios a la globalización y demás valores de Occidente. Así, le acusan de mover todos los hilos posibles para instaurar su agenda.

A Soros le han acusado de intentar revertir el Brexit, de estar detrás del movimiento Black Lives Matter, de financiar la caravana de inmigrantes centroamericanos hacia Estados Unidos en 2018. Según el expresidente Donald Trump, deportó judíos hacia la Alemania nazi. El primer ministro islandés Gunnlaugsson dijo que había financiado una conspiración para sacarlo del poder cuando apareció en los Papeles de Panamá -en los que también salió Soros-. El líder turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró que financiaba a terroristas mientras él purgaba disidentes, y el dictador de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, le acusó de haber financiado a Armenia en los enfrentamientos del pasado julio de 2020.

Soros parece ser un bando en sí. O se está a favor de su agenda, o se está contra él. Normalmente, suelen ser los conspiracionistas los que hablan de su existencia y tejemanejes y, los demás, creen que las batallas están en otras arenas y pasan de largo de una figura a la que no se conoce bien. De Castro tiene claras sus propias intenciones.

—¿Es usted un negacionista o un conspiranoico?

—Yo voy contrastando cosas. Creo que ese lenguaje de negacionista o conspiranoico es una forma de enfrentarse a lo que uno no quiere ver. En el fondo, un negacionista es alguien que tiene una opinión contraria a la general…

—Bueno, alguien que niega la evidencia o hace afirmaciones sin ella, también.

—Sí. Pero no es sólo el que niega todo lo de las vacunas y que funcionen o no. Está la crítica y se nos ha olvidado que tenemos libertad de pensar y opinar. Yo tengo un criterio especial respecto a la desinformación. Desinformar no es ilegal y lo puede hacer cualquiera mientras que no atente contra el honor y demás. Tú desinformas si quieres. De ahí a crear una especie de Ministerio de la Verdad que juzgue lo que es verdad o no, como se hace en España, es ir muy lejos. Se usan términos como ‘negacionismo’ para culpar al los que no están en una línea cuando tiene que haber debate, no prohibirlo.

—En España no hay ningún tipo de debate que esté prohibido. Aquí estamos.

—Pero sí se calla a los que dudan. Quizás me equivoco, pero no veo que la duda se permita. Por ejemplo, con el concepto de “odio”, que es muy querido por Soros. Hay que utilizarlo bien y no de cualquier manera. No hay que decir que, porque alguien ha dicho una frase, ya sea odio y hay que quitarlo de YouTube. Que eso se decida en el Ministerio de la Verdad de Moncloa no tiene cabida. No he visto censura desde Franco y no me gustaría que volviera.

—Si No sólo es Soros... ¿quién más es?

—Especialmente Soros, Gates y Zuckerberg. Están juntos porque pertenecen a la oligarquía financiera. Soros paga mil millones anuales a unas 7.000 ONG en el mundo para promover determinados temas entre los que no está la lucha contra la pobreza, la defensa de la familia o de la vida. Y uno se pregunta si esas ONG persiguen una intención justa o es un nuevo código moral para todo aquel que se salga de ahí sea atacado por odio y disensión. Junto a él, Gates es el primer aportador de fondos de la OMS.

Lleva imponiendo una política de vacunas desde hace 10 años y con todo ese dinero cambia la ideología de la organización, que ya no tiene independencia y está organizada por un grupo privado. Esas cosas no deberían estar permitidas si fuéramos los ciudadanos los que tuviéramos la última palabra. En definitiva, un grupo privado ha tomado el poder político.

De Castro, en la entrevista con EL ESPAÑOL.

De Castro, en la entrevista con EL ESPAÑOL. Quique Falcón

—Este discurso me recuerda a la simpleza de otros populistas del bando contrario: los que controlan el país son el Ibex y los poderes fácticos y sus alianzas se fraguan en reservados con políticos y directores de medios… siempre hay un enemigo etéreo que es el culpable de todos los males.

—Yo no soy así. Como investigador en la ONU me he dedicado a constatar hechos. Cuando vas haciendo eso, lo puedes explicar de una manera u otra. Lo que coincide son personas con enormes poderes y una influencia patente. ¿Son todo conspiranoias? No lo sé, ni lo afirmo. Hay unas personas que tienen mucho dinero que se han puesto de acuerdo con partidos y que actúan al unísono. Ahí está el gran abrazo totalitario de los oligarcas con la izquierda.

—Me resulta llamativa la idea del magnate comunista.

—A lo largo de mi vida he votado a todos. Un socialismo puro como el de Felipe González… uno es tan respetuoso con esas ideas que se quita el sombrero. Pero ha evolucionado y se encuentra uno con personajes del socialismo actual, que dirigen nuestro país y coinciden punto por punto con la filosofía que promueve Soros con sus ONG. Es el marxismo cultural que promueve un nuevo código genético cultural donde las minorías sustituyen al proletariado clásico y haciendo que el occidental, ahora, tenga que defender a las minorías y sentirse avergonzado por lo que es. Y ahí está el tema LGTBIQ, la islamofobia…

—Todo esto que dice es el reincidente comodín de los políticos totalitaristas como Donald Trump, Erdogan, etcétera, que llegan al poder por medios democráticos y luego intentan subvertir.

