No todos los martes, así como quien no quiere la cosa, uno asiste en primera línea a un cambio de era. El de la semana pasada, sí. Fue una moción de censura mal tirada en Murcia la que desató unas elecciones anticipadas en Madrid, una campaña electoral sucia como no se había visto antes, la estocada a un Ciudadanos ya a punto del golpe de gracia y, la noche del pasado martes, un titular: Ayuso barre, Iglesias lo deja. ¿Y ahora qué? Explicar la política española sin el líder de Podemos obliga a torcer los renglones.
Él supo como nadie leer el descontento social y la desconexión respecto a la clase política que emanó del 15-M, del que se se van a cumplir 10 años. Contribuyó a poner fin al bipartidismo, asemejando el Congreso a la sociedad a la que representa. Construyó un partido transversal y asambleario que, sin embargo, acabó en los vicios del culto al líder. Suya es también la conversión de lo político en lo personal, cuando se votó entre las bases el chalé de Galapagar, igual que en el Ateneo de Madrid se llevó a comicios la existencia de Dios. De nuevo… ¿y ahora qué?
La relevancia histórica de Iglesias es indiscutible. Pero si Marco Aurelio ya tenía un esclavo para que le susurrara al oído “recuerda, sólo eres un hombre”, el todavía líder de Podemos, henchido otra vez de mundanidad, ahora tiene que buscar trabajo. De asaltar los cielos a pagar la cuota de autónomo. Y es que cambiar los paradigmas de la política, en democracia al menos, no exime de luego seguir teniendo domiciliadas las facturas y sacar la calculadora a fin de mes.
En esta nueva etapa, y con un caché aumentado por haber sido figura polémica y vicepresidente del Gobierno, a Iglesias se le abren a partir de ahora muchas puertas. Él, cuando se ha visto con un pie fuera, ya ha tanteado la posibilidad de volver a hacer lo que considera “periodismo crítico” y marcarse un Rubalcaba, que viene siendo el volver a dar clase en la facultad de la Universidad Complutense de Madrid de la que salió.
Sin embargo, las alternativas no son una u otra. Cabe mucho ahí, en esa nueva vida de Iglesias. Puede compaginar un programa propio con la aparición en tertulias, puede seguir dando clase, escribir un libro de memorias que estará altamente cotizado, incluso puede hacer de consultor y acudir a lo que acuden todos los que han estado en un puesto como el suyo: las conferencias que desgastan los talonarios.
De todas formas, en esta nueva vida de autónomo de oro, el todavía líder de Podemos va a tener que elegir muy bien sus cartas. Desde que entró en política ha multiplicado por seis su riqueza y el tren de vida no es el mismo que cuando habitaba un piso de Vallecas con posters de Pulp Fiction. Además, actualmente cobra 5.316 euros mensuales por haber estado en el Gobierno. Se trata del 80% de su salario como vicepresidente y puede percibirlo durante 14 meses contando desde el pasado abril.
Si bien ya dijo que su intención era recibir la paga durante sólo un mes y luego desempeñar su labor en la Asamblea de Madrid, ha cambiado radicalmente de opinión, ha traicionado en parte a los votantes que metieron la papeleta con su nombre y lo ha dejado. Ahora tiene que construir un proyecto a largo plazo y que económicamente compense, porque en cuanto entre un euro de dinero privado, ya no podrá cobrar la subvención. Exploramos, así, las múltiples posibilidades que se abren y cuánto se cobra por ello.
Vuelta a la tele
El 10 de enero de 2020, sólo tres días antes de tomar posesión como vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias grabó su último programa de Otra vuelta de Tuerka. Ahí, entre sillones y un toque de luz un tanto lúgubre, aparece el que sería su último entrevistado. A él, lo define el vicepresidente en ciernes como “un empresario trotskista”. Se trata de Jaume Roures. Ahora, poco más de un año después, es como que el círculo se quiere cerrar.
Varios medios han estado apuntando esta semana que Iglesias estaría negociando con Roures, productor de Mediapro, un nuevo proyecto audiovisual. Ambos tienen una buena relación personal -Roures sentó a cenar a Iglesias con el líder separatista Oriol Junqueras para negociar el apoyo de la formación morada a los independentistas- y Roures es el dueño del diario Público afín en ideología y medio de referencia para los militantes y políticos de Podemos.
Según las informaciones, adelantadas por el diario ABC, todavía no se sabe exactamente qué tipo de proyecto sería, aunque las conversaciones se han intensificado durante la campaña electoral madrileña e Iglesias ha estado consultando con periodistas afines sobre qué opinan de todo el asunto. EL ESPAÑOL ha entrevistado esta semana a Roures y, si bien asegura que en realidad no han hablado nada, no hace ascos a apadrinar un regreso a las televisiones del aún líder de Unidas Podemos.
Para saber cuánto podría cobrar por esto, hay varias referencias que pueden servir de guía. La primera es la suya propia. Iglesias ya presentó numerosos programas y espacios antes de su entrada en política y, en 2014, los líderes de Podemos colgaron en su web una declaración de bienes y rentas. El líder, que era el segundo con más dinero después de Juan Carlos Monedero, aseguró haber ingresado el año anterior un total de 50.082 euros sólo por su trabajo como autónomo. Ahí incluía sus colaboraciones como tertuliano en programas de televisión y la dirección de su, ahora más famoso que entonces, Fort Apache.
Dos años después, cuando entró en el Congreso de los Diputados por primera vez, en 2016, tuvo que volver a colgar una declaración de bienes y rentas. Las cifras ahí eran muy similares. Al menos respecto a los ingresos como autónomo, ya que su patrimonio se había incrementado gracias a la etapa como eurodiputado. Iglesias aseguró haber cobrado 49.299,26 euros en 2015 por publicar libros y por presentar Fort Apache. El programa, según declaró, le llevaba un total de dos horas semanales. Y aunque seguía apareciendo en televisiones como tertuliano, indicaba que había dejado de cobrar por ello.
Si hubiera que apostar, lo más probable es que Iglesias ahora retome esa vía. Es la que más le gusta y la que siguió haciendo hasta que pudo, hasta que la Vicepresidencia le dijo “ya no es plan”. A fin de cuentas, ese mismo camino es el que también ha seguido el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero cuando ha tenido que dejar la política. Ahora presenta En la frontera, un programa de características muy similares, que también está bajo el paraguas de Roures y que ahora sirve de pista para intuir los próximos pasos de Iglesias una vez apague la luz de la política de manera definitiva.
Las cuentas de Monedero están volviendo a ser investigadas por el caso ‘Neurona’ y permiten ver que cobró 43.333,29 euros entre enero de 2019 y febrero de 2020 por parte de Display Connectors. La empresa es la editora del diario Público -de Roures- y ahí emite su espacio. Durante ese año, Monedero emitió 194 programas, lo que sale a 223,37 euros por emisión. Nada mal para algo que consta de un monólogo y una charla. Iglesias, de todas formas, ni es Monedero ni es el Iglesias de 2013. Ahora cobraría mucho más. La Vicepresidencia y esas cosas, dan caché.
¿Y las tertulias?
El todavía líder de Unidas Podemos ha enarbolado en los últimos tiempos un discurso férreo contra los medios de comunicación. Todos, menos aquellos que le aplauden, por supuesto, están vendidos a unos poderes opacos que llevan unos años intentando torpedearles. Y, aún con eso, han llegado al Gobierno: imaginen con editoriales a favor, ahí igual sí que hubieran asaltado el cielo tal y como prometían. Lo que quizás se ha olvidado, quién sabe si por tiempo y por conveniencia, es que son esos mismos medios que ahora critica los que le auparon hasta donde está él.
Cuando Podemos era más fenómeno que realidad, Iglesias se deshizo en apariciones televisivas como tertuliano. Lo mismo daba La Sexta que El gato al agua, el programa de Intereconomía. Y en la tertulia se podría ahora abrir una nueva etapa profesional que compaginar, sin ningún tipo de problema, con un programa propio. Los sueldos de tertuliano, además, no son nada malos.
Por participar en un programa que conoce bien como La Sexta Noche, en el que Iglesias ya ha participado, el director de La Razón, Francisco Marhuenda, y el de OkDiario, Eduardo Inda, cobran alrededor de 400 euros por programa. Según la revista Diez Minutos, algo similar ronda en el presupuesto de Al Rojo Vivo, con 300 euros para los colaboradores de mesa.
En otros espacios políticos, como los de Televisión Española, se puede facturar aún más. En Los Desayunos de TVE, que aunque ya no se emiten sirven para sopesar el mercado, pagaban entre 150 y 450 euros por programa a los contertulios. En La Noche de TVE, el salario desciende algo pero no demasiado y se cobra entre 150 y 300 euros.
Así, en una semana, si Iglesias fuera a aparecer un martes en Al Rojo Vivo, un miércoles en La Noche de TVE, el jueves emite su programa pagado por Roures y el viernes por la noche vuelve a La Sexta Noche, se estaría colocando en 1.223 euros a la semana, 4.892 al mes y casi 60.000 al año. Esto teniendo en cuenta sólo los precios ya existentes, que en su caso serían más altos. Un diputado raso de la Asamblea de Madrid, que es lo que habría sido de no haber dejado la política, cobra sólo 3.573,53 euros. Y aún así tendría tiempo para otras labores. A fin de cuentas, el autónomo tiene muchos frentes.
Las clases o un libro
En la misma entrevista en la que dijo que quería volver a lo que hacía antes, que era “hacer periodismo crítico”, Iglesias también comentó que querría volver a la Universidad Complutense de Madrid a dar clase. Aún no hay constancia de que ese movimiento se haya puesto en marcha, pero el sueldo es relativamente fácil de intuir ya que no ha cambiado en los últimos años.
En aquella declaración de bienes que subió al iniciar la andadura de Podemos, declaró que en 2013 había facturado 19.604 euros por su labor de profesor. En caso de volver, algo que ha asegurado que quiere hacer, y seguir con la misma frecuencia, se colocaría en ese ingreso.
A todo ello hay que añadir la posible publicación de un libro. Tampoco es descartable y es algo que le gusta. Aunque a veces se olvida, él mismo ya ha publicado seis libros, ha sido coautor en otros tres y editor de dos. Y los libros de política, venden bien. Basta con ver el Una España mejor del expresidente Mariano Rajoy y el Manual de resistencia del actual presidente (y publicado en el cargo), Pedro Sánchez.
Ambos han sido éxito de ventas en el sector y, si bien es muy difícil saber cuánto ganó el popular por sus memorias, sí que se sabe que el jefe del Ejecutivo tuvo que declarar lo que ingresó por su libro: fueron 16.666 euros entre febrero y junio de 2019.
La última salida laboral que le puede aparecer a Iglesias es la de dar conferencias. Siempre hay un atractivo extraño en nunca haber encendido la televisión para ver una sesión de control al presidente del Gobierno, pero luego acudir a una conferencia suya cuando ya no está en el cargo y lo que dice importa menos que nunca. La horquilla en este caso, de todas formas, puede ser grande: se sabe que José Luis Rodríguez Zapatero tiene un caché de 30.000 euros por conferencia y que, en 2012, José María Aznar cobró más de un millón de euros por conferencias y artículos.
Mantenerse donde está
Estas son, más o menos, las cuentas que a partir de ahora va a tener que hacer Pablo Iglesias; figura histórica de la política y vicepresidente del Gobierno reconvertido a autónomo. No lo va a tener demasiado difícil, parte de un punto privilegiado y vuelve a su vida de antes a lomos de lo que ha sido, que en la cuenta bancaria se traduce en algunos ceros más de los que se tenía antes de todo esto. La dificultad, si acaso, radica en poder seguir teniendo el ritmo de vida que ha tenido en los últimos años. Ya se sabe que, de normal, uno aspira a más y nunca a menos.
En 2014, cuando empezó la etapa que acabó el pasado martes, Iglesias declaró tener un patrimonio de 60.516,29 euros entre sus cuentas bancarias, una propiedad en Ávila y una motocicleta. Nada más. En marzo de este mismo año, cuando los Altos Cargos del Ejecutivo tuvieron que publicar su declaración de bienes, esa cifra ha ascendido a 352.380 euros, seis veces más.
A lo que ya tenía, ha sumado su ya famosa casa en Galapagar, un coche, las cuentas corrientes han incrementado, se puede pagar un seguro de vida y un largo etcétera con el que sueña cualquier clase media aspiracional. También ha usado los fondos del partido, como en esa guardaespaldas que le iba a hacer la compra y recoger y llevar a los invitados, y los del Estado, como esa asesora del Ministerio de Igualdad que ha estado haciendo de niñera. Todo eso, o al menos gran parte de ello, se ha acabado ya.
Ahora serán las tertulias, los programas de televisión, los libros, las clases en la universidad y cualquier otra cosa que pueda salir lo que tendrá que usar para mantener ese tren de vida. Dinero ganará, eso seguro. Aunque será difícil quitar el sabor de boca que deja que sea la victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones la que dé el puntapié a la carrera política de Iglesias. Para su despedida y anuncio del adiós, el líder morado recitó unos versos de Silvio Rodríguez: “Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui”. Pero se le olvidó otra frase de la misma canción: “Yo me muero como viví”. El tiempo dirá.
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