Si a Joaquín Sabina le hubieran dado a elegir entre todas las vidas por vivir, él no hubiera dudado: la del pirata cojo con pata de palo, con parche en el ojo y con cara de malo. Pero, seguro que el de Úbeda no contaba con quela vida de los piratas no siempre es fácil. Ni siquiera en pleno siglo XXI. Ni para realizar trámites aparentemente sencillos. El claro ejemplo es el de Berto Pirata, también conocido como el Jack Sparrow de Vigo. Pretendía casarse el pasado viernes 23 de abril en su localidad, pero la jueza le dijo que no.
Este peculiar personaje enamoró a María, una profesora gallega amante de los proyectos sociales, hace cuatro años. Se conocieron en un taller de escritura creativa. Ella es profesora y él en su día a día no se dedica a abordar barcos, sino que es fontanero.
En los últimos tiempos, ambos habían escrito un libro juntos que encerraba un nuevo proyecto social. Elefantes de Papel veía la luz para recaudar fondos que irían destinados a tres ONG diferentes. Pero con la llegada de la Covid no pudieron presentar el segundo volumen y decidieron darle una vuelta de tuerca al proyecto. Se casarían y él vestiría como el afamado capitán de Piratas del Caribe. Ella llevaría un traje regional gallego.
No habría convite ni celebración en estas nupcias. Los invitados debían gastar el dinero de su traje y el del regalo en una donación. Podían apoyar a una organización dedicada a la ayuda de refugiados en Grecia, a una plataforma animalista para la construcción de refugios para animales abandonados o para echar una mano a familias en situación de riesgo en A Guarda (Pontevedra).
Todo estaba presto. Sin embargo, al llegar al juzgado, Sparrow y su futura esposa no pudieron pasar de la puerta. La funcionaria les dijo que el impedimento eran sus disfraces. La jueza no les casaría si vestían así.
En realidad, eran vestidos de época. El de él, del siglo XIV y hecho a medida por una modista; el de ella era un traje regional confeccionado durante años por su madre.
Pero insistían en que a él no se le reconocía. El pirata llevaba una peluca y un sombrero similares a los del afamado capitán de Piratas del Caribe, al que pretendía emular. Le decían que eso hacía imposible que se le reconociera.
Por voluntad propia y para salvar el proyecto, Berto, el Jack Sparrow de Vigo, decidió sacrificarse. Estaba dispuesto a renunciar a la peluca y el sombrero; se casaría únicamente con el maquillaje y los ropajes. "Aunque hubiera parecido que venía de resaca", apunta en conversación con EL ESPAÑOL.
No había forma. La jueza se negó. La funcionaria que hizo las veces de intermediaria comunicó a los futuros cónyuges que él debía quitarse los dos cinchos de cuero que portaba. Su mujer entendió que eso ya era un ataque personal, por lo que declinaron esa 'oferta'.
No había motivos para reclamarles tales exigencias. Sobre todo porque se habían asesorado y el pirata iba desarmado. Por no llevar, no portaba siquiera sus llamativos anillos. Todo para que no pasara lo que ocurrió.
Carta a la jueza
Sparrow volvió a casa con su 'no' esposa, pero antes puso una hoja de reclamaciones en el juzgado por lo ocurrido. Ellos sólo pudieron hablar con la funcionaria, ya que la jueza ni siquiera salió a verles.
Una vez delante del ordenador, Berto Pirata escribió una "carta a una juez que no ha dado la cara ni la talla".
"Cuando tenía 19 años mi pareja y yo nos casamos como 'mandaba" la tradición. Yo era un 'niño' rebelde, inexperto y con un pelo largo que me llegaba a los hombros. Cumplí con los deseos de todo el mundo: me casé por la iglesia, me corté el pelo, me disfracé de pingüino e hicimos un convite para los invitados. Cumplí lo que todo el mundo deseaba menos yo y mi pareja", comienza la misiva.
"Hoy soy un hombre de 50 años que no necesita casarse para amar a la persona que ilumina mis días. Pero un proyecto solidario nos sirvió para intentar hacer la boda que deseábamos. Y cumplimos lo que nos exige la ley: iniciamos todos los trámites y los cumplimos. El covid-19 aplazó nuestra primera fecha, el 26 de junio del 2020. La segunda fecha iba a ser en otoño y haciendo caso a los funcionarios del registro también la aplazamos al día de hoy -por el pasado viernes-", continúa en su carta el pirata.
Durante su explicación, cuenta por qué eligió vestirse de Jack Sparrow para su boda. También lo hace en conversación con EL ESPAÑOL. "Yo me caso de Jack Sparrow porque en los campos de refugiados de Lesbos y de Idomeni los niños me llamaban así. Mis hijos me llaman papá Pirata. Voy a centros de personas con discapacidad o centros de mayores o colegios a dar charlas y voy de Jack Sparrow...".
