Juan José Lara Fernández está viviendo su peor pesadilla. Él es el vigilante de seguridad de la empresa subcontratada por Correos, INV Seguridad, que supuestamente no vio las balas en los sobres que iban dirigidos al candidato Pablo Iglesias, al ministro Fernando Grande-Marlaska y a la directora de la Guardia Civil, María Gámez. Así lo señaló el ente público en un comunicado el pasado sábado. Pidieron la “retirada inmediata” del trabajador. Pero los sindicatos responden al unísono: “Le quieren cargar el muerto”.
Según ha tenido conocimiento este periódico a través de fuentes sindicales en la empresa INV Seguridad, donde trabaja Lara, este se encuentra ahora mismo en su casa obligado por la compañía, a la espera “de que pase la tormenta”. “No quieren que hable bajo ningún concepto”, dicen compañeros suyos en referencia a la subcontrata.
A su vez, los compañeros insisten a Juan José en que salga y que se defienda de lo que ellos consideran “un montaje” con una “cabeza de turco” para tapar el mal funcionamiento del sistema de seguridad de Correos. Pero él “no atiende el teléfono”, apuntan. El vigilante, según su entorno, tiene miedo de que tomen represalias en su contra en forma de despido y, por el momento, hace lo que la empresa le dice.
Juan José ha sido apartado temporalmente de su puesto como vigilante del Centro de Tratamiento Automatizado de Madrid, en Vallecas y a cargo de INV, donde trabajaba desde hacía años como parte del personal fijo de la plantilla. La empresa no le ha expedientado ni le ha despedido, aseguran fuentes de los trabajadores a EL ESPAÑOL.
“Hemos advertido a la empresa de que no dé ningún paso en falso antes de que concluya la investigación que determine si realmente se trató de un error humano o de un fallo de las máquinas”, dicen desde el sindicato mayoritario de los vigilantes de seguridad, Alternativa Sindical.
La investigación fue solicitada por este sindicato, así como por las centrales de UGT y CC.OO. que se posicionan en el mismo sentido. “El problema real es que se subcontrata, fomentando la precariedad y los bajos precios y cuando ocurre lo que se preveía se pone en el foco en el vigilante”, asegura Diego Giráldez, de UGT. Desde este esta organización también se ha pedido una auditoría completa sobre el sistema de seguridad de Correos.
Vigilante desde 2016
El trabajador, de Torrenueva (Ciudad Real) y en la treintena fue declarado apto para ejercer como vigilante de seguridad el 1 de octubre de 2016, según recoge una disposición del Ministerio del Interior en el BOE de ese día. Para trabajar en el escáner de Correos, según relata un compañero suyo en la misma empresa y que ha ocupado el mismo puesto de trabajo, apenas “es necesaria una formación de dos mañanas”.
“Con eso te dan el diploma. Yo hice la formación para el escáner y después de 20 años sin estar delante de la máquina me volvieron a poner en el puesto”, explica el compañero.
En el Centro donde estaba Juan José, a cargo de la división de vigilancia de INV Seguridad, trabajan cerca de 30 empleados. En total, hay cuatro escáneres, de los cuales, “tan solo se usan dos”, relata su compañero. Para esos dos aparatos hay seis trabajadores, que cumplen turnos de 12 horas frente a los equipos, según describe. “Casi nadie quiere trabajar en los escáneres porque es mucha responsabilidad y apenas te pagan un plus de 0,17 céntimos la hora”, dice.
Este plus apenas completa el sueldo de un vigilante como Juan José, que alcanza los 968 euros mensuales y que, con el extra de transporte y vestuario, puede quedarse cerca de los 1.100 euros, según explica también el trabajador. En el puesto de escáner de Correos en Vallecas se procesan alrededor de 1.250 sacas cada media hora procedentes de los buzones.
Los escáneres tienen un sistema de autoevaluación que consiste en enviar un “falso positivo” al vigilante cada dos meses con el que tiene que acertar detectándolo. Si falla, el vigilante es relevado de su puesto y sustituido por otro. Las máquinas tienen un sistema de alarma de detección de metales. Cuando esta salta, el vigilante pasa a analizar el paquete o sobre en el interior de la saca con más detenimiento, lo cual es lo que Correos señala que el vigilante no hizo.
Según el ente público, los hechos sucedieron el 19 de abril a las 17:48 en la escáner 4A Equipo HI-SCAN 75555i, con el número de serie 64768 del fabricante Smiths. Era el aparato que operaba Juan José en aquel momento.
Sin embargo, desde los sindicatos señalan que los escáneres tienen actualizaciones de software y que estas no se aplican. A la espera de que concluya la investigación, apuntan a que la causa podría ser la ausencia de una de estas actualizaciones, lo que concluiría que habría sido un fallo técnico que exculpase al vigilante.
También dicen, con información de peritos en escáneres, que la imagen difundida por Correos podría ser un montaje porque “no suele verse” con esa claridad, en referencia a las balas. El compañero de Juan José añade que "es extraño que se vea la munición por encima de las argollas de la saca”, porque suele ser “al revés”. Fuentes de Alternativa Sindical subrayan, además, erratas en la imagen, como la fecha, en la que pone “abriol” en lugar de “abril”.
Por otro lado, las fuentes sindicales declaran que en INV Seguridad, que ha sido expedientada por Correos y puesta en el punto de mira junto a su trabajador, “están que trinan”. “El contrato con Correos no es realmente tan alto en términos económicos, y ni mucho menos vale la pena por toda esta polémica”, explican a este periódico. EL ESPAÑOL ha tratado de ponerse en contacto con el trabajador y con la empresa sin recibir respuesta.