La cantante María de los Ángeles Rozalén (Albacete, 1986) ha sido la primera mujer en ocupar la portada de EQUAL España, un programa de Spotify que busca dar visibilidad a las artistas. Desde la plataforma musical aseguran que están “infrarrepresentadas” porque sólo 1 de cada 5 artistas en las listas de éxitos es mujer. Por ello, le pidieron que ayudara a “arrancar el proyecto”. Rozalén aceptó. Y no ha sido la única iniciativa en favor de derechos sociales, educativos o de igualdad a los que se ha sumado la compositora. Esa vena de activista le viene de haber mamado de cerca la solidaridad y la política: su padre, Cristóbal, es un exsacerdote de la Iglesia Católica que fue estrecho colaborador del político José Bono durante 21 años.
Tanto tiempo que Cristóbal y Bono han tenido muchas conversaciones sobre lo divino y lo humano; cuando tenía un problema importante o una decisión, le consultaba a él. Cuando había que hacer una gestión delicada, se encargaba él. Era como su confesor. Pese a ello, Cristóbal Rozalén (Balazote, Albacete) siempre huyó de los focos y nunca le gustó el protagonismo. Se sentía más cómodo trabajando con humildad en la sala de máquinas del equipo de Bono, cuya labor era organizarle los viajes e informarle de todo.
“Es de esas personas que prefieren estar a la sombra. Le perturba la fama”, explicaba a EL ESPAÑOL Miguel Nieto, un amigo de la familia Rozalén. Pero sin su labor, no habría sido posible la carrera política de Bono, quien estuvo al frente del Gobierno de Castilla-La Mancha durante cinco legislaturas (1983-2004).
El caso es que su hija, María, veía cómo su padre, de alguna manera, trabajaba para la política regional día a día y año a año. Creció en ese contexto. De aquel ejemplo paterno, la artista manchega aprendería la lección de que, si estuviese en su mano, apoyaría causas políticas y sociales acordes con su pensamiento. “En mi casa siempre hemos defendido que no hay ningún ser humano superior a otro. Hemos criado a nuestros hijos con esa idea de igualdad y mi hija, desde muy pequeña, lo ha entendido muy bien. Ha mamado desde siempre que debemos ayudarnos unos a otros”, explica Cristóbal, padre de la artista, en conversación telefónica con este periódico.
“Te voy a contar dos anécdotas que demuestran que desde muy niña siempre ha sido solidaria: cuando mi hija tenía seis años, si veía a algún abuelo solo en el pueblo [Letur], iba, le cogía de la mano y le acompañaba a su casa. Y, por otro lado, con esa misma edad una vez se encontró con una mujer que le acababan de sacar una muela y estaba tristona y dolorida en la puerta de su casa. Le dijo que necesitaba un zumo de naranja y mi hija recorrió todo el pueblo hasta que se lo encontró”, recuerda el padre de Rozalén, muy orgulloso.
De aquellos polvos estos lodos. Ahora, la cantante que ha realizado más de 250 millones de streams, no duda en sumarse a cualquier causa social. “En los últimos años todo el mundo está apostando por dar visibilidad a las mujeres, pero queda mucho por hacer y si las plataformas como Spotify nos echan un cable de esa manera pues me parece un acierto lo mires por dónde lo mires”, aseguraba la artista al ser partícipe del proyecto feminista.
No obstante, éste no ha sido el primer proyecto social —ni probablemente el último— en el que Rozalén ha participado desde su salto a la fama. Y es que ella, a diferencia de su padre, sí ha aprovechado los focos y lo mediática que es para defender diversas iniciativas. Por ejemplo, con motivo del Día Contra el Acoso Escolar, celebrado el pasado 2 de mayo, la cantante participó en una campaña para luchar contra este problema dirigida por la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental. Lo hizo junto al cantante Kase O o el futbolista Alberto Zapater.
El altruismo cristiano
Uno de los pilares de la Iglesia Católica, según defienden, es la solidaridad y el altruismo. Es decir, actuar para beneficiar a otros. Eso, de hecho, se los sabía de memoria Cristóbal, el padre de Rozalén, y probablemente alguna vez habló de estos principios en las homilías que ofrecía a sus feligreses. El motivo: el padre de la cantante fue sacerdote durante 10 años hasta que conoció a Angelita, por quien dejaría la sotana.