Cabe reseñar que Jack Sparrow es un personaje de ficción protagonista de la superproducción Piratas del Caribe. El actor Jonny Deep da vida a este personaje y que fue quien hizo, a su parecer, a este carismático personaje.
Deep creo a su propio personaje: un pirata inspirado en una especie de estrella de rock cuyo aspecto estaba influenciado por las tradiciones de aquellos sitios que había visitado. De ahí la peluca que tuvo que portar Berto, para imitar las rastas, o la pintura en los ojos, que utilizaba el pirata para no quemarse del sol.
"Es algo sentimental unido a un proyecto solidario. Sabíamos que iba a tener un enganche porque es Jack Sparrow casándose con una gallega y ayudábamos a las ONG. El dinero va hacia ellos. Nosotros no lo vemos. Animales, refugiados y familias que se encuentran mal. Todo el mundo me llama Berto Pirata. Soy escritor, escribo libros y me llamo Berto Pirata.", comenta Berto en su charla este martes con este periódico.
Él, en su carta, se dirige directamente a la jueza. "Con la venia señoría, hoy usted se ha creído estar por encima de la ley, hoy no ha dado ejemplo de funcionaría pública y lo más triste de todo hoy no ha dado ejemplo de ser un buen ser humano. Su soberbia, cobardía y capricho le han valido para producir tristeza y pena. Mi pareja y yo esta noche dormiremos con la conciencia tranquila. Soy pirata, pero buena persona y aunque no tenga conciencia le deseo que esa mala conciencia no le impida dormir y así no haga infeliz a más personas".
Además, cabe destacar que no es la primera vez que alguien se casa en España disfrazado. No hay un reglamento que obligue a los novios a ir vestidos de determinada manera. Se han llegado casar lobos feroces y caperucitas o vestidos de los cazafantasmas.
Otra vez a los juzgados
"Pasó una nube negra y se nos complicó todo", dice Berto tras lo sucedido. Aunque ahora cree que no hay mal que por bien no venga. Las donaciones han aumentado y la boda sigue adelante. De hecho, ya hay nueva fecha para las nupcias. Será el 26 de mayo, a las 12 y media de la mañana.
Los novios han recibido multitud de ofrecimientos para ser casados. Desde jueces a capitanes de barcos, desde pequeños pueblos gallegos a ciudades mexicanas. Entre ellos, a través de un activista amigo de Berto 'Sparrow', se ha ofrecido a casarles el alcalde de Guadalajara, disfraz incluido.
Sin embargo, el Capitán Sparrow gallego y su novia María volverán al mismo juzgado de Vigo, ante la misma jueza que no los ha querido casar en una ocasión, para contraer matrimonio. Irán esta vez acompañados de notario y de abogada, para que todo quede reflejado y nadie pueda mermar sus derechos.
No será la única vez que este futuro matrimonio y la jueza se vean en los juzgados. 'Sparrow' ya ha denunciado a la juzgadora por la vía penal y esperan en los próximos días tomar acciones legales contra ella por la vía civil.
Una vida de activismo
El capitán Berto Jack Sparrow lleva una vida de activismo. "Me considero una persona activista, que siempre ha estado involucrada en proyectos sociales. Claro, lo más llamativo es que en 2016, cuando fui a Idomeni, o 2018 cuando fui a Lesbos. Pero he estado en movimientos LGTB, en el no a la guerra, en todos los movimientos sociales que consideramos justos", comenta en conversación con este medio.
"María da clase de valores y en nuestro tiempo libre vamos a centros de mayores a leer con ellos y estar con ellos. Sólo queremos dejarle un mundo mejor a nuestros hijos", comenta Berto sobre su activismo.
Su relación con el mundo pirata es tal que sus hijos le apodan incluso Papá Pirata. Berto, además, fue cabeza de lista del Partido Pirata en Vigo.
El día de su boda, ante la funcionaria que les atendió como parapeto de la jueza, Berto expuso incluso su expediente sancionador. "Yo se lo explicaba a la funcionaria: tengo 50 años, dos multas de tráfico y dos multas administrativas por manifestaciones. No tengo antecedentes penales. Eso es todo lo delincuente que yo soy", dice ahora.
Todo lo malo tiene al menos algo positivo. En este caso, la viralidad del asunto ayudará a que más personas colaboren con sus proyectos solidarios, que se pueden seguir en la página de Facebook de Elefantes de Papel.
Estos activistas gallegos aún no han disfrutado de su luna de miel. María y Berto Sparrow continúan con su lucha. Se casarán el 26 de mayo y todo debe acabar con un viaje por España en su furgoneta, en la que portarán los nombres de todos aquellos que colaboren con sus proyectos para seguir captando adeptos. Una vida pirata para hacer del mundo un lugar un poco mejor.
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