“Salté, no lo pude evitar”. Es lo que explica Chela en conversación con EL ESPAÑOL sobre su sonada intervención la noche del sábado al domingo pasado cuando volvía a casa por una de las calles del centro de Madrid. La televisión entrevistaba a dos jóvenes eufóricos que celebraban el final de seis meses de estado de alarma y de toque de queda. Y Chela Santalla se metió en medio.
“La mascarilla te la dejaste en tu casa, ¿no? Madrid es una vergüenza, Madrid es una puta vergüenza. Esto no es libertad, es una puta anarquía… Ponte la puta mascarilla, por respeto a esta gente que está trabajando [en alusión a los periodistas que hacían la entrevista]”.
Chela, de 40 años y de La Coruña, había venido unos días a la capital por motivos de trabajo. Es autónoma en el mundo de la moda. Por la noche, quedó con unos amigos en la Plaza del Dos de Mayo de Malasaña. A las 22:30 pidieron la última ronda y, a las 23:00, cuando el bar cerró, se dirigían a Tribunal por la calle Velarde y se dio la escena. “Soy muy impulsiva y mientras caminaba comencé a escuchar lo que decían, que si libertad, que si no sé qué. Me vi en la necesidad de decirles cuatro cosas a esos niñatos, porque aquello era una vergüenza”, asegura.
En las redes sociales son muchos quienes la han criticado por llevar un vaso en la mano, dando a entender que ella misma se había unido al jolgorio provocado por el esperado levantamiento del toque de queda. Pero nada más lejos de la realidad: “Yo volvía tranquilamente a mi casa. Acompañaba a unas amigas al metro de Tribunal y luego me iba yo con otra a recoger el coche que lo tenía aparcado en la calle Zurbano. Llevaba un vaso de café con el tinto de verano que no me terminé en el bar y un libro de poesía”.
Chela residió 10 años en Madrid y aclara a este periódico que no quiere que sus palabras se malinterpreten: “Amo Madrid, aquí he pasado 10 años, de los mejores de mi vida, es mi segunda casa. Pero el comportamiento que presencié por parte de la población en el centro la noche del sábado fue lamentable”.
El “azote de Ayuso”
Las imágenes, que han dado la vuelta a España, ya han hecho que algunos en Twitter la llamen el “azote de Ayuso”. A la coruñesa le sorprende que en la capital ocurran escenas como la del sábado. Donde ella vive, en La Coruña, describe una realidad bien diferente: “Allí la gente usa la mascarilla, no se fuma en las terrazas, no hay aglomeraciones… Lo que se espera estando en medio de una pandemia”, señala.
Para ella, los sucesos registrados el fin de semana están estrechamente ligados con el mensaje político de la reelecta presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso: “Que un partido político haga su campaña usando la palabra libertad, haciendo creer a la gente que es libre porque no se están cerrando los bares es escandaloso. La libertad es otra cosa”, apunta Chela. “Yo no he visto a mi padre en cinco meses por la Covid y quiero libertad para poder hacerlo, pero hay gente que reclama libertad para beber y emborracharse”.
“El estado de alarma tendría que haberse prolongado hasta que tuviéramos una mayor inmunidad de rebaño porque, como se ha visto y yo misma pude comprobar, la gente no es responsable”, concluye.
Reencuentros, aglomeraciones y alcohol
La primera noche sin estado de alarma ni toque de queda en Madrid no tardó en convertirse en una multitudinaria celebración en decenas de ciudades del país. Miles de jóvenes llenaron tras la medianoche las calles y plazas más céntricas, bebiendo y bailando para resarcirse del cansancio de meses de prohibiciones y, en muchos casos, olvidando que el fin de la alarma no trae consigo el fin de la pandemia.
En barrios como Chueca, Malasaña o la Puerta del Sol se respiró un ambiente que recordaba de forma anticipada las fiestas de San Isidro, patrón de los madrileños, que se celebra el próximo día 15. El toque de queda regía este sábado hasta las 23.00 horas, pero cientos de jóvenes lo pasaron por alto y siguieron de fiesta a la espera del fin del estado de alarma, que venció a las 00.00.
En la calle de Velarde, en el popular barrio de Malasaña, volaron latas y botellas contra dos vehículos patrulla de la Policía Local que se disponían a dispersar una aglomeración de jóvenes que huyeron hacia la cercana Plaza Dos de Mayo, por entonces atestada de gente consumiendo alcohol en grupos de más de seis personas.
Acordonados por los agentes, los jóvenes no cesaron de gritar la palabra "libertad", "alcohol" y el estribillo de la canción Seven Nation Army, que cantan los seguidores del Real Madrid en las victorias. Segundos antes de las 00.00, todo coreaban una cuenta atrás que terminó con una carrera hacia el centro de Sol. El resto de la noche siguió en la misma dinámica, con bullicio, reencuentros, aglomeraciones y alcohol, pero con bares cerrados.