Neptuno lleva un brazalete negro. También una bufanda del Atleti y el orgullo de una Liga que se ganó como ha ganado las últimas el equipo rojiblanco: en la última jornada, sufriendo y remontando. Eso entraba dentro de los planes. Lo del brazalete, no.
Neptuno lleva un brazalete negro porque se lo puso Koke, el capitán colchonero. Porque la fatalidad se coló entre la euforia de la fiesta. Fue justo después de la remontada en el estadio José Zorrilla de Valladolid. A 207 kilómetros de allí, un joven aficionado perdía la vida justo antes de empezar a celebrar, tras un desgraciado accidente de tráfico.
Neptuno está de luto y lleva un brazalete negro en memoria de un campeón. Saúl, un aficionado de Torrejón de la Calzada de sólo 13 años, que se había desplazado hasta el centro de Madrid junto a sus amigos, para festejar el título de liga que acababa de ganar el equipo de sus amores.
A pocos metros de la Fuente de Neptuno, sucedió algo que ató un nudo en el estómago de toda España, independientemente de los colores. Un nudo que tardará en deshacerse: el pequeño Saúl sacó la cabeza por la ventanilla, con tan mala suerte que impactó contra uno de los muros del parking de la Plaza Santa Ana. Allí perdió la vida.
EL ESPAÑOL ha hablado con personas del entorno del muchacho que ha protagonizado la nota luctuosa del fin de semana. Cuesta hasta escuchar los testimonios sin romperse por dentro. Un adolescente amante del fútbol, que lo vivía como aficionado igual que lo jugaba sobre el césped. Sin guardarse nada. Coraje y corazón. A su lado viajaban su hermano mellizo Iker, alumnos ambos de 2° de la ESO. También otros tres compañeros de su equipo de Parla y dos adultos que les acompañaban en una furgoneta. Ninguno puede creerse aún lo que sucedió.
Pequeño campeón
Saúl venía de ganarlo todo. Literalmente. El muchacho jugaba como lateral, por cualquiera de las dos bandas, en el CD Fair Play de Parla. Él y su hermano mellizo residían en el vecino municipio de Torrejón de la Calzada, pero ambos venían a Parla a diario, a jugar y entrenar. Los dos militaban en las filas del Infantil A, pero a menudo bajaban a reforzar al equipo B. Ambos se han hecho con sus respectivos títulos de liga.
Era un día para celebrar: su CD Fair Play se proclamaba campeón por partida doble. Su Atleti, el equipo de su corazón, se disponía a hacer lo propio esa misma tarde, a partir de las 18h, en Pucela. Por ello, la plantilla al completo se fue ese mediodía de comida, para festejar lo suyo y prepararse para el título de los del Cholo, que iba a caer en unas horas. Nadie tenía pruebas, pero tampoco dudas.
El chico llegó a Madrid después del partido, a bordo de una furgoneta conducida por la madre de uno de sus compañeros de equipo que también iban a bordo. Poco antes de las 20h, el árbitro pitaba el final en Valladolid.
La verdad de los hechos
La furgoneta se disponía a estacionar en el parking de la Plaza de Santa Ana, un equipamiento próximo a Neptuno, con un acceso angosto y revirado. Ahí, la primera puntualización que hacen desde el entorno del muchacho: “Es mentira que la furgoneta fuese muy rápido. Es mentira que derribase varias vallas de seguridad por el camino. Es mentira hasta lo de que iba con sus tíos”, matizan, tras lo que han leído en algunos medios tras la tragedia.
También es falso, aseguran, que el chiquillo llevase medio cuerpo fuera del vehículo cuando acontecieron los hechos: “No pasó así y es físicamente imposible. No iban en un coche. Iban en una de esas furgonetas grandes, tipo Mercedes Vito, cuyas ventanas son demasiado pequeñas como para que una persona saque medio cuerpo”, prosigue esta misma fuente, que reconoce que “estamos todos en shock.
Los niños y los mayores. Creo que todos necesitamos rompernos, llorarlo y asumir lo que ha pasado, porque aún no nos lo creemos”. A pocos metros del aparcamiento esperaba ya Neptuno, flamante y orgulloso. Pero fue a la entrada del parking, tras superar la rampa de acceso, cuando Saúl se encontró con la fatalidad en forma de muro de hormigón. Según han contado los testigos del deceso, el chico solamente había asomado la cabeza por la ventanilla. Y lo hizo en el peor momento.
La fatalidad
“Es la fatalidad, es que no hay otra forma de explicarlo. El impacto le pilló mirando hacia atrás y le golpeó en la nuca. Si le hubiera pasado mirando hacia delante, tal vez estaríamos hablando de un simple traumatismo, de una rotura de tabique nasal... pero le dio por detrás y el impacto fue terrible”.
Tras el golpe, el caos. El aviso a la ambulancia, a la policía. El complicado acceso entre un río de gente que, ajena a la desgracia, gritaba y entonaba cánticos de victoria. La euforia, a sólo unos metros de la desgracia. Separados sólo por una rampa en la que yacía tirada una bandera del Atleti.
Las asistencias no pudieron hacer nada por salvar la vida del muchacho. Cerca de una hora intentando reanimarlo. Los esfuerzos fueron inútiles. Al lado de ellos, sus amigos del Infantil, su hermano mellizo y los dos adultos que les acompañaban. Todos testigos de cómo se apagaba Saúl; todos recibieron asistencia psicológica en el lugar de los hechos.
Poco antes de las 11 de la noche se certificó la muerte del pequeño Saúl: “un niño muy jovial, muy alegre, siempre de broma. Como su hermano. Un gran compañero, muy querido por todos, y una gran persona”, explican estas fuentes a EL ESPAÑOL, con las lágrimas interrumpiendo el relato.
El shock
El último fue Koke. El capitán del Atleti cumplió con el rito de colocar en el dios del mar la bufanda rojiblanca que le acredita como campeón y hace palidecer de envidia, durante un año entero, a su vecina Cibeles. Pero también tuvo un momento para colocar un crespón negro. Porque la plantilla tuvo conocimiento del suceso en el autocar que los traía de vuelta a la capital. Y obraron en consecuencia.
Neptuno está de luto. Ha muerto Saúl, un atletista de corazón, justo cuando llegaba a visitarle. Ahora se celebrarán emotivos homenajes en su memoria. La victoria está empañada por este hecho luctuoso; lo único que se puede hacer es recordarle y honrarle. Neptuno lleva un brazalete negro y es en honor a Saúl, el campeón que no pudo estar esa noche celebrando la victoria de su Atleti.