Tomás Gimeno fue a recoger a Olivia, el pasado 27 de abril, al centro de idiomas donde estudiaba alemán. El padre de la menor mantenía una relación sentimental con la directora de esta academia. A ella le entregó entonces un estuche lapicero con cinta de embalar y le hizo una petición: le debía llamar a las 23 horas, momento en el que debía conocer lo que había dentro.
Ella no aguantó hasta las 11 de la noche. Abrió la caja 20 minutos después de que Gimeno se fuera con las niñas de la academia. Según la jueza, la mujer encontró una misiva de despedida y un fajo de billetes con valor de 6.200 euros.
Intentó persuadir al hombre para que no se llevara a las niñas. El reloj señalaba las 1.28 horas en el momento de la última comunicación entre la pareja. Ella le planteó que las niñas necesitarían a su madre y él reconoció que así sería. Sin embargo, Gimeno pensaba que con el tiempo las pequeñas estarían bien, ya que tenía el suficiente dinero para vivir.
Ella no alertó a las autoridades entonces. La pareja de Gimeno desconocía que él tuviera intención de acabar con la vida de las niñas.
La jueza lo deja claro en su auto: Tomás "se llevó a sus hijas para darles muerte de forma planificada y premeditada". Pero él parece que nunca apuntó estas intenciones a su entorno más cercano, aunque sí habría comentado su intención de separar a Anna y Olivia de su madre.
La directora de la academia ha querido permanecer siempre en el anonimato. Tan sólo concedió una entrevista a Telemadrid el pasado 24 de mayo.
“Trabajo con niños y no puedo decir nada. No me ha llegado ninguna caja con dinero de Tomás. No es cierto y es una información que me está haciendo muchísimo daño. Estoy muy molesta con todo lo que están sacando los medios de comunicación. La Guardia Civil registró el centro en el que trabajo un día después de que desapareciera, no porque pensaran que estaba aquí, sino porque tenía relación con él”, dijo.
La mujer estaba muy afectada por lo ocurrido. "Sí, estaba con él en el momento en el que desapareció —se refiere a su situación sentimental—. Estábamos juntos. Le conozco desde hace cuatro años. Yo estoy fatal… fatal. Me duele mucho todo lo que ha pasado. Tengo que pasar todos los días por delante de mucha gente que me conoce. Yo tengo mi vida y estoy muy molesta por todo. He tenido muchos problemas por culpa de esto. Sólo quiero desaparecer, igual que ha hecho él”.
Tras 43 días, el cuerpo de Olivia fue encontrado. El de Anna, sin embargo, continúa buscándose. Expertos náuticos como Fernando Echegoyen ya han señalado a EL ESPAÑOL que estaría cerca de donde apareció el cuerpo de su hermana. "En el fondo del mar puede pasar cualquier cosa. Es cierto que la ha podido coger una corriente, se ha podido meter en una grieta… Aunque yo pienso que no está muy lejos del lugar donde localizaron a Olivia", apuntó Echegoyen.
Cabe recordar que el sonar que buscaba a las pequeñas encontró el cuerpo de la mayor de las hermanas junto a dos bolsas de deporte y el ancla del barco del padre.
Con respecto a Gimeno, no está claro que se lanzara al agua. Sobre él pesa una orden de búsqueda y captura internacional. Si se suicidó o se escapó tras matar a las niñas es una incógnita a resolver. Su móvil se conectó por última vez a las 2.37 horas del 28 de abril, unas cinco o seis horas después de haber matado a sus hijas.
La búsqueda
El buque oceanográfico Ángeles Alvariño sufrió una avería el pasado sábado, cuando realizaba una búsqueda en una zona próxima al Puerto Deportivo Marina Tenerife, lugar donde apareció la lancha de Gimeno el pasado 28 de abril vacía y a la deriva.
Desde entonces se encontraba atracado. Una vez solventado el fallo, este martes volvió a la búsqueda, una labor que continuará al menos hasta el próximo jueves.
La directora general de la Guardia Civil, María Gámez, hablaba sobre el caso en la mañana de este miércoles y mandaba un mensaje de esperanza en la búsqueda.
"Mantenemos el ánimo y la ilusión de poder encontrar el resto de los indicios que nos permitan dar por cerrado un capítulo que es tremendamente doloroso y que nos tiene a todos compungidos al ver hasta que extremo puede llegar la violencia vicaria", decía.
"Tenemos confianza en que en estos dos días que quedan por delante para arrojar más luz sobre la desaparición del padre y de la otra hermana", ha señalado, apuntando que "la Guardia Civil no da por terminado un caso hasta que no se tienen las pruebas concluyentes".
Gámez alabó a los 30 triplantes del Instituto Armado que conviven con los agentes de la Benemérita. "Han estado trabajando sin descanso, 24 horas al día, desde el pasado 30 de mayo".
La denuncia de la madre
La responsable de la Guardia Civil también habló sobre uno de los hechos polémicos de este caso. Agentes del cuerpo de la Benemérita habría parado a Gimeno cuando la madre ya había denunciado la desparición de las niñas, tal y como se expone en el auto del Juzgado de Instrucción número 3 de Güímar.
"Ahora lamentablemente sabemos que el asesinato había tenido lugar horas antes", dijo Gámez.
Asimismo, la titular recalcó que la primera declaración de la madre de las niñas sólo trataba de la "no entrega, por parte del padre, de las niñas a su madre" y "no se podía conocer ninguno de los hechos que lamentablemente después de la investigación se han sacado a la luz".
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