—Quedan pocas democracias que no estén invadidas por el virus Soros. Ya hay muchos dirigentes democráticos alineados con el globalismo. Los poquitos que hay, Hungría, Polonia un poco… no son totalitarios. [Viktor] Orbán ha echado de Hungría a Soros.

—¿Orbán no es totalitario?

—Es un nacionalismo que choca con Europa, pero las instituciones son democráticas. ¿Vamos a condenar un Estado de derecho y vamos a atacar a países como Polonia porque sea crítica con la Unión Europea? Si un tercio de los europarlamentarios están bajo las órdenes de Soros. Hay un trabajo de consultoría que lo demostró. Cuando tienes eso, más que la mayor parte de los think tank son de él y que los dirigentes de la Comisión Europea reciben 49 visitas suyas al año… te queda muy poco demócrata.

—¿Tiene alguna prueba de que un tercio de los europarlamentarios estén en su nómina?

—Eso sí que parece conspiranoia, pero no lo es. Se hizo un informe que pidieron en la Unión Europea y sacaron una lista de un tercio de ellos que declaran haber pertenecido a tal organización y que son favorables a Soros. Me fui a ver a Gregor Puppinck y él vio que los jueces del Tribunal de Derechos Humanos están asesorados por ONG que son de Soros. Yo identifico 18 jueces con nombres y apellidos y él termina de identificar a 22. Saca un informe que es una bomba en el que aparece cada juez, con nombres y apellidos, y se explica por qué es de Soros. ¿Por qué se silencian las evidencias? No son conspiranoias.

Gregor Puppinck

Gregor Puppinck

Apunte: Gregor Puppinck es el director del European Center for Law and Justice (ECLJ) fundado por Jay Sekwlow, abogado curtido en representar a grupos conservadores, religiosos y provida que acabó formando parte del equipo legal de Donald Trump. Puppinck mismo es polémico por hablar de la ideologización de los Derechos Humanos.

Soros en España

Al margen de las teorías grandilocuentes, lo cierto es que la figura de George Soros cada vez tiene más presencia en la agenda política española. El gran punto de inflexión se produjo el pasado mes de octubre en la moción de censura que Santiago Abascal, líder de Vox, presentó contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ahí, en el estrado de la Cámara Baja, el líder del partido de extrema derecha denunció el supuesto compadreo de Sánchez con Soros. Es el culmen de un discurso que venía fertilizando desde hace tiempo y hasta Pablo Casado, en su respuesta, le reprochó haber sacado a colación el nombre del magnate.

En No sólo es Soros De Castro también aborda una parte que afecta a la política española. Explica que el magnate le hizo pagar al antiguo líder de Ciudadanos, Albert Rivera, su no alineamiento con los partidos de la izquierda y su tendencia a la derecha para, directamente, quitarle de en medio. También habla de una supuesta reunión entre Sánchez y Soros cuando viajó a Estados Unidos en 2016, antes de volver para ganar las primarias del PSOE.

—Asegura que Soros juega un papel en la caída de Albert Rivera…

—Hay algunas fuentes que lo mencionan en internet. Se habla de un almuerzo que ambos tuvieron en la sierra de Madrid. Hay dos coincidencias. Riviera, en un momento dado, tiene una opción de acercarse a la derecha y, en ese momento, coincide con las reuniones. Y, a la vuelta de esas comidas con Soros es como si le hubieran prohibido irse a la derecha. Creo que había una visión por parte de Soros de apostar por Sánchez. Además, Inés Arrimadas, Rivera y Pablo Casado han estado en Bilderberg porque Ana Botín, que es parte de la secretaría ejecutiva de Bilderberg, les invita. Casado vuelve de ahí bastante cambiado y manda freír espárragos a Santiago Abascal en la moción de censura. Ocurren cosas que te dan a entender que ha habido una influencia.

—Pero en el libro sí pone que influye.

—Se menciona un posible contacto. Eso es. Los anuncios que se ven en internet con esa supuesta reunión con Soros coinciden con el viraje a la derecha y el final de su carrera.

—¿Hace esa afirmación sin pruebas más allá de unos comentarios en internet?

—Que coincide en el tiempo sí es cierto. Yo no hago una afirmación. Digo que es muy probable.

—Habla también de que Pedro Sánchez y Soros se reúnen en Estados Unidos.

—Ahí vio a Manuel Castells, que Soros y Castells son uña y carne… Investigando por internet aparece un email de los de Hillary Clinton y aparece uno de Teresa Ribera dirigido a John Podesta, asesor de Obama.

Ella le escribe antes de la famosa turnée de Sánchez por España para acabar ganando la Presidencia y le cuenta que tiene que saber que el secretario general del PSOE planea ir a Estados Unidos y que a ver si le puede presentar a Hillary y si no a Bill. Leo eso y me parece muy bien. Pero me hace pensar… no tengo más pruebas, pero debió haber un viaje, aunque no sé si tuvo lugar o no.

George Soros

George Soros

—Pero ahí afirma que se reunió.

—Digo que se debió reunir.

—Este discurso lo usa mucho Santiago Abascal. ¿Qué opina de él?

—He votado muy distinto a lo largo de mi vida. El PP ahora me da la sensación de que es suave en lo que respecta al globalismo. ¿Y quién me queda que defendiera unas tesis contra este código genético impuesto, contra la censura y a favor del derecho a la vida y la familia, por recuperar una Europa que no tenga influencia del globalismo totalitario? No me quedan muchos partidos, sólo Vox. No todo me gusta, pero creo que a España no le vendría mal un shock conservador. Pero Abascal cometió un error garrafal cuando mencionó a Soros en la moción y no dijo nada más. ¿Por qué saca a Soros si no lo lleva hasta el final? Es raro, es la gran incógnita.

La ‘plandemia’

El pasado fin de semana, el periodista Jordi Évole entrevistó al cantante Miguel Bosé, reconocido negacionista, y sacó a la palestra una reflexión de Karen Douglas, profesora de la Universidad de Kent experta en el análisis de las teorías de la conspiración. Rezaba lo siguiente: “En una época de gran confusión, la gente quiere respuestas y se siente atraída por las conspiraciones porque satisfacen ciertas motivaciones psicológicas: dominar los hechos, tener autonomía sobre el bienestar propio y una sensación de control. Y, finalmente, te hacen sentir que tienes el poder de conocer cierta información que otra gente no tiene”.

La pandemia que ahora azota al mundo y toda la confusión que está generando son un caldo de cultivo perfecto para todo aquello que describe Douglas. Así se ve que proliferan los discursos negacionistas, los que dicen que Bill Gates nos controlará metiendo microchips en las vacunas y que todo esto es parte de un plan eugenésico para diezmar a la población a la vez que se intenta controlar a los que remanentes.

Miguel Bosé asegura que Évole no se portó bien con él.

Miguel Bosé asegura que Évole "no se portó bien" con él.

—¿Estamos en una plandemia?

—Estamos en una pseudo-plandemia. Creo en la libertad de cada uno sobre su salud y que tú tienes el derecho a aceptar una vacuna en un momento dado. No dudo de la existencia del virus. Lo he tenido y me ha destrozado el pulmón. Pero sí tengo la sensación de que hay algo raro con el bicho. He llegado a ver chiribitas y he oído ruidos. Gates ya avisa en 2016 que puede haber una pandemia y yo tengo gente que me confirma que podría ser un virus de bioterrorismo. Y claro que se trabaja en bioterrorismo.

—Pero tampoco hay una sola prueba de que haya salido de un laboratorio.

—No la hay. Pero en el libro pongo 15 puntos de constatación de cosas que dice Gates y son cosas que luego pasan. Viene avisando de una manera muy clara. Antes de que surja la pandemia se reunieron Gates y Soros y simularon una pandemia y cuentan exactamente lo que luego acabó pasando. Un hecho tras otro me preocupa. Gates firmó acuerdos con Moderna de 2016 a 223 en los que mete 20 millones de dólares para vacunas y Moderna le da las patentes. También hemos visto que se han estado exportando PCE, aunque no se llamaban así, antes de la pandemia. Yo no digo que Gates lo haya inventado, que es lo que dicen los conspiranoicos.

—¿Con qué objetivo iba Gates a hacer esto?

—Porque invierte en todo eso. Es una gran oportunidad. Hay interés en que las farmacéuticas lleguen por fin a un bum de ventas. Ya lo intentaron con la gripe aviar y quedó en nada.

—En el prólogo de su libro se afirma que las vacunas llevan microprocesadores.

—Ya. Eso no se puede afirmar. Es verdad que se han patentado microchips que se podrían meter dentro del líquido de las vacunas.

—Pero en el prólogo sí que se afirma. ¿Qué responsabilidad hay en dar espacio a una afirmación de la que no hay constatación si no se hace un análisis crítico?

—Eso lo escribe Miguel Durán y le doy libertad porque puede resultar que sea verdad. Yo daría siempre libertad de expresión a la gente. El día que se presente el libro que de la cara y que explique por qué dice eso.

—Yo pierdo mi trabajo si publico algo que creo pero que no he constatado.

—Espero que él se haya basado en las publicaciones. He leído publicaciones que afirmaban eso y habrá que ver si es creíble o no es creíble. No creo que haga falta un microchip, con el pasaporte vacunal va a estar todo más que controlado.

—Dice que mucha gente, la mayoría, desconoce esto. ¿Es usted un iluminado? ¿Por qué sabe usted los planes secretos de tan poderosos magnates y los demás no?

—De este tema de Soros habrá gente que escriba para ganar dinero y otros para hacerse una reputación y les importa un pimiento lo que pase. O gente como yo, que se pasa 25 años haciendo investigación en la ONU y que ha descubierto cosas tanto en Cataluña como en esto otro con una serie de constataciones, no de conclusiones definitivas. Creo que hay que dejarnos pensar a la gente seria.