Era una suerte de Amor prohibido, como el título de una canción que les dedicó a Cristóbal y Angelita su hija Rozalén. El caso es que el padre del clan colgó el hábito por amor para entregarle su corazón a Angelita, oriunda de Letur, un pueblo de Albacete. Y de esa unión, ya en 1986, nacería la cantante y su hermano, Francisco.
Como padre, el exsacerdote Cristóbal le enseñó a sus vástagos esos valores solidarios que había aprendido en el seminario antes de empezar a ser colaborador de José Bono. De hecho, el político socialista llegó a decir de él que era “la mejor persona que había conocido”. Eso también lo vivió la pequeña Rozalén, quien, a la postre, también ha aplicado esos valores altruistas en las causas políticas y sociales que ha apoyado.
Una de ellas ha sido la de colaborar en una campaña cuyo objetivo es la integración de personas con discapacidad auditiva el pasado octubre de 2020. La paradoja, claro, es que ella es cantante y el oído, en teoría, es el sentido fundamental en la música. En la práctica, sin embargo, Rozalén ha conseguido romper esa barrera. Desde hace años su amiga, Beatriz Romero, interpreta sus canciones en lenguaje de signos, tanto en vídeos como en conciertos, para que las personas con discapacidad auditiva puedan ver lo que canta Rozalén.
Cantante y activista
En todo caso, la compositora Rozalén, que ya tiene más de tres millones oyentes mensuales en Spotify, nunca ha cejado en apoyar causas con tintes políticos. Otro ejemplo de ello es su implicación en el vídeo Implícate contra la violencia de género junto a otras personalidades reconocidas en España como los periodistas Pedro Piqueras y Sara Carbonero, el humorista Joaquín Reyes o el cocinero profesional Pepe Rodríguez.
“El amor no duele, nunca; implícate contra la violencia de género”, decía Rozalén en el vídeo publicado el pasado 24 de noviembre de 2020. Esa campaña buscaba, una vez más, la concienciación de la ciudadanía en la lucha contra la violencia machista. Un problema social que ella, por suerte, no ha vivido. “Aunque yo pasaba mucho tiempo en Toledo trabajando, éramos una familia unida. Mi hija pasaba mucho tiempo con su madre y su abuela, pero siempre ha habido muy buen ambiente en casa. Su abuela, por ejemplo, idealizaba a María”, cuenta Cristóbal.
Quizá, que Rozalén haya crecido en este ambiente de solidaridad y “amor” es una de las razones que han hecho que se empareje con el periodista especialista derechos humanos Daniel Ayllón. Él, actualmente, trabaja como Jefe de Comunicación del Ministerio de Consumo, con Alberto Garzón a la cabeza.
La educación, un pilar
Si bien es cierto que Rozalén ha triunfado en el mundo de la música, su padre Cristóbal, aunque no dudaba de su potencial, le dijo que se sacase una carrera. “Primero los estudios y después el resto”, le decía, siempre. Así, Rozalén estudió psicología y después musicoterapia. Pero, mientras, siguió intentando dar el salto definitivo a los escenarios. “Bono siempre le decía que le diera medios a su hija para que se dedicara a lo que le gustaba, pero Cristóbal siempre insistía en que lo primero eran los estudios”.
De hecho, María estudió en la Universidad de Murcia. Y, en otro ejemplo de solidaridad, la cantante se sumó a un programa que lanzó la universidad llamado Ni un estudiante atrás, gracias al cual este curso 2020/2021, marcado por la pandemia y la crisis desencadenada por la Covid-19, se pudieron recaudar 280.000 euros con el fin de que 313 estudiantes pudieran acceder este año a sus grados.
Rozalén, en definitiva, año a año y éxito tras éxito se ha ido convirtiendo en una cantante solidaria, cosa que “para un padre es el mayor de los orgullos”. Cristóbal, desde Albacete, sigue hablando maravillas de su hija. Y, quizá, gran parte de lo que es hoy la cantante se lo debe a la educación de su madre y de él, el hombre de confianza de José Bono.